LUNES 28 DE MARZO DE 2011
Estudiantes que enseñan más que sus maestros
El fin de semana invitaba a quedarse al sol, disfrutando del primer fin de semana de primavera. Sin embargo cerca de cien estudiantes de medicina de la Universidad de Granada lo dedicaron a hablar de Medicalización, sobrediagnóstico, copago o inteligencia sanitaria, acompañados de gente como Juan Irigoyen, Jesús Ambel, Fermín Quesada, Juan Gervas o Javier Padilla. La Jornada llevaba por título Dueño de Mi salud , y la organizaba el IFMSA Granada
Una demostración más de que las cosas no son tan negras como las pintan, y de que hay muchos jóvenes con inteligencia y entusiasmo más que sobrados para poder cambiar las cosas.
Tengo la suficiente experiencia en congresos para reconocer el valor que esa presencia supone: aún recuerdo un reciente congreso de ese tipo de sociedades científicas que compiten a “ver quien la tiene más larga” ( la lista de inscripciones) , en el que de los tres mil inscritos apenas llegaban a docena y media las asistentes a la mesa estelar de la mañana. O bien otra coincidente con un partido de la selección española de fútbol, en que había cinco asistentes ( la JornadaDueño de mi salud también coincidía con el España-Chequia, pero la asistencia fue bien distinta).
En algún momento habrá que empezar a preguntarse en serio para qué sirven los congresos, y si podemos seguir permitiéndonos esa peculiar forma de turismo. En buena parte de ellos a inscripción puede valer 500 euros y nadie la paga de su bolsillo; en esta jornada en cambio, la inscripción valía 5 euros, y se la pagó cada uno. En definitiva , eventos como Dueño de mi salud son demostraciones prácticas de como hacer que una reunión profesional sea interesante y útil,sin derrochar dinero, algo de lo que deberíamos aprender todos.
Por eso es particularmente sorprendente que la Facultad de Medicina no considere de suficiente interés una jornada que fue ideada, organizada y gestionada por sus propios estudiantes.Hasta el punto de que tengan que acabar realizándola en la sede de una asociación de vecinos.
En un momento de la Jornada un participante preguntó que cual era la razón de que este tipo de cuestiones no se explicaran en la carrera.Por si sirve de ilustración al respecto ,hace nada menos que una década, el grupo de Michael Yedidia de la Universidad de Nueva York publicó en JAMA un interesante trabajo sobre la necesidad de que los médicos se formaran en nuevas competencias profesionales para afrontar los desafíos de este nuevo siglo. Se señalaba lpor ejemplo la necesidad de adquirir habilidades en epidemiología clínica, gestión del tiempo, análisis costoefectividad, satisfacción del paciente ( y del médico), o trabajo en equipo. Incluso algunas han quedado tal vez desfasadas por nuevas necesidades que han surgido en esta nueva década ( por ejemplo el papel de las redes sociales y los instrumentos 2.0). La universidad española , en cambio, sigue haciendo simplemente pequeños ajustes en currículos del siglo XIX, ignorando los problemas que se van a encontrar los estudiantes en cuanto salgan de sus aulas.
En los últimos años, los decanos de medicina españoles mostraron su gran satisfacción por haber conseguido que se mantuviera la duración de la carrera en seis años a pesar de la entrada en vigor del Espacio Europeo de Educación Superior.Fuera de aquí, en cambio, las cosas van a otro ritmo: hace tres años se publicó un editorial en el Canadian Medical Association Journal con el título de Is it time for another medical curriculum revolution? en el que los editores, tras analizar una revisión sistemática sobre la efectividad de la enseñanza basada en problemas, planteaban la posibilidad de reducir el tiempo de duración del grado de medicina de ¡4 a 3 años¡, puesto que las universidades que empleaban solo tres años ( como McMaster) tenían resultados similares de aprendizaje que las de 4 ( y a un coste sensiblemente menor).
No siempre todo es cuestión de tamaño…ni de duración.
Una demostración más de que las cosas no son tan negras como las pintan, y de que hay muchos jóvenes con inteligencia y entusiasmo más que sobrados para poder cambiar las cosas.
Tengo la suficiente experiencia en congresos para reconocer el valor que esa presencia supone: aún recuerdo un reciente congreso de ese tipo de sociedades científicas que compiten a “ver quien la tiene más larga” ( la lista de inscripciones) , en el que de los tres mil inscritos apenas llegaban a docena y media las asistentes a la mesa estelar de la mañana. O bien otra coincidente con un partido de la selección española de fútbol, en que había cinco asistentes ( la JornadaDueño de mi salud también coincidía con el España-Chequia, pero la asistencia fue bien distinta).
En algún momento habrá que empezar a preguntarse en serio para qué sirven los congresos, y si podemos seguir permitiéndonos esa peculiar forma de turismo. En buena parte de ellos a inscripción puede valer 500 euros y nadie la paga de su bolsillo; en esta jornada en cambio, la inscripción valía 5 euros, y se la pagó cada uno. En definitiva , eventos como Dueño de mi salud son demostraciones prácticas de como hacer que una reunión profesional sea interesante y útil,sin derrochar dinero, algo de lo que deberíamos aprender todos.
Por eso es particularmente sorprendente que la Facultad de Medicina no considere de suficiente interés una jornada que fue ideada, organizada y gestionada por sus propios estudiantes.Hasta el punto de que tengan que acabar realizándola en la sede de una asociación de vecinos.
En un momento de la Jornada un participante preguntó que cual era la razón de que este tipo de cuestiones no se explicaran en la carrera.Por si sirve de ilustración al respecto ,hace nada menos que una década, el grupo de Michael Yedidia de la Universidad de Nueva York publicó en JAMA un interesante trabajo sobre la necesidad de que los médicos se formaran en nuevas competencias profesionales para afrontar los desafíos de este nuevo siglo. Se señalaba lpor ejemplo la necesidad de adquirir habilidades en epidemiología clínica, gestión del tiempo, análisis costoefectividad, satisfacción del paciente ( y del médico), o trabajo en equipo. Incluso algunas han quedado tal vez desfasadas por nuevas necesidades que han surgido en esta nueva década ( por ejemplo el papel de las redes sociales y los instrumentos 2.0). La universidad española , en cambio, sigue haciendo simplemente pequeños ajustes en currículos del siglo XIX, ignorando los problemas que se van a encontrar los estudiantes en cuanto salgan de sus aulas.
En los últimos años, los decanos de medicina españoles mostraron su gran satisfacción por haber conseguido que se mantuviera la duración de la carrera en seis años a pesar de la entrada en vigor del Espacio Europeo de Educación Superior.Fuera de aquí, en cambio, las cosas van a otro ritmo: hace tres años se publicó un editorial en el Canadian Medical Association Journal con el título de Is it time for another medical curriculum revolution? en el que los editores, tras analizar una revisión sistemática sobre la efectividad de la enseñanza basada en problemas, planteaban la posibilidad de reducir el tiempo de duración del grado de medicina de ¡4 a 3 años¡, puesto que las universidades que empleaban solo tres años ( como McMaster) tenían resultados similares de aprendizaje que las de 4 ( y a un coste sensiblemente menor).
No siempre todo es cuestión de tamaño…ni de duración.
(Fotografía tomada de la página de IFMSA Granada)
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