lunes, 22 de noviembre de 2010

Medicina personalizada pero también masiva


Medicina personalizada pero también masiva
Hace ya algún tiempo que corre por el mundo sanitario una coletilla que ha calado muy hondo. Todos hablan ya de Medicina Personalizada y se intuye que ha llegado el momento en el que los médicos deben afinar mucho para dar a cada uno de sus pacientes un tratamiento muy individualizado, en el que se tenga en cuenta, además de la patología que padece, sus características genéticas, socioeconómicas y conductuales y cómo estas interactúan de una forma compleja a la hora de influir de forma decisiva en la salud y la enfermedad de cada uno de ellos.
FUENTE | El Mundo Digital22/11/2010
Lo que pretendemos es pasar del café para todos a lo mismo pero con las opciones de elegir el color de la cápsula llena de cafeína -y hay cientos de ellas disponibles- que sentará mejor a cada enfermo.

El concepto en su teoría es bueno, pero en la práctica es casi un imposible. Basta reflexionar y ver dónde estamos para intuir que hay que planear, modificar, implementar y coordinar tantos factores que en el corto y medio plazo no se va a conseguir.

El escenario parece que está claro. Tenemos la información que nos permite asegurar que buena parte de lo que estamos haciendo es todo un despilfarro, en términos de resultados de salud y económicos. Pretender resolver los males que todos padecemos, o padeceremos, con protocolos únicos -por mucho que se hayan consensuado en guías terapéuticas-, sin hacer hincapié en el cúmulo de circunstancias genéticas, ambientales, económicas y psicológicas que afectan al individuo, es esfuerzo baldío. Poner tan poco énfasis en la prevención y promoción de la salud para lamentar luego lo mucho que gastamos parcheando estados patológicos de difícil arreglo es un contrasentido.

Ha llegado el momento de trasladar buena parte de la responsabilidad en el cuidado de la salud al individuo. Debemos convencer a nuestra sociedad de que tiene que mimar el capital de salud con el que viene al mundo. Incluso si sus genes no son tan saludables como se desearía, hay mucho que trabajar para que su ADN malo no se exprese y le cause disgustos con el tiempo. Incluso si con los años -envejecer es un lujo que ahora está a nuestro alcance- las patologías crónicas acaban alcanzándonos, seremos nosotros, sin duda, nuestros mejores médicos. Pero para que todos tengan un café individualizado hace falta una sociedad informada, formada y educada. Un trabajo de tiempo por delante. Lo malo es que el futuro a medio y largo plazo no suele estar presente en la agenda de nuestros dirigentes. Y son ellos los que toman las decisiones. Si a esto se une que la Sanidad no es una prioridad para un político y que encima estamos muy escasos de euros, tenemos un horizonte sanitario un tanto complicado.

Autor:   José Luis de la Serna

¿Nacer con poco peso aumenta el riesgo de sufrir diabetes o un infarto?


Noticias desde aquí dentro
¿Nacer con poco peso aumenta el riesgo de sufrir diabetes o un infarto? Suena determinista, pero nuevos estudios están avivando el controvertido debate sobre cómo la vida en el útero decide la salud para el resto de la existencia.
FUENTE | El País Digital22/11/2010
A principios de 1980, un epidemiólogo británico llamado David Barker, que investigaba en laUniversidad de Southampton (Reino Unido), se enfrentó a un enigma después de elaborar un voluminoso mapa que recogía minuciosamente las causas de muerte en varias partes de Inglaterra y Gales. Barker estudiaba la incidencia de infartos y enfermedades del corazón entre 1968 y 1978, la mayor causa de muerte en los países ricos e industrializados, donde los alimentos ricos en calorías fluyen abundantemente como maná. Los datos reflejaron justamente lo contrario: en las zonas más pobres de Inglaterra, el norte y el este, la gente moría más frecuentemente por culpa de un ataque al corazón o un fallo cardiovascular, mientras que en las más adineradas y prósperas, el este y el sur, la incidencia de ataques al corazón era mucho más baja. Los datos estadísticos contradecían el sentido común. Las patologías del corazón se han ligado al exceso, la falta de ejercicio y las dietas supercalóricas abundantes en grasas, propias de los países ricos. "Hicimos ese mapa de Inglaterra y Gales porque estábamos interesados en explorar esta paradoja", relata Barker. "Mientras las enfermedades coronarias aumentan a medida que las naciones se hacen más prósperas, la incidencia de estas enfermedades resultaba más alta entre la gente pobre".

