La Prueba de la Tuberculina
Continuamos con nuestra sección habitual de Evidencias. Hoy hablamos de la Tuberculosis, concretamente del diagnóstico de esta enfermerdad, mediante la Prueba de la Tuberculina, ya que para el diagnóstico de infección tuberculosa latente, se recomienda la realización de la prueba de la tuberculina en todos los casos (Recomendación Fuerte*).
La prueba de la tuberculina se realiza mediante la técnica de Mantoux y es ampliamente utilizada. Sus ventajas son su escaso coste económico y su fácil realización, aunque tiene también sus inconvenientes.
Recordemos brevemente la Técnica de Mantoux:
- Inyectar 0,1 ml del PPD justo por debajo de la capa más superficial de la piel (intradérmica no subcutánea) en la superficie anterior del antebrazo.
- La inyección causará una discreta elevación de la piel o habón de 6 a 10 milímetros de diámetro. Se deben utilizar jeringas y agujas de un solo uso y seguir todos los procedimientos de control de infección incluyendo el uso de guantes y la utilización de contenedores adecuados para eliminar las agujas.
- Después de la administración se debe instruir al paciente para que no se frote, rasque o cubra con una tirita o esparadrapo la zona de la prueba. Se permite lavar y secar la zona si es necesario, pero no con sustancias irritantes.
- La prueba de la tuberculina se realizará lo antes posible tras la detección del caso índice y se repetirá a las 8 ó 12 semanas si la primera ha sido negativa.
- No se administrará en aquellos pacientes que se sepa que ya fueron positivos.
Valoración de los Resultados de la prueba de la Tuberculina:
- Los resultados deben valorarse según el riesgo del paciente de desarrollar una tuberculosis en caso de infección y según el grado de exposición.
- Los tres puntos de corte que suelen aplicarse (≥ 5mm, ≥ 10 mm y ≥ 15 mm) se utilizan para mejorar la sensiblidad y la especificidad de la prueba en el contexto del cribado a grupos de riesgo.
- En los contactos se considerará que la prueba de la tuberculina es positiva cuando presente una induración ≥ 5 mm.
- La aparición de vesículas o de necrosis es altamente sugestiva de infección tuberculosa.
- En las personas vacunadas contra la tuberculosis no se puede saber si la reacción es debida a la infección por M. tuberculosis o bien es un recuerdo de la vacuna. A efectos prácticos, en los colectivos con alto riesgo de infección el antecedente de vacunación no debe tenerse en cuenta.
- La prueba de la tuberculina carece de utilidad en las personas con un diagnóstico previo de tuberculosis o que hayan recibido un tratamiento antituberculoso completo.
- Se trata de una prueba bien tolerada en general aunque no debe realizarse en zonas cutáneas con quemaduras o eczema.
- En caso de administrarse durante el embarazo no se ha documentado efecto teratógeno.
- La vacunación del sarampión, paperas y rubeola puede causar falsos negativos de la prueba y por lo general se aconseja administrar la prueba de la tuberculina en el mismo día de la vacunación o seis semanas después. También se producirán falsos negativos por mala técnica de inoculación, enfermedades y situaciones que provoquen inmunosupresión, incluida la tuberculosis.
- La lectura de la prueba de la tuberculina debe llevarla a cabo personal entrenado para ello. Tras la inyección intradérmica del PPD, la lectura se realiza entre las 48 y 72 horas. La valoración se realiza con una regla flexible para medir la induración generada alrededor de la zona de inyección. Se medirá el diámetro mayor (tranversal) de la indura ción, excluyendo la posible zona eritematosa alrededor de la inyección. Siempre se debe registrar la medida obtenida (en milímetros) y no simplemente la positividad o negatividad de la prueba. Si ha transcurrido entre 72 horas y hasta una semana tras la inyección, la prueba se valora del mismo modo.
Pues eso ha sido todo por hoy… nos vemos mañana, con el resumen dominical… 6 en Ranking.
Adiol
Fuente: Grupo de trabajo de la Guía de Práctica Clínica sobre el Diagnóstico, el Tratamiento y la Prevención de la TuberculosisGrupo Tuberculosis. Centro Cochrane Iberoamericano, coordinador. Guía de Práctica Clínica sobre el Diagnóstico, el Tratamiento y la Prevención de la Tuberculosis. Plan de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad. Agència d´Informació, Avaluació i Qualitat en Salut (AIAQS) de Cataluña; 2009. Guías de Práctica Clínica en el SNS: AATRM Nº 2007/26.
* Calidad de la Evidencia y Fuerza de la recomendación según GRADE. En este caso, la implicación de una recomendación Fuerte para los Clínicos, se traduce en que la mayoría de los pacientes debería recibir la intervención recomendada (Pag. 170 de la GPC)