Territorios de fábula y leyenda
Un viaje por el atlas legendario de nuestro pasado propone «Geografía mágica», de Ana Cristina Herreros
Día 28/12/2010
Antes, mucho antes de que Armstrong se pasease por Selene. Antes, muchísimo antes de Internet. Antes, remotísimamente antes de Facebook y de Twitter. Antes, cuando los hombres se arracimaban en torno a las llamas de una hoguera para amansar su miedo a la noche, y reconfortar los corazones apurando cualquier bebedizo, nuestros antepasados, mientras escuchaban aterrados los aullidos de las alimañas, se contaban los unos a los otros historias en las que nombraban con palabra certera y mágica las tierras en las que vivían y en las que habrían de morir.
El suelo que pisaban les sorprendía, sus formas les intrigaban, y decidieron inventar y contar historias para apellidar tanta maravilla como la geografía les brindaba. Una montaña podía ser una mujer recostada y muerta. Una isla plana, como Fuerteventura, el lugar donde los gigantes se echaban la siesta y la alisaban con su descomunal peso. Una fuente termal el camino directo a las entrañas de la Tierra y del Infierno. Aquellas historias y leyendas pasaron de generación en generación durante siglos.Todavía en muchos lugares de la Península Ibérica perviven aquellos nombres milenarios. Todavía en la memoria de la vieja Piel de Toro se acomodan seres legendarios, mujeres encantadas, hechiceros y chamanes, colosos, santos, diablillos.
Parajes y paisajes
La Brecha de Roldán; el Monte del Perdido; la Pisada del Diablo; la Mujer Muerta; las caldas de Estrach; el Prado de las Lanzas... son algunos de los parajes y paisajes que recorre «Geografía mágica» (Siruela), un libro de la especialista en literatura tradicional Ana Cristina Herreros, bellamente ilustrado por Carlos Arrojo.
Páginas que nos llevan en volandas en alas de la fantasía, porque, como dice la autora, «la magia está por todas partes, sólo hay que saber mirar con los ojos del asombro». Historias que el tiempo parece empeñado en ajar y oxidar. «Sí, nos olvidamos de nuestras raíces porque tampoco queremos acordarnos de cuál es nuestro destino —explica Ana Cristina Herreros—. Pero ambos son irrevocables. Tierra somos, de ella salimos, y a la tierra volvemos».
Aunque pueda no parecerlo, pasado y futuro conviven en la red: «Internet no acabará con las leyendas; es más, les está dando nueva vida porque existen un montón de páginas web que recogen leyendas y cualquiera puede leerlas y luego contarlas», explica la autora. Afortunadamente, todavía muchos padres acunan a sus hijos con los viejos cuentos de siempre, y también, como subraya la escritora, «juegan con videojuegos que les permiten formar parte de historias fantásticas llenas de héroes o superhéroes con poderes mágicos, empeñados en restituir la justicia y acabar con el mal».
Esta noche, cuando otra vez, como ha sido durante los siglos de los siglos, el ejército de las sombras nos acorrale, siéntese en torno a una hoguera (también vale un radiador), coja en brazos a sus hijos y endulce sus oídos con las viejas historias, las leyendas con las que nuestros antepasados conjuraban el miedo.
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