domingo, 1 de mayo de 2011

Tratamiento de soporte ventilatorio en la lesión pulmonar aguda y el SDRA


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Libro Electrónico de Medicina Intensiva
Sección 20. Nombre de la sección
Capítulo 3. Tratamiento de soporte ventilatorio en la lesión pulmonar aguda y el SDRA
Ed 1ª, 2008.
Autores: Cristina Delgado Arnáiz, Federico Gordo Vidal, Eva Corral Rubio
Area de Anestesia y Cuidados Críticos, Fundación Hospital Alcorcón 

20.03. Tratamiento de soporte ventilatorio en la lesión pulmonar aguda y el SDRA
A. INTRODUCCIÓN
El síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA) es una entidad clínica, descrita por primera vez hace más de 30 años y que afecta con frecuencia a los pacientes críticos. Los avances realizados en los últimos 15 años han llevado a un mejor conocimiento de su fisiopatología lo que, junto con la mejora en las medidas de soporte y cuidados del paciente crítico, ha permitido una disminución en su mortalidad [1, 2], aunque ésta sigue siendo del 30 al 50% según las series [3-6].
El SDRA es una enfermedad pulmonar difusa asociada a hipoxemia severa [4]. El 10-15 % de pacientes que ingresan en unidades de cuidados intensivos y hasta 20 % de los pacientes que requieren Ventilación mecánica (VM) cumplen criterios diagnósticos [7].
La piedra angular del tratamiento del SDRA continua siendo un tratamiento de soporte que permita una mejor oxigenación y una disminución del trabajo respiratorio que generalmente se consigue mediante el soporte ventilatorio.
La concepción, en los últimos años, de que la propia ventilación mecánica puede producir lesión pulmonar persé así como perpetuar un daño preexistente, ha permitido el desarrollo de estrategias ventilatorias basadas en la idea de una “protección pulmonar” y ha hecho cambiar la práctica clínica introduciendo los conceptos de ventilación con volúmenes bajos y el uso de PEEP para prevenir la hipoxemia y limitar la apertura cíclica de las unidades alveolares [8].
B. DAÑO PULMONAR INDUCIDO POR LA VENTILACIÓN MECÁNICA
La ventilación mecánica permite dar soporte de oxigenación ante la situación de hipoxemia que por definición está presente en el SDRA. Permite la administración de alta fracción inspirada de oxigeno y una disminución del trabajo respiratorio que reducirá el consumo de oxigeno y la producción de dióxido de carbono debido al reposo muscular.
Sin embargo el empleo de la propia VM puede dar lugar a la aparición de una lesión pulmonar y perpetuar o agravar una situación de lesión pulmonar aguda preexistente [7]. Diversos estudios, in vivo e in vitro [9, 10] han demostrado como el empleo de la VM se asocia con la aparición de lesión pulmonar e incluso con la disfunción de otros órganos a distancia debido a la liberación de diversos mediadores.
Los mecanismos implicados en la aparición de dicha lesión pulmonar inducida o asociada a la VM (VILI o VALI) son la lesión por aplicación de una presión positiva (Barotrauma), por fenómenos de distensión alveolar (Volutrauma) y lesión por apertura cíclica de unidades alveolares (atelectrauma) [11]. Así mismo un mejor conocimiento de la fisiopatología ha desarrollado los conceptos de “baby lung” y atelectasias cíclicas como condiciones que contribuyen a VALI y que la liberación de mediadores inflamatorios podrían contribuir a producir un daño sistémico asociado a VM (biotrauma) [12-15].
Mecanismos de lesión:
B1. Macrobarotrauma
La aplicación de una presión positiva puede producir rotura de la pared pleural produciendo lo que se conoce como Macrobarotrauma que incluye: neumotórax, neumomediastino, enfisema subcutáneo e intersticial, neumoperitoneo y embolismo aéreo. Todas ellas complicaciones que no parece que tengan un impacto claro en la mortalidad en los pacientes con SDRA [16-18].
B2. Microbarotrauma o volutrauma
Parece que son los mecanismos de lesión microscópicos o microbarotrauma los que realmente tienen un impacto sobre la mortalidad. El empleo de volúmenes pulmonares altos va a producir sobredistensión pulmonar (volutrauma) [19]. El estiramiento pulmonar puede provocar un aumento de la permeabilidad vascular con el consecuente aumento del edema pulmonar [20, 21].
El beneficio del empleo de volúmenes bajos ha sido demostrado en el ensayo clínico aleatorizado SDRA Network trial [22] que ha provocado un cambio en la práctica clínica de manera que la utilización de VT bajos entra dentro del cuidado estándar.
B3. Atelectrauma
La VM provoca la apertura y cierre cíclico de unidades alveolares, que, junto con el déficit y alteración de la composición del surfactante presente en el SDRA va a provocar una expansión-colapso de alvéolos con cada respiración, favoreciendo la formación de atelectasias e induciendo la aparición de fenómenos inflamatorios por estímulo de leucocitos y macrófagos alveolares que favorecerán la liberación de mediadores inflamatorios. El papel de las atelectasias cíclicas sobre la perpetuación del daño pulmonar es aún objeto de debate [23, 24].
B4. "Pulmón de bebé"
El concepto de “baby lung” [25, 26] apoya el hecho del beneficio de la ventilación con volúmenes bajos. Este concepto indica que el pulmón en el SDRA es heterogéneo, combinando zonas de pulmón normofuncionantes y zonas de pulmón que no contribuyen al intercambio gaseoso por presentar consolidaciones o atelectasias.
El hecho de que el pulmón presente un daño heterogéneo indica que las zonas sanas deberán acomodar todo el aire corriendo el riesgo de sufrir hiperinsuflación y convertirse en zonas patológicas, perpetuándose así el daño. Si utilizamos volúmenes bajos evitaríamos éste efecto de sobredistensión.
C. ESTRATEGIAS VENTILATORIAS PROTECTORAS
Con el mejor conocimiento de la fisiopatología del SDRA y tras entender que la propia VM puede provocar daño pulmonar se han desarrollado estrategias de ventilación denominadas “protectoras” [27, 28] cuyo objetivo es disminuir los efectos nocivos de la VM sobre el pulmón y sobre la respuesta inflamatoria sistémica [8, 29-34].
Diversos ensayos clínicos han llegado a la conclusión de que las dos principales estrategias ventilatorias que nos permiten limitar los efectos deletéreos de la VM son la ventilación con bajo volumen corriente (Vc) y la estrategia de ventilación a pulmón abierto.
C1. Estrategia de bajo volumen corriente
Esta estrategia ventilatoria ha sido sugerida como segura y efectiva por diversos ensayos clínicos aleatorizazos [5, 22, 35-38].
Existen hasta la fecha cinco ensayos clínicos aleatorizados y dos meta-análisis que incluyen éstos ensayos , que, aunque teniendo resultados dispares, nos ayudan a aclarar de que manera debemos ventilar a los pacientes con distrés.
Dos de estos ensayos (Amato y col. [35] y el estudio ARDS Network [22]) encuentran una reducción significativa de la mortalidad asociada a la utilización de bajo Vc, sin embargo, los otros [36-38] no encuentran esta asociación.
Las discrepancias en los resultados de estos ensayos clínicos podrían explicarse por diferencias en el comportamiento de los diferentes grupos. El grupo tratado con ventilación protectora siempre alcanzó una Presión alveolar (PA) < 30 cm. de H2O mientras que los grupos control (ventilación convencional) alcanzaron (PA) > 35 cm. H2O. Cuando se aplican las técnicas de meta-análisis se objetiva que el análisis en conjunto refleja una reducción de la mortalidad al final del seguimiento de aquellos pacientes tratados con bajo Vc [39, 40].
