En concreto muestra que, si las leyes físicas que rigen la estabilidad de los objetos están adecuadamente representadas en el encéfalo, la determinación de si un objeto se llegará a caer es más precisa si el observador está de pie. Los resultados aclaran las teorías existentes sobre la percepción humana de la estabilidad física de los objetos.
Según las leyes del movimiento de Newton, un objeto cae cuando su centro de masa se sitúa fuera de la base que lo sustenta. ¿Pero cómo reconoce el encéfalo si un objeto va a caer o no?
«La fuerza de la gravedad no se percibe de forma directa», explicó el Dr. Michael Barnett-Cowan, coordinador de este proyecto sobre percepción del movimiento, investigador del Instituto Max Planck de Cibernética Biológica y autor principal del estudio. «Lo que se detecta son los efectos indirectos de la gravedad.»
En la década de 1850 el médico alemán Hermann Aubert se inclinó hacia un lado y percibió una línea vertical como si estuviera inclinada hacia él. «Desde Aubert sabemos que el cerebro combina información visual y vestibular para determinar la dirección de la gravedad en función de una representación interna de la orientación de nuestro organismo», indicó Barnett-Cowan, investigador neurocientífico postdoctoral de Canadá.
El equipo utilizó ordenadores portátiles para comprobar la capacidad de los participantes del estudio para dictaminar la estabilidad de objetos y estimar la verticalidad de líneas. Tras realizar las pruebas con sujetos de pie y situados de costado, los investigadores descubrieron que la percepción de las probabilidades de que un objeto caiga es relativa a la dirección percibida y parcial de la gravedad y no a la verdadera dirección de la misma.
«Cabría esperar que el cerebro se basase sobre todo en suposiciones y heurística visuales con respecto a un objeto al evaluar si éste caerá o no», expuso el profesor Roland Fleming de laUniversidad de Giessen (Alemania) y coautor del estudio. «Sorprendentemente, hallamos que los juicios del observador sobre la estabilidad de un objeto están adulterados por la propia posición inclinada del cuerpo.»
En relación a los descubrimientos, el profesor Manish Singh de la Universidad Rutgers (Estados Unidos) y coautor del estudio indicó: «Desde el trabajo realizado por Jean Piaget se sabe que tanto los niños como los adultos experimentan dificultades para solucionar problemas en los que participan las leyes físicas que rigen el equilibrio, pero en la vida diaria los humanos somos conseguimos estimar con bastante eficacia la estabilidad de un objeto. Nuestros resultados sugieren que la solución de este tipo de problemas puede depender de la integración de información procedente de varios sentidos.»
Según Heinrich Bülthoff, director del Instituto Max Planck de Cibernética Biológica, estos descubrimientos aportan información sobre la forma en la que el encéfalo combina información de distintos órganos sensores para obtener una representación precisa de objetos cuando la utilización de un único sentido no ofrece una representación fidedigna del mundo físico.
Normalmente se observa el mundo desde una posición vertical. «En este caso se conjuga la información visual, vestibular y corporal y el cerebro es capaz de aprovechar la información redundante para mantener una percepción y acción óptimas, sobre todo cuando la información de un único sentido es deficiente o se ha perdido», explicó el Dr. Barnett-Cowan. |
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