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lunes, 18 de noviembre de 2024

Dieta para la prevención y el tratamiento de la sarcopenia

 https://ortogeriatriaoaxaca.mx/?p=185


 Dieta para la prevención y el tratamiento de la sarcopenia

Resumen

La sarcopenia es una enfermedad geriátrica que se caracteriza por una pérdida progresiva de la masa y la fuerza del músculo esquelético, con un mayor riesgo de consecuencias adversas para la salud (p. ej., caídas, discapacidad, internamiento, reducción de la calidad de vida, mortalidad). Actualmente no existen remedios farmacológicos para prevenir el desarrollo de la sarcopenia, detener su progresión o impedir sus consecuencias negativas para la salud. Las estrategias más eficaces para contrarrestar la sarcopenia se basan en la adopción de hábitos de vida más saludables, incluida la adherencia a dietas de alta calidad y la actividad física regular. En esta revisión, se resume el papel de la nutrición en la prevención y el tratamiento de la sarcopenia. Se presta especial atención a los regímenes dietéticos de gran éxito actuales y a los agentes utilizados para contrarrestar el desgaste muscular relacionado con la edad, junto con sus supuestos mecanismos de acción. Se discuten cuestiones relacionadas con el diseño y la implementación de estrategias nutricionales eficaces, centrándose en las preguntas sin respuesta sobre el momento más adecuado de las intervenciones nutricionales para preservar la salud y la función muscular en la vejez. También se ofrece una breve descripción sobre las nuevas tecnologías que pueden facilitar el desarrollo e implementación de planes de nutrición personalizados para contrastar la sarcopenia.

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Diet for the prevention and management of sarcopenia – Metabolism – Clinical and Experimental

Aspectos destacados

  • La sarcopenia se asocia con un mayor riesgo de caídas, discapacidad y muerte.
  • La nutrición y el ejercicio son las únicas estrategias disponibles para contrarrestar la sarcopenia.
  • ​​La adopción de una dieta de alta calidad es una estrategia de por vida para preservar la salud muscular.
    • Las proteínas y la leucina favorecen el trofismo muscular y preservan la masa magra hasta la vejez.
    • Las nuevas tecnologías pueden ayudar a adaptar los planes nutricionales a las necesidades de las personas mayores.

En conclusión, la identificación y corrección temprana de la desnutrición son elementos clave para prevenir y controlar la sarcopenia. En un futuro cercano, el uso de estrategias de nutrición de precisión y la difusión de tecnologías de salud digital permitirán pasar de recomendaciones dietéticas basadas en la población y de “talla única” a un enfoque dietético específico para frenar la pérdida de masa muscular, preservar la independencia y fomentar la calidad de vida en la vejez.

