Seguramente muchos conoceréis el proyecto Bookcrossing, que consiste
en la práctica de dejar libros en espacios públicos para que otros
lectores puedan beneficiarse de estos. De vez en cuando surgen
iniciativas relacionadas con esta prácticas, dirigidas desde
instituciones oficiales, que siempre son interesantes y muy positivas.
En esta ocasión se trata de un proyecto relacionado con la línea 3 del
llamado Pumabús, una línea orientada a estudiantes universitarios, y
que gracias a la colaboración de diversas empresas (ente otras, las
editoriales Cal y Arena, El Naranjo, SM y el Instituto de
Investigaciones Estéticas de la UNAM) y dirigido por la Universidad
Nacional Autónoma de México(UNAM), ha liberado cerca de tres mil
libros, como parte de la consigna Léelo y libéralo, que lleva en
acción desde 2009 desde la UNAM y que ha regalado más de ocho mil
ejemplares. La idea es que, además, los propios libros liberados no
terminen en el autobús, sino que se anima a los receptores de
ejemplares a que una vez leídos, se registren en la web de
Bookcrossing y se lancen, una vez más, a la calle.
Algo parecido ha ocurrido en algunas ciudades israelíes, gracias a una
pareja de artistas que comenzó con una instalación artística y acabó
con una biblioteca pública muy particular. Daniel Shoshan y Amit
Matalon empezaron a montar estanterías con libros en las paradas de
autobús, y ahora su proyecto se ha convertido en una especie de
servicio de lectura gratuito para los usuarios de bus. Su lema se
traduce como puedes coger, puedes devolver, puedes añadir”, y juega
con la idea de que los usuarios puedan leer uno de los libros,
devolverlo si pueden y contribuir a la causa con libros que tengan en
casa y que ya no quieran o necesiten. Aseguran que la gente es honesta
si le das la oportunidad, y que no suelen tener problemas para
mantener el caudal de ejemplares. De manera curiosa, los ejemplares se
concentran en determinadas temáticas según la zona, así en la parada
de autobús más cercana a la universidad, los estudiantes intercambian
manuales de ciencia, sus propias tesis y novelas de ciencia ficción.
En un vecindario muy creyente aparecen textos y cds religiosos, y en
las zonas de inmigrantes rusos surgen copias de libros en ruso. De
esta manera, el proyecto se organiza y regula a sí mismo, y ha tenido
tanto éxito que los artistas ya han recibido invitaciones de los EEUU
para implementar la misma idea en algunas zonas de Nueva York y de
Washington DC.
Por supuesto, en España contamos con iniciativas parecidas. Granada
lleva ya años ofreciendo publicaciones y textos en sus autobuses a
través de la empresa Rober, tanto con los relatos ganadores de su
certamen Relatos para leer en el autobús, como con textos poéticos que
aparecen en forma de carteles en los interiores de los buses con
motivo de la celebración de su célebre Festival de Poesía. Por otro
lado, Libros a la calle cumple este año su décimoquinto aniversario,
ofreciendo una vez más textos literarios a los que utilizan el
transporte público en la Comunidad de Madrid. ¿Qué más iniciativas de
este tipo conocéis en España y en el mundo hispanohablante en general?
Fuente: http://www.lecturalia.com/blog/2012/01/21/letras-libres/
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