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Para crear impacto, además de tener grandes ideas hay que estar dispuesto a convertirlas en realidad
La doctora Bellisario imparte el II Curso sobre Comercialización de la Tecnología madri+d el próximo 28 de noviembre en Madrid.
Pregunta. Para empezar esta entrevista, por favor, háblenos de su trayectoria. Respuesta. Después de doctorarme en ingeniería mecánica en el MIT,Massachusetts Institute of Technology, comencé mi carrera como investigadora en BBN Technologies (ahora parte de Raytheon) y Booz-Allen & Hamilton. Regresé a la MIT Sloan School of Management para estudiar un MBA en Negocios Internacionales y, después de graduarme, trabajé para dos importantes empresas de semiconductores, Intel y Analog Devices, en diferentes puestos ejecutivos de marketing, como directora de la línea de producto y como gestora de inversiones estratégicas. Al dejar Intel, trabajé para empresas más pequeñas como Shawmut Advanced Material y para algunos grandes capitales riesgo. En 2006, lancé mi propia firma, Transtrategy, enfocada a la comercialización de tecnología y cuyos principales clientes fueron bancos de inversión, consultores de gestión y grandes corporaciones y universidades. Durante este tiempo, colaboré en diferentes iniciativas con laHarvard Business School, el Babson College y el MIT para incorporarme definitivamente al Instituto Tecnológico de Massachusetts en 2012. P. Después de estar vinculada al mundo empresarial ¿Por qué decidió incorporarse a la Universidad? R. Por dos razones fundamentales: la primera, porque quería compartir mi experiencia con los demás y la segunda, porque después de haber lidiado con los desafíos de la comercialización de nuevas tecnologías en el ámbito industrial, quería comprobar si era capaz de marcar una diferencia, acelerando la transferencia de tecnología y la comercialización desde el ámbito universitario. P. ¿Cuál es el papel de la Oficina de Transferencia de Tecnología en el Instituto? R. Tenemos dos responsabilidades relacionadas entre sí: evaluar la tecnología para su comercialización y gestionar su ciclo de vida, desde el papel de los abogados y agentes de patentes hasta la toma de decisiones sobre la estrategia de las mismas; y encontrar a los licenciatarios para la negociación de acuerdos comerciales. P. ¿Por qué el MIT y su entorno se han convertido en un foco de talento tan destacado? R. Para crear impacto no es suficiente con tener grandes ideas, también hay que ser capaz y estar dispuesto a convertirlas en realidad. Los estudiantes y profesores del MIT son unos 'manitas': quieren hacer cosas, resolver problemas y causar un impacto en la vida de los demás. Esto crea una cultura de la invención y la innovación. La cultura fomenta la curiosidad, la experimentación y la asunción de riesgos, así como el trabajo en equipo. Nadie en el MIT te dirá "no puedes hacer esto o aquello porque no se ha hecho antes". Si le dices a tu profesor que pretendes elaborar vino a partir de agua, no te contestará que es imposible, te pedirá que trabajes en un proyecto para pasar del H2O al alcohol. También existe la cultura de la colaboración: todo el mundo sabe que sus colegas son brillantes, por lo que prevalece el "qué podemos hacer juntos" frente al "yo soy el dueño del universo y no necesito a nadie más". La gente se ayuda entre sí, a veces los estudiantes aprenden más entre ellos mismos que de los profesores. Esto crea una cultura emprendedora que se alimenta de sí misma. Quiero enfatizar que los emprendedores no sólo son aquellos que trabajan en empresas de nueva creación, sino que incluye a aquellos que crean nuevos negocios y mercados dentro de compañías ya establecidas. Lo podemos ver en los negocios y productos que surgen de Apple, Intel o IBM. Y no podemos olvidar que a lo largo de los años, esta cultura también ha creado algunas organizaciones como Venture Mentoring Service para seguir apoyando el emprendimiento. P. ¿Qué elementos considera esenciales para dinamizar la innovación en una región como Madrid? R. Alentar y permitir la experimentación y la toma de riesgos controlados, así como apoyar a todos aquellos capaces de pensar de una manera diferente pero que no tienen un lugar donde llevar a cabo sus ideas, ayudándoles en el proceso de creación de la nueva empresa. Para ello, hay que considerar algunos elementos clave: - Proporcionar herramientas ya sea a través de talleres donde puedan experimentar y desarrollar pruebas de concepto o bien enseñándoles otros fundamentos prácticos para el negocio como evaluar su viabilidad o elegir un mercado potencial. - Proporcionar asesoramiento y orientación. - Proporcionar incentivos y asegurar que las personas entiendan que el fracaso no es algo de lo que avergonzarse, especialmente si se puede aprender de ello. No puedes construir cosas nuevas si no experimentas y te equivocas en el camino hacia el éxito. P. ¿Qué iniciativas destacaría del entorno de la ciencia y la tecnología de la Comunidad de Madrid? R. He encontrado a los españoles trabajadores incansables, inteligentes y buenos en los negocios. Así mismo, creo que son innovadores: basta observar una empresa como ZARA -un negocio internacional que surgió en España- y comprobar cómo su idea de ofrecer "moda rápida" a los jóvenes y su buena ejecución lo han convertido en un éxito. Sin embargo, observo que el joven español todavía duda a la hora de iniciar y probar nuevas aventuras. Es importante que se tome conciencia de los efectos positivos que el emprendimiento tiene en la sociedad y trasladar este concepto al público. Podría sugerir unas cuantas iniciativas con posibilidades de éxito, teniendo en cuenta que en Madrid ya tienen experiencia en: - Las "ignition grants o becas de arranque”, similares a las que otorga el MIT Deshpande Center para la comercialización, donde al científico y al tecnólogo se les concede no sólo una pequeña ayuda para crear una prueba de concepto, sino también la colaboración de alumnos de escuelas de negocios que les ayudan en la investigación de mercado y el análisis de los requerimientos del cliente y mentores que les apoyan en temas de gestión. En general, este tipo de ayudas pueden generar entusiasmo y alentarles a correr riesgos controlados. Quizá, una vez al año sus resultados se podrían mostrar a la sociedad. - Es importante la formación y el asesoramiento para jóvenes emprendedores. Pienso incluso en un lugar para para que trabajen, experimenten e intercambien ideas con colegas y otras empresas de nueva creación, una especie de incubadora con talleres y un espacio para laboratorio, trabajo y conferencias. Nada del otro mundo, algo sencillo como encontrar un espacio abandonado y renovarlo. Además, algunas empresas importantes podrían donar equipos, se organizarían eventos anuales para que pudiera acudir un grupo grande de gente, conocer algunos de sus resultados y hacer algo de ruido... - De la misma manera, se podría establecer algún tipo de servicio que ayude a las jóvenes empresas a encontrar recursos externos: por ejemplo, si una nueva compañía necesita soldar un producto que está experimentando, este servicio puede localizarles un soldador con la experiencia adecuada, ayudarles en la negociación y así tener el trabajo hecho, o si necesita un socio hospitalario para realizar una prueba, el servicio puede ayudarle a encontrarlo. - Para finalizar, fomentar la participación de directivos e inversores para ayudar a estas nuevas empresas, proporcionando no sólo financiación sino también asesoramiento y apoyo. |
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