Los británicos tienen una dieta bastante homogénea y no son amantes de las verduras. En comparación con la gente acomodada, los pobres comen menos verduras y frutas, pero tampoco mucho menos. Barker concluyó que estas diferencias no bastaban para explicar por qué los infartos se cebaban más en ellos, incluso teniendo en cuenta los hábitos poco saludables como fumar, y dedujo que la gente pobre era precisamente la más vulnerable al estilo de vida occidental. "Era bastante razonable sugerir que esta vulnerabilidad fue adquirida durante el desarrollo, probablemente el desarrollo temprano", afirma Barker.

Con la ayuda de un experto en estadística, Clive Osmond, Barker decidió bucear en el tiempo y tropezó con un nuevo enigma. Descubrió que las tasas de mortalidad más altas de la gente adulta se correspondían con los índices de mortalidad infantil ocurridos mucho tiempo atrás, entre 1921 y 1925, en las zonas donde habían nacido. Es decir, aquellos que fueron concebidos en lugares donde las muertes de recién nacidos o niños de corta edad eran más usuales tenían, medio siglo después, una probabilidad notablemente mayor de morir por una patología del corazón. Y, para complicar aún más el misterio, esas mismas cifras de mortalidad infantil resultaron sorprendentemente bajas en el sur y este de Londres, lugares que en los años veinte arrastraban en particular miseria y pobreza. Londres constituía un misterio dentro de otro misterio. ¿Cómo era posible que en estas zonas tan deprimidas en la segunda década del siglo pasado murieran menos niños al nacer?

Barker tenía la certeza de que los motivos podrían remontarse más atrás, en los primeros nueve meses de gestación, dentro del vientre de su madre. El enigma londinense arrojaba algunas pistas. Durante el siglo XIX hubo un flujo constante por el que los aldeanos y las gentes del campo acudían a la ciudad en busca de oportunidades y de trabajo, especialmente en el sur y el este de Londres. Las madres se alimentaban de los productos del campo de una forma mucho más saludable, por lo que sus hábitos dietéticos más sanos se reflejaron en su descendencia. Sus hijos tendían a morir menos que en otras zonas urbanas.

"Los hallazgos en Londres indicaban que era la vida dentro del vientre de la madre más que la propia infancia lo que contaba", asegura Barker. En 1986 publicó sus conclusiones en un artículo en la revistaThe Lancet, pero fue tachado casi de hereje, según relata el escritor científico Stephen Hall en New Yorker. Barker se dedicó a amasar números. Necesitaba encontrar la información sobre los hábitos alimentarios de las madres embarazadas de hace casi un siglo. Las autoridades médicas de aquella época no tendrían, en principio, la costumbre de anotar la ingesta de calorías y el tipo de dieta de las futuras madres.

Resultó que existía una increíble excepción. Una antigua ley local obligaba a las matronas y a los doctores a registrar cómo se alimentaban las embarazadas y a apuntar el peso de los recién nacidos en Hertfordshire, un condado al norte de Londres, desde 1911 hasta 1948, para garantizar la salud de los hombres cuando cumplieran el servicio militar. Barker encontró finalmente un legajo de libros polvorientos que documentaban los nacimientos de miles de niños a lo largo de 37 años, y se dedicó a casar los datos de los recién nacidos con sus defunciones cuando alcanzaban la edad adulta. Logró rastrear la vida de 5.654 hombres, más fáciles de seguir la pista ya que sus apellidos no cambiaban al contraer matrimonio, entre 1911 y 1930.

"Barker encontró que existía una relación entre el bajo peso al nacer y la hipertensión y enfermedades cardiovasculares, y más tarde, algunas formas de diabetes cuando ya eran adultos", explica el profesor y epidemiólogo Mark Hanson, de la Universidad de Southampton. En concreto, los hombres que pesaron apenas 2,5 kilos al nacer o menos constituían el grupo de más riesgo. Tenían entre dos y tres veces más probabilidades de sufrir un infarto, hipertensión, diabetes o el síndrome de resistencia a la insulina (dificulta metabolizar bien la glucosa).

