lunes, 25 de abril de 2011

"Thinking outside the box" en la educación superior. Una necesidad de supervivencia.


25 abril 2011

"Thinking outside the box" en la educación superior. Una necesidad de supervivencia.

 

Imagen de freeflyer09, extraída de Flickr.
Debo decir que estoy pasando unos días difíciles con ciertos estamentos de la jerarquía administrativa de la universidad pública catalana. Con más de 15 intermitentes años de vinculación a la universidad (en Argentina, España y EEUU), no es la primera vez que sufro decepciones en el entorno público, mucho más que en el privado, donde las universidades tienen una lógica más empresarial y menos funcionarial.

Bien decía Bill Readings (1996): “The modern University has had three ideas: the Kantian concept of reason, the Humboldtian idea of culture, and now the techno-bureaucratic notion of excellence.” El problema es grave cuando la burocracia atenta contra esta noción de excelencia, tan propia del ADN de la universidad humboldtiana. Muchas veces sucede que las ideas o las acciones más convenientes para el entorno no son las que triunfan. Tampoco el cambio es muy bienvenido, porque rompe el statu quo vigente. Uno de los argumentos fuerza de los burócratas es "el marco legal vigente", las resoluciones existentes y "así hacemos las cosas aquí". Nada de pensamiento agónico y beneficio del disenso, como analizaba Cass Sunstein. Asi estamos en la universidad española. Que sumado a la endogamia existente, las convierte en instituciones mediocres, donde los mejores profesionales navegan en los bordes, creando redes externas de trabajo y participando de conversaciones casi siempre puertas afuera. La universidad expandida son terrritorios mentales. Ni geográficos, ni departamentales. "La creación de valor tiene poca cabida en los estudios españoles", dice el admirado Martín Varsavsky en su blog. La universidad debería organizarse en bases a temas de investigación y no a departamentos. Recuerdo a una importante profesora en mi Doctorado (UAB) decirme sin casi conocerme: "Aquí no hay plazas (en la universidad pública), pero hay muchas universidades privadas que te pueden acoger". Se apoderaron de los nombramientos. El consenso de la transición española en la universidad nos ha llevado a la peor endogamia (junto con Italia) del Espacio Europeo de Educación Superior, y aún perdura. Por esto el anterior gobierno catalán, para seducir a los mejores científicos, les ha diseñado centros de investigación a su medida e independientes de las estructuras universitarias, con un gran presupuesto y total autonomía de gestión. Precisamente para que no tuvieran que lidiar con la "universidad hotel" y se pusieran a generar conocimiento y valor social y económico en una "universidad laboratorio". Siempre me pregunto ¿Por qué las universidades españolas tienen una ratio tan baja de solicitudes de investigadores en Euraxess? ¿Será por miedo que se postulen investigadores mejor preparados que los locales, y que luego no se les pueda decir que no? Y para peor, los recientes planes de excelencia de la universidad española fueron dinero para planes urbanísticos de los campus y poco más.

Hace días en La Vanguardia, Gemma Puig i Panadero escribía en Tribuna un excelente artículo "De profesión: funcionaria". Tomo algunas de sus ideas (las copio porque La Vanguardia on-line es de suscripción): "Sus años de experiencia la han convencido que trabajar bien y ser una buena profesional es una cuestión estrictamente vocacional, porque ni hay incentivos para ello ni sanción por no cumplir. (...) Está demostrado que evolucionamos por estímulos externos, si nuestro entorno pierde atractivo, dejamos de crecer. Cuando ello ocurre el individuo busca salidas para su autorrealización, pero en el caso de los funcionarios, el miedo a la pérdida de seguridad que conlleva esa situación, provoca una acomodación. Con unos años más no sólo tenemos personas acomodadas, sino resignadas, incapacaes de incorporarse a nuevos contextos o de afrontar procesos de cambio. (...) el modelo debe cambiar, incorporando sistemas de evaluación de la productividad que premien actitudes y resultados, promoción a base de méritos, salarios vinculados a competencias y resultados, dirección estratégica (...) Fácil de decir y difícil de hacer, pero se corre el riesgo que algún insensato proponga, como solución, reducir la función pública a su mínima expresión. Y hay una gran diferencia entre querer que el sector público funcione y no querer sector público."
Empapado durante este primer trimestre de 2011 del concepto de Aprendizaje Invisible, esta radical idea me da nuevas fuerzas para pensar outside the box. Un ejercicio poco común en la casta de burócratas universitarios, amparados detrás de sutiles equilibrios de poder cada vez más lejanos de la meritocracia y las redes internacionales de visibilidad científico/académica e innovación. Debo admitir que tengo ganas de volver a Stanford University a respirar un aire fresco de caos creativo y soporte a los hacedores que aquí a veces no alcanzo a encontrar en el ambiente. Y eso haré en 2012. Cada vez que hablo con mi amigo Xavier Verdaguer (genial la entrevista que le han hecho hace días en La Vanguardia) y veo todo lo que ha avanzado en el último trienio viviendo y emprendiendo en Palo Alto -y como disfruta de lo que hace- siento que necesito volver a un entorno de emprendedores y dejar de lidiar con ciertas enquilosadas rutinas universitarias.

Volvamos a la endogamia, que se ha potenciado con la crisis y la escasa apertura de nuevas plazas para profesores e investigadores. Xavier Marcet dijo hace poco sobre algunas universidades españolas: "Se han generado lógicas de endogamia y provincialismo excesivas". El sistema te pide que te acredites y demuestres tus méritos, que investigues, que publiques. Hasta allí todo correcto. Pero luego esos méritos no tienen valor si antes no te has pasado diez años esperando tu oportunidad como en la fila de una panadería. Las instituciones no potencian los flujos transversales de docentes y alumnos (físicos e interaccionales). Emigrar a hacer investigación puede ser contraproducente. Es mejor quedarse "esperando en la fila", no sea cosa que luego "no me den la plaza" por no estar presente para hacer lobby. La endogamia en la selección del profesorado es un cáncer del sistema universitario iberoamericano que afecta la competitividad, el crecimiento profesional meritocrático y la calidad de las instituciones. ¿Alguien sabe donde está la información transparente y actualizada de los concursos a profesores que se convocan desde las universidades públicas españolas? ¿Cuál es la política de los departamentos de las universidades españolas para atraer a los mejores profesores e investigadores a sus equipos? En mi último libro Geekonomía, relato algunos datos alarmantes: vale mencionar el grave índice de endogamia en las universidades españolas. Según un estudio de 2006 del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC ),el 93,3% de aquellos que obtuvieron una plaza en un departamento universitario entre 1997 y 2001 en España ya trabajaban en ese mismo centro antes de que se les fuera concedida. El 70% de los profesores titulares de universidad se presentaron al concurso como candidato único. El 56% no había tenido ninguna experiencia postdoctoral en el extranjero en el momento de ganar la oposición, mientras que sólo un 26,3% contaba con estancias de más de 6 meses en el extranjero. Un 47,9% de los entrevistados se licencia, doctora y consigue una plaza en el mismo centro. Esta situación es totalmente inusual en países como Estados Unidos, cuyo porcentaje de endogamia es del 10%, o en el Reino Unido con un 17%. ¿Cómo se puede ser competitivo a nivel internacional si sólo una cuarta parte de los profesores asignados con plaza permanente han realizado previamente instancias largas de investigación en el extranjero? Cierta obsesión por el tema hará que volvamos al ruedo a hablar de lo mismo en cualquier momento.

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