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La osteoporosis, una pandemia en auge que no afectaba a nuestros antepasados
Así lo confirma el estudio Calcificación esquelética de huesos históricos, coordinado por el doctor Ángel Ferrández, presidente de la Fundación Centro Andrea Prader, ubicada en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
Motivado por el aumento de la osteoporosis en la población, Ferrández decidió analizar más de un centenar de huesos históricos, encontrados en los monasterios de San Juan de la Peña y San Pedro el viejo, en la cueva de Gabasa -de hace 45.000 años- o en la de Chaves -de hace 6. 200 años-, en la provincia de Huesca. Se trata de huesos, en su mayoría en perfecto estado, que corresponden a personas anónimas que vivieron en distintas etapas, desde la época neandertal hasta el año 1.500 después de Cristo, y a personajes históricos como los Reyes de Aragón, en el siglo XI. Todos ellos - incluidos los huesos de Sancho I de Aragón y su mujer Felicia de Roucy o los de su sucesor al trono, Pedro I de Aragón, entre otros miembros de la familia- presentan una calcificación esquelética superior a la media e incluso a los niveles más altos de la población actual, ha explicado Ferrández.
"Todos tenían unos huesos fantásticos. Ni uno sólo con osteoporosis, ni con mala calcificación esquelética que acaba provocando la enfermedad. Sólo había un niño de los estudiados, hijo de Pedro I, que tenía una enfermedad crónica y murió a los 14 o 16 años, pero aún éste entraba dentro de lo normal", ha comentado.
También los huesos encontrados en la cueva de Chaves, del neolítico, o los que corresponden a cazadores de localidades, como Luesia, Tauste o Botorrita, presentan una calcificación 'estupenda', incluidos los de las mujeres, un colectivo al que, hoy en día, la osteoporosis afecta en un 40%. ¿A qué se debe este buen estado de la masa ósea de nuestros antepasados cuando el ADN es el mismo?, se preguntó Ferrández a lo largo del estudio, para concluir, finalmente, que los hábitos de vida saludable eran los factores determinantes de esa buena calcificación, entonces y ahora.
En concreto, la falta de ejercicio físico conlleva ya desde los primeros años de vida un déficit en la calcificación de los huesos que puede acabar provocando, en la edad adulta, la aparición de osteoporosis, una enfermedad que afecta a los huesos y puede aparecer, a partir de los 40 o 50 años. No basta sólo con tener uno alto nivel de calcio en el organismo, sino que debe ser captado por la estructura ósea, para lo que es necesario que el músculo se contraiga y se mueva, lo que se consigue a través del ejercicio físico, ya que tanto el hueso como el músculo actúan como 'un tándem', como una 'unidad funcional'.
"Nuestros antepasados se movían mucho más, no eran sedentarios, tenían que moverse para todo. De hecho, Sancho I murió a los 61 años, batallando en el cerco de Huesca", ha manifestado. No sólo eso, también tenían un nivel adecuado de vitamina D en el organismo, debido a la exposición solar, y una alimentación, en la que no faltaban los frutos secos -ricos en calcio-, como demuestran las estrías de los dientes hallados en excavaciones arqueológicas, provocadas por la ingesta de nueces y almendras.
"Aquí tenemos paradójicamente mucho sol y cada vez hay más osteoporosis, ¿a qué es debido? A que nos protegemos demasiado del sol con cremas. Si hay que ponerlas en determinadas horas del día, debemos ingerir gotas de vitamina D, para cubrir esa falta de sol", ha recomendado. Con el objetivo de evitar que esta pandemia vaya en aumento, Ferrández ha insistido en la necesidad de inculcar hábitos de vida saludable -al menos media hora de ejercicio al día, vitamina D y calcio- , no sólo desde las edades más tempranas, sino desde los primeros días de vida del feto, dentro del vientre de la madre.
Autor: Marta Salguero
La osteoporosis, una pandemia en auge que no afectaba a nuestros antepasados
Así lo confirma el estudio Calcificación esquelética de huesos históricos, coordinado por el doctor Ángel Ferrández, presidente de la Fundación Centro Andrea Prader, ubicada en el Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza.
Motivado por el aumento de la osteoporosis en la población, Ferrández decidió analizar más de un centenar de huesos históricos, encontrados en los monasterios de San Juan de la Peña y San Pedro el viejo, en la cueva de Gabasa -de hace 45.000 años- o en la de Chaves -de hace 6. 200 años-, en la provincia de Huesca. Se trata de huesos, en su mayoría en perfecto estado, que corresponden a personas anónimas que vivieron en distintas etapas, desde la época neandertal hasta el año 1.500 después de Cristo, y a personajes históricos como los Reyes de Aragón, en el siglo XI. Todos ellos - incluidos los huesos de Sancho I de Aragón y su mujer Felicia de Roucy o los de su sucesor al trono, Pedro I de Aragón, entre otros miembros de la familia- presentan una calcificación esquelética superior a la media e incluso a los niveles más altos de la población actual, ha explicado Ferrández.
"Todos tenían unos huesos fantásticos. Ni uno sólo con osteoporosis, ni con mala calcificación esquelética que acaba provocando la enfermedad. Sólo había un niño de los estudiados, hijo de Pedro I, que tenía una enfermedad crónica y murió a los 14 o 16 años, pero aún éste entraba dentro de lo normal", ha comentado.
También los huesos encontrados en la cueva de Chaves, del neolítico, o los que corresponden a cazadores de localidades, como Luesia, Tauste o Botorrita, presentan una calcificación 'estupenda', incluidos los de las mujeres, un colectivo al que, hoy en día, la osteoporosis afecta en un 40%. ¿A qué se debe este buen estado de la masa ósea de nuestros antepasados cuando el ADN es el mismo?, se preguntó Ferrández a lo largo del estudio, para concluir, finalmente, que los hábitos de vida saludable eran los factores determinantes de esa buena calcificación, entonces y ahora.
En concreto, la falta de ejercicio físico conlleva ya desde los primeros años de vida un déficit en la calcificación de los huesos que puede acabar provocando, en la edad adulta, la aparición de osteoporosis, una enfermedad que afecta a los huesos y puede aparecer, a partir de los 40 o 50 años. No basta sólo con tener uno alto nivel de calcio en el organismo, sino que debe ser captado por la estructura ósea, para lo que es necesario que el músculo se contraiga y se mueva, lo que se consigue a través del ejercicio físico, ya que tanto el hueso como el músculo actúan como 'un tándem', como una 'unidad funcional'.
"Nuestros antepasados se movían mucho más, no eran sedentarios, tenían que moverse para todo. De hecho, Sancho I murió a los 61 años, batallando en el cerco de Huesca", ha manifestado. No sólo eso, también tenían un nivel adecuado de vitamina D en el organismo, debido a la exposición solar, y una alimentación, en la que no faltaban los frutos secos -ricos en calcio-, como demuestran las estrías de los dientes hallados en excavaciones arqueológicas, provocadas por la ingesta de nueces y almendras.
"Aquí tenemos paradójicamente mucho sol y cada vez hay más osteoporosis, ¿a qué es debido? A que nos protegemos demasiado del sol con cremas. Si hay que ponerlas en determinadas horas del día, debemos ingerir gotas de vitamina D, para cubrir esa falta de sol", ha recomendado. Con el objetivo de evitar que esta pandemia vaya en aumento, Ferrández ha insistido en la necesidad de inculcar hábitos de vida saludable -al menos media hora de ejercicio al día, vitamina D y calcio- , no sólo desde las edades más tempranas, sino desde los primeros días de vida del feto, dentro del vientre de la madre.
Autor: Marta Salguero
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