Cuando Barker volvió a publicar en 1989 en The Lancet su hipótesis de que los acontecimientos durante la gestación producen una especie de imprimación al feto que le predispone a sufrir patologías en la vida adulta -sustentada por una estadística fiable-, muchos se enojaron. Si una mujer occidental y embarazada come incorrectamente o se encuentra bajo estrés, el feto interpreta a través de la madre -y de forma equivocada- un mundo exterior en el que hay escasez de alimentos y reprograma su metabolismo para adaptarse a ese futuro. El feto puede desarrollar una resistencia a la insulina que le facilita acumular más grasas en tiempos difíciles. El niño nace con un peso por debajo de lo normal, pero en un mundo en el que sobran las calorías y con el programa equivocado. A partir de los dos años corre riesgo de ganar peso, y si eso sucede, sufrirá con mucha mayor probabilidad una enfermedad cardiovascular, o se hará diabético, o hipertenso. Todo por culpa de su exposición como feto mientras estaba en el vientre de su madre.

El mensaje de que los hábitos de vida -y una cierta predisposición genética algo difusa- eran los culpables fundamentales del aumento epidémico de la diabetes o el infarto se tambaleó. Los críticos se lanzaron al ataque. En 1995, un editorial de la prestigiosa revista British Medical Journal tachó los resultados del estudio de Southampton de "inconsistentes" precisamente por poner el acento en algo tan borroso como "la alimentación del bebé que influye en las enfermedades que experimentará en su vida tardía". Sin embargo, y a pesar de los críticos, las conclusiones de Barker han ganado tanta fuerza como la bola de nieve que crece imparable cuesta abajo. "Estas ideas se han confirmado como absolutamente ciertas y se han constatado en muchos estudios con hombres y mujeres en Europa, Estados Unidos, India, China y Sudamérica. No hay dudas", asegura Hanson.

El último comentario lo ha publicado la ginecóloga Laura Schulz, de la Universidad de Misuri, en la revista Proceedings of The National Academy of Sciences de EE.UU. el pasado septiembre. Schulz hace referencia a un estudio llevado a cabo en mujeres cuyos embarazos transcurrieron entre el invierno de 1944 y la primavera de 1945 en Holanda, aún bajo la ocupación alemana, y que sufrieron la hambruna holandesa, poco antes del final de la guerra, tras el desembarco de los aliados en Normandía. La hambruna afectó a todas las clases sociales, y la gente tuvo que sobrevivir con lo que obtenía del campo. Las mujeres embarazadas tuvieron que apañárselas con una ración diaria que oscilaba entre las 400 y las 800 calorías. Esta situación ofreció a los investigadores un experimento social y humano de dimensiones trágicas, pero a una escala que permitía poner a prueba la tesis de Barker.

Las patologías cardiovasculares en la vida adulta aparecieron ligadas a la malnutrición de los fetos. Las asociaciones estadísticas fueron un poco más allá. Personas de entre 56 y 59 años, las cuales habían padecido la hambruna dentro de sus madres, fracasaban en los test que medían la atención selectiva y experimentaban una pérdida de sus habilidades cognitivas. En especial, aquellos expuestos a la malnutrición durante etapas tempranas de la gestación. No en vano, señala esta ginecóloga, es en esta etapa cuando se forman todas las estructuras fundamentales del sistema nervioso central. Parece un periodo crítico. Las alteraciones aparecen ligadas a anomalías del control del apetito, enfermedades mentales subyacentes y la pérdida de habilidades cognitivas en la vida adulta.

Hanson preside la Sociedad Internacional de los Orígenes de la Salud y la Enfermedad durante el Desarrollo (en inglés, International Society for Developmental Origins of Health and Disease). Asegura que el "efecto Barker" ya no solo se circunscribe a nacer con un peso por debajo de lo normal. El espectro se ha ampliado. Y nos afecta a todos. "El proceso opera en el rango normal de pesos al nacer", afirma este experto. La influencia se repite con cada feto humano. "Todos los fetos reciben señales del mundo exterior a través de sus madres antes de nacer, y esto establece la biología del bebé a partir de la predicción del mundo en el que va a vivir". Del acierto o fracaso de esta predicción depende, en última instancia, un futuro más o menos saludable.

