http://www.dra-amalia-arce.com/2012/11/anticoncepcion-y-adolescencia-lo.html
martes, 20 de noviembre de 2012
Anticoncepción y adolescencia, ¿lo tenemos bien resuelto?
A pesar de que en la página "Acerca del blog" comento que mi idea no es responder consultas médicas, lo cierto es que me llegan muchísimas consultas y comentarios a través del correo del blog. Muchas veces son comentarios que me motivan y que me dan ideas para nuevas historias. Otras veces son consultas generalizables para las que se puede dar un link o redirigir a la persona a una solución a su problema. Intento ayudar en lo posible, pero no siempre puedo ni me apetece. Además, en ciertos casos, las historias son tan concretas y me piden tal grado de implicación que no puedo asumir.
De todos estos correos hay algunos que me llegan al alma. Gente que se desnuda dejando confesiones y experiencias duras y gente que me dice cosas muy bonitas y emocionantes.
Hace unas cuantas semanas, recibí un correo de una chica de 17 años a la que llamaré Marta. No sé cómo llegó a estas páginas, pero me imagino que navegando en internet intentando dar solución a sus preocupaciones. El caso es que me relataba una historia de relaciones sexuales de riesgo y me planteaba cómo solucionar sus miedos a un posible embarazo y cómo gestionar el acceso a los anticonceptivos. Tenía miedo a consultar a los profesionales sanitarios por temor a que sus padres acabaran sabiéndolo. Su correo era una muestra de todos los tópicos -que no por ello dejan de ser la realidad de la calle-: chicos y chicas jóvenes iniciándose en las relaciones sin una información correcta de hábitos saludables, conocimientos de anticoncepción y formas de evitar las enfermedades de transmisión sexual, desconocimiento del sistema sanitario y de los conceptos de autonomía del paciente y de confidencialidad, irresponsabilidad en algunos casos del sector "masculino", tema tabú a nivel familiar, etc.
No hace falta que os explique que contesté a ese correo en un tiempo récord y unos minutos antes de apagar las luces e irme a dormir. Aunque estaba reventada, no podía dejar a esa chica colgada con sus angustias y sin los recursos que tenemos los "adultos" para afrontar los problemas.
Le informé someramente sobre las posibilidades de anticoncepción, pero sobretodo le comenté que si tenía dudas tenía que consultar sin miedo. Que los profesionales sanitarios tenemos obligación de mantener la confidencialidad, y que a partir de los 16 años, el menor es en realidad mayor de edad para lo sanitario, y además me atreví a darle un par de consejos. Primero que hablara con su pareja. La anticoncepción no es un asunto que se deba dejar para el momento "D". Hay que tenerlo hablado, consensuado y aprender juntos si es que no se sabe demasiado. El segundo consejo: que intentara hablar con sus padres, o como mínimo con su madre. A veces los padres pueden parecer conservadores y tener la sensación de que pueden resultar intransigentes y castigadores con algunos temas y sin embargo les sacan las castañas del fuego a sus jóvenes hijos (y no tan jóvenes) cuando estos se meten en líos.
Le pedí a Marta, al final de mi correo, que por favor me explicara cómo había acabado la historia. La situación me había provocado una intensa desazón. Me escribió de nuevo hace unos días. Parece que pudo solucionar su preocupación de ese momento de forma satisfactoria. Además pudo hablar con su pareja e incluso se planteó poder sincerarse con su madre. Así que podríamos decir que algo hemos avanzado. Sin embargo me pregunto cuántos chicos y chicas pasan por circunstancias similares en soledad.
Toda esta historia me recuerda a un artículo que leí en El País a principios de mes titulado"¿Anticonceptivos en el instituto? Funciona" . En dicho reportaje partía de un programa de planificación familiar que se está desarrollando en el Reino Unido en varios centros escolares. En dicho programa se facilitaba el acceso a la anticoncepción a jóvenes (muy jóvenes) sin el consentimiento familiar. La polémica está servida. Pero en lo que sí parecen ponerse de acuerdo todos los expertos es en que poner barreras al acceso a la anticoncepción (sociales, económicas, por edad) no hace que los jóvenes dejen de mantener relaciones, y éstas se producen asumiendo muchos más riesgos.
martes, 20 de noviembre de 2012
Anticoncepción y adolescencia, ¿lo tenemos bien resuelto?
