Revisiones bibliográficas. Documentación científica en Ortopedia y Traumatología, medicina deportiva, artroscopia, artroplastia y de todas las patologías del sistema Músculo-Esquelético
A pesar de ser una de las lesiones más comunes alrededor del codo,
el tratamiento óptimo de las fracturas de olécranon está lejos de estar
establecido y estimula el debate tanto entre los traumatólogos
ortopédicos generales como entre los especialistas en miembros
superiores. Se acepta casi universalmente que las fracturas estables no
desplazadas se pueden tratar de manera segura sin cirugía con un aporte
mínimo de especialistas.
Se recomienda la fijación interna para la gran mayoría de las
fracturas desplazadas, con una variedad de técnicas e implantes para
elegir. Sin embargo, existe preocupación con respecto a las tasas de
complicaciones, en gran parte relacionadas con la metalurgia sintomática
que da como resultado altas tasas de extracción de implantes.
A medida que aumenta el número de pacientes de edad avanzada que
sufren estas lesiones, somos más conscientes de los problemas asociados
con la fijación en el hueso osteoporótico y la cubierta de tejido blando
a menudo frágil en este grupo. Dado esto, existe evidencia que respalda
un papel cada vez mayor para el tratamiento no quirúrgico en este grupo
demográfico de alto riesgo, incluso en aquellos que presentan patrones
de fractura desplazada y/o multifragmentaria.
Esta revisión resume la literatura disponible hasta la fecha,
centrándose predominantemente en las técnicas de manejo y los implantes
disponibles para las fracturas estables del olécranon. También ofrece
algunas ideas sobre las posibles vías de investigación futura, con la
esperanza de abordar algunas de las preguntas pertinentes que siguen sin
respuesta.
La
infección relacionada con fracturas (FRI) conlleva una carga sustancial
de enfermedad y costos socioeconómicos.1-3 La incidencia de FRI es del
1% al 2% en fracturas cerradas y puede alcanzar el 30% en fracturas
abiertas.1 Hasta hace poco, la amputación y las tasas de recurrencia se
mantuvieron altas.2,4 Con la publicación de documentos de consenso
internacional,4,5 se ha proporcionado una descripción general del
diagnóstico y el tratamiento basada en la evidencia, que debería mejorar
los resultados del tratamiento.
La
patología de FRI es multifactorial; la infección bacteriana y la
inestabilidad de la fractura son interdependientes y fundamentales en la
FRI6,7. La formación de biopelículas, la invasión canalicular8, la
infección intracelular9 y la formación de comunidades de abscesos
estafilocócicos10 son los nichos clave que ocupan las bacterias. Un
círculo vicioso entre la inestabilidad con trauma continuo de los
tejidos blandos, neovascularización comprometida y osteólisis crea un
ambiente de apoyo para las bacterias, lo que promueve el desarrollo de
FRI o dificulta su erradicación.6
Los
criterios de confirmación incluyen fístula o trayecto sinusal, drenaje
purulento o pus, crecimiento microbiano en dos o más muestras de tejido
profundo y evidencia histológica de patógenos e inflamación en el tejido
periimplantario.4,5 Los criterios sugestivos incluyen signos clínicos
como: eritema; hinchazón; drenaje de heridas persistente, creciente o de
nueva aparición; signos de imágenes radiológicas o nucleares;
marcadores inflamatorios séricos aumentados; y crecimiento microbiano en
una sola muestra de tejido profundo.5,7
Se
ha desarrollado un algoritmo de manejo basado en el consenso y debe ser
dirigido por un equipo multidisciplinario.5,7 Basado en tres principios
básicos, que consisten en el intercambio, la retención o la extracción
del implante permanente, la estrategia preferida depende de la
fisiología del huésped, el intervalo de tiempo entre la fijación de la
fractura y la manifestación de FRI, la localización anatómica y el
patógeno causante. Para la retención del implante, la estabilidad de la
construcción y la capacidad de realizar un desbridamiento adecuado son
fundamentales, teniendo en cuenta el tipo de implante y las condiciones
de los tejidos blandos.7
El
uso apropiado de antibióticos profilácticos es crucial para prevenir la
IRA. En lesiones cerradas, se recomienda la profilaxis antibiótica
perioperatoria limitada a una dosis única. En las fracturas abiertas, la
administración profiláctica de antibióticos no debe exceder las 24
horas para las fracturas Gustilo-Anderson tipo I y II y las 72 horas
para las fracturas Gustilo-Anderson tipo III.5,7 El desbridamiento
temprano, el manejo de los tejidos blandos y la fijación estable de la
fractura son los pilares del manejo. .5
El
seguimiento de la FRI debe planificarse en colaboración con un equipo
multidisciplinario, durante un mínimo de 12 meses después del cese de la
terapia quirúrgica y antibiótica11.