Hanson habla aquí de un nuevo concepto médico, siempre en este contexto, en inglés mismatch, que podría traducirse como grado de error en la predicción. El feto predice un mundo malnutrido y se equivoca cuando nace en un ambiente lleno de recursos, y el grado de error es mayor. En el caso de los que nacieron después de la hambruna holandesa, sus "predicciones" resultaron erróneas. Poco después, la población retornó a la normalidad. Sin embargo, las madres embarazadas que tuvieron que soportar la falta de alimentos durante el asedio de Leningrado tuvieron que sobrevivir posteriormente en un futuro de escasez crónica. Sus retoños, expuestos a esta malnutrición, no desarrollaron índices mayores de obesidad y problemas cardiovasculares en la vida adulta. Ese desencaje entre lo que el feto espera y lo que encuentra podría ser la explicación del repentino aumento de enfermedades cardiovasculares, diabetes, osteoporosis (se ha observado que los recién nacidos con bajo peso mantienen una densidad ósea baja por culpa de alteraciones en la hormona del crecimiento y cortisol), hipertensión y enfermedades mentales en los países en desarrollo, países que asumen a marchas forzadas la cultura occidental.

"El ritmo de cambios ha sido muy rápido en países como India o China y en algunas partes de Latinoamérica como Brasil. Y el emparejamiento erróneo ocurre de forma mucho más rápida. Incluso vemos que ya hay gente joven con estas enfermedades. En ciudades como Pune, en India, que ha sufrido un cambio enorme en los últimos 20 años, o ciudades como Shanghái o Pekín, ya observamos índices muy altos de estas enfermedades", afirma Hanson.

Los estudios epidemiológicos están encontrando algunas conexiones interesantes con el cáncer. En mujeres, la incidencia de cáncer de ovario y de mama podría estar relacionada con el hecho de tener una madre con caderas anchas y niveles excesivos de estrógenos, la hormona que juega un papel esencial para formar los huesos de la cadera. Investigadores fineses han encontrado que las mujeres que nacieron con sobrepeso y que procedían de madres con caderas más anchas tienen más riesgo de sufrir un cáncer de mama, quizá por una excesiva exposición del feto a niveles altos de estrógenos. E igualmente, si esto ocurre durante los tres primeros meses de la gestación, la incidencia de cáncer testicular en hombres parece que aumenta en la vida adulta.

Por otra parte, los recién nacidos con un peso más bajo lo hacen con un número de nefronas tres veces inferior a lo normal. Las nefronas son las unidades individuales de los riñones que funcionan como diminutas depuradoras de la sangre. Riñones menos potentes empujan a la persona a la hipertensión en una etapa tardía. Los estudios han desvelado una geografía asociada a la gente pobre, a la insuficiencia renal y a los casos de ictus cerebral en la nación más rica de la tierra, Estados Unidos: los fallos renales son cinco veces más frecuentes en el Estado de Carolina del Sur, en especial en la población afroamericana, donde los índices de pobreza son más altos.

Otro estudio realizado por investigadores de Dinamarca, Finlandia y Francia, publicado hace solo unas semanas en la revista Human Reproduction Today, ha asociado la ingesta de analgésicos comunes como paracetamol, aspirina e ibuprofeno en el embarazo con la salud de los bebés de sexo masculino y su futura capacidad reproductiva. En concreto, el estudio relaciona dicho consumo con el aumento del riesgo de niños con testículos no descendidos (criptorquidia), un factor de riesgo de infertilidad y cáncer testicular en la vida adulta.

Incluso el tiempo de vida tampoco escapa a la influencia que ejerce el vientre de nuestras madres. Uno de los mayores estudios demográficos, realizado por el Instituto Max Planck, se centró en examinar los datos de nacimientos y muertes de 1.371.003 daneses y 681.677 austriacos. Los investigadores Gabriele Doblhammer y James W. Vaupel encontraron que los adultos que nacieron en otoño vivían más que los que nacieron en la primavera (seis meses de más en el caso de los austriacos y tres meses extra para los daneses). El estudio, recogido hace pocos años en la revistaPNAS, señala que "las madres que alumbraron en otoño y principios de invierno tuvieron acceso a buenos alimentos, fruta fresca y verduras durante la mayor parte del embarazo, mientras que las que parieron en primavera y principios de verano experimentaron largos periodos de nutrición inadecuada".

