¿Tiene consecuencias el uso de la realidad virtual? ¿Cuáles son sus beneficios?
Hoy, en un programa de humor, han mostrado un video de you tube en el que un joven de 15 años bailaba en su casa. La noticia en cuestión decía que 160 millones de personas habían descargado sus videos en el último año y que, gracias a esta popularidad, un productor musical le había contratado como imagen. ¿Un virtuoso del baile? No. Apenas he podido apreciarlo pero su «gracia» consistía en ser poco agraciado (además daba la sensación de tener algún problema de desarrollo pero no he querido comprobarlo), lo que daba a sus movimientos un aire curioso. Lo primero que he pensado es que hace años este espectáculo se hubiera visto en el circo. Y lo segundo ha sido ¿160 millones? ¡Dios mío! ¡Qué necesitado está el mundo de distracción! Precisamente esta misma mañana había decidido escribir sobre las redes sociales, qué son y qué representan en nuestras vidas, con el fin de actualizar el concepto de espacio virtual que está cada vez más transitado.
Un pensamiento que tengo cada vez que uso google, you tube, facebook, etc. es: ¿Dónde irá a parar tanta información? Me imagino un «cielo» de información repleto de post, imágenes, comentarios, etc. muchos de ellos, a mi entender, sin sentido y me da un poco de agobio al imaginar que lo estamos llenando de «basura» al igual que nuestra realidad tridimensional. Desde un principio, asocié el espacio virtual común a la imagen del «cielo». Quizás porque veo volar de carpetita a carpetita las hojitas de los documentos cuando son transferidos de un espacio a otro. Antes de continuar, quisiera dejar claro que considero internet una herramienta de trabajo y de comunicación sin igual que está revolucionando el concepto del continuo tiempo-espacio y es por esa misma razón por la que, desde un principio, he pensado que su uso debe de ser lo más consciente posible.
En el tema libros o cine tengo claros los códigos y por ello sé que hay clásicos para los que el tiempo parece no pasar y novedades de última hora que se consumen como si fueran «refrescos». Y entre ambos, títulos y más títulos, reflejos de un tiempo cualquiera que quedó atrapado en un papel o en el celuloide. Con la música sucede igual, clásica, contemporánea, pop, rock, boleros, etc.
«Los diferentes tiempos o ritmos musicales se encargan de mantener con vida emociones resueltas y no-resueltas. Las resueltas se diferencian de las no-resueltas en que son ritmos bailables y aquellas músicas que no podemos danzar, reflejan las asignaturas pendientes de la humanidad».
Dimensión interactiva de la mente. Espacio virtual
La llegada del espacio virtual da paso a una nueva dimensión a la hora de expresarnos: la dimensión interactiva de la mente. Al leer un libro, la relación que se establece entre su autor y el lector es de carácter retroactivo. El autor y su obra poseen el ánima del lector y cuando se cierra el libro tras finalizar su lectura, la relación termina pero ya no serás la misma persona. Al escuchar una música o ver una película también se altera nuestra percepción sensorial. Sin embargo, sus efectos son temporales y se hacen sentir al momento para después diluirse sin dejar huella. No pasa lo mismo con lo leído, que queda impreso en nuestro interior para más tarde activarse en función de la intención con la que nos acercamos a la lectura.
Pero no es el uso de la lectura, la música o el cine lo que hoy me inquieta. Lectura, música y cine nos permiten trascender el tiempo y tengo claro que su uso puede ser positivo, cuando se integra conscientemente el tiempo transcendido o negativo, si se utilizan como evasión.
Hoy quiero esclarecer el concepto de la realidad virtual porque su uso nos permite transcender el espacio y no el tiempo. En general, no existe experiencia suficiente en este campo para observar los efectos adversos que puede acarrear el uso inconsciente de esta tecnología. Y no hablo del riesgo de quedarse «enganchado» pues esto también sucede con la TV,(otra gran herramienta para transcender el tiempo pero no el espacio, porque no interactúas) con la lectura, con la música, con los amigos, con las drogas, etc., pues solemos «engancharnos» a aquello que nos permite trascender o evadir nuestra propia realidad cuando ésta no es satisfactoria. Y uso la palabra «enganchar» porque tiene en nuestra mente una connotación lineal como la de los vagones de un tren, al crearnos la ilusión de que nos movemos cuando, en realidad, estamos parados.
