Juan V. Llaua, Raquel Ferrandisb y Cristina López Forteb CIR ESP. 2009;85(Supl 1):7-14
Entre los grupos farmacológicos de mayor consumo por los pacientes se encuentran tanto los antiagregantes plaquetarios (aspirina, clopidogrel, ticlopidina) como los anticoagulantes (acenocumarol, warfarina, heparina de bajo peso molecular, fondaparinux). El manejo de los mismos en el periodo perioperatorio constituye uno de los aspectos esenciales en el cuidado de los pacientes debido a la necesidad de equilibrar adecuadamente el riesgo de sangrado frente al riesgo trombótico (arterial o venoso) que se incrementa en los pacientes quirúrgicos. En la presente revisión se destacan tres aspectos esenciales. En primer lugar, respecto a los antiagregantes plaquetarios, es habitual que se recomiende su retirada entre 1 semana y 10 días antes de la cirugía para minimizar el sangrado perioperatorio. Sin embargo, esta práctica ha sido puesta en entredicho porque un paciente sin la necesaria cobertura antiagregante puede tener mayor riesgo de desarrollar complicaciones cardiacas, cerebrales o vasculares periféricas. Por ello, la recomendación de retirar el fármaco durante un determinado tiempo de forma sistemática debe ser rechazada. Actualmente, se deben valorar de forma individual dichos riesgos para minimizar el tiempo en que el paciente está sin la debida protección antiagregante. En segundo lugar, la tromboprofilaxis es necesaria en la mayoría de pacientes quirúrgicos por la elevada prevalencia de la enfermedad tromboembolica venosa. Ello implica el empleo de fármacos anticoagulantes, habiéndose cuestionado la práctica de la anestesia regional en estos casos. Sin embargo, con las recomendaciones de seguridad establecidas por las diferentes sociedades científicas, esta práctica se ha demostrado segura. Finalmente, la ≪terapia puente≫ de los pacientes anticoagulados con acenocumarol se debe realizar más de forma individualizada y no sistemáticamente sin tener en cuenta los riesgos tromboticos de cada paciente. El perioperatorio es un periodo de alto riesgo trombótico arterial y venoso, y el uso optimo de los antiagregantes plaquetarios y de los anticoagulantes debe ser una prioridad para minimizar dicho riesgo sin incrementar el hemorrágico. El consenso multidisciplinario es esencial en esta cuestión.
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