sábado, 9 de junio de 2012

Actualidades médicas


Frecuencia y consecuencias de la reanimación cardiopulmonar efectuada por testigos sobre pacientes que no presentan parada cardíaca

Publicado en Prehospital Emergency Care (ed. esp.).2011; 04 :229-36 - vol.04 núm 04

Resumen

Contexto. La American Heart Association recomienda que, con independencia de su grado de entrenamiento previo, los testigos realicen como mínimo maniobras de compresión torácica sobre cualquier persona que experimente un cuadro súbito de pérdida del conocimiento. Sin embargo, es posible que haya personas que no sufran parada cardíaca y que sean sometidas a las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) efectuadas por los testigos y, en ese sentido, carecemos de información acerca de las lesiones a que ello podría dar lugar. Objetivos. Determinar el número de víctimas atendidas mediante RCP realizada por testigos y que no sufrían parada cardíaca, e identificar cualquier tipo de lesión secundaria a la RCP realizada por los testigos. Métodos. Revisión retrospectiva de los informes asistenciales de los pacientes recogidos en la base de datos de un servicio de emergencias médicas (SEM) con actuación sobre un condado completo. Fueron valorados todos los pacientes atendidos por el SEM entre marzo de 2003 y febrero de 2009 y en los que se habían realizado maniobras de RCP por parte de testigos. Las víctimas en las que la valoración realizada por los profesionales del SEM determinó que no estaban en parada cardíaca fueron consideradas como cuadros diferentes de la parada cardíaca. Se revisaron las historias clínicas hospitalarias de los pacientes trasladados con objeto de determinar las lesiones que podían haber sufrido las víctimas a consecuencia de la RCP. Se determinaron las características demográficas de los pacientes y para los análisis se aplicaron parámetros de estadística descriptiva. Resultados. Hubo 672 incidentes en los que los testigos realizaron maniobras de RCP y en el conjunto de ellos 77 (11,5%) casos fueron identificados por los profesionales del SEM como problemas distintos de la parada cardíaca. El 23% de estos pacientes tenía menos de 19 años de edad. Los profesionales del SEM tardaron menos de 6 min en atender al paciente en el 68% de los casos. En 72 pacientes se demostró la existencia de un traumatismo y el 53% de ellos fue hospitalizado en la unidad de cuidados intensivos. Un paciente (1,4%) presentó una lesión que quedó documentada en la historia clínica como una rabdomiólisis posiblemente relacionada con las maniobras de RCP. Conclusiones. Los testigos llevan a cabo con una frecuencia relativamente baja maniobras de RCP en pacientes que no presentan parada cardíaca. Las maniobras de RCP de duración breve efectuadas por los testigos fueron causa de lesiones en menos del 2% de las víctimas. Los resultados obtenidos en nuestro estudio indican que los efectos beneficiosos de las maniobras de RCP efectuadas por los testigos sobre víctimas adultas que presentan una pérdida súbita del conocimiento superan a los riesgos de lesiones en el caso de las víctimas que no muestran realmente parada cardíaca.
Palabras clave servicios de emergencias médicas; técnicos de emergencias médicas; prevención; heridas y lesiones; RCP; parada cardíaca


Actualización en vacunas. Teoría, realidades y mitos (I)

An update on vaccines. Theory, realities and myths (I)

Martínez-Mateo, P.; Bustos-Fonseca, M.J.; Gil-Díaz, M.J. Semergen.2012; 38 :160-6

Actualización en vacunas. Teoría, realidades y mitos (II) Actualización de calendarios vacunales españoles

An update on vaccines. Theory, realities and myths (and II) Update in the Spanish vaccine schedule

Martínez-Mateo, P.; Bustos-Fonseca, M.J.; Gil-Díaz, M.J. Semergen.2012; 38 :226-32