Pero el misterio aún permanece. ¿Qué ocurre entre el feto y la madre? ¿De qué formas extrae el feto la información para reajustar su metabolismo y su biología? El feto se hace una idea de lo que sucede a través de los nutrientes que cruzan la placenta, explica Hanson. "Si la madre no se está alimentando de una manera equilibrada, los nutrientes pueden atravesar la placenta y llegar al feto. Sabemos también que hay señales hormonales, en particular la hormona del estrés, la cortisona, que atraviesan la placenta. Y que la madre probablemente altera su propia placenta, esencial para mantener con vida al feto. No sabemos cuáles son las señales precisas". Los culpables podrían ser la comida basura, "altos niveles de pan blanco, azúcar, patatas fritas, escasez de frutas y verduras, altos niveles de carne roja, bajos niveles de pescado, especialmente de pescado azul", según Hanson. "Y muchas mujeres son deficitarias en algunos micronutrientes, como el ácido fólico y algunas vitaminas".

Si la hipótesis de Barker apunta que un bajo peso al nacer se resume en más patologías futuras, esa consecuencia puede ahora aplicarse también a las dietas maternas excesivas, a las madres que ganan demasiado peso durante la gestación o que de por sí son obesas. Sus bebés obesos, indica Hanson, nacen con un exceso de grasas y con una salud futura comprometida. "Los problemas surgen en los dos extremos del espectro, madres que tienen una dieta desequilibrada y pobre, en la India rural o en China, o que lleva una dieta incorrecta y rica, como las madres norteamericanas o europeas".

Dos décadas después del estudio de Hertfordshire, montañas de estadísticas consolidan un nuevo escenario en el que la programación realizada en el feto parece escribirse con letras de hierro. Tanto que, al leer estas líneas, usted podría pensar que ya es demasiado tarde: nuestras vidas ya fueron predeterminadas en una etapa en la que ni éramos conscientes. Nueve meses determinantes. Casi una sentencia.

Rachel Huxley, profesora de la Universidad de Minnesota y experta en la epidemiología de las enfermedades vasculares, cree que los libros populares que presentan el útero femenino como una especie de bola de cristal rozan el sensacionalismo. "Es bastante irresponsable sugerir que no podemos hacer nada en nuestra adolescencia y vida adulta para influir en los riesgos de nuestra salud", asegura Huxley. Si nacer con un bajo peso supone un riesgo para el corazón, ¿cómo cuantificarlo? Los estudios sugieren que un kilo de más en un recién nacido (cuya madre ha seguido una dieta equilibrada) podría suponer un descenso del riesgo cardiovascular entre un 10% y 20%, explica esta experta. Pero, en el mejor de los casos, una buena intervención nutricional durante el embarazo lograría aumentar el peso en el nacimiento tan solo unos 100 gramos, asegura Huxley, lo que se traduce en una disminución del riesgo de entre el 1% y el 2%. Por el contrario, se ha comprobado que mediante la modificación de la dieta es posible rebajar el colesterol LDL (que colapsa nuestras arterias) entre un 15% y 20%, y que los tratamientos farmacológicos logran rebajar sus concentraciones en un tercio. No estamos indefensos después de nacer. Hay margen de maniobra. Es la buena noticia. "La facilidad para influir de forma apreciable en el riesgo de enfermedades vasculares durante la vida adulta, bien mediante el cambio de la presión sanguínea y el colesterol, o dejar de fumar, es mucho más grande que cualquier estrategia que aumente el peso al nacer".

Mark Hanson, que ha contribuido a ampliar de manera sólida la hipótesis de Barker, rechaza igualmente la idea de que nuestro destino se geste en el útero. Implica un determinismo que sugiere que todo está escrito en los genes, cuando no es así. "Es la idea de que algunas personas tienen más riesgo porque han heredado genes específicos de su padre o de su madre, pero lo cierto es que los genes de la diabetes, de las enfermedades del corazón o el ictus cerebral no se han encontrado". Para Hanson, no hay determinismo. El ambiente es capaz de activar ciertos genes o desactivarlos (una rama de la biología llamada epigenética, aún poco conocida), y eso ocurre durante la gestación, tras el nacimiento, y en nuestra vida de adultos.

Los estudios sobre cómo el feto reajusta sus sistemas mientras está dentro de la madre pueden proporcionarnos las pistas para ajustar esos sistemas cuando seamos mayores. "Somos menos adaptables a medida que envejecemos", admite Hanson, "pero si dejas de fumar o sigues una dieta baja en carbohidratos vas a vivir más tiempo. Durante toda la vida, siempre hay algo que se puede hacer al respecto".