Las
perspectivas futuras para la prevención y el manejo de la FRI incluyen:
implantes con recubrimiento antimicrobiano; biomateriales cargados de
antibióticos osteoinductivos; y terapia bacteriófaga y enzibiótica.
Todas estas terapias consideran la amenaza global de la resistencia a
los antibióticos y se dirigen a los mecanismos de tolerancia a los
antimicrobianos, como la formación de biopelículas.1
This is an open-access article
distributed under the terms of the Creative Commons Attribution
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the copying and redistribution of the work only, and provided the
original author and source are credited. See https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/.
AntecedentesLa
infección relacionada con fracturas (FRI) conlleva una carga sustancial
de enfermedad y costos socioeconómicos.1-3 La incidencia de FRI es del
1% al 2% en fracturas cerradas y puede alcanzar el 30% en fracturas
abiertas.1 Hasta hace poco, la amputación y las tasas de recurrencia se
mantuvieron altas.2,4 Con la publicación de documentos de consenso
internacional,4,5 se ha proporcionado una descripción general del
diagnóstico y el tratamiento basada en la evidencia, que debería mejorar
los resultados del tratamiento.
Patología. La
patología de FRI es multifactorial; la infección bacteriana y la
inestabilidad de la fractura son interdependientes y fundamentales en la
FRI6,7. La formación de biopelículas, la invasión canalicular8, la
infección intracelular9 y la formación de comunidades de abscesos
estafilocócicos10 son los nichos clave que ocupan las bacterias. Un
círculo vicioso entre la inestabilidad con trauma continuo de los
tejidos blandos, neovascularización comprometida y osteólisis crea un
ambiente de apoyo para las bacterias, lo que promueve el desarrollo de
FRI o dificulta su erradicación.6
Diagnóstico. Los
criterios de confirmación incluyen fístula o trayecto sinusal, drenaje
purulento o pus, crecimiento microbiano en dos o más muestras de tejido
profundo y evidencia histológica de patógenos e inflamación en el tejido
periimplantario.4,5 Los criterios sugestivos incluyen signos clínicos
como: eritema; hinchazón; drenaje de heridas persistente, creciente o de
nueva aparición; signos de imágenes radiológicas o nucleares;
marcadores inflamatorios séricos aumentados; y crecimiento microbiano en
una sola muestra de tejido profundo.5,7
Manejo. Se
ha desarrollado un algoritmo de manejo basado en el consenso y debe ser
dirigido por un equipo multidisciplinario.5,7 Basado en tres principios
básicos, que consisten en el intercambio, la retención o la extracción
del implante permanente, la estrategia preferida depende de la
fisiología del huésped, el intervalo de tiempo entre la fijación de la
fractura y la manifestación de FRI, la localización anatómica y el
patógeno causante. Para la retención del implante, la estabilidad de la
construcción y la capacidad de realizar un desbridamiento adecuado son
fundamentales, teniendo en cuenta el tipo de implante y las condiciones
de los tejidos blandos.7
Prevención. El
uso apropiado de antibióticos profilácticos es crucial para prevenir la
IRA. En lesiones cerradas, se recomienda la profilaxis antibiótica
perioperatoria limitada a una dosis única. En las fracturas abiertas, la
administración profiláctica de antibióticos no debe exceder las 24
horas para las fracturas Gustilo-Anderson tipo I y II y las 72 horas
para las fracturas Gustilo-Anderson tipo III.5,7 El desbridamiento
temprano, el manejo de los tejidos blandos y la fijación estable de la
fractura son los pilares del manejo. .5
El
seguimiento de la FRI debe planificarse en colaboración con un equipo
multidisciplinario, durante un mínimo de 12 meses después del cese de la
terapia quirúrgica y antibiótica11.