El riesgo en el ciber espacio estriba en que puedes quedarte «colgado» al perder la conexión con el mundo que te rodea. ¿Qué sentido tiene pertenecer a un grupo en el que el ritmo de afluencia de post o comentarios es tal que tendrías que pasarte horas ante la pantalla para prestarle la atención debida? Al igual que nuestro PC tiene que procesar toda la información que introducimos y el antivirus filtrar los contenidos para evitar problemas, nuestra mente actúa en igual forma para asegurarse de que no «perdemos nuestra conciencia de ser o identidad genuina». Normalmente, las personas no prestan atención a esto, por lo que su sistema empieza a saturarse y se producen errores que en la vida se manifiestan como accidentes, crisis de salud, laborales, etc.
El uso de la red multiplica por mucho las posibilidades de «errar» o de acertar. Es cierto que también nos equivocábamos antes de la llegada de Internet y además, por el mismo motivo, la inconsciencia a la hora de relacionarnos. La diferencia estriba en que el nivel de información excesiva o errónea (las dos cosas son negativas para nuestro sistema) antes de Internet era relativamente bajo. ¿Con cuantas personas te podías comunicar o interactuar en un solo día, aunque fuera utilizando el teléfono? En el mundo del marketing se llama publicidad «viral» a la que se produce en internet cuando un producto se hace popular por la red en muy poco tiempo. Hace tiempo leí una definición de virus que no he podido olvidar: «Virus es toda información, ajena a nuestra identidad, a la que demos vida» ya que un virus no tiene porqué ser algo erróneo o negativo, basta con que sea una información parcial o fuera de contexto a la que prestas atención o algo que no te interesa lo más mínimo pero que valoras porque te lo pasa un «amigo», etc.
Imagina el muro de faceboock como un escaparate, en el caso de que seas un profesional y como el comedor de tu casa, en caso de que sea de uso personal. Cada uno de los contactos o amistades que tienes en tu muro, a su vez tienen multitud de amistades por lo que el «tráfico» de información puede viajar a muchos muros diferentes en un solo clic. Es cierto que puedes limitar, al igual que en la vida real, quien entra en tu muro cosa que, salvo si eres una empresa, te recomiendo que hagas. Otro espacio, de uso muy extendido en la red, son los blogs o bitácoras en línea… Los hay personales y profesionales y cifran su popularidad en el número de seguidores o lectores que contabilizan. La mayoría, funcionan como pequeños faros o espejos en los que se refleja la luz de miles de personas anónimas. Para el que escribe, el blog representa un desahogo porque su vida o empresa se le queda pequeña y necesita ampliarla y gracias al acceso a la mente de otras personas «descarga» tensiones, emociones, sentimientos, ideas, etc., y de esta forma se expande su área de influencia.
Si el transcender o evadir el tiempo creamos la ilusión de que nos movemos, transcendiendo el espacio, mediante el uso de Internet, estamos «moviéndonos» de verdad. La transmisión de información por el ciberespacio crea corrientes energéticas que pocas personas son capaces de apreciar y por tanto, no pueden saber que REALMENTE, lo que subes a la red, es una parte de tu ser que llega y se instala en la vida de la persona que lo recibe.
«No importa que sean bytes lo que viaje por la red, una vez que entra en tu conciencia, tu sistema holográfico se encargará de materializarlo en forma de experiencia».
A no ser que filtres conscientemente todo lo que recibes y separes lo que te interesa de lo que no te interesa, la información seguirá su curso y es cuestión de tiempo que se materialice en tu vida. Nuestra mente, no distingue la realidad virtual de la realidad material y toda información que es registrada exclusivamente por los sentidos de la vista y del oído, responsables de nuestra conexión audiovisual o virtual, queda a la espera de ser COMPLETADA por los sentidos del olfato, gusto y tacto responsables de nuestra conexión kinestésica corporal.
Viajar en el «tiempo» (lectura, Tv, música, etc.) puede hacernos más mayores o pequeños de lo que somos. Puede sumar o restar valor en nuestras vidas.Viajar en el espacio (web, facebook, google, bloguear, etc.) nos iguala a los espacios que «visitamos». Por tanto, puede multiplicar o dividir nuestro valor personal o profesional en función del nivel de coherencia al compartir.
Termino con un párrafo de mi próxima edición en bubok:
«Más allá del Cielo y el Infierno. Visión holográfica de la realidad»
«Integrar el concepto holográfico del mundo implica saber que todo lo que experimentamos como realidad material ha sido creado con anterioridad en nuestros pensamientos o en los pensamientos de las personas con las que interactuamos…»
Atentamente. Ana Ávila
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