A pesar de que en la página "Acerca del blog" comento que mi idea no es responder consultas médicas, lo cierto es que me llegan muchísimas consultas y comentarios a través del correo del blog. Muchas veces son comentarios que me motivan y que me dan ideas para nuevas historias. Otras veces son consultas generalizables para las que se puede dar un link o redirigir a la persona a una solución a su problema. Intento ayudar en lo posible, pero no siempre puedo ni me apetece. Además, en ciertos casos, las historias son tan concretas y me piden tal grado de implicación que no puedo asumir.
De todos estos correos hay algunos que me llegan al alma. Gente que se desnuda dejando confesiones y experiencias duras y gente que me dice cosas muy bonitas y emocionantes.
Hace unas cuantas semanas, recibí un correo de una chica de 17 años a la que llamaré Marta. No sé cómo llegó a estas páginas, pero me imagino que navegando en internet intentando dar solución a sus preocupaciones. El caso es que me relataba una historia de relaciones sexuales de riesgo y me planteaba cómo solucionar sus miedos a un posible embarazo y cómo gestionar el acceso a los anticonceptivos. Tenía miedo a consultar a los profesionales sanitarios por temor a que sus padres acabaran sabiéndolo. Su correo era una muestra de todos los tópicos -que no por ello dejan de ser la realidad de la calle-: chicos y chicas jóvenes iniciándose en las relaciones sin una información correcta de hábitos saludables, conocimientos de anticoncepción y formas de evitar las enfermedades de transmisión sexual, desconocimiento del sistema sanitario y de los conceptos de autonomía del paciente y de confidencialidad, irresponsabilidad en algunos casos del sector "masculino", tema tabú a nivel familiar, etc.
No hace falta que os explique que contesté a ese correo en un tiempo récord y unos minutos antes de apagar las luces e irme a dormir. Aunque estaba reventada, no podía dejar a esa chica colgada con sus angustias y sin los recursos que tenemos los "adultos" para afrontar los problemas.
Le informé someramente sobre las posibilidades de anticoncepción, pero sobretodo le comenté que si tenía dudas tenía que consultar sin miedo. Que los profesionales sanitarios tenemos obligación de mantener la confidencialidad, y que a partir de los 16 años, el menor es en realidad mayor de edad para lo sanitario, y además me atreví a darle un par de consejos. Primero que hablara con su pareja. La anticoncepción no es un asunto que se deba dejar para el momento "D". Hay que tenerlo hablado, consensuado y aprender juntos si es que no se sabe demasiado. El segundo consejo: que intentara hablar con sus padres, o como mínimo con su madre. A veces los padres pueden parecer conservadores y tener la sensación de que pueden resultar intransigentes y castigadores con algunos temas y sin embargo les sacan las castañas del fuego a sus jóvenes hijos (y no tan jóvenes) cuando estos se meten en líos.
Le pedí a Marta, al final de mi correo, que por favor me explicara cómo había acabado la historia. La situación me había provocado una intensa desazón. Me escribió de nuevo hace unos días. Parece que pudo solucionar su preocupación de ese momento de forma satisfactoria. Además pudo hablar con su pareja e incluso se planteó poder sincerarse con su madre. Así que podríamos decir que algo hemos avanzado. Sin embargo me pregunto cuántos chicos y chicas pasan por circunstancias similares en soledad.
Toda esta historia me recuerda a un artículo que leí en El País a principios de mes titulado"¿Anticonceptivos en el instituto? Funciona" . En dicho reportaje partía de un programa de planificación familiar que se está desarrollando en el Reino Unido en varios centros escolares. En dicho programa se facilitaba el acceso a la anticoncepción a jóvenes (muy jóvenes) sin el consentimiento familiar. La polémica está servida. Pero en lo que sí parecen ponerse de acuerdo todos los expertos es en que poner barreras al acceso a la anticoncepción (sociales, económicas, por edad) no hace que los jóvenes dejen de mantener relaciones, y éstas se producen asumiendo muchos más riesgos.