El ensayo más extenso hasta el momento es el ensayo “ADRS Network” [22] y es el que más influencia tiene en los meta-análisis. En él se vio que la estrategia ventilatoria a bajo Vc (6 mL/Kg.) se asociaba de manera significativa a una reducción de la mortalidad con respecto a la VM con volúmenes convencionales (12 mL/Kg.) (31 vs. 40%). El protocolo de estudio no solo limitaba el Vc sino que también limitaba la presión meseta en la vía aérea de manera que en el grupo “protector” se mantuvo una presión menor de 30 cm. H20 y en el grupo convencional < 50 cm H20.
En conjunto parece que de estos ensayos podemos concluir que la ventilación con Vc “excesivo”, superior a 10-12 ml/Kg., se asocia a daño en el tejido pulmonar, pero cuando se consigue una PA < 35 cm. H2O, no se ha demostrado el efecto beneficioso del empleo de “muy bajo” volumen corriente.
La ventilación a bajo Vc exige una mayor frecuencia respiratoria para mantener un volumen minuto adecuado lo que podría provocar una cierta fatiga del tejido pulmonar y una mayor dificultad de mantener el pulmón abierto durante todo el ciclo respiratorio, independientemente del valor de la PaCO2.
C2. Estrategia de pulmón abierto
En el SDRA el pulmón se caracteriza por una falta de homogeneidad en la función del tejido de manera que zonas de tejido bien aireadas coexisten con zonas de tejido no ventilado debido a la presencia de atelectasias por compresión. Esto se pone de manifiesto en los estudios de TAC realizados en pacientes con distrés fundamentalmente en las zonas inferiores y posteriores del pulmón.
Cuando un Pulmón está “abierto” significa que presenta un intercambio gaseoso óptimo con escaso shunt intrapulmonar [41] (idealmente < 10 %) lo que correspondería a una PaO2 > de 450 con oxigeno puro, al mismo tiempo que las presiones pulmonares se mantienen al mínimo para asegurar el intercambio gaseoso y minimizar los efectos hemodinámicos. Los alvéolos se mantienen abiertos con la mínima presión de cizallamiento posible para minimizar y evitar el daño pulmonar.
Un pulmón abierto corresponde al estado normal de un pulmón sano.
La estrategia de pulmón abierto consiste por lo tanto en el empleo de una estrategia ventilatoria que mantiene el pulmón lo más cercano posible a la normalidad. Se prefieren modos controlados por presión y se utilizan niveles altos de PEEP y maniobras de reclutamiento pulmonar [42].
El empleo de PEEP abre las zonas de pulmón no ventilado, lo que podría tener un efecto protector sobre la aparición de daño pulmonar inducido por VM. No esta claro cual es el nivel de PEEP optimo. Se ha recomendado el empleo de un nivel de PEEP individualizado según el comportamiento del pulmón de acuerdo con los resultados de la curva de Presión-Volumen.
Estudios que emplean niveles elevados de PEEP han encontrado una mejor supervivencia, pero también han empleado otras estrategias protectoras sobre el pulmón, por lo que su efecto separado no se conoce.
Amato y col. [35] emplearon una estrategia ventilatoria con bajo Vc asociada a un nivel de PEEP de 2 cm. por encima del punto de inflexión de la curva P-V de cada paciente encontrando una disminución de la mortalidad así como una menor incidencia de barotrauma.
A pesar de la curva presión–volumen y una PEEP teóricamente adecuada, puede ocurrir que no se produzca una apertura pulmonar completa [43, 44] puesto que hay unidades alveolares cerradas que necesitan una elevada presión para abrirse, precisando después menor presión para mantenerse, por ello es necesario la realización de maniobras de reclutamiento pulmonar que intentan mantener presiones transpulmonares elevadas durante un breve periodo para abrir unidades fuertemente colapsadas.
Existen diferentes método descritos para abrir unidades alveolares, en ocasiones la aplicación de una CPAP de 35 o 40 cm. H2O durante 40 segundos sería suficiente, aunque quizá otro método más efectivo seria empleando aumentos de PEEP paulatinos y paralelos a incrementos de la Presión inspiratoria (Pr insp) mantenidos durante dos respiraciones cada minuto (incrementos de Pr insp de 10 cm H2O hasta aproximadamente 50 cm H2O e incrementos de PEEP de 5-10 hasta unos 30cm H20) y siempre teniendo cuidado de mantener después el nivel de PEEP previo [35, 72].
A pesar de que se produce la apertura pulmonar con estas maniobras, parece que este efecto es transitorio por lo que la estrategia de pulmón abierto debe incluir estas maniobras de manera periódica hasta encontrar el nivel óptimo de presión en la que el pulmón se mantiene abierto. Cualquier desconexión del circuito o caída de la Po2 nos debe indicar que se debe realizar una maniobra de reclutamiento [41].
El estudio ALVEOLI [45] evalúa el nivel más adecuado de PEEP e incluye en su estudio dos grupos de pacientes con PEEP “baja” o “alta” concluyendo que los pacientes ventilados con Vc de 6 ml/Kg. y presión meseta limitada a 30 torr, tienen el mismo pronóstico independientemente de que se usen cifras mayores o menores de PEEP. Aunque este estudio podría no haber seleccionado los pacientes de manera homogénea y emplea niveles de PEEP arbitrarios y no según las características mecánicas del pulmón.
El ensayo clínico aleatorizado más reciente publicado (Villar y col. [46]), al igual que Amato y col. [35] vuelve a demostrar un beneficio en el empleo de PEEP “alta” asociado a una estrategia protectora de pulmón.
Para el ajuste de la PEEP se debe tener en cuenta las características mecánicas del pulmón (Curvas P/V) y se debe tener como objetivo una relación PO2/FiO2 > 150.
C3. Hipercapnia permisiva
La aparición de hipercapnia no es una estrategia ventilatoria sino la consecuencia de la ventilación con bajo Vc [67]. El desarrollo de hipercapnia se ve favorecido por la disminución del Volumen minuto y por el aumento del espacio muerto (VD) con respecto al Vc (VD/Vc). Siempre que se mantenga una adecuada oxigenación la hipercapnia puede ser un efecto secundario aceptable [68, 70].
La hipercapnia se debe evitar en pacientes con riesgo de desarrollar hipertensión craneal, inestabilidad hemodinámica y en aquellos tratados con beta-bloqueantes dado que es necesario una buena respuesta de catecolaminas para mantener estabilidad hemodinámica [69]. El verdadero valor de la hipercapnia permisiva, además de un efecto colateral de la ventilación con bajo Vc, esta aún por determinar y para ello serán necesarios estudios controlados.
Hoy en día únicamente se pueden aceptar aquellas estrategias que incluyen hipercapnia si el objetivo es evitar el sobreestiramiento pulmonar [67].
C4. Métodos ventilatorios controlados por presión
La descripción de los nuevos conceptos de mecánica pulmonar en pacientes con SDRA ha hecho renacer el interés por los métodos ventilatorios controlados por presión (PCV, BiPAP y PSV), por dos motivos fundamentales, el empleo del flujo decelerado y una mayor facilidad para asegurar el límite de la presión pico y de la presión alveolar evitando episodios inadvertidos de hiperpresión.
Sin embargo y a pesar de estas ventajas teóricas, existe una baja tasa de empleo de estos métodos incluso en los pacientes con el diagnóstico de SDRA [6].
El "Spanish Lung Failure Collaborative Group" [73] publicó un ensayo clínico que incluyó a 79 pacientes que cumplían los criterios de diagnóstico de SDRA, que fueron aleatorizados en dos grupos, ambos con la misma estrategia ventilatoria, pero en un grupo se empleó PCV y en el otro grupo ventilación controlada por volumen sin límite de presión pico preestablecido. La mortalidad en el grupo PCV fue del 51%, frente a una mortalidad en el grupo de ventilación controlada por volumen del 78% (RR 0,65; IC 95%: 0,46-0,96). Sin embargo los resultados de este estudio no fueron concluyentes, porque cuando se ajustó la mortalidad a otras variables, tales como la disfunción orgánica y fundamentalmente la incidencia de fracaso renal tras la aleatorización, el modo de ventilación no se asoció con la mortalidad.
Recientemente, Prella y col. [74], por primera vez en un diseño experimental en el que miden mediante TAC el grado de aireación pulmonar, demuestran uno de los mecanismos por los que puede existir una ventaja en el empleo de la PCV o del flujo decelerado sobre la ventilación con flujo constante, que consiste en una mejor distribución de gas en el pulmón, mediada por un discreto efecto de reclutamiento de zonas pulmonares dañadas, pero sobre todo por evitar fenómenos de sobredistensión en zonas apicales pulmonares, sin que se produzca ningún cambio en la presión alveolar, ni en el intercambio gaseoso. Estos fenómenos sin duda pueden contribuir al daño pulmonar inducido por la ventilación mecánica.
D. MÉTODOS DE VENTILACIÓN MECÁNICA ALTERNATIVOS
Existen algunos modos de soporte ventilatorio alternativo que, por diversos motivos, generalmente se utilizan como métodos de rescate en casos de muy mala evolución clínica. Estos métodos son técnicamente complejos, precisan de tecnología específica, son costosos, no están disponibles en la mayoría de los centros hospitalarios y los ensayos clínicos que existen hasta el momento no han demostrado un claro beneficio con respecto a las técnicas convencionales. Estos métodos incluyen la ventilación en decúbito prono, y otras más complejas como la Extracción extracorpórea de CO2 (ECMO) [47, 48] y la insuflación traqueal de gas [49, 50].
D1. Ventilación en decúbito prono
Numerosos estudios reflejan que la posición en prono mejora la oxigenación de manera significativa en 60-80 % de los pacientes y parece, incluso, que lejos de inducir lesión por ventilación mecánica tendría efecto protector por evitar sobredistensión e hiperinsuflación [51], pero ensayos clínicos controlados aleatorizados no han demostrado disminución de la mortalidad [52, 53] lo que ha hecho que hasta el momento esta técnica se utilice de manera tardía únicamente en los casos de SDRA severo y avanzado.
D2. Ventilación a alta frecuencia
La ventilación a alta frecuencia emplea volúmenes corrientes pequeños que provocan cambios muy pequeños en la presión alveolar, utiliza frecuencia respiratoria muy alta y mantiene abierto el pulmón con niveles elevados de PEEP. Teóricamente es un tipo de ventilación protectora dado que mantiene una presión constante y evita el desreclutamiento evitando bajo niveles de PEEP y altas presiones pico [11, 27].
Los estudios en animales parecen demostrar que este tipo de ventilación mejora el intercambio gaseoso, infla el pulmón de manera uniforme y disminuye los cambios histopatológicos inducidos por VM y los niveles de mediadores inflamatorios sistémicos [5].
Existen algunos estudios pequeños [54-57], no controlados, que indican que existe una mejoría en la oxigenación en los pacientes con SDRA tratados con este tipo de ventilación, sin embargo, estos resultados no se pueden generalizar dado que estos estudios son pequeños y la ventilación de alta frecuencia se utilizan como terapia de rescate en pacientes muy graves.
Existe un ensayo controlado [58] que incluye 148 pacientes , que son asignados de manera aleatoria a grupo control ventilados de manera convencional (VT 6-10 mL/Kg. y PEEP 10-18 cm. H2O) o a grupo de ventilación alta frecuencia (5 Hz, flujo 40 L/min. con Paw media de 5 cm. H2O mayor de la utilizada en la ventilación convencional) sin que se encontraran claras diferencias en ambos grupos salvo una ligera mejoría de la oxigenación inicial no encontrando diferencias en la mortalidad por carecer de potencia estadística suficiente aunque parece que existía cierta tendencia a disminuir la mortalidad a los 30 días y a los 6 meses.
Se necesitan más estudios que comparen la ventilación a alta frecuencia con estrategias ventilatorias protectoras con bajo volumen.
D3. Ventilación líquida parcial
Se basa en el empleo de agentes líquidos inertes que presentan alta solubilidad para el oxigeno y dióxido de carbono [59]. Este tipo de ventilación podría proteger el pulmón por dos mecanismos: El primero por reclutar y estabilizar los alvéolos con déficit de surfactante al disminuir las fuerzas de tensión superficial y el segundo por efecto anti-inflamatorio ya que limpia los alvéolos de mediadores inflamatorios [60-63].
El perfluorocarbono (perflubron) tiende a colocarse en las zonas dependientes del pulmón que generalmente son las más deterioradas por el distrés, de manera que estas zonas se inflan previniendo el daño pulmonar.
Hasta la fecha existen 5 ensayos clínicos en adultos con distrés respiratorio o daño pulmonar. El único ensayo clínico controlado aleatorizado que estudia este tipo de ventilación [63] incluye 90 pacientes y encontró que los pacientes ventilados con ventilación líquida presentaron una menor progresión del distrés (definido como el paso de daño pulmonar agudo a distrés) sin embargo no se observaron diferencias en los días libres de ventilación, mortalidad a los 28 días ni en la función pulmonar.
Existe un nuevo ensayo aleatorizado sobre ventilación líquida parcial más extenso que ha sido aceptado pendiente de publicación [64].
D4. Ventilación mecánica no invasiva
La ventilación mecánica no invasiva (VMNI) en pacientes con distrés respiratorio no ha sido muy bien estudiada.
Existe un estudio observacional [65] que incluye 10 pacientes con daño pulmonar o distrés respiratorio en los que se utiliza VMNI como primera terapia respiratoria. 66% no requirió intubación y 70 % pudo ser dado de alta del hospital.
No existen ensayos clínicos controlados que evalúen el efecto del empleo de VMNI sobre la morbi-mortalidad por lo que, hasta que existan más estudios [66], no se puede recomendar como terapia por el momento.
Podría utilizarse la VMNI de manera precoz en los casos leves de distrés como intento de evitar la intubación, sin embargo su uso no estaría recomendado en los pacientes con disfunción multiorgánica con alta probabilidad de necesitar soporte ventilatorio prolongado.
E. RECOMENDACIONES
Ante todo paciente con SDRA se debe plantear una estrategia ventilatoria protectora del pulmón. Probablemente, la mejor estrategia ventilatoria es aquella que mantiene un mayor porcentaje de tejido pulmonar abierto y, a la vez, evita una excesiva hiperpresión y sobredistensión pulmonar.
El objetivo de la estrategia de ventilación debe ser, no solo un adecuado control gasométrico, sino también un control de la Presión alveolar (valorada por la P plateau) que idealmente debe ser < 30 cm H2O para lo que emplearemos un Volumen corriente bajo (< 10 ml/Kg.) que nos permita mantener dicho límite de presión y seremos permisivos con el nivel sanguíneo de CO2.
Se debe mantener un nivel de sedación adecuado para evitar asincronía entre paciente y respirador y se deben evitar, en la medida de lo posible, los relajantes musculares [8].
El protocolo ARDS Network trial [22] aplica una PEEP para una determinada FiO2. Este protocolo es el más ampliamente recomendado, aunque para el ajuste de la PEEP se debería tener en cuenta la respuesta individual de cada paciente, en función de las características mecánicas del pulmón en cada paciente (Curvas P/V). Obviamente se debe distinguir en función de la respuesta a las pruebas de elevación progresiva de PEEP que pulmones son potencialmente reclutables y cúales no lo son. La realización de ensayos con diferentes niveles de PEEP (incrementos progresivos de 3 a 5 cm. de H2O) [71] puede ser útil pero se debe evaluar su eficacia quizá con el objetivo de mantener una SaO2 > 90% con FiO2 inferior a 0,6 o mantener una relación PO2/FiO2 > 150. La mejoría de la ventilación alveolar conseguida con las maniobras de aumento de PEEP se valora mejor en función de los niveles de PaCO2 conseguidos.
Puede valorarse la realización de maniobras de reclutamiento pulmonar cuando se produzca una desconexión del circuito cuando siempre que haya necesidad de modificar los parámetros ventilatorios por deterioro gasométrico.
Probablemente los métodos de ventilación controlados por presión faciliten el empleo de las estrategias ventilatorias protectoras del pulmón.
Considerar el emplear la posición de decúbito prono, en función de la experiencia de cada centro de modo que siempre se debe considerar en situaciones de hipoxemia severa.
F. PROTOCOLO DEL SDRA-NETWORK [22, 75]
F1. Ajustes iniciales de Vt y frecuencia respiratoria (FR)
  • Cálculo del peso corporal previsto en función de la altura:
    • Hombres: 50 + 0,91 [altura (cm) - 152,4]
    • Mujeres: 45,5 + 0,91 [altura (cm) - 152,4]
  • Modo ventilatorio: asistida-controlada con volumen fijo (IPPV, CMV)
    • Vt inicial: 8 ml/kg de peso ideal
    • Reducir el Vt a 7 ml/kg después de 1-2 horas y luego a 6 ml/kg después de 1-2 horas más, ajustando la FR para mantener el volumen minuto inicial (hasta un máximo de 35 rpm)
B. Ajustes posteriores de Vt
Mantenimiento de una presión meseta (Pplat) < 30 cmH2O. Comprobar presión meseta con una pausa espiratoria final de 0,5 seg al menos cada cuatro horas y cada vez que se modifiquen PEEP o Vt.
  • Si Pplat > 30 cmH2O, reducir el Vt en 1 ml/kg hasta 5 o, si es necesario, hasta 4 ml/kg.
  • Si Pplat < 25 cmH2O y Vt < 6 ml/kg, aumentar el Vt en 1 ml/kg hasta Pplat > 25 cmH2O o Vt = 6 ml/kg.
  • Si se producen desadaptación o disnea marcada, el Vt puede aumentarse (no es obligado) a 7 u 8 ml/kg siempre que la Pplat permanezca < 30 cmH2O.
C. Oxigenación arterial
  • Objetivo: PaO2 55-80 mmHg o SpO2 88-95%
  • Combinaciones FiO2/PEEP permitidas para lograr el objetivo de oxigenación:
FiO2
0,3
0,4
0,4
0,5
0,5
0,6
0,7
0,7
0,7
0,8
0,9
0,9
0,9
1,0
PEEP
5
5
8
8
10
10
10
12
14
14
14
16
18
20-24
D. Frecuencia respiratoria y pH arterial
  • Objetivo de pH arterial: 7,30-7,45
  • Manejo de la acidosis:
    • Si pH 7,15-7,30: Aumentar la fr hasta pH > 7,30 o PaCO2 < 25 (fr máxima de 35). Si se alcanza la fr de 35 y el pH sigue por debajo de 7,30, se puede administrar bicarbonato (no es obligatorio)
    • Si pH < 7,15: Aumentar la fr a 35. Si la frecuencia respiratoria es de 35 y el pH < 7,15 y se ha considerado la administración de bicarbonato, el Vt puede aumentarse en 1 ml/kg hasta conseguir un pH superior a 7,15 (se puede superar una Pplat de 30 para ello).
  • Manejo de la alcalosis: (pH > 7,45): Reducir la fr hasta un mínimo de 6/min.
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© REMI, http://medicina-intensiva.com. Mayo 2011.

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