Introducción
Sarcopenia es el término acuñado para definir una afección relacionada con la edad que se caracteriza por una pérdida suprafisiológica de masa y fuerza muscular [1]. La sarcopenia aumenta el riesgo de resultados negativos para la salud, como caídas, hospitalización, institucionalización, discapacidad y muerte [2,3]. La sarcopenia también puede afectar el pronóstico de otras enfermedades crónicas, como el cáncer [4,5], la diabetes [6] y la insuficiencia cardíaca [7]. Debido a su relevancia clínica, la sarcopenia fue reconocida en 2016 como una entidad nosológica independiente con un código de la Clasificación Internacional de Enfermedades-10 [8].
A lo largo de los años se han propuesto varias definiciones operativas de sarcopenia, con algoritmos de diagnóstico que varían según la relevancia atribuida a los parámetros de fuerza/función [1,9,10]. Independientemente de las peculiaridades de cada definición, todas identifican la insuficiencia muscular como el sustrato biológico de la sarcopenia. Según los últimos criterios de diagnóstico del Grupo de Trabajo Europeo sobre Sarcopenia en Personas Mayores 2 (EWGSOP2) [11], la baja fuerza muscular es el elemento cardinal de la sarcopenia, la baja cantidad o calidad muscular es necesaria para confirmar el diagnóstico y el bajo rendimiento físico sirve como indicador de la gravedad de la enfermedad. La prevalencia de sarcopenia y sarcopenia grave varía entre el 10% y el 27% y entre el 2% y el 9%, respectivamente, con diferentes distribuciones por sexo según la definición utilizada [12].
Desde un punto de vista fisiopatológico, la sarcopenia puede considerarse una enfermedad geriátrica prototípica caracterizada por perturbaciones a múltiples niveles, desde procesos
subcelulares dentro de los miocitos esqueléticos hasta factores sociales y ambientales [13–15]. Durante el envejecimiento, la homeostasis del tejido muscular esquelético se altera debido a un desequilibrio entre los procesos anabólicos y catabólicos, lo que resulta en la pérdida de miofibras y su reemplazo parcial por tejido graso y fibroso [16,17].
La reducción en tamaño y número afecta principalmente a las fibras tipo II. Esto ocurre a través de efectos sinérgicos de diferentes procesos, como la pérdida progresiva de neuronas motoras, la transición de isoformas de miosina de rápidas a lentas (cambio de fibras tipo II a tipo I) y el agotamiento de células satélite [16,18,19]. Se han descrito alteraciones en la mayoría de los “señales biológicas del envejecimiento”, incluyendo inflamación crónica, disfunción mitocondrial, disbiosis, senescencia celular y macroautofagia defectuosa, en adultos mayores con sarcopenia [20–22]. En este contexto, una red de detección de nutrientes desregulada juega un papel relevante. Esto implica un eje somatotrófico alterado, resistencia a la insulina y perturbaciones en la red de receptores de tirosina quinasas y cascadas de señalización intracelular a través de las cuales la hormona de crecimiento (GH) y el factor de crecimiento de insulina-1 (IGF-1) regulan las vías anabólicas musculares y el metabolismo celular general [23,24]. La regulación de la plasticidad y el trofismo muscular se atribuye a las acciones antagónicas de la diana mecanicista de la rapamicina (mTOR), que estimula la síntesis de proteínas, y la proteína quinasa activada por AMP (AMPK), que inhibe a mTOR y promueve el catabolismo (Fig. 1). El papel de la díada mTOR-AMPK en el envejecimiento del músculo esquelético es complejo y multifacético. Durante el envejecimiento, la hiperactivación de mTOR puede perjudicar la síntesis de proteínas musculares (MPS) y desencadenar la degradación de proteínas musculares (MPD) [24]. Esto está corroborado por la evidencia preclínica que muestra que los inhibidores de mTOR, como la rapamicina, previenen la pérdida muscular relacionada con la edad [25]. Además, las intervenciones antienvejecimiento bien reconocidas, como la restricción calórica, activan la AMPK para inducir varios procesos celulares, incluida la autofagia y la biogénesis mitocondrial, que son fundamentales para la preservación del músculo en la vejez [26].

La evidencia preclínica y clínica sugiere que una comunicación cruzada alterada entre el músculo y otros tejidos y órganos (p. ej., grasa, hueso, hígado) tiene un papel significativo en el desarrollo y progresión de la sarcopenia [27–29]. La comunicación cruzada entre el músculo y los órganos está mediada por moléculas específicas de los tejidos (p. ej., mioquinas, adipoquinas, osteoquinas, hepatoquinas) que actúan de manera autocrina, paracrina y endocrina para influir en varios procesos asociados con el desgaste muscular [30]. Sin embargo, el papel de las biomoléculas individuales en la patogénesis de la sarcopenia aún debe dilucidarse.
Una revisión exhaustiva de los factores biológicos subyacentes a la sarcopenia está más allá del alcance de este manuscrito y hay revisiones exhaustivas disponibles que exploran este tema en detalle [16,30,31].
La polifarmacia, el uso de múltiples medicamentos concurrentes, es muy frecuente en adultos mayores y está asociada con múltiples resultados negativos para la salud [32]. Existe una relación bidireccional entre la polifarmacia y la sarcopenia, según la cual fármacos específicos, incluidos los glucocorticoides, los quimioterapéuticos y los betabloqueantes, pueden inducir debilidad y atrofia muscular, mientras que la reducción de la masa y la calidad muscular pueden influir en la distribución y el metabolismo de los fármacos [33,34].
Por último, otros factores no biológicos, como la depresión, el aislamiento social (p. ej., vivir solo, falta de actividades sociales) y los factores ambientales (p. ej., seguridad del vecindario, acceso al transporte público), se asocian con un mayor riesgo de sarcopenia [14,15].
Las intrincadas relaciones entre esos supuestos factores causales y la comprensión incompleta de la contribución individual de cada mecanismo celular a la patogenia de la sarcopenia han dificultado la identificación de intervenciones farmacológicas eficaces para prevenir o controlar la afección. Los cambios en la masa muscular y la fuerza/función muestran trayectorias similares, aunque no superpuestas, a lo largo del tiempo, con un aumento brusco y un pico en la adultez joven, un descenso lento de los 40 a los 45 años y una caída pronunciada más adelante en la vida [35,36]. De ello se desprende que las estrategias para contrarrestar la sarcopenia deben iniciarse temprano y continuar durante toda la vida. No es sorprendente que las intervenciones más eficaces para contrarrestar la sarcopenia dependan de la adopción de estilos de vida saludables, incluido el consumo de dietas de alta calidad y la participación en rutinas de actividad física [37]. En esta revisión, se resume el conocimiento actual sobre el papel de la nutrición en la prevención y el tratamiento de la sarcopenia. El enfoque se centra en las recomendaciones nutricionales actuales para contrarrestar el desgaste muscular relacionado con la edad, junto con los mecanismos de acción de los principales agentes dietéticos. Se discuten cuestiones relacionadas con el diseño y la implementación de estrategias nutricionales efectivas, incluida la definición de su mejor momento para preservar la homeostasis y la función muscular en la vejez. Por último, explicamos brevemente las tecnologías emergentes y cómo podrían utilizarse para crear e implementar estrategias dietéticas individualizadas para combatir la sarcopenia en personas mayores.

Diet for the prevention and management of sarcopenia – PubMed

Diet for the prevention and management of sarcopenia – Metabolism – Clinical and Experimental

Calvani R, Picca A, Coelho-Júnior HJ, Tosato M, Marzetti E, Landi F. Diet for the prevention and management of sarcopenia. Metabolism. 2023 Sep;146:155637. doi: 10.1016/j.metabol.2023.155637. Epub 2023 Jun 21. PMID: 37352971.

Copyright: © 2023 The Authors. Published by Elsevier Inc.






lunes, 27 de noviembre de 2023

Efecto de la suplementación nutricional oral sobre los resultados en adultos mayores con fracturas de cadera y factores que influyen en el cumplimiento

 https://www.ortopediainfantilyarticular.com.mx/academia/efecto-de-la-suplementacion-nutricional-oral-sobre-los-resultados-en-adultos-mayores-con-fracturas-de-cadera-y-factores-que-influyen-en-el-cumplimiento/


Efecto de la suplementación nutricional oral sobre los resultados en adultos mayores con fracturas de cadera y factores que influyen en el cumplimiento

Los suplementos nutricionales orales REDUCEN A LA MITAD el riesgo de infección, úlceras por presión y todas las complicaciones y reducen la duración de la estancia hospitalaria después de una fractura de cadera. ¡Pan comido!
FracturadeCadera #Nutrición #Suplementos #HipFracture #Nutrition #Supplements #Surgery #Cirugía #BJJ
@DuckworthOrthEd, @EdinOrthopaedic

Effect of oral nutritional supplementation on outcomes in older adults with hip fractures and factors influencing compliance | Bone & Joint (boneandjoint.org.uk)

