Entre enero de 2009 y marzo de 2011, los investigadores estudiaron a 982 pacientes (264 fumadores y 718 no fumadores) en una clínica de prevención de Ottawa. La media de edad de los fumadores era de 58 años, comparado con los 67 años de media de los no fumadores.
El tabaco favorece la acumulación de desechos en el interior de los vasos sanguíneos, una condición denominada aterosclerosis, que contribuye a una mayor probabilidad de formación de coágulos, señala el doctor Andrew Pipe, del Instituto del Corazón de la Universidad de Ottawa y uno de los autores del estudio.
La investigación del Hospital de Ottawa, liderada por los doctores Mike Sharma y Robert Reid, reveló que los fumadores tienen el doble de riesgo de sufrir un ictus causado por un coágulo sanguíneo (isquemia cerebral) y cuatro veces más posibilidades de sufrir una hemorragia cerebral por la rotura de una arteria o vena cerebral que la población no fumadora.
Además, los fumadores tienen más probabilidades de sufrir complicaciones y de volver a padecer otro ictus. Aquellos pacientes que tras enfrentarse a un ictus leve siguen fumando, multiplican por 10 el riesgo de sufrir otro de mayor intensidad, asegura el doctor Pipe. Cómo prevenir
Si el fumador abandona el tabaco, su riesgo particular de ictus o enfermedad cardíaca disminuye. Entre 18 meses y dos años después de haber dejado el cigarrillo, los riesgos son los mismos que los de un no fumador, afirma el doctor Pipe.
«El ictus se puede prevenir», afirma el doctor Sharma, director adjunto de la Red Candiense de Ictus. «Dejar de fumar, controlar la presión sanguínea, seguir una dieta saludable y hacer algo de ejercicio reduce significativamente el riesgo de ictus».
Autor: C.G.
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