PARTÍCULAS FOTOSENSIBLES QUE LIBERAN RADICALES LIBRES Y ELIMINAN LAS CÉLULAS IMPLICADAS
Nanopartículas que se incorporan a los macrófagos estabilizan la aterosclerosis
La nanomedicina y la terapia génica han sido dos de las protagonistas en el III Simposio Internacional de Salud Cardiovascular, organizado por la Fundación BBVA y el Hospital Clínico de Madrid. La incorporación de macrófagos en nanopartículas para tratar placas de ateroma y las posibilidades del factor de crecimiento endotelial están dando que hablar.
José A. Plaza - Viernes, 3 de Diciembre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
La nanomedicina teranóstica se ha convertido en la compañera de laboratorio de Jason McCarthy, del Centro para la Biología de Sistemas de la Facultad de Medicina de Harvard, en California. El uso de nanopartículas con fines diagnósticos y terapéuticos es una de las vías más prometedoras en cardiología, tal y como ha explicado McCarthy en el III Simposio Internacional de Salud Cardiovascular, organizado por la Fundación BBVA y el Hospital Clínico de Madrid, y que terminó ayer.
El desarrollo de nanoagentes teranósticos tiene en la aterosclerosis una de sus dianas. Una de las aplicaciones que el investigador estadounidense ha ensayado en ratones consiste en incorporar en los macrófagos nanopartículas que emiten señales de luz fluorescente, lo que permite su seguimiento mediante técnicas de imagen en el interior del organismo. La partícula incorpora un fotosensibilizador, que se activa a voluntad, y emite radicales libres que eliminan a las células portadoras. Los ratones, tras recuperarse a lo largo de una semana, fueron inyectados de nuevo con el agente: "Observamos que éste ya no actuaba sobre la lesión, lo que demuestra una ablación focal de los macrófagos inflamatorios que confiamos en tenga un efecto estabilizador de la placa".
Ya que los macrófagos son más abundantes en las placas de ateroma inestables que en las estables, esta técnica permite identificar las zonas con mayor riesgo de rotura.
En adyuvancia
McCarthy ha explicado a Diario Médico que la teranóstica "no va a utilizarse necesariamente de forma inicial para aportar un diagnóstico. La veo más como una segunda línea que permite comprobar la localización de los agentes utilizados y la eficacia del fármaco". En este sentido, cree que la nanomedicina puede convertirse en un estándar en el diagnóstico cardiovascular, aunque su futuro puede ser de adyuvancia a las metodologías ya existentes".
Una de las ventajas de las nanopartículas es la de conocer la biología de la enfermedad, lo que aporta más probabilidades de acertar con el tratamiento. Volviendo a los macrófagos, McCarthy recuerda que "más del 20 por ciento de una placa de ateroma está formada por estas células, que son responsables del inicio, progresión y ruptura de la placa: son dianas perfectas para localizar una terapia que pueda destruir células específicas".
No empeorar el problemaPero hay que asegurarse de que las células quedan eliminadas: "Si la terapia no logra acabar con ellas, aparecerá un proceso de necrosis que derivará en más inflamación, lo que empeorará el problema". Dirigirse al tipo celular causante de la inflamación de forma específica es fundamental.
Con respecto a los materiales más efectivos en nanomedicina, McCarthy opina que "son los que dan mayores beneficios clínicos, y esto depende del caso y, en cierto modo, del gusto de cada investigador". Según ha explicado, por el momento sólo hay tres nanopartículas en la clínica, por lo que hay que seguir probando: "Son muchos los materiales que pueden funcionar".