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Células 'comecocos' contra el ictus
Las enfermedades cerebrovasculares son la primera causa de muerte en Galicia. Un enemigo, a menudo silente, que ataca a un gallego cada siete minutos. La alta incidencia de esta patología -que en más de la mitad de los casos deja importantes secuelas en quienes la padecen- animó al equipo que el doctor José Castillo dirige a ponerse manos a la obra en la búsqueda de un tratamiento que ayude a paliar las consecuencias de haber sufrido un ictus. "Hay un tratamiento muy eficaz que consiste en reabrir el vaso obstruido, pero solo es válido si se lleva a cabo en las cinco primeras horas después del ataque. El problema son las secuelas, lo que viene después, y lo que nosotros buscamos es un tratamiento que mejore la calidad de vida de los pacientes", explica Castillo en una charla con ABC. Entre la lista de efectos secundarios de los ictus (mortales en un 10 por ciento de los casos) destaca la parálisis corporal, la pérdida del habla o la incapacidad para entender y comunicarse con los demás, conocida como afasia sensitiva.
Según el grupo de expertos del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela, la clave para mitigar las consecuencias de un accidente cerebrovascular está en las células madre. Sus ensayos, todavía en una fase incipiente, se basan en la posibilidad de crear células embrionarias a partir de otra célula proveniente del mismo organismo. "Ahora -explica el doctor Castillo- es factible reprogramar hacia atrás una célula para volverla embrionaria y diferenciarla según necesitemos. En nuestro caso, por ejemplo, las reprogramamos como neuronas", aclara. Resuelto el primero de los escollos, contar con células nuevas y sanas, los doctores que se encargan de buscar un tratamiento que borre las señales de un ictus se encontraron otra traba en el camino, la de guiar estas células hasta el lugar adecuado. La técnica ideada para lograrlo -y que les ha valido el premio de investigación de la Real Academia Galega de las Ciencias- pasa por colocar en las superficie de las células sanas una suerte de llaves "que solo encajan en determinadas cerraduras" y guiarlas hasta el área dañada para que se acomoden. Una vez en su destino, las células reprogramadas están diseñadas para eliminar el glutamato que se libera tras un infarto cerebral y que acaba con las neuronas sanas. "Actúan como un comecocos que se come todo lo malo", ejemplifica el director de la investigación. Todavía en una fase precoz en lo que a los ensayos clínicos se refiere, lo que ahora está analizando este grupo de expertos es la tolerancia de los humanos a este tratamiento que, en principio, arroja resultados esperanzadores. "Yo llevo muchos años de carrera como neurólogo y cuando empecé apenas había tratamientos para nada más allá del dolor de cabeza. Hoy en día, enfermedades que antes no tenían cura son perfectamente tratables. Estamos en el buen camino, aunque hay que ser prudentes", confía Castillo ante los avances médicos en este tipo de terapias. Autor: Patricia Abet |
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