Depresión respiratoria neonatal y fentanilo intratecal

Publicado en Rev Colomb Anestesiol.2012; 40 :100-5 - vol.40 núm 02

Resumen

Objetivo: Establecer la prevalencia de depresión respiratoria neonatal en pacientes expuestas a fentanil intratecal durante cesárea.
Métodos: Estudio Observacional Retrospectivo Analítico Tipo Corte Transversal realizado en la Clínica Materno-Infantil de la Corporación Saludcoop en pacientes llevadas a cesárea y que recibieron Fentanil intratecal para anestesia regional en los años 2007 y 2008. Desenlaces primarios: APGAR Bajo (APGAR<7) y APGAR Severo (APGAR<4).
Resultados: 2165 Registros de cesáreas y fentanil intratecal con dosis media de 19,21mcg (DE=0,206mcg). Prevalencia de APGAR Bajo al nacer al minuto 01=1,77% (DE=0,63%), al minuto 05=0,11% (DE 0,163%), al minuto 10=0%; siendo estos dos últimos valores diferentes al valor del minuto 01 (ANOVA Test Scheffé p=0,031) y sin diferenciarse entre ellos (minutos 5 y 10) (ANOVA p=0,861). APGAR Severamente disminuido al nacer al minuto 1=0,059% (DE 0,058), a los minutos 5 y 10=0%. Los tres valores severamente disminuidos no presentaron diferencias estadísticamente significativas entre sí (ANOVA p=0,861).
Conclusiones: La prevalencia de Depresión Respiratoria medido con el test de APGAR al nacer es baja; el compromiso severo del APGAR presenta una tendencia a 0 en todos los minutos de su valoración; aun así es cuestionable la fiabilidad de la herramienta diagnóstica (APGAR) al existir discrepancias en el análisis con una escala mucho más sensible para el diagnóstico (Test de Silverman).
La importancia de este estudio solo radica como evaluación de prevalencia y fuente de hipótesis de investigación, no como estudio de asociación o predicción.
Palabras clave Anestesia de conducción. Cesárea. Prevalencia. Insuficiencia respiratoria


Hipertensión arterial y accidente cerebrovascular en el anciano

Publicado en Neurol Arg.2012; 04 :18-21 - vol.04 núm 01

Resumen

Introducción
El accidente cerebrovascular (ACV) es la tercera causa de muerte y la primera causa de discapacidad. La hipertensión arterial (HTA) es el principal factor de riesgo modificable. La monoterapia solo permite alcanzar el objetivo terapéutico en un número limitado de pacientes. A pesar de que numerosos ensayos demuestren los beneficios de la reducción de la TA en las personas mayores con hipertensión, las tasas de tratamiento y control no son adecuadas.
Objetivo
Caracterizar el tratamiento farmacológico de la HTA y la adherencia al mismo de los pacientes mayores de 65 años que ingresaron con diagnóstico de ACV en el Servicio de Neurología del Hospital Nacional de Clínicas.
Materiales y métodos
Se realizó un estudio prospectivo de pacientes ingresados por ACV durante un periodo de dos años (enero de 2008 a enero de 2010). Se recolectaron los datos utilizando una ficha estructurada. Todos los pacientes incluidos cumplían criterios diagnósticos clínicos e imagenológicos para ACV.
Resultados
Se incluyeron en el estudio 205 pacientes. El ACV fue isquémico en 180 pacientes (88%), la edad promedio fue 76,68±0,53 años, el 52% fueron de sexo femenino y 187 (91%) eran hipertensos. Estaban tratados 169 (90%) y cumplían con el tratamiento el 81%. Recibían monoterapia 113 pacientes (67%). Los fármacos empleados en su mayoría pertenecían a los considerados de primera línea, siendo los IECA los más utilizados (71%).
Conclusiones
Se observó que la mayoría de los pacientes internados presentaron HTA y la mayor parte estaban tratados con monoterapia, siendo el fármaco más utilizado IECA. Los motivos por los cuales se utilizó este esquema terapéutico no fueron establecidos en el presente trabajo.
Palabras clave Ancianos. Hipertensión. Accidente cerebrovascular.