Las
perspectivas futuras para la prevención y el manejo de la FRI incluyen:
implantes con recubrimiento antimicrobiano; biomateriales cargados de
antibióticos osteoinductivos; y terapia bacteriófaga y enzibiótica.
Todas estas terapias consideran la amenaza global de la resistencia a
los antibióticos y se dirigen a los mecanismos de tolerancia a los
antimicrobianos, como la formación de biopelículas.1
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Aunque
existe evidencia de que un solo tornillo de compresión sin cabeza es
suficiente para la fijación de la mayoría de las fracturas de
escafoides, se ha demostrado que la osteosíntesis de doble tornillo
produce mayor resistencia al fallo y rigidez que un solo tornillo. Sin
embargo, no se ha determinado el efecto biomecánico de diferentes
configuraciones de tornillos.
No existen diferencias
biomecánicas significativas entre los tornillos de compresión sin cabeza
dobles alineados coronal o sagital en un modelo de fractura de
escafoides con pérdida ósea.
En los casos en los que se
considere la fijación del escafoides con tornillos dobles, la colocación
de tornillos dobles puede quedar a discreción del cirujano y puede
estar determinada por la facilidad de acceso, la preferencia quirúrgica y
la orientación de la fractura.
Surke C, Huntington LS, Zhang X, Ek ETH,
Ackland D, Tham SK. Double-Screw Osteosynthesis in an Unstable Scaphoid
Fracture Model: A Biomechanical Comparison of Two Screw Configurations. J
Hand Surg Am. 2022 Nov;47(11):1118.e1-1118.e8. doi:
10.1016/j.jhsa.2021.08.019. Epub 2021 Oct 22. PMID: 34690014.
El
uso de torniquetes en la cirugía de fracturas de miembros inferiores
puede reducir el sangrado intraoperatorio, mejorar el campo de visión
quirúrgico y reducir la duración del procedimiento. Sin embargo, los
torniquetes pueden provocar dolor y la producción de metabolitos dañinos
puede causar complicaciones o afectar los resultados funcionales. Esta
revisión sistemática procuró comparar los resultados después de la
cirugía por fractura de miembros inferiores realizada con o sin
torniquete.
El uso de torniquetes se asoció con una duración
reducida del procedimiento. Es posible que los torniquetes también
aumenten la incidencia de complicaciones importantes, pero los datos son
demasiado escasos para sacar conclusiones firmes. Las deficiencias
metodológicas de los ECA incluidos impiden extraer conclusiones sólidas
para los resultados investigados. Se requieren más estudios para abordar
estas limitaciones.
Farhan-Alanie MM, Dhaif F, Trompeter A,
Underwood M, Yeung J, Parsons N, Metcalfe A, Wall PDH. The risks
associated with tourniquet use in lower limb trauma surgery: a
systematic review and meta-analysis. Eur J Orthop Surg Traumatol. 2021
Jul;31(5):967-979. doi: 10.1007/s00590-021-02957-7. Epub 2021 Apr 1.
PMID: 33792771; PMCID: PMC8233247.
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La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo común.
Cuando
los pacientes con EP se someten a una artroplastia total de rodilla
(ATR) por osteoartritis de rodilla, se obtiene una peor función de la
rodilla y una peor calidad de vida que en las cohortes pareadas (MC).
Sin embargo, el grado de satisfacción de los pacientes suele ser alto.
La estancia media es un 6,5% mayor en los pacientes con DP que en los MC.
En comparación con los MC, los pacientes con EP sometidos a ATR tienen un 44 % más de riesgo de complicaciones.
