El horario de los maestros
Dejadme que os cuente una pequeña historia. Es muy sencilla y está basada en un relato de Abdu’l-Bahá. Hoy alguien consiguió que me acordase de ella. Porque insinuó que, en Galicia, los maestros no cumplíamos nuestro horario de trabajo.
El trabajo del maestro es igual al del jardinero que cuida de diferentes plantas. Y lo hace sin importarle las horas que dedica a cada una de ellas.
Algunas de esas plantas necesitan los brillantes rayos del sol y otras la fresca sombra. Algunas aman la orilla de los arroyos; otras, en cambio, la pelada cima de las montañas. Algunas crecen mejor en suelos arenosos, y otras prefieren la fértil humedad del fango.
Pero los jardineros, como también los maestros, saben unas cuantas cosas. Por ejemplo, que cada una de las plantas debe recibir el cuidado de acuerdo a sus especies, no solamente con un horario determinado. De lo contrario, nunca llegarán a la plenitud de su vida…
El trabajo del maestro es igual al del jardinero que cuida de diferentes plantas. Y lo hace sin importarle las horas que dedica a cada una de ellas.
Algunas de esas plantas necesitan los brillantes rayos del sol y otras la fresca sombra. Algunas aman la orilla de los arroyos; otras, en cambio, la pelada cima de las montañas. Algunas crecen mejor en suelos arenosos, y otras prefieren la fértil humedad del fango.
Pero los jardineros, como también los maestros, saben unas cuantas cosas. Por ejemplo, que cada una de las plantas debe recibir el cuidado de acuerdo a sus especies, no solamente con un horario determinado. De lo contrario, nunca llegarán a la plenitud de su vida…
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