Autor:   Luis Miguel Ariza

domingo, 21 de noviembre de 2010

Ecología marina

Feliz año nuevo

Humo de segunda mano

Grandes interrogantes del Domingo

A dejar de fumar!!!

El tabaco multiplica por cuatro el riesgo de sufrir artritis reumatoide


El tabaco multiplica por cuatro el riesgo de sufrir artritis reumatoide
A todos los daños que el tabaco provoca al organismo hay que sumar uno más, poco conocido hasta ahora. Según un estudio español presentado en el Congreso EULAR (Liga Europea contra las enfermedades Reumáticas), los cigarrillos son un factor de riesgo para padecer artritis reumatoide y tienen la misma influencia en el desarrollo de esta enfermedad que el factor genético más conocido hasta la fecha: el HLA.
FUENTE | El Mundo Digital23/06/2009
El doctor Alejandro Balsa, jefe de Reumatología del Hospital La Paz (Madrid) y uno de los autores del trabajo, explica que "el tabaco es un factor de riesgo para padecer, sobre todo, el subtipo de artritis reumatoide más frecuente y, además, la más grave".

De esta enfermedad se sabe que tiene un componente genético y uno ambiental. Y, aunque estos últimos a veces son difíciles de conocer, en el caso de la artritis el tabaco es el principal factor de riesgo exógeno que predispone a la enfermedad.

Así, el doctor Balsa indica que "un hijo de un paciente con artritis reumatoide que fume tiene un riesgo casi 10 veces mayor que la población general de padecer el trastorno mientras que si no tiene antecedentes en la familia esta cifra será de cuatro veces más".

El estudio que ha llegado a estas conclusiones ha contado con la participación de 566 pacientes (290 con artritis reumatoide y 276 sin la enfermedad) con una edad media de 50 años. El 68% era mujer.

INCAPACIDAD PARA LAS ACTIVIDADES DIARIAS

La artritis reumatoide, que padecen 200.000 personas en España y afecta a 20.000 nuevos individuos cada año, es la más incapacitante de las enfermedades reumáticas. Sin embargo, aunque se trata de una patología grave, es desconocida para la mayoría de la población, que muchas veces la confunde con otros trastornos.

Se trata de una enfermedad crónica que causa la inflamación de las articulaciones y tejidos circundantes y a la que sigue, en ocasiones, un comportamiento extraarticular que daña órganos y sistemas como el pulmón, el corazón y el riñón.

Los síntomas más destacados son dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de la movilidad articular, y afecta especialmente a las articulaciones más móviles como las de las manos y los pies, así como muñecas, hombros, codos, caderas y rodillas.

Asimismo, la inflamación mantenida y no controlada puede acabar dañando los huesos, ligamentos y tendones que hay alrededor de la articulación, lo cual conduce a una deformidad progresiva de las articulaciones y a la pérdida para realizar las tareas cotidianas.

La incidencia del trastorno es superior en mujeres que en hombres en una proporción de 3 a 1 y aunque puede afectar a personas de cualquier edad y sexo, preferentemente se da en mujeres de 30 a 50 años.

Los cigarrillos actuales contienen la mitad de tabaco que hace 40 años


Los cigarrillos actuales contienen la mitad de tabaco que hace 40 años
El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) asegura que los cigarrillos actuales contienen la mitad de tabaco auténtico que los que se fumaban hace 40 años, debido a que los fabricantes añaden entre 400 y 600 sustancias para "enganchar aún más a los consumidores".
FUENTE | La Razón digit@l03/08/2010
De este modo, esta entidad que agrupa a profesionales sanitarios y sociedades científicas denuncia que "la nicotina pura es bastante menos adictiva que el tabaco vegetal", por lo que si los cigarrillos no tuvieran elementos suplementarios, resultaría menos complicado dejar de fumar.

Además, critican que ni en España ni en la Unión Europea está regulado el empleo de aditivos en el tabaco, ya que sólo hay una normativa en relación con los niveles admitidos de alquitrán, nicotina y monóxido de carbono. Esto favorece que "la imaginación de los fabricantes al respecto llegue tan lejos como marquen sus ambiciones comerciales".