En
los pacientes con EP, la tasa global de complicaciones es del 26,3%
frente al 10,5% en los MC; la tasa de infección articular periprotésica
es del 6,5% en pacientes con EP frente al 1,7% en MC; y la tasa de
fractura periprotésica es del 2,1% en pacientes con DP frente al 1,7% en
MC.
La tasa de reingreso a 90 días es del 16,29% en pacientes
con DP frente al 12,66% en MC. Se producen más contracturas en flexión
en pacientes con EP.
La tasa de complicaciones médicas es del
4,21 % en pacientes con EP frente al 1,24 % en MC, y la tasa de
complicaciones relacionadas con los implantes es del 5,09 % en pacientes
con EP frente al 3,15 % en MC. A los 5,3 años de seguimiento medio, la
necesidad de cirugía de revisión es del 23,6%.
La supervivencia
del implante a 10 años, tomando como punto final la revisión de
cualquiera de los componentes, es del 89,7% en pacientes con EP frente
al 98,3% en MC.
Rodríguez-Merchán EC, Kalbakdij-Sánchez
C. The impact of Parkinson’s disease on results of primary total knee
arthroplasty. EFORT Open Rev. 2022 Oct 26;7(10):701-709. doi:
10.1530/EOR-22-0055. PMID: 36287105; PMCID: PMC9619389.
Se
sabe que las fracturas por fragilidad de la cadera van seguidas con
frecuencia de fracturas por fragilidad posteriores, incluidas las
segundas fracturas de cadera. Los datos sobre fracturas posteriores
están disponibles para el índice agregado de fracturas femorales
intertrocantéricas y del cuello femoral, agrupadas genéricamente como
fracturas de cadera, pero no específicamente para las fracturas del
cuello femoral. Cada vez se reconoce más que una fractura subsiguiente a
menudo ocurre poco después de una fractura de cadera en los ancianos,
lo que crea un énfasis en el concepto de «riesgo de fractura inminente».
Desde el año 2000, ha habido muchos informes sobre la brecha de
atención en las intervenciones después de una fractura por fragilidad,
con preocupación por la lenta adopción de tratamientos sistémicos
apropiados diseñados para prevenir una fractura posterior en pacientes
de alto riesgo.
Las fracturas posteriores, incluidas las
segundas fracturas de cadera, ocurrieron con frecuencia y de manera
temprana después de una fractura índice del cuello femoral en 2 grandes
cohortes globales. Las intervenciones para prevenir una fractura
posterior se instituyeron en solo 1 de 4 pacientes, a pesar de que se
incluyó una directiva enfocada en ambos protocolos de estudio.
Bogoch E, Marcano-Fernández FA,
Schemitsch EH, Zhou Q, Bzovsky S, Bhandari M, Schneider PS, Swiontkowski
M, Sprague S; FAITH Investigators; HEALTH Investigators. High Rates of
Imminent Subsequent Fracture After Femoral Neck Fracture in the Elderly.
J Bone Joint Surg Am. 2022 Nov 16;104(22):1984-1992. doi:
10.2106/JBJS.22.00088. Epub 2022 Aug 25. PMID: 36017942.
Las
fracturas a menudo ocurren en pacientes con densidad mineral ósea (DMO)
medida por absorciometría dual de rayos X (DXA) normal. La DXA no tiene
en cuenta los factores de riesgo de fractura clínica ni la calidad del
hueso. Presumimos que los pacientes con DMO normal que sufren una
fractura tienen otras características que sugieren hueso anormal y un
riesgo elevado de fractura que requiere una evaluación adicional de la
salud ósea y un posible tratamiento antiosteoporótico.
La
mayoría de los pacientes con una fractura y una DMO normal cumplieron
con las indicaciones, incluida una fractura previa o un riesgo elevado
de FRAX, para terapias antiosteoporóticas. La mayoría de los pacientes
eran caucásicos y, por lo tanto, potencialmente tenían un mayor riesgo
inicial de fractura. El riesgo de FRAX calculado sin DMO se elevó con
más frecuencia que el riesgo de FRAX con DMO, lo que implica que los
factores de riesgo clínicos, que resaltan múltiples oportunidades para
la prevención secundaria no farmacológica de fracturas, deben
considerarse junto con la DXA. Las fracturas distintas de las fracturas
osteoporóticas mayores fueron más comunes en pacientes con DMO normal,
lo que sugiere que las fracturas menores en adultos ≥ 50 años de edad
deben considerarse eventos centinela que justifican una evaluación
adicional. Los cirujanos deben reconocer que otros factores de riesgo
importantes, además de la DMO, pueden ayudar a guiar una evaluación
adicional de la salud ósea.
Kadri, Aamir MD1; Binkley, Neil MD2;
Daffner, Scott D. MD3; Anderson, Paul A. MD1,a. Fracture in Patients
with Normal Bone Mineral Density: An Evaluation of the American
Orthopaedic Association’s Own the Bone Registry. The Journal of Bone and
Joint Surgery: November 4, 2022 – Volume – Issue –
10.2106/JBJS.22.00012 doi: 10.2106/JBJS.22.00012
La
subluxación por fractura por impacto de la articulación pisopiramidal
que produce artrosis y seudoartrosis osteocondral piramidal cubital es
una causa de dolor cubital de la muñeca en atletas de bateo. Se reportan
dos casos de jugadoras de softbol adolescentes manejadas exitosamente
con escisión de fragmento pisiforme y piramidal.
La
clavícula es el único hueso que une al esqueleto axial con el esqueleto
apendicular; durante la función de la extremidad torácica, un
acortamiento clavicular implica que haya disminución de fuerza y de
función, dado que ésta actúa como palanca, ya que a mayor acortamiento
menor será la fuerza producida. Factores como la multifragmentación, la
pérdida ósea y la reabsorción de los bordes de los fragmentos son
algunas limitantes de la restitución de la longitud clavicular.
¿Cuánto podría afectar un acortamiento de la clavícula a la función de la extremidad torácica?
La
correlación fue moderada junto con la limitación en la función, en
acortamientos ≥ 1 cm, así como que también hubiese un significado
clínico en la escala de DASH a partir de 6 puntos, 4 menos de lo que
marca la literatura.
Con esto se puede determinar que los
pacientes manejados con o sin cirugía, con un acortamiento > 1 cm
tendrán una limitación considerable en la función del hombro y la
extremidad superior.
Pantaleón-Fierros E. Correlación entre el
acortamiento de la clavícula con la función de la extremidad torácica
en pacientes operados por fractura de clavícula [Correlation between
clavicle shortening with the function of thoracic extremity in patients
operated by clavicle fractures]. Acta Ortop Mex. 2019
Nov-Dec;33(6):382-385. Spanish. PMID: 32767881.
El
estudio Open-Fracture Patient Evaluation Nationwide (OPEN) se llevó a
cabo para brindar claridad en el manejo de fracturas abiertas, que antes
estaba sesgado por estudios pequeños de centros especializados y por
investigaciones de registro grandes y no enfocadas. Informamos las
métricas de gestión actuales de fracturas abiertas en todo el Reino
Unido.
OPEN
proporciona información sobre la atención en todo el Reino Unido y los
diferentes niveles de hospital para fracturas abiertas. Los pacientes
son operados predominantemente con prontitud, en horario laboral y en
centros especializados. Las áreas de mejora incluyen la revisión y el
seguimiento combinados del paciente, la cirugía programada, la cobertura
definitiva más temprana de los tejidos blandos y un manejo más sólido
de los antibióticos.
Winstanley RJH, Hadfield JN, Walker R,
Bretherton CP, Ashwood N, Allison K, Trompeter A, Eardley WGP;
Open-Fracture Patient Evaluation Nationwide (OPEN) collaborators. The
Open-Fracture Patient Evaluation Nationwide (OPEN) study : the
management of open fracture care in the UK. Bone Joint J. 2022
Sep;104-B(9):1073-1080. doi: 10.1302/0301-620X.104B9.BJJ-2022-0202.R1.
PMID: 36047016.