Atte.
Dr.Máximo Cuadros Chávez

Promoción de la detección del virus de la inmunodeficiencia humana en atención primaria


Resumen

Objetivos
Promover la prueba diagnóstica frente al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en atención primaria y describir su aceptación.
Métodos
Estudio de intervención no aleatorizado en un centro de salud urbano sobre cinco médicos de atención primaria que atendían pacientes de 18 a 65 años de edad a quienes se iba a realizar un análisis de sangre por otro motivo. Se ofreció sistemáticamente la realización de la prueba del VIH si reconocían haber mantenido una relación sexual sin usar preservativo con una persona de la que desconocían su estado serológico frente al VIH. No realizarse la prueba del VIH requería una negativa expresa. El periodo de intervención fue de octubre a diciembre de 2008, y el periodo control de octubre a diciembre de 2007. La variable principal del estudio fue la diferencia en el número de pruebas del VIH solicitadas. Se analizó también la aceptación de dicha prueba.
Resultados
No hubo diferencias en las características demográficas de los pacientes en los dos periodos. El número de pruebas del VIH se incrementó de un 3,7% (22/599) a un 27,2% (212/780) (p <0,001). Se ofreció la prueba a 209 pacientes, cuya edad media fue de 45,6 años (desviación estándar: 11,7), 141 eran mujeres (68%) y 11 no habían nacido en España (5%). Ciento noventa y cinco pacientes (93%) reconocieron la posibilidad de haber estado o estar en situación de riesgo. Sin embargo, sólo tres de aquellos en posible riesgo (1,5%) rechazaron la prueba del VIH.
Conclusiones
Ofrecer sistemáticamente la prueba del VIH en atención primaria aumenta de manera significativa su realización, y en raras ocasiones es rechazada por la población.
Palabras clave Diagnóstico. VIH. Atención primaria.
 
Atte.
Dr.Máximo Cuadros Chávez

Caperucita verde: un cuento para padres - Luis Chiozza


PRÓLOGO Y EPÍLOGO

Dicen que los esquimales son capaces de reconocer hasta once clases distintas del color blanco, que es el que más abunda en su mundo. Los seres humanos que vivimos en el resto del planeta distinguimos, en cambio, más matices en el verde que en cualquier otro color, y no tiene nada de extraño, dado que es el color de los vegetales que abundan en el lugar donde habitamos. La vinculación del color verde con dos estados de ánimo muy importantes, la envidia y la esperanza, me condujo a la idea de relatar en Powerpoint un “cuento para padres” titulado Caperucita Verde. Si es cierto que detrás del cuento sobre Caperucira Roja y la maldad del lobo se esconden conflictos nacidos de las fuerzas instintivas, no es menos cierto que la infancia no trascurre en el paraíso que tan frecuentemente preferimos atribuirle. Mi deseo inicial fue, pues, trasmitir las penurias de Ana, una nena que sufre por los celos y el temor al abandono.
Cuando Ana creció para transformarse en una adolescente, sus penurías infantiles se tradujeron en las inseguridades que son tan frecuentes a esa edad. Una cierta falta de confianza en sí misma, y la inquieta esperanza puesta en un amor maravilloso que pudiera devolverle la autoestima que perdió cuando, en su infancia, dejó de ser la principal protagonista. En lugar de ese amor idealizado surgieron en cambio la tristeza (melancólica) frente al fracaso de sus proyectos, el enojo (paranoide) frente a la maldad del mundo y la alegría (maníaca) como negación transitoria de sus dificultades. Sólo cuando pudo (en parte) acostumbrarse a la idea de que no tendría todo aquello que ambicionaba, logró proseguir el camino saludable de su vida y conformar una familia. La resignación (mediante el duelo) del protagonismo que Ana había perdido en los primeros años de su infancia no había sido sin embargo suficiente, y había dejado remanentes que, poco a poco, lograron afectar su bienestar, y la condujeron hacia la idea de que aquello que no ha conseguido por sí misma lo vería realizado en la vida de su hija.
Cuando reflexionamos sobre el orígen de los sentimientos que Ana sufre, sobresale la idea de que si en su infancia no la hubiesen conducido a sentirse permanentemente el centro de toda la vida familiar, hubiera podido elaborar en forma paulatina la disminución en la atención de sus padres que ocurrió bruscamente cuando nació su hermanito. Menos aún habría sucedido lo que este cuento relata si no hubiera sentido que “transferian” completamente sobre el recién nacido “el cetro” que a ella, previamente, le habían otorgado. Unida a esta reflexión surge otra que constituye el principal motivo de este cuento. Detrás de la alegría de Ana , la “Caperucita Verde” de esta historia que, ya adulta, ve a su hija María como un sol resplandeciente, se esconde la esperanza de que esa hija cumpla con sus propias ambiciones frustradas por el hermanito envidiado que, en su infancia, “la había despojado del trono”. Comprendemos entonces que La historia vuelve a repetirse, (cuando no “se dispone” de ella en la conciencia), porque lo que Ana espera de su hija María es lo mismo que sus padres, por idénticos motivos, (y con el mismo, el mismo loco afán) esperaron frente al nacimiento de Ana.
La historia de Ana no es una historia muy rara, se trata de una variante “clásica” del libretto compuesto con rivalidad, celos, envidia y culpa que, de una u otra similar manera, todos llevamos adentro. Es una historia que no le ha impedido a nuestra Caperucita Verde llevar una vida razonablemente buena, a cubierto de la enfermedad y el infortunio graves, pero el hecho de que sus “sueños imposibles” no hayan sido completamente duelados, ha introducido una y otra vez en su vida errores y sufrimientos inútiles que han interrumpido el bienestar de sus mejores momentos y que, tal vez, trasmitirá a su hija.
Luis Chiozza

Publicado en Bibliopolis un mundo de libros.blogspot

Guidelines for Diagnosis and Treatment of Diabetic Foot Infections

American College of Rheumatology Guidelines for Screening, Treatment, and Management of Lupus Nephritis


Arthritis Care & Research
Vol. 64, No. 6, June 2012, pp 797–808
DOI 10.1002/acr.21664
© 2012, American College of Rheumatology

SPECIAL ARTICLE
American College of Rheumatology Guidelines for Screening, Treatment, and Management of Lupus Nephritis
http://www.rheumatology.org/practice/clinical/guidelines/Lupus_Nephritis_Guidelines_Manuscript.pdf
Atte.
Dr.Máximo Cuadros Chávez

Tratamiento del infarto perioperatorio despues de cirugía no cardiaca


Tratamiento del infarto perioperatorio despues de cirugía no cardiaca
The treatment of perioperative myocardial infarctions following noncardiac surgery
Lisa Ryan, Reitze Rodseth, Dr Bruce Biccard
South Afr J Anaesth Analg 2012;18(2):86-93

Abstract
Background: Perioperative myocardial infarction (PMI) is a common complication following noncardiac surgery, with a 30-day mortality of 10-20%. Effective therapeutic interventions are of public health importance. Method: This is a systematic review, aimed to determine the evidence for therapies following PMI. Results: A PubMed Central search up to May 2011 identified 20 case series and reports (89 patients). We extracted data on the type and timing of treatment and short-term mortality. Short-term mortality differed significantly between haemodynamically stable and unstable patients (0% and 32.2% respectively, p-value = 0.015). Significantly more haemodynamically unstable patients received acute coronary interventions (75.8% vs. 23.1%, p-value = 0.0006). Acute coronary intervention in haemodynamically unstable patients was not associated with improved short-term survival (p-value = 0.53). The high proportion of symptomatic and haemodynamically unstable patients suggests publication bias (χ2 = 16.29, p-value = 0 < 0001 and χ2 = 154.41, p-value < 0.0001, respectively). Conclusion: This systematic review highlights the paucity of evidence for PMI management, and the need for future prospective trials.
http://www.sajaa.co.za/index.php/sajaa/article/view/878
http://www.sajaa.co.za/index.php/sajaa/article/view/878/1077  
Atentamente
Anestesiología y Medicina del Dolor