Effect of oral nutritional supplementation on outcomes in older adults with hip fractures and factors influencing compliance – PubMed (nih.gov)

Effect of oral nutritional supplementation on outcomes in older adults with hip fractures and factors influencing compliance | Bone & Joint (boneandjoint.org.uk)

Chen B, Zhang JH, Duckworth AD, Clement ND. Effect of oral nutritional supplementation on outcomes in older adults with hip fractures and factors influencing compliance. Bone Joint J. 2023 Nov 1;105-B(11):1149-1158. doi: 10.1302/0301-620X.105B11.BJJ-2023-0139.R1. PMID: 37907073.

© 2023 The British Editorial Society of Bone & Joint Surgery.



martes, 12 de abril de 2022

SMOP 2022

 

miércoles, 14 de junio de 2017

Curación de Heridas, la nutrición


Wound Healing , nutrition

Fuente
Este artículo es originalmente publicado en:

De Y todos los derechos reservados para:

Cortesia del Dr. Nabil Ebraheim

Publicado el 13 jun. 2017
Dr. Ebraheim’s educational animated video describing information associated with wound healing and patient nutrition.
Donate to the University of Toledo Foundation Department of Orthopaedic Surgery Endowed Chair Fund:
https://www.utfoundation.org/foundati…
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sábado, 31 de marzo de 2012

Alimentación de niños que toman poca leche


Alimentación de niños que toman poca leche

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Niña que no quiere tomar leche

¿Es necesario tomar leche?

Todos los mamíferos pasamos por un periodo de lactancia exclusiva, seguido de otro en el que vamos probando otros alimentos, hasta que finalmente dejamos de mamar. Aunque a partir de entonces la leche no es indispensable, sigue siendo un excelente alimento, sobre todo como fuente de calcio. El calcio es necesario para formar los huesos y los dientes. La ingesta adecuada diaria de calcio va aumentando desde un mínimo de 200 mg en el recién nacido, hasta un máximo de 1300 mg entre los 9 y 18 años. Un litro de leche de vaca aporta 1200 mg.

Además de la leche, ¿qué otros alimentos contienen calcio?

Contenido en calcio de algunos alimentos
Alimentomg de calcio por 100 g
Leche de vaca120
Yogur170
Queso fresco  200
Queso manchego curado800
Sardinas de lata (con su raspa)500
Dorada, besugo180
Gallo120
Lubina80
Filete de ternera11
Yema de huevo140
Berza, grelos200
Espinacas130
Brécol105
Judías verdes60
Soja200
Alubias y garbanzos100
Lentejas75
Pan de trigo55
Naranja40
Almendras250
Hay muchos alimentos que contienen calcio. Son especialmente ricos en dicho mineral:
  1. Pescados: entre los blancos o poco grasos están la dorada, el besugo, el gallo y la lubina. Entre los azules o grasos el boquerón y las sardinas, que especialmente nos aportarán calcio si los comemos con sus espinas.
  2. Carnes: no hay ninguna especialmente rica en calcio. Por ejemplo, 100 g de un filete de ternera tiene 10 veces menos calcio que 100 g de leche.
  3. Yema de huevo.
  4. Verduras: las espinacas, el brécol y las judías verdes. La berza o los grelos contienen más calcio, pero son menos populares.
  5. Legumbres: la soja, las alubias, los garbanzos y, en menor medida, las lentejas. Con soja se elabora una bebida que, por su color blanco, se denomina “leche” de soja (como la leche u horchata de almendras, o la de chufa). La leche de soja se parece a la de vaca en que ambas contienen una cantidad de proteínas similar, pero tiene poco calcio, a no ser que se le añada.
  6. Cereales: el trigo y, sobre todo, la avena.  
  7. Frutas: las aceitunas, las naranjas, el kiwi y los higos.
  8. Frutos secos: las almendras y las avellanas.
En la tabla de la derecha vemos los miligramos aproximados de calcio por cada 100 gramos de varios de los alimentos que acabamos de mencionar.

¿Es la cantidad de calcio que contienen los alimentos lo único que importa?

No, también hay que tener en cuenta:
  1. La forma de cocinarlos. Una parte importante del calcio y otros nutrientes (vitamina C, hierro, etc.) se pueden perder durante el cocinado, en especial cuando se hierven mucho tiempo en agua y con el alimento troceado.
  2. La absorción en el intestino. El calcio de la leche se absorbe muy bien gracias a la lactosa. En el extremo opuesto está el calcio de algunas verduras, como las espinacas, que se absorbe mal debido a que contienen oxalatos. En un lugar intermedio podemos situar el calcio de las legumbres (sobre todo el de la soja) o el de la cáscara de los cereales (salvado), que se absorbe regular porque estos vegetales contienen fitatos.
  3. El depósito en los huesos. Para que el calcio absorbido se deposite bien en los huesos se necesitan dos cosas: vitamina D y ejercicio físico. La mayoría de la vitamina D que necesitamos se fabrica en nuestra propia piel, gracias a la exposición a la luz solar. Una persona de piel clara produce la suficiente exponiendo una pequeña parte de su piel (como la cara y brazos) durante pocas horas semanales a un sol moderado. Las personas de piel oscura y los que viven en países más cercanos a los polos necesitan más exposición solar. Conseguir suficiente vitamina D de los alimentos no es fácil, ya que los únicos ricos en ella son algunos pescados grasos. El huevo, la leche y el hígado de animales contienen cantidades discretas. Los vegetales carecen de vitamina D. Conviene saber que al quitar la grasa de la leche (productos “desnatados”) no se pierde el calcio, pero sí las vitaminas D y A (la leche es rica en vitamina A).

¿Por qué no quiere leche mi hijo?

Aunque no es frecuente, algunos niños rechazan la leche. En muchos casos es simplemente porque no les gusta. Por ejemplo, a algunos bebés que tomaron pecho largo tiempo no les gusta el biberón y a veces tampoco la leche de vaca. Este suele ser un rechazo transitorio. Otro ejemplo son los niños mayores que dejan de desayunar o de tomar leche o lácteos en la merienda, por lo que su ingesta diaria de calcio es difícil que alcance la recomendable.
De forma excepcional, algunos niños pueden rechazar la leche porque les sienta mal. Esto ocurre por dos motivos:
  1. Porque digieren mal la lactosa (intolerancia a la lactosa). La lactosa es el azúcar natural de la leche. Para digerirla, las células de la pared del intestino contienen una enzima llamada lactasa. La lactasa se pierde de manera parcial y transitoria en algunas diarreas intensas, especialmente en niños pequeños. También se pierde por otras enfermedades intestinales y, de forma natural, con la edad. Cuando un niño tiene intolerancia a la lactosa, un rato después de tomar leche o derivados (no de inmediato) puede tener nauseas, dolor de barriga y a veces diarrea. La frecuencia con que los adultos tienen síntomas de intolerancia varía mucho, siendo más frecuente en las personas de raza negra y en los  asiáticos. Algunos consejos para que estas personas tomen suficiente calcio son:
    • Si con pequeñas cantidades de leche o derivados no tienen síntomas, no es aconsejable eliminar por completo la lactosa, ya que su presencia favorece la absorción del calcio. Se les debe aconsejar:
      1. Que sigan tomando leche normal, pero en pequeñas cantidades. Si les apetece mayor cantidad de una vez, pueden usar leches comerciales bajas en lactosa.
      2. Que tomen más leches fermentadas (yogur, kéfir) o queso, porque contienen menos lactosa que la leche y los tolerarán mejor.
    • Si incluso con pequeñas cantidades tienen síntomas, hay leches comerciales sin lactosa. También pueden comprar lactasa, que se añade en la leche o se toma a la vez que derivados lácteos o alimentos que contengan leche.
    • En ambos casos deben procurar comer otros alimentos ricos en calcio.
  2. Porque tiene alergia a las proteínas de la leche de vaca. La alergia comienza casi siempre en los bebés cuando se les empiezan a dar los primeros biberones de leche adaptada (la leche adaptada se prepara con leche de vaca). Inmediatamente después de tomar el biberón, el niño puede empezar con hinchazón de los labios y la cara, manchas rojas y habones con picor en cualquier parte del cuerpo, nauseas o vómitos, dolor abdominal y otros síntomas. Las manchas y habones pueden también salir simplemente por el contacto de la piel con la leche. Estos niños deben evitar por completo la leche de vaca, sus derivados y cualquier alimento que contenga proteínas lácteas. Con la edad algunos pierden la alergia y pueden volver a tomar leche.

¿Dónde puedo encontrar más información?

domingo, 25 de diciembre de 2011

Excesos navideños: Qué comer para prevenir la diabetes


XVIII Encuentro A Tu Salud

Excesos navideños: Qué comer para prevenir la diabetes

Los pacientes con diabetes tipo II viven estas fechas marcadas por las grasas y los azúcares. Si se siguen unas sencillas medidas es posible, no sólo comer bien y mantener a raya los niveles de glucosa en sangre, sino evitar la aparición de la enfermedad.

> «La mitad de los diabéticos no sabe que lo es», por Luis Felipe Pallardo

> «El ejercicio de baja intensidad no sirve», por Serafín Murillo
> «Mostramos la enfermedad de forma interactiva», por Ricard Casamor
> «Hay que evitar los azúcares de absorción rápida», por Sara Martínez-Garrido
 
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Excesos navideños: Qué comer para prevenir la diabetes
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Diccionario Inteligente
17 Diciembre 11 - Madrid - B. Muñoz/ A. Almendros
Un año más los excesos alimentarios se instalan en nuestra mesa por Navidad. Resulta difícil concebir esta festividad sin la presencia de suculentas mesas que rebosan una gran cantidad y variedad de productos y no caer en la tentación de saborear las populares bandejas llenas de turrones, polvorones y mazapanes. Aunque su consumo va unido a la tradición y resulta inevitable comer y beber más de lo normal, a los cerca de cinco millones de diabéticos que hay en nuestro país no les quedará más remedio que vigilar su dieta para que las cifras de glucosa no se disparen. Para que estos pacientes puedan disfrutar de una buena mesa navideña y mantener, a la vez, un correcto nivel de azúcar en sangre y la población general no descuide su salud, se celebró el XVIII Encuentro A TU SALUD, organizado por LA RAZÓN y Novartis. Varios expertos dieron a conocer todas las claves acerca de cómo abordar la enfermedad, la importancia que tiene la alimentación para este colectivo y el beneficio de la práctica del ejercicio físico.
Educar al paciente
El doctor Luis Felipe Pallardo, jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario La Paz de Madrid, está convencido de que «educar al paciente diabético es fundamental para el abordaje de la enfermedad». Dado que la alimentación juega un papel determinante, este tipo de pacientes «no tienen por qué hacer una dieta diferente a la de una persona normal, aunque el problema de hoy en día es que nadie hace una dieta normal», matiza Pallardo. Esta misma opinión la comparte Sara Martínez-Garrido, nutricionista y dietista colaboradora de la Sociedad Española de Médicos de Residencias quien añade que «se puede comer y disfrutar sin aportar muchas calorías. Es posible hacer platos sanos, completos y fáciles de elaborar».

Dado que el alcohol ocupará un lugar prioritario en la mesa, su consumo no sólo no aporta ningún nutriente a la salud, sino que puede resultar perjudicial para las personas con diabetes. «El alcohol es hipoglucemiante, es decir, baja el azúcar en sangre. El diabético debe tener mucho cuidado si lo toma en ayunas como en el aperitivo ya que le puede afectar más que si lo toma en la comida. Además, en el caso de la cerveza como se elabora con un cereal, la cebada, hay que contemplar la cantidad de hidratos de carbono ya que, a modo de ejemplo, la negra tiene más carbohidratos que la rubia», dice Martínez-Garrido.
Confusión
Polvorones, turrones y mazapanes constituyen los dulces navideños por excelencia, pero la excesiva cantidad de azúcar y grasas saturadas que poseen los ha convertido en alimentos casi proscritos. Con el fin de satisfacer, tanto a los diabéticos como aquellas personas que quieran cuidar la línea pero sin renunciar al placer de estos productos, en los últimos años han irrumpido con fuerza este tipo de dulces que se comercializan bajo el título de «light» o «sin azúcar». La opinión de los expertos ante estos productos resulta muy crítica. Según Martínez-Garrido, «que sean aptos para estos pacientes no significa que puedan tomarse la tableta entera o una cantidad ilimitada. Además, esta variedad posee más cantidad de proteínas que los convencionales. Antes de optar por estos productos es mejor que tomen un pedacito del turrón de siempre». La confusión al consumidor se deriva, en muchas ocasiones, «de un etiquetado incorrecto del producto y porque se le añaden una serie de virtudes que la mayoría no tienen y equivocan al paciente», advierte Pallardo.

Para disfrutar de estas fiestas no hace falta recurrir a alimentos sofisticados ya que, por norma general, «serán los más calóricos y ricos en grasa como el cordero, los fritos o el foie, entre otros», sostiene Martínez-Gallardo. Por ello, continúa la experta, una buena y saludable opción para el diabético sería «el sushi porque lleva arroz cocido y pescado. También se puede optar por el marisco, sobre todo si es cocido porque, aunque posee colesterol, apenas tiene calorías». Y añade que en el caso de llegar a la mesa con mucha ansiedad, existen pequeños trucos que pueden ayudar a disminuirla como «empezar la comida tomando algo de fruta porque al ser un hidrato de carbono de absorción rápida calma esa ansiedad fisiológica que se produce, o ingerir fibra soluble o espirulina que, al hinchar el estómago, sacia y crea sensación de plenitud».
Un fármaco más
Si para el paciente con diabetes tipo II la alimentación resulta determinante en el control de la enfermedad, la práctica de ejercicio físico no puede faltar en el tratamiento. Según Serafín Murillo, educador de la Unidad de Diabetes y Ejercicio del Ciberdem y del Hospital Clinic de Barcelona, «al diabético tipo II hay que prescribirle ejercicio físico. Deben tomarlo como un medicamento más, pero siempre adaptado a su vida diaria, sobre todo en aquellos pacientes que no están acostumbrados. El problema es que muchas veces nos encontramos con que el paciente tiene sobrepeso, obesidad, hipertensión o problemas en las articulaciones y no resulta la persona más idónea para hacer un gran esfuerzo físico. Por eso, se recomienda el de tipo aeróbico, como caminar, nadar, ir en bicicleta, etc». Con tanto exceso culinario de por medio, los expertos alertan de que es casi imposible compensarlo con la práctica deportiva. Así, «para compensar una celebración navideña, habría que ser un atleta de élite», afirma Murillo.

Entre celebración y celebración no está de más depurar el organismo de tanto exceso culinario. «Cuando se metabolizan todas esas calorías extra, el organismo produce una serie de toxinas que hay que eliminar de forma natural. Tomar un zumo de limón con agua puede resultar útil, pero lo que no vale de nada son las curas a base de sirope de arce», recomienda Martínez-Garrido. Dentro de la dieta diaria, continúa la nutricionista, «hay que aumentar la ingesta de fruta y verdura, tomar más cantidad de fibra, optar por preparaciones culinarias sencillas como la plancha o el vapor y evitar el café por su toxicidad, así como la bollería y el chocolate».