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Dieta para la prevención y el tratamiento de la sarcopenia
Resumen
La sarcopenia es una enfermedad geriátrica que se caracteriza por una pérdida progresiva de la masa y la fuerza del músculo esquelético, con un mayor riesgo de consecuencias adversas para la salud (p. ej., caídas, discapacidad, internamiento, reducción de la calidad de vida, mortalidad). Actualmente no existen remedios farmacológicos para prevenir el desarrollo de la sarcopenia, detener su progresión o impedir sus consecuencias negativas para la salud. Las estrategias más eficaces para contrarrestar la sarcopenia se basan en la adopción de hábitos de vida más saludables, incluida la adherencia a dietas de alta calidad y la actividad física regular. En esta revisión, se resume el papel de la nutrición en la prevención y el tratamiento de la sarcopenia. Se presta especial atención a los regímenes dietéticos de gran éxito actuales y a los agentes utilizados para contrarrestar el desgaste muscular relacionado con la edad, junto con sus supuestos mecanismos de acción. Se discuten cuestiones relacionadas con el diseño y la implementación de estrategias nutricionales eficaces, centrándose en las preguntas sin respuesta sobre el momento más adecuado de las intervenciones nutricionales para preservar la salud y la función muscular en la vejez. También se ofrece una breve descripción sobre las nuevas tecnologías que pueden facilitar el desarrollo e implementación de planes de nutrición personalizados para contrastar la sarcopenia.
Aspectos destacados
- La sarcopenia se asocia con un mayor riesgo de caídas, discapacidad y muerte.
- La nutrición y el ejercicio son las únicas estrategias disponibles para contrarrestar la sarcopenia.
- La adopción de una dieta de alta calidad es una estrategia de por vida para preservar la salud muscular.
• Las proteínas y la leucina favorecen el trofismo muscular y preservan la masa magra hasta la vejez.
• Las nuevas tecnologías pueden ayudar a adaptar los planes nutricionales a las necesidades de las personas mayores.
En conclusión, la identificación y corrección temprana de la desnutrición son elementos clave para prevenir y controlar la sarcopenia. En un futuro cercano, el uso de estrategias de nutrición de precisión y la difusión de tecnologías de salud digital permitirán pasar de recomendaciones dietéticas basadas en la población y de “talla única” a un enfoque dietético específico para frenar la pérdida de masa muscular, preservar la independencia y fomentar la calidad de vida en la vejez.
Introducción
Sarcopenia
es el término acuñado para definir una afección relacionada con la edad
que se caracteriza por una pérdida suprafisiológica de masa y fuerza
muscular [1]. La sarcopenia aumenta el riesgo de resultados negativos
para la salud, como caídas, hospitalización, institucionalización,
discapacidad y muerte [2,3]. La sarcopenia también puede afectar el
pronóstico de otras enfermedades crónicas, como el cáncer [4,5], la
diabetes [6] y la insuficiencia cardíaca [7]. Debido a su relevancia
clínica, la sarcopenia fue reconocida en 2016 como una entidad
nosológica independiente con un código de la Clasificación Internacional
de Enfermedades-10 [8].
A lo largo de los años se han propuesto
varias definiciones operativas de sarcopenia, con algoritmos de
diagnóstico que varían según la relevancia atribuida a los parámetros de
fuerza/función [1,9,10]. Independientemente de las peculiaridades de
cada definición, todas identifican la insuficiencia muscular como el
sustrato biológico de la sarcopenia. Según los últimos criterios de
diagnóstico del Grupo de Trabajo Europeo sobre Sarcopenia en Personas
Mayores 2 (EWGSOP2) [11], la baja fuerza muscular es el elemento
cardinal de la sarcopenia, la baja cantidad o calidad muscular es
necesaria para confirmar el diagnóstico y el bajo rendimiento físico
sirve como indicador de la gravedad de la enfermedad. La prevalencia de
sarcopenia y sarcopenia grave varía entre el 10% y el 27% y entre el 2% y
el 9%, respectivamente, con diferentes distribuciones por sexo según la
definición utilizada [12].
Desde un punto de vista fisiopatológico,
la sarcopenia puede considerarse una enfermedad geriátrica prototípica
caracterizada por perturbaciones a múltiples niveles, desde procesos
subcelulares
dentro de los miocitos esqueléticos hasta factores sociales y
ambientales [13–15]. Durante el envejecimiento, la homeostasis del
tejido muscular esquelético se altera debido a un desequilibrio entre
los procesos anabólicos y catabólicos, lo que resulta en la pérdida de
miofibras y su reemplazo parcial por tejido graso y fibroso [16,17].
