Los videojuegos están despertando mucho interés en los últimos años dentro del ámbito académico. En educación sanitaria, tanto de profesionales como de pacientes, los juegos ya forman parte del día a día.Jugar es algo innato, algo que no tenemos que aprender. Es algo divertido, aunque esto no es el verdadero objetivo, hay muchos otros como la competición y el aprendizaje.
Para que un juego tenga éxito tienes que sentirte el héroe, el que está al mando, y esto es algo totalmente opuesto a lo que entendemos por educación tradicional. Los juegos educativos tienen que tener un equilibrio entre retos y habilidades para que fluya el aprendizaje sin caer en el aburrimiento ni en la frustración.
Algo muy positivo de los juegos es que son un lugar seguro para experimentar, el 90% del tiempo que pasamos jugando cometemos errores, algo que sería impensable en el mundo real, en nuestro formato educativo.
A la hora de empezar el desarrollo de un juego educativo es importante identificar antes el objetivo. Así por ejemplo si lo que buscamos es crear una campaña de
prevención de la obesidad en población infanto-juvenil, crearemos algo como
Go for your life. Sin embargo cuando la idea es servir de apoyo al estudio de la
anatomía para estudiantes de medicina, será más efectivo un formato de juego como el de
Speed Anatomy. Cuando el objetivo inicial es claro y el juego surge de una necesidad real, se crean proyectos tan exitosos como
FoldIT que logró desentrañar la estructura de una proteína relacionada con el SIDA.
Los juegos son útiles porque son una aproximación activa al aprendizaje, crean un entorno seguro para experimentar en el que reflejar la personalidad del jugador. Lo juegos deben formar parte de una estrategia de aprendizaje permanente en la que la educación dependa a la vez de otros factores, los juegos no son el objetivo si no una herramienta más en la no vale sólo con divertirse.
Podría decirse que hay dos grandes áreas para el desarrollo de juegos serios en Salud, la dirigida a profesionales y la que está enfocada en transmitir mensajes de prevención y educación sanitaria a la población. En los dos campos sólo hemos empezado a arañar la superficie. En 2015 se estima que habrá quinientos mil millones de usuarios de aplicaciones móviles, los programadores trabajan a destajo para posicionarse en la carrera hacia una sanidad jueguizada
¡Hagan juego, señores!