En el campo de la salud se está dando una cada vez mayor convergencia entre biología y tecnología.
¿Se imagina un futuro en el que su médico sea una máquina? ¿O en el que se puedan imprimir riñones o huesos de repuesto? ¿Prótesis robóticas, celulares que controlan nuestros niveles de azúcar o realidad aumentada para detectar, por ejemplo, un cáncer de piel?
Aunque muchas de estas tecnologías están todavía en pañales, se sorprendería al saber cuán cerca estamos de emplear algunos de estos recursos en medicina y cómo éstos revolucionarán los tratamientos médicos en la próxima década.
En este artículo, BBC Mundo analiza algunos de ellos.
¿Adiós a los médicos... Humanos?
Algunos recordarán aquella máquina que escaneaba la salud de los protagonistas de
Viaje a las estrellas. Fue precisamente al ver esta serie de ciencia ficción que a Walter Brouwer, uno de los fundadores de la compañía
clicScanadu, se inspiró para plantear la fabricación del
Medical Tricorder
Estamos hablando de Inteligencia Artificial, toda esa serie de programas que piensan y llegan a conclusiones a partir del procesamiento y contraste de datos.
Programas de inteligencia artificial podrían sustituir a los médicos a la hora de controlar y tratar nuestros problemas de salud.
El concepto es elaborar un dispositivo capaz de obtener diversos datos del paciente (como la presión arterial o la presencia de infecciones a partir del análisis de la sangre o la saliva) y que a partir de ellos elabore un diagnóstico y diseñe un tratamiento.
La Fundación X-PRIZE propuso un premio de US$10 millones para quién desarrolle esta tecnología. Ya hay una decena de empresas trabajando en un modelo y el objetivo es que esté disponible comercialmente en tres o cinco años.
Por su parte, otros programas inteligentes como Siri de Apple y Watson de IBM ya se están incorporando al mundo de la medicina.
Combinados con los sistemas de computación en nube, pueden convertir nuestros celulares en médicos personales en potencia.
Imprimiendo riñones
Las impresoras 3D, cada vez más asequibles, van a dar mucho que hablar en muchas áreas, pero en medicina podrían ser particularmente revolucionarias.
Si un paciente ha perdido una pierna, estas máquinas podrían escanear el miembro seccionado y elaborar una prótesis que se ajuste a la medida y color de piel del paciente.
Pero el concepto va muchísimo más allá y podría poner fin al drama de aquellos pacientes que necesitan un transplante de órganos.
Las bioimpresoras todavía son todavía experimentales pero podrían revolucionar el mundo del transplante de órganos.
La idea es sustituir la "tinta" que emplean estas máquinas por células madre para fabricar riñones, hígados o corazones, utilizando el ADN del paciente, lo que evitaría rechazos.
Estamos hablando de la bioimpresión y no es un concepto nuevo. Hace años que se viene planteando esta posibilidad, pero sólo recientemente parece estar, nunca mejor dicho, materializándose.
En marzo de 2011, el investigador Anthony Atala, del Instituto de Medicina regenerativa Wake Forest en Estados Unidos, sorprendió a un auditorio entero durante una conferencia al imprimir un riñón en vivo y en directo.
Cierto que el riñón no era funcional, pero estaba hecho de tejido humano.
Hospital líquido
"Una cosa es lo que pasa en los laboratorios, que están lejos de la práctica diaria, y otra lo que ya se está aplicando en los hospitales".
Fernández es impulsor del primer "hospital líquido" de España, proyecto que pretende que los hospitales trasciendan virtualmente sus muros para interactuar tanto con el paciente como con el resto de la comunidad médica.
Esto lo hace a través de diversos recursos de internet, desde cuentas en Facebook en donde, por ejemplo, se ofrecen consejos de salud, páginas donde se recopilan publicaciones recientes en el campo de la medicina, o cuentas de Twitter con vínculos a videos de conferencia orientadas a padres preocupados por el control de la salud de sus hijos.
Algunos hospitales en Reino Unido disponen de sistemas que permiten a los pacientes interactuar con su médico desde casa.
La oferta de información digital del Hospital Sant Joan de Déu es amplia y trasciende continentes.
En 2010 empezó a retransmitir tanto a España como a América Latina un Webcast (retransmisión en directo a través de internet) con cursos y jornadas de formación para médicos y enfermeras, que permite seguir los cursos en tiempo real o en diferido.
En cuanto al paciente, señala Fernández, con las redes sociales éste se convierte en una especie de "corresponsal de la salud", participando aportando información, o su opinión, e interaccionando de forma distinta con el médico.
Hace años que el concepto de hospital líquido se viene extendiendo en Estados Unidos.
En este país, 575 centros ya poseen una cuenta de Youtube, 1.068 tienen una cuenta en Facebook, 814 en Twitter y 149 publican blogs, según ebennett.org, página de información sobre redes sociales para centros de salud.
En ese país, hace años que funcionan con éxito sociales como
clicPatientsLikeme (pacientes como yo) o
clicCureTogether(Curémonos juntos), donde pacientes con dolencias similares comparten sus experiencias o conocimientos, e incluso donde se pueden impulsar campañas de
cliccrowdsurcing(tercerización masiva).
Sensores y aplicaciones
Médicos y usuarios dispondrán de sensores manejables para obtener diversos datos sobre nuestra salud.
En el último año hemos visto un auge de aplicaciones para teléfonos inteligentes y la medicina no está exenta de ellos.
Muy pronto podremos controlar nuestra salud usando nuestros celulares.
Imagínese la situación: un teléfono que accede a nuestro registro médico, que controlar tu ritmo cardíaco y envía los datos a la nube para que los vea el médico.
Ya son muy populares, sobre todo en Estados Unidos, aplicaciones como
clicFitbit o Jawbone UP, que nos ayudan a mantenernos en forma.
Al final, estas aplicaciones se convierten en lo que comentábamos al inicio de este artículo, una especie de máquina que escanea el estado de nuestra salud y que automáticamente elabora un diagnóstico o tratamiento.
Un recurso, que podría tener una gran repercusión sobre todo en países en desarrollo, con escaso acceso a servicios de salud.
Aparte del celular, expertos en electrónica también están desarrollando toda clase de sensores. Aparatos cada vez más pequeños y baratos que podrán medir nuestra temperatura o presión y transmitir esos datos por internet.
La delgada línea entre lo humano y lo robótico
Exoesqueletos e implantes biónicos son ejemplos que combinan biología y tecnología.
Por último, BBC Mundo ha decidido dedicar unas líneas a biotecnología.
"Son tecnologías que se mezclan con la biología. Esto irá cada vez a más y ahí vendrá el debate sobre el límite entre lo humano y la máquina", explica Fernández.
Se refiere a la elaboración de implantes ortopédicos biónicos, como los que lleva el deportista sudafricano
clicOscar Pistorius, corredor que practica este deporte con una especie prótesis con forma de guadaña.
Pero también destaca la aparición de los primeros exoesqueletos, que quizás podrían en un futuro hacer caminar a las personas parapléjicas.
Son exoesqueletos robóticos que detectan los impulsos nerviosos emitidos por el cerébro hacia los músculos.
De he hecho, trascendiendo el mundo de la medicina, Estados Unidos está invirtiendo millones en el desarrollo de exoesqueletos mecánicos para unidades de Marines, con el fin de aumentar su rendimiento.