jueves, 22 de noviembre de 2012

Cuando la inspiración nos encontró trabajando

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Cuando la inspiración nos encontró trabajando

¿Se ha parado a pensar la suerte que tiene? Cada día me resisto más a pensar que una suerte de corriente positiva selecciona sólo a unos pocos y se olvida, de forma caprichosa, de muchos más. ¿Dónde está el origen de la suerte? Y lo más importante, ¿tendremos todos acceso a ella?


AUTOR | Elvira Vega. Subdirectora de Formación y Desarrollo de RR.HH. de MAPFRE

A menudo me sorprendo a mi misma realizándome preguntas sobre qué tipo de decisiones he tomado para llegar al punto en el que estoy y, sobre todo, que me llevó a tomarlas en un momento determinado. A menudo, también, concluyo que no lo pensé demasiado y que, seguramente fue la fortuna la que me inspiró y me llevo a tomar la decisión adecuada en el momento preciso. Al menos, quiero pensarlo así.

Analicemos también en cuantas ocasiones, cuando un amigo nos cuenta que ha recibido una promoción en su trabajo, o cuando otro nos muestra su coche nuevo, o su casita de la playa, nos hemos encontrado diciéndole: ¡Vaya suerte que tienes! ¿Y no es curioso que parece que estas cosas siempre les ocurre a los mismos? Es sorprendente..., o no.

Pensemos por unos instantes qué rasgos suelen tener estas personas en común: por lo general, suelen ser gente que planifica minuciosamente cualquier proyecto que les cae en las manos, da igual que se trate de la construcción de un edificio, que de su propia boda; dejan pocas cosas al azar. También destacan por tener una visión a largo plazo; hay que actuar en el momento, pero sin perder de vista un objetivo mucho más amplio y rico en un futuro próximo. Si o sí, son personas positivas, que no se rinden ante las primeras dificultades, que saben gestionar los cambios, que son innovadores, flexibles y persistentes. Pero, sobre todas, las cosas, son personas con una capacidad de trabajo extraordinaria, ámbito en el que ponen en práctica con gran maestría todas las habilidades que anteriormente se han enumerado.

Esto encaja bastante con lo que ya afirmaba William Faulkner, genial narrador y poeta americano del siglo XX, cuando decía que "para ser grande, hace falta tener un 99% de talento, un 99% de disciplina y un 99% de trabajo". Aún tratándose de otro siglo, hay verdades que son inmutables.

Visto así, parece que los buenos resultados son algo más que el fruto de la inspiración que pueda visitarnos en un momento dado, o de un simple golpe de suerte. Parece que tiene mucho más que ver con el esfuerzo, con el tesón, con la orientación a resultados y con la capacidad para aprovechar todas las oportunidades que la vida nos pone por delante.

¿O es casual que usted tenga la familia, la casa, las aficiones o el trabajo que tiene? Seguro que para lograr todo ello ha tenido que invertir grandes dosis de trabajo, esfuerzo, dedicación, e incluso ha tenido que enfrentarse a renuncias, que van implícitas en cualquier elección que uno hace en la vida (pura teoría económica). Piense por un instante que usted decide estudiar inglés, y renuncia a invertir ese tiempo que va a dedicar a aprender otro idioma, en detrimento de la reunión semanal con sus amigos, para comentar las mejores jugadas deportivas de la jornada del domingo, o para asistir a esa comida familiar que tanto le apetece. Esa renuncia, redundará, o al menos debería hacerlo, en beneficio de sus oportunidades para lograr un trabajo más cualificado. El día que le ofrezcan un puesto en una empresa internacional, donde uno de los requisitos fundamentales sea dominar el inglés, ¿podrán sus amigos decir que ha sido cuestión de suerte? ¡Su trabajo le ha costado!

Como decía Picasso, "la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando". De esta manera inspiración y suerte se encontrarán en nuestro camino, para cumplir una máxima que ya Thomas Jefferson, padre de la constitución americana, se aplicaba a sí mismo: “Yo creo bastante en la suerte. Y he constatado que, cuanto más duro trabajo, más suerte tengo”. Coincido plenamente. ¿Y usted?


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