La
reducción en tamaño y número afecta principalmente a las fibras tipo
II. Esto ocurre a través de efectos sinérgicos de diferentes procesos,
como la pérdida progresiva de neuronas motoras, la transición de
isoformas de miosina de rápidas a lentas (cambio de fibras tipo II a
tipo I) y el agotamiento de células satélite [16,18,19]. Se han descrito
alteraciones en la mayoría de los “señales biológicas del
envejecimiento”, incluyendo inflamación crónica, disfunción
mitocondrial, disbiosis, senescencia celular y macroautofagia
defectuosa, en adultos mayores con sarcopenia [20–22]. En este contexto,
una red de detección de nutrientes desregulada juega un papel
relevante. Esto implica un eje somatotrófico alterado, resistencia a la
insulina y perturbaciones en la red de receptores de tirosina quinasas y
cascadas de señalización intracelular a través de las cuales la hormona
de crecimiento (GH) y el factor de crecimiento de insulina-1 (IGF-1)
regulan las vías anabólicas musculares y el metabolismo celular general
[23,24]. La regulación de la plasticidad y el trofismo muscular se
atribuye a las acciones antagónicas de la diana mecanicista de la
rapamicina (mTOR), que estimula la síntesis de proteínas, y la proteína
quinasa activada por AMP (AMPK), que inhibe a mTOR y promueve el
catabolismo (Fig. 1). El papel de la díada mTOR-AMPK en el
envejecimiento del músculo esquelético es complejo y multifacético.
Durante el envejecimiento, la hiperactivación de mTOR puede perjudicar
la síntesis de proteínas musculares (MPS) y desencadenar la degradación
de proteínas musculares (MPD) [24]. Esto está corroborado por la
evidencia preclínica que muestra que los inhibidores de mTOR, como la
rapamicina, previenen la pérdida muscular relacionada con la edad [25].
Además, las intervenciones antienvejecimiento bien reconocidas, como la
restricción calórica, activan la AMPK para inducir varios procesos
celulares, incluida la autofagia y la biogénesis mitocondrial, que son
fundamentales para la preservación del músculo en la vejez [26].
La evidencia preclínica y
clínica sugiere que una comunicación cruzada alterada entre el músculo y
otros tejidos y órganos (p. ej., grasa, hueso, hígado) tiene un papel
significativo en el desarrollo y progresión de la sarcopenia [27–29]. La
comunicación cruzada entre el músculo y los órganos está mediada por
moléculas específicas de los tejidos (p. ej., mioquinas, adipoquinas,
osteoquinas, hepatoquinas) que actúan de manera autocrina, paracrina y
endocrina para influir en varios procesos asociados con el desgaste
muscular [30]. Sin embargo, el papel de las biomoléculas individuales en
la patogénesis de la sarcopenia aún debe dilucidarse.
Una revisión
exhaustiva de los factores biológicos subyacentes a la sarcopenia está
más allá del alcance de este manuscrito y hay revisiones exhaustivas
disponibles que exploran este tema en detalle [16,30,31].
La
polifarmacia, el uso de múltiples medicamentos concurrentes, es muy
frecuente en adultos mayores y está asociada con múltiples resultados
negativos para la salud [32]. Existe una relación bidireccional entre la
polifarmacia y la sarcopenia, según la cual fármacos específicos,
incluidos los glucocorticoides, los quimioterapéuticos y los
betabloqueantes, pueden inducir debilidad y atrofia muscular, mientras
que la reducción de la masa y la calidad muscular pueden influir en la
distribución y el metabolismo de los fármacos [33,34].
Por último,
otros factores no biológicos, como la depresión, el aislamiento social
(p. ej., vivir solo, falta de actividades sociales) y los factores
ambientales (p. ej., seguridad del vecindario, acceso al transporte
público), se asocian con un mayor riesgo de sarcopenia [14,15].
Las
intrincadas relaciones entre esos supuestos factores causales y la
comprensión incompleta de la contribución individual de cada mecanismo
celular a la patogenia de la sarcopenia han dificultado la
identificación de intervenciones farmacológicas eficaces para prevenir o
controlar la afección. Los cambios en la masa muscular y la
fuerza/función muestran trayectorias similares, aunque no superpuestas, a
lo largo del tiempo, con un aumento brusco y un pico en la adultez
joven, un descenso lento de los 40 a los 45 años y una caída pronunciada
más adelante en la vida [35,36]. De ello se desprende que las
estrategias para contrarrestar la sarcopenia deben iniciarse temprano y
continuar durante toda la vida. No es sorprendente que las
intervenciones más eficaces para contrarrestar la sarcopenia dependan de
la adopción de estilos de vida saludables, incluido el consumo de
dietas de alta calidad y la participación en rutinas de actividad física
[37]. En esta revisión, se resume el conocimiento actual sobre el papel
de la nutrición en la prevención y el tratamiento de la sarcopenia. El
enfoque se centra en las recomendaciones nutricionales actuales para
contrarrestar el desgaste muscular relacionado con la edad, junto con
los mecanismos de acción de los principales agentes dietéticos. Se
discuten cuestiones relacionadas con el diseño y la implementación de
estrategias nutricionales efectivas, incluida la definición de su mejor
momento para preservar la homeostasis y la función muscular en la vejez.
Por último, explicamos brevemente las tecnologías emergentes y cómo
podrían utilizarse para crear e implementar estrategias dietéticas
individualizadas para combatir la sarcopenia en personas mayores.
Diet for the prevention and management of sarcopenia – PubMed
Diet for the prevention and management of sarcopenia – Metabolism – Clinical and Experimental
Calvani R, Picca A, Coelho-Júnior HJ, Tosato M, Marzetti E, Landi F. Diet for the prevention and management of sarcopenia. Metabolism. 2023 Sep;146:155637. doi: 10.1016/j.metabol.2023.155637. Epub 2023 Jun 21. PMID: 37352971.
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