Común fractura de codo entre menores




Común fractura de codo entre menores
8 de Junio, 2012

El médico adscrito al Servicio de Ortopedia del Instituto Nacional de Pediatría, Moisés López Ramos precisó que el Servicio de Ortopedia del INP, realiza anualmente alrededor de 240 cirugías de este tipo.

El médico adscrito al Servicio de Ortopedia del Instituto Nacional de Pediatría (INP), Moisés López Ramos destacó que la fractura de codo es la lesión más común que sufren los niños durante la primera década de vida, ocasionada principalmente por caídas, de la cuales la mayoría requiere de tratamiento quirúrgico.

Precisó que este tipo de lesiones son denominadas fractura supracondílea de húmero, hueso del brazo que a esta edad se caracteriza por su fragilidad, debido a que se encuentra en una etapa de formación.

En un comunicado, la Secretaría de Salud (SSA) informó que por lo anterior, el Servicio de Ortopedia del INP, realiza anualmente alrededor de 240 cirugías de este tipo.

De acuerdo con el especialista, es común que cuando un menor sufre una caída apoye el peso de su cuerpo en las manos, situación que propicia una mayor presión en el codo y genera la fractura del húmero.

En este sentido, López Ramos puntualizó que dentro de los servicios de urgencias de las diferentes unidades médicas, las fracturas se constituyen como una de las principales demandas de atención, sobre todo, en periodos vacacionales.

Detalló que cuando los niños se encuentran de vacaciones desarrollan otras actividades como pasear en bicicleta, patineta o patines, actividades que se tornan peligrosas si no se usa equipo de protección, pues al realizarlas se eleva el riesgo de sufrir alguna caída.

El especialista destacó que una fractura supracondílea se cataloga como leve cuando no se desacomoda el hueso, pero existe una fisura. El tratamiento a seguir es inmovilizar el brazo a través de la colocación de yeso o una férula.

Apuntó que en caso de registrarse un cambio de ubicación hueso, es necesario efectuar una intervención quirúrgica para colocar algunos clavos y fijar el hueso.

La recuperación del paciente, después de realizar la cirugía, refirió que es en promedio de dos meses, incluyendo las sesiones de rehabilitación, necesarias para que el pequeño vuelva a recobrar la movilidad al cien por ciento de su extremidad.

Calificó como importante que los padres de familia reconozcan algunas señales de alarma de las fracturas entre las que destacan: dolor intenso, pérdida de la función del miembro afectado y en ocasiones, deformidad del hueso.

Ante la presencia de estos síntomas, el niño tiene que ser llevado a un servicio médico para que sea revisado por el especialista quien determinará a través del estudio radiológico la gravedad de la lesión.


mjbd

Creerse un genio innato, justificar la desigualdad


El caparazón: Creerse un genio innato, justificar la desigualdad

Link to El caparazon



En neurofisiología, la sinestesia (del griego συν-, 'junto', y αἰσθησία, 'sensación') es la percepción conjunta o interferencia de varios tipos de sensaciones de diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo. Un sinestésico puede, por ejemplo, oír colores,ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. No es que lo asocie o tenga la sensación de sentirlo: lo siente realmente. La sinestesia es un efecto común de algunas drogas psicodélicas, como el LSD, lamescalina o algunos hongos psilocibios.
La eugenesia es una filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante varias formas de intervención.1 Las metas perseguidas han variado entre la creación de personas más sanas e inteligentes, el ahorro de los recursos de la sociedad y el alivio del sufrimiento humano. Los medios antiguamente propuestos para alcanzar estos objetivos se centraban en laselección artificial, mientras los modernos se centran en el diagnóstico prenatal y la exploración fetal, la orientación genética, el control de natalidad, la fecundación in vitro y la ingeniería genética.


Posted: 08 Jun 2012 02:29 AM PDT
Resulta curioso y aporta claves para entender el fenómeno de la metáfora en el ser humano el tema de la sinestesia. Dejo definición más abajo pero la que de verdad motiva esta post es la cita de  Ramachandran, autor que leo (y recomiendo) estos días en “Lo que el cerebro nos dice”:
 ”Francis Galton, primo de Charles Darwin y uno de los científicos más pintorescos y excéntricos de la época victoriana (igual Bentham le superaba Sonrisa), llevó a cabo el primer estudio sistemático de la sinestesia en la década de 1890. Galton hizo muchas y muy valiosas contribuciones a la psicología, en especial la medición de la inteligencia. Por desgracia también era un racista extremo; ayudó a crear la pseudociencia de la eugenesia, cuyo objetivo era mejorar la humanidad mediante una cría selectiva similar a la practicada con los animales domesticados. Galton estaba convencido de que los pobres eran pobres debido a sus genes inferiores, y que debía prohibírseles reproducirse demasiado, no fuera que anegaran y contaminaran la reserva genética de la aristocracia terrateniente y los ricos como él.  No está claro por qué un hombre, por lo demás inteligente, mantenía tales opiniones, pero mi presentimiento es que tenía una necesidad inconsciente de atribuir su fama y su éxito al genio innato en vez de reconocer el papel de la oportunidad y las circunstancias.”
Me ha parecido una buena forma de completar el post de Pensando como campeones. Cuando se tiene lo que se tiene no precisamente gracias  al esfuerzo propio (Galton era primo de Darwin, lo cual pudo ser la clave de su éxito), se puede caer en la tentación de intentar justificar la desigualdad a base de creerse superior al resto, practicando formas más sutiles de eugenesia.

Volviendo a nuestros temas, es importante, creo, mientras la neurociencia avanza, conocerla y aplicarla a muchas otras disciplinas.
Sobre la sinestesia está muy bien el artículo de Wikipedia, además del propio tercer capítulo de “Lo que el cerebro nos dice”:
“Es la percepción conjunta o interferencia de varios tipos de sensaciones de diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo. Un sinestésico puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. No es que lo asocie o tenga la sensación de sentirlo: lo siente realmente.”
Parece que “la sinestesia se debe a una activación cruzada de áreas adyacentes del cerebro que procesan diferentes informaciones sensoriales.”
Las principales formas son:
  • Léxico a gusto: un caso inusual de sinestesia, en el cual la pronunciación de una palabra induce una sensación involuntaria del gusto subjetivo en la boca.
  • Grafema a color:Una de las formas más comunes que se pueden encontrar, es la asociación directa de cualquier signo, letra o número con un color especifico.
  • Música a color: La persona visualiza diferentes colores, de acuerdo con algunas características de la música, como el timbre o la frecuencia de la misma.

Puede, añade Ramachandran, que como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, el trastorno presente algunos rasgos adaptativos (grandes creadores son sinestetas) y por ello la selección natural no se haya encargado de anularlo…

The Moral Diet


OP-ED COLUMNIST

The Moral Diet

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In the 1970s, the gift shop at the Kennedy Center for the Performing Arts was an informal affair. It was staffed by about 300 mostly elderly volunteers, and there were cash drawers instead of registers. The problem was that of the shop’s $400,000 in annual revenue, somebody was stealing $150,000.
Josh Haner/The New York Times
David Brooks
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Readers’ Comments

Readers shared their thoughts on this article.
Dan Weiss, the gift shop manager at the time who is now the president of Lafayette College, investigated. He discovered that there wasn’t one big embezzler. Bunches of people were stealing. Dozens of elderly art lovers were each pilfering a little.
That’s one of the themes of Dan Ariely’s new book “The (Honest) Truth About Dishonesty.” Nearly everybody cheats, but usually only a little. Ariely and his colleagues gave thousands of people 20 number problems. When they tackled the problems and handed in the answer sheet, people got an average of four correct responses. When they tackled the problems, shredded their answers sheets and self-reported the scores, they told the researches they got six correct responses. They cheated a little, but not a lot.
That’s because most of us think we are pretty wonderful. We can cheat a little and still keep that “good person” identity. Most people won’t cheat so much that it makes it harder to feel good about themselves.
Ariely, who is one of the most creative social scientists on the planet, invented other tests to illustrate this phenomenon. He put cans of Coke and plates with dollar bills in the kitchens of college dorms. People walked away with the Cokes, but not the dollar bills, which would have felt more like stealing.
He had one blind colleague and one sighted colleague take taxi rides. The drivers cheated the sighted colleague by taking long routes much more often than they cheated the blind one, even though she would have been easier to mislead. They would have felt guilty cheating a blind woman.
Ariely points out that we are driven by morality much more than standard economic models allow. But I was struck by what you might call the Good Person Construct and the moral calculus it implies. For the past several centuries, most Westerners would have identified themselves fundamentally as Depraved Sinners. In this construct, sin is something you fight like a recurring cancer — part of a daily battle against evil.
But these days, people are more likely to believe in their essential goodness. People who live by the Good Person Construct try to balance their virtuous self-image with their selfish desires. They try to manage the moral plusses and minuses and keep their overall record in positive territory. In this construct, moral life is more like dieting: I give myself permission to have a few cookies because I had salads for lunch and dinner. I give myself permission to cheat a little because, when I look at my overall life, I see that I’m still a good person.
The Good Person isn’t shooting for perfection any more than most dieters are following their diet 100 percent. It’s enough to be workably suboptimal, a tolerant, harmless sinner and a generally good guy.
Obviously, though, there’s a measurement problem. You can buy a weight scale to get an objective measure of your diet. But you can’t buy a scale of virtues to put on the bathroom floor. And given our awesome capacities for rationalization and self-deception, most of us are going to measure ourselves leniently: I was honest with that blind passenger because I’m a wonderful person. I cheated the sighted one because she probably has too much money anyway.
The key job in the Good Person Construct is to manage your rationalizations and self-deceptions to keep them from getting egregious. Ariely suggests you reset your moral gauge from time to time. Your moral standards will gradually slip as you become more and more comfortable with your own rationalizations. So step back. Break your patterns and begin anew. This is what Yom Kippur and confessionals are for.
Next time you feel tempted by something, recite the Ten Commandments. A small triggering nudge at the moment of temptation, Ariely argues, is more effective than an epic sermon meant to permanently transform your whole soul.
I’d add that you really shouldn’t shoot for goodness, which is so vague and forgiving. You should shoot for rectitude. We’re mostly unqualified to judge our own moral performances, so attach yourself to some exterior or social standards.
Ariely is doing social science experiments and trying to measure behavior. But I thought his book was an outstanding encapsulation of the good-hearted and easygoing moral climate of the age. A final thought occurred to me. As we go about doing our Good Person moral calculations, it might be worth asking: Is this good enough? Is this life of minor transgressions refreshingly realistic, given our natures, or is it settling for mediocrity?

viernes, 8 de junio de 2012

Actualidades medicas


SPECIAL ARTICLE
American College of Rheumatology Guidelines for Screening, Treatment, and Management of Lupus Nephritis
http://www.rheumatology.org/practice/clinical/guidelines/Lupus_Nephritis_Guidelines_Manuscript.pdf
Atte.
Dr.Máximo Cuadros Chávez