«De 517 enfermedades, solo 15 tienen vacuna. La creación de vacunas sintéticas como las que propongo se podrá aplicar a la tuberculosis, papiloma humano, hepatitis C, por citar algunas entre el millar de enfermedades infecciosas que provocan la muerte de 16 millones de personas», dijo Patarroyo en declaraciones a ABC.
Aún tiene que demostrar que funciona en pacientes, pero es un paso hacia el hallazgo de fármacos preventivos más estables.
El principio de las vacunas tradicionales es introducir patógenos atenuados para que el sistema inmune pueda producir anticuerpos y esté preparado para luchar contra la infección. Este sistema es válido, siempre y cuando el agente infeccioso no mute o cambie como en la malaria o en la gripe, que obliga a nuevos fármacos cada temporada. Las vacunas sintéticas o de origen químico permitirían proteger a la población sin miedo a que cambien los virus o generen resistencias. Las vacunas químicas resolverán esos problemas. Y el equipo de Patarroyo ha seguido esa vía que suma el conocimiento del genoma y de la biología sintética, utilizando como modelo la malaria. Primero reconocieron las proteínas que el parásito de la malaria utiliza para pegarse a las células que va a infectar y después averiguaron su estructura química. Posteriormente crearon proteínas sintéticas e idénticas a las de las partes del patógeno capaz de adherirse a esas células.
Respecto a sus investigaciones, el científico colombiano aseguró a este diario que se estaba muy agradecido al apoyo dado por España a las mismas. «Estoy en deuda con España, país que financió buena parte de mi trabajo, publicado por la revista "Chemical Reviews"».
PRECAUCIÓN Y CAUTELA
El hallazgo de Patarroyo se ha presentado con un gran revuelo mediático y expectación, como casi todos sus anuncios. Pero ese mismo entusiasmo no se trasladó a la comunidad científica. «Que nadie se piense que va a haber una única vacuna contra 500 enfermedades. Eso no es posible, ni teórica ni técnicamente. Bastaría con que funcionara contra la malaria», explicó Vicente Larraga, director delCentro de Investigaciones Biológicas.
Joan Guinovart, director del IRB de Barcelona, pide «prudencia, prudencia, prudencia». «Es una posible fórmula de fabricar vacunas..., si llegara a funcionar. La única forma de saberlo es probarlo en personas y para eso aún tendremos que esperar entre 10 y 15 años».
Autor: A. De Vengoechea / N. Ramírez |
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario