Fuente; http://ortopedia.rediris.es/tribuna/Art53.html
La prevención de los terremotos y el arte de comunicar.
Lecciones para los cirujanos.
La tragedia de la ciudad italiana de L´Aquila (2009) fue de grandes proporciones. El terremoto dejó más de 300 muertos. En una zona conocida geográficamente por sus muy frecuentes temblores de tierra. ¿Era posible predecirlo?. Los científicos dicen que al día de hoy esto es imposible. Sin embargo un juez ha condenado a los expertos italianos en sismología a unas severas penas de cárcel por haber dado “una información, inexacta, incompleta y contradictoria” antes del terremoto.
La comunidad científica, como no podía ser de otra manera ha reaccionado contra esta sentencia que consideran una barbaridad, y que además sus consecuencias pueden ser muy graves para todos los científicos que trabajan en la geología de los terremotos. Nadie desde ahora se atreverá a opinar por miedo de no acertar y ser condenado por la Justicia.
Sin embargo conviene leer atentamente lo que dijo el juez para tomar tan severa decisión. Los fundamentos de la condena. Días o semanas antes del terremoto la ciudad sufrió repetidas sacudidas sísmicas. El gobierno encargó a un grupo de científicos un informe sobre la situación. El juez sabe que los terremotos no son previsibles. Pero el comunicado emitido por el grupo de estudio, en palabras del juez, afirmaba textualmente:
“La comunidad científica nos dice que no hay peligro porque ha habido una serie de descargas de energía (Los temblores que precedieron al gran terremoto). La situación parece favorable”
Pero esta nota no la redactaron los sismólogos. Esa tarea se la dejaron a otra persona que hacía las veces de portavoz del grupo (también condenada). Los científicos deberían haber reaccionado y negado el comunicado. Pero no lo hicieron.
Me pregunto ahora ¿cuántas veces dejamos la comunicación con nuestros pacientes o familiares a otras personas cuando somos nosotros los cirujanos los que hemos llevado a cabo la intervención quirúrgica, o la actuación cualquiera que sea, Información que espera todo el mundo con natural preocupación ?. Es como si esa elemental y obligada función de informar veraz y detalladamente no correspondiera al gran cirujano, agotado al parecer tras una larga y ardua operación.. ¿Quién informa entonces?. ¿ La enfermera con buena voluntad y un gran corazón, mientras el cirujano se repone o está ya interviniendo un segundo paciente.?. ¿El residente resistente al desaliento, que nunca ha visto a los familiares ni estos saben si el joven o la joven es tal vez un médico?. Real.
A veces pienso que hay cirujanos que creen que no está a su altura salir un instante al antequirófano e informar de las incidencias de la operación. Parece que estas cosas les tocan, les corresponden, a otros menos importantes que el ego del operador.
La función del Médico es muy compleja. Una de las más difíciles del arte o la ciencia. Pero eso no será nunca excusa para no dar siempre toda la información antes, durante o al final de nuestro trabajo. Por cierto, la ley lo exige y su incumplimiento se castiga en muchos casos.
Carlos Pérez Lahuerta.
Noviembre 2012.
La prevención de los terremotos y el arte de comunicar.
Lecciones para los cirujanos.
La tragedia de la ciudad italiana de L´Aquila (2009) fue de grandes proporciones. El terremoto dejó más de 300 muertos. En una zona conocida geográficamente por sus muy frecuentes temblores de tierra. ¿Era posible predecirlo?. Los científicos dicen que al día de hoy esto es imposible. Sin embargo un juez ha condenado a los expertos italianos en sismología a unas severas penas de cárcel por haber dado “una información, inexacta, incompleta y contradictoria” antes del terremoto.
La comunidad científica, como no podía ser de otra manera ha reaccionado contra esta sentencia que consideran una barbaridad, y que además sus consecuencias pueden ser muy graves para todos los científicos que trabajan en la geología de los terremotos. Nadie desde ahora se atreverá a opinar por miedo de no acertar y ser condenado por la Justicia.
Sin embargo conviene leer atentamente lo que dijo el juez para tomar tan severa decisión. Los fundamentos de la condena. Días o semanas antes del terremoto la ciudad sufrió repetidas sacudidas sísmicas. El gobierno encargó a un grupo de científicos un informe sobre la situación. El juez sabe que los terremotos no son previsibles. Pero el comunicado emitido por el grupo de estudio, en palabras del juez, afirmaba textualmente:
“La comunidad científica nos dice que no hay peligro porque ha habido una serie de descargas de energía (Los temblores que precedieron al gran terremoto). La situación parece favorable”
Pero esta nota no la redactaron los sismólogos. Esa tarea se la dejaron a otra persona que hacía las veces de portavoz del grupo (también condenada). Los científicos deberían haber reaccionado y negado el comunicado. Pero no lo hicieron.
Me pregunto ahora ¿cuántas veces dejamos la comunicación con nuestros pacientes o familiares a otras personas cuando somos nosotros los cirujanos los que hemos llevado a cabo la intervención quirúrgica, o la actuación cualquiera que sea, Información que espera todo el mundo con natural preocupación ?. Es como si esa elemental y obligada función de informar veraz y detalladamente no correspondiera al gran cirujano, agotado al parecer tras una larga y ardua operación.. ¿Quién informa entonces?. ¿ La enfermera con buena voluntad y un gran corazón, mientras el cirujano se repone o está ya interviniendo un segundo paciente.?. ¿El residente resistente al desaliento, que nunca ha visto a los familiares ni estos saben si el joven o la joven es tal vez un médico?. Real.
A veces pienso que hay cirujanos que creen que no está a su altura salir un instante al antequirófano e informar de las incidencias de la operación. Parece que estas cosas les tocan, les corresponden, a otros menos importantes que el ego del operador.
La función del Médico es muy compleja. Una de las más difíciles del arte o la ciencia. Pero eso no será nunca excusa para no dar siempre toda la información antes, durante o al final de nuestro trabajo. Por cierto, la ley lo exige y su incumplimiento se castiga en muchos casos.
Carlos Pérez Lahuerta.
Noviembre 2012.
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