Un trabajo que acaba de publicar, con su equipo, en la revista 'Journal of Biological Chemistry', concluye que su veneno puede ayudar a proteger a las plantas de los insectos, en lugar de los pesticidas químicos que se utilizan en la actualidad, salvo en la agricultura ecológica.
Según la investigación liderada por Dong, el veneno de los escorpiones ataca varios canales y receptores que controlan los sistemas nerviosos y musculares de sus presas. Uno de los 'blancos' de las toxinas que emite el peligroso arácnido bloquea el canal del sodio, una proteína que está en los nervios y en las células musculares, utilizada para el envío rápido de señales eléctricas.
Para Dong, "es sorprendente que algunas toxinas del escorpión afecten de forma selectiva a un tipo de canales del sodio, y no lo haga con otros". "El objetivo de este proyecto sobre la toxicidad del escorpión consiste en entender porqué ciertas toxinas actúan en los canales del sodio del insecto, pero no lo hacen en los de los mamíferos", afirma el científico.
Dong y su equipo quieren identificar los restos de aminoácidos que hacen que los canales del sodio de los insectos sean más vulnerables al veneno del escorpión israelí del desierto. Es más, han descubierto que hay un sensor en ese canal que puede afectar a la potencia de las toxinas del arácnido.
"Investigar el efecto del veneno sobre los canales bloqueados del socio en los insectos puede proporcionar una información muy valiosa para diseñar nuevos insecticidas que puedan trabajar selectivamente, afectando únicamente a esa parte del organismo de los insectos", afirma el biólogo.
En la actualidad, ya existen insecticidas químicos que actúan en los canales del sodio, pero los insectos acaban por hacerse resistentes a ellos en un cierto periodo de tiempo. De ahí la necesidad de investigar cómo llegan a desarrollar esa resistencia, así como alternativas para poder controlar a parásitos resistentes.
Autor: Rosa M. Tristán |
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