SIENTO, LUEGO SOY BUEN TERAPEUTA
Desde hace tiempo que, fruto de una visión más crítica y desprendidos de ciertos complejos, nos atrevemos a pensar que muchos de nuestros maestros son objeto de un trato excesivamente reverencial. Nos referimos a la obcecación en creer y sentir sin ningún tipo de vacilación lo que se nos contaba en multitud de cursos a los que, los que tenemos algunos años, hemos asistido.
No solemos, como verán los que siguen esta bitácora, comentar lo manifestado por otros colegas a través de instrumentos como este. Pero, como en otras ocasiones, la entrada de Rubén Tovar en su blog Fisioterapia …y demás nos ha parecido lúcida y acertada. Efectivamente también nos hemos sentido en muchas ocasiones frustrados y presos de nuestra torpeza palpatoria por no sentir lo que se nos decían que habíamos de sentir. Se nos ocultaban los mútiples estudios, como muestra el colega Tovar, que constatan la falta de rigor en muchas de estas técnicas por no ser reproducibles. Y no olvidemos que la reproducibilidad es uno de los pilares del método científico. Claro está, hay que pensar que este método es el menos malo para acercarnos a la verdad. La perspectiva científica no niega la veracidad de la posible existencia de esos movimientos o de la efectividad de las técnicas que los usan, simplemente manifiesta la dificultad para integrar su utilización en una práctica fiable, a tenor de la falta de coincidencia en las evaluaciones de distintos terapeutas. Sería como pensar que son válidas las valoraciones de la misma radiografía hechas por dos o más personas que no ven lo mismo. Aconsejamos la lectura del artículo antedicho en http://rubentovar.blogspot.com/2011/09/el-que-busca-halla.html
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