La denuncia del CNPT tiene entre otros apoyos un reciente estudio del Comité Científico para la Identificación de los Nuevos Riesgos Emergentes (SCENIHR) de la Comisión Europea de Salud Pública, donde se alerta de tales prácticas y se explica por qué la industria sigue contando con tan amplia libertad de acción.

Según han comprobado, muchos de los productos agregados no son nocivos contemplados aisladamente, aunque sí a resultas del proceso de combustión que tiene lugar mientras se quema el cigarrillo. Por ejemplo, y según explica el CNPT, los azúcares añadidos se convierten en acetaldehído, una sustancia química que aumenta el poder adictivo de la nicotina.

Otro elemento aparentemente inocuo, pero con similares consecuencias, es el mentol, muy empleado de un tiempo a esta parte en vista de que su sabor parece agradar a menores y mujeres.

Asimismo, los derivados del amoníaco líquido (producto base de los limpia cristales) se usan profusamente desde los años sesenta para potenciar la adicción del tabaco. El amoníaco aumenta el PH (alcalinidad) de la nicotina, y eso se traduce en un mayor impacto a nivel cerebral. 

Harvard confirma un aumento deliberado de nicotina en el tabaco


Harvard confirma un aumento deliberado de nicotina en el tabaco
Científicos de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Harvard, a partir de datos suministrados por las propias tabacaleras a las autoridades de Massachusetts, han confirmado que existe un deliberado e interesado aumento en los niveles de nicotina inhalados por fumadores. Incremento cuantificado en un once por ciento entre los años 1998 y 2005, con su correspondiente impacto en una mayor dificultad para abandonar el adictivo consumo de cigarrillos.
FUENTE | ABC Periódico Electrónico S.A.22/01/2007
Con independencia de la marca y categoría consumida, el estudio de los especialistas de Boston considera que la cantidad de nicotina en cada cigarrillo se ha visto incrementada un 1,6 por ciento anual.

«PANDEMIA DEL TABACO»

Según Howard Koh, decano asociado de la Facultad de Salud Publica de Harvard, las compañías fabricantes de cigarrillos están ajustando cuidadosamente sus productos para convertirlos en «sistemas para el suministro de droga diseñados para perpetuar la pandemia del tabaco».

Massachusetts viene exigiendo desde 1997 a las tabacaleras detallados informes anuales sobre las proporciones de nicotina en sus respectivas marcas. El periodo más largo de este tipo de inspecciones en Estados Unidos y que permite investigaciones como la realizada por científicos de la Universidad de Harvard, que corroboran a su vez los resultados estatales presentados el año pasado por el Departamento de Salud Pública de Massachusetts.

Para aumentar la cantidad de nicotina inhalada por los fumadores, los fabricantes estarían intensificando la concentración de este componente adictivo en el tabaco utilizado. Además de modificar el diseño de los cigarrillos para aumentar el número de caladas necesarias para terminarse un pitillo.

EL RESULTADO FINAL

Según el estudio de Harvard, que no llega a especular exactamente cómo se estarían logrando estos aumentos de nicotina, «el resultado final es un producto potencialmente más adictivo».

Altria -la matriz de Philip Morris, el mayor fabricante mundial de cigarrillos- ha indicado que los niveles de nicotina fluctúan de forma aleatoria de año en año. Insistiendo en que no existen prácticas deliberadas para conseguir un aumento gradual. Sin embargo, uno de los investigadores de Harvard ha calculado que las probabilidades de que los niveles de nicotina aumenten de forma casual son menos de una entre mil.

A juicio de Gregory Connolly, director del programa de Harvard para el control del tabaco y responsable de estas investigaciones, «nuestro descubrimiento pone en cuestión si la industria tabacalera verdaderamente ha abandonado sus esfuerzos para crear adicción». Uno de los requisitos impuestos por el multimillonario acuerdo compensatorio de 1998, firmado por los principales fabricantes de cigarrillos en EE.UU.

Las estadísticas disponibles confirman un retroceso en los últimos años de las ventas de cigarrillos en EE.UU., ahora a los niveles más bajos registrados desde la década de los años cincuenta. Aún así, los Institutos Nacionales de Salud insisten en que los cigarrillos continúan siendo la principal causa prevenible de cáncer.

Autor:   Pedro Rodríguez

Horrores de la civilización

En México tendríamos 0.0 incluso calificaciones negativas


Olímpicos del futuro

LIFE STYLE IN JAPAN

were like.... AMERICANS?!