martes, 6 de diciembre de 2011

Los juegos como artefacto pedagógico


juegos-ninosQuisiera saludar en esta ocasión a todas las personas que han leído mis aportes en esta plataforma y se han dado el tiempo para comentar mis opiniones. Si hay algo que agradezco muchísimo es el debate con ideas bien fundadas  y bien  articuladas, cosa que en estos tiempos donde la hora avanza más rápido y nos gritamos porque no nos escuchamos, se valora.
En esta oportunidad quisiera hablarles sobre lo importante que es observar los juegos de los niños y su posible influencia en lo que quieren ser “cuando grandes”.
¿Se acuerdan de lo que jugaban (especialmente los que cursan o cursaron una carrera en educación superior) cuando eran chicos? ¿Recuerdan cuando tenían cuatro o cinco años y lo que decían en esos juegos?
Esa afirmación que dice “que la vida es muy sabia” no puede ser rebatida y, desde mi punto de vista, lo que decimos cuando niños es la manifestación de nuestra esencia. Cada uno podrá amoldar esta según sus experiencias pero, cuando yo era niño, jugaba a que decía muchos discursos frente a los peluches y, un poco más grande, rayaba mis libros y jugaba a que era profesor. Años después me vine a acordar de esas situaciones y no pude evitar pensar que si mis padres se hubiesen dado cuenta de la situación hubiese sido un tremendo refuerzo a lo que pensaba y un estímulo gigantesco a que no dejara de soñar con esa meta.
Este es un llamado de atención, entonces, a los padres  y a los profesores que tienen a su cargo a los más pequeños, a que observen desde lejos y con mucha detención lo que hacen y dicen. Si quitamos las risas y los chistes y dejamos lo medular de lo que expresan nos encontraremos no sólo con sus modelos de admiración, sino con sus sueños y aspiraciones. Si se fomentan y canalizan desde el apoyo y los refuerzos constantes tendremos como resultado una mayor autoestima en ellos. 
Si quitamos las risas y los chistes y dejamos lo medular de lo que expresan nos encontraremos no sólo con sus modelos de admiración, sino con sus sueños y aspiraciones. Si se fomentan y canalizan desde el apoyo y los refuerzos constantes tendremos como resultado una mayor autoestima en ellos
Y no sólo funciona en los más pequeños, sino que en los que tienen algunos años más. Dentro de los que entramos a estudiar Pedagogía en Historia nos dimos cuenta que en muchos existe un denominador común: el haber jugado, en alguna oportunidad en la vida, “Age of Empires”, uno de los juegos que más influencia tuvo en el gusto por esta área. Si bien el refuerzo nos lo dimos solos, muchas veces, hubiese sido más importante que nuestros padres o nuestros profesores se hubiesen dado cuenta que ese simple acto de jugar en el computador puede ser el nexo con conocer más de un período histórico  y de los personajes que allí existieron. Insisto, si esta energía se canaliza bien se pueden obtener excelentes resultados. 
Por eso, la invitación a los profesores en esta oportunidad es a poner más atención a lo que hacen sus estudiantes y preguntarles a qué jugaban o qué les interesa hacer en internet o en su computador y, desde sus gustos y preferencias, orientarlos a que pueden escoger una carrera en la que se sientan a gusto. Importante es, para los docentes, conocer lo que está pasando y lo que están haciendo en ese sentido porque los conecta mejor con lo que quieren los estudiantes. Y, por qué no, utilizar los juegos como artefacto pedagógico (especialmente en las ciencias sociales).
No estará lejano el día, si se sabe utilizar bien la herramienta, en que la tarea para la casa sea jugar Age of Empires y hacer un informe sobre quiénes se enfrentaban en qué batalla, los recursos que utilizaron, cómo construyeron sus dominios y que lo contextualicen históricamente.

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