El sida en 2010 es una enfermedad crónica que en la sociedad española está viviendo una llamativa sexualización. La especialista Concha Amador, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Marina Baxia (Alicante), comenta cómo en los últimos años la mitad de los nuevos diagnósticos por la infección (1.340 nuevos casos notificados en 2008) se atribuyen a la transmisión heterosexual, un 20 por ciento a las relaciones sexuales entre hombres y otro tanto a la transmisión parenteral. "Es una tendencia que lejos de remitir se mantiene cada año y que coincide con un repunte en otras infecciones de transmisión sexual, como la sífilis". Amador es la copresidenta del Congreso del Grupo de Estudio de Sida (Gesida), de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc), que se está celebrando en Madrid.
Además de que la vía sexual gana terreno en los nuevos contagios, otro dato aportado es que la gran mayoría de los responsables de la transmisión del virus del sida desconocen su situación. De hecho, se estima que entre 120.000 y 150.000 personas están infectadas por el VIH, de los que casi un 30 por ciento lo desconoce. De ahí que en esta segunda edición del congreso uno de los temas destacados sea la importancia del diagnóstico temprano y las fórmulas para promoverlo.
Otro de los temas que centra más investigación y actividad asistencial es el impacto del envejecimiento. "Los pacientes con VIH/sida han aumentado considerablemente su esperanza de vida y el reto ahora es mantenerlos en las mejores condiciones de salud; además, se ha constatado que las alteraciones asociadas al envejecimiento, como cardiovasculares, óseas, renales y neurológicas, pueden aparecer antes en las personas que viven con la infección". Ello se produce, en parte, por la erosión que causa la convivencia con el virus en el organismo, en especial de tipo inflamatorio.
Razón suficiente para apostar por el inicio precoz en los pacientes con más edad: "La terapia antirretroviral se inicia en general cuando los niveles de linfocitos CD4 están por debajo de 350, pero en pacientes mayores de 55 años o con otros problemas asociados, como cardiovasculares o hepatitis crónica, se empieza aún más precozmente. A igualdad de linfocitos, la recomendación es empezar antes con el individuo de más edad".
El control de estos pacientes ha crecido, pues, en complejidad, por lo que Gesida, con el apoyo del Instituto Universitario Avedis-Donabedian, ha elaborado un documento de consenso sobre los indicadores de calidad asistencial para las personas infectadas por el VIH. El documento, presentado ayer en el congreso de Gesida y que acaba de publicar la revista de la Seimc, recoge 66 indicadores en las áreas de intervenciones de prevención, diagnóstico y evaluación, seguimiento de pacientes tratados, comorbilidades, índices de mortalidad e investigación, entre otras. De ellos, han seleccionado 22 indicadores (ver cuadro) considerados relevantes, esto es, que todas las unidades de VIH deberían tener monitorizados.
También al respecto de la calidad asistencial, la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida ha advertido del peligro de que los recortes económicos puedan llegar a afectar el tratamiento de los pacientes, con la sustitución de las combinaciones fijas de antirretrovirales por un mayor número de pastillas, aunque de momento ningún hospital ha adoptado esta medida.