viernes, 31 de diciembre de 2010

El regreso a la política de Andreu Mas Colell

El regreso a la política de Andreu Mas Colell

andreumascolellAndreu Mas Colell, una de las figuras probablemente más influyentes de los últimos años en política científica, retorna a la cosa pública de la mano del nuevo presidente de la Generalitat, Artur Mas. Su cartera, ni más ni menos que Economía, Finanzas, Universidades e Investigación. ¿Vaivén de los políticos o innovación?
XAVIER PUJOL GEBELLÍ
El nombramiento de un consejero en una comunidad autónoma no merecería por lo general mayor comentario, salvando el impacto local, de no ser que habláramos de uno de los motores económicos, como es el caso de Cataluña, y de no tratarse de quien se trata: Andreu Mas Colell.
Figura académica más que reconocida internacionalmente por sus aportaciones al ámbito de la Economía, disciplina de la que ha sido profesor en Berkeley y Harvard, en Estados Unidos, y luego en la Universidad Pompeu Fabra y en la Graduate School of Economics, en Barcelona, en su currículum destacan méritos tan relevantes como ser personalidad de referencia en el desarrollo de la teoría del llamado “equilibrio general”, además de ser referente mundial en teoría de la microeconomía. En ese mismo currículum –que da cierto vértigo leerlo entero—no destaca demasiado la que está considerada otra de sus grandes facetas, la de contribuir intelectualmente a la organización de sistemas de ciencia influyentes. No en vano, su último cargo ha sido el de Secretario General del European Research Council, organismo que actualmente lidera la investigación de excelencia europea y que rápidamente se ha granjeado el prestigio entre científicos del más alto nivel.
Ahora vuelve a la arena política llamado por Artur Mas, reciente ganador de las elecciones en Cataluña. Su misión va a ser comandar un macrodepartamento con competencias en Economía y Finanzas y, para sorpresa de muchos, en Universidades e Investigación. La pregunta que se formulan muchos es si esta unión de responsabilidades tiene sentido. Y la respuesta que dan tantos otros es que tratándose de Mas Colell, lo tiene sobradamente.
El discurso que está ganando cuerpo es el de generar un departamento que tenga por nombre algo así como Economía y Conocimiento, lo cual, conociendo al personaje, entronca con su discurso personal y su apuesta intelectual en política científica. La expresión, tan a menudo usada gratuitamente, de fomentar una economía basada en el conocimiento, tendría en esta fórmula por ahora inédita en España, su mejor expresión.
Ignoro si este es el planteamiento que defienden Artur Mas y la cúpula de CiU. Máxime si se tiene en cuenta que vivimos en un momento de gran incertidumbre económica y que las soluciones a corto plazo, tan del gusto de los políticos, además de vistosas resultan en este instante poco menos que acuciantes. Como responsable de Economía, Mas Colell va a tener que enfrentarse a aspectos tan delicados como la contención del gasto público, la reducción del déficit y, por supuesto, una negociación con el aparato del Estado que no se prevé como absoluto fácil. Además, se le van a reclamar medidas que contribuyan a paliar el paro y a relanzar una economía que, como tantísimas otras, está maniatada por el contexto de crisis general.
Es en este último punto donde, probablemente, Mas Colell pueda jugar sus mejores bazas. Dada su experiencia y su conocimiento, tanto en el ámbito más local como en el internacional, su clarividencia a la hora de proyectar un cierto futuro puede resultar cuanto menos estimulante, puesto que tiene ante sí la oportunidad de sentar las bases de un cambio de modelo productivo basado en la generación de conocimiento.
El caso es saber si las circunstancias, entre las que se encuentran su propio partido político además del gobierno presidido por José Luís Rodríguez Zapatero y la situación de crisis, se lo van a permitir. Pero visto que el actual modelo, culminado con la burbuja inmobiliaria, parece más que agotado, buscar soluciones en el medio y largo plazos parece acertado. Ello sin obviar los árboles de las urgencias que no deberían escondernos el bosque del futuro.
Si yo fuera político, que no lo soy ni pretendo serlo, tal vez apostaría por desnudarme de consideraciones partidistas y apostaría por una fórmula que en estos momentos transformaría Cataluña en un laboratorio de gestión y proyección económica inédito que, en caso de dar frutos positivos, puede extenderse al resto del territorio y actuar al mismo tiempo de locomotora. La persona y el instrumento ahí están. Ahora toca que los políticos, aquellos que ven bien o mal una misma cosa dependiendo de si gobiernan o están en la oposición, piensen por una vez en el interés general y se olviden del debate partidista.

No hay comentarios: