La poesía es un método de investigación
- SÁBADO 07 DE ENERO DE 2012 18:03
- ÁNGEL VELÁZQUEZ CALLEJAS
Como las ciencias exactas a la materia o las ciencias sociales al sujeto histórico-social, la poesía ha sido siempre un método de investigación al mundo interior humano. Ha sido la ciencia del alma. La poesía comienza a investigar, a cumplir su cometido, cuando ha finalizado el malestar de la cultura. La poesía no es sobre ningún malestar, sino sobre la bienaventuranza: proceso que va del placer a la dicha.
Una vez dejado atrás el trabajo de las ciencias sociales (sobre el malestar, la angustia y el temblor a la medida de Kierkegaard), el poeta comienza su labor.
¿En qué punto es este comienzo? Aurobindo, en un libro que debe ser leído y meditado detenidamente, The Future Poetry, dice que a partir de que “inconsciente” deja de serlo. Es decir, a partir de que el sujeto se monta conscientemente sobre lo desconocido. Lo acepta. El sujeto no puede conocer esta nueva realidad como lo hizo con la “realidad” del malestar y la angustia, pero puede sentirla y abrazarla; puede vivir con ella. Y, hasta cierto punto, el sujeto puede convertirse en el propio misterio. Comenzará a soñar con lo desconocido. Y será un soñar diferente. A partir de aquí comienza la labor de la poesía.
Lezama escribió un poema, El pabellón del vacío, mostrando que se había hecho consciente de este soñar, porque todo lo que escribió hasta entonces, incluyendo a Paradiso, fue soñar con el malestar de la cultura occidental. De una manera crítica, soslayando desde luego la metodología psicológica, Lezama había apoyado la tesis del psicoanálisis del inconsciente y el soñar. Pero conEl pabellón del vacío, poco tiempo antes de morir, Lezama dejaba el comienzo de un legado que nadie de la literatura cubana ha continuado.
Acabo de leer El siglo entero: el discurso poético de la nación cubana en el siglo XX, 1898-2000(Editorial Oriente, 2008), de Virgilio López Lemus, infatigable investigador de la historia de la poesía cubana. Más de trescientas páginas para corroborar la continuidad de un discurso poético de soñar el malestar de la cultura cubana. Porque todo discurso sobre el nacionalismo termina ofreciendo una verificación palpable de la ironía y el desacuerdo de una clase social sobre otra, de un sujeto social sobre otro. Aquí la poesía juega el rol de las ciencias sociales. Por eso vemos que la poesía que se escribe lleva el sello de lo psicológico, antropológico y sociológico. Aún en la literatura cubana no ha comenzado la labor esencial de la poesía.
La poesía es un método sobre la búsqueda de lo esencial. Sobre la realidad última. Un método que se hace muy particular e individual. Nadie sabe de antemano cómo es. Nadie conoce ese método, pero lo puede experimentar. Para los cubanos es sobre ¡Bayam! No yace en la superficie esta realidad, no está en el inconsciente; está mas allá. Conceptos como el del superhombre de Nietzsche, el Belcebú de Gurdjieff, la Naturaleza de Emerson, la Dicha grande de Martí, por mencionar sólo algunos ejemplos, pertenecen al soñar la bienaventuranza, pertenecen al comienzo y evolución de la investigación poética. De modo que la poesía apunta, como metafóricamente dice Mabel Collins en Luz en el sendero, a que “la paz sea contigo”. Una lámpara que alumbra el camino oscuro hasta llegar al ser.
http://angelcallejas.wordpress.com/
¿En qué punto es este comienzo? Aurobindo, en un libro que debe ser leído y meditado detenidamente, The Future Poetry, dice que a partir de que “inconsciente” deja de serlo. Es decir, a partir de que el sujeto se monta conscientemente sobre lo desconocido. Lo acepta. El sujeto no puede conocer esta nueva realidad como lo hizo con la “realidad” del malestar y la angustia, pero puede sentirla y abrazarla; puede vivir con ella. Y, hasta cierto punto, el sujeto puede convertirse en el propio misterio. Comenzará a soñar con lo desconocido. Y será un soñar diferente. A partir de aquí comienza la labor de la poesía.
Lezama escribió un poema, El pabellón del vacío, mostrando que se había hecho consciente de este soñar, porque todo lo que escribió hasta entonces, incluyendo a Paradiso, fue soñar con el malestar de la cultura occidental. De una manera crítica, soslayando desde luego la metodología psicológica, Lezama había apoyado la tesis del psicoanálisis del inconsciente y el soñar. Pero conEl pabellón del vacío, poco tiempo antes de morir, Lezama dejaba el comienzo de un legado que nadie de la literatura cubana ha continuado.
Acabo de leer El siglo entero: el discurso poético de la nación cubana en el siglo XX, 1898-2000(Editorial Oriente, 2008), de Virgilio López Lemus, infatigable investigador de la historia de la poesía cubana. Más de trescientas páginas para corroborar la continuidad de un discurso poético de soñar el malestar de la cultura cubana. Porque todo discurso sobre el nacionalismo termina ofreciendo una verificación palpable de la ironía y el desacuerdo de una clase social sobre otra, de un sujeto social sobre otro. Aquí la poesía juega el rol de las ciencias sociales. Por eso vemos que la poesía que se escribe lleva el sello de lo psicológico, antropológico y sociológico. Aún en la literatura cubana no ha comenzado la labor esencial de la poesía.
La poesía es un método sobre la búsqueda de lo esencial. Sobre la realidad última. Un método que se hace muy particular e individual. Nadie sabe de antemano cómo es. Nadie conoce ese método, pero lo puede experimentar. Para los cubanos es sobre ¡Bayam! No yace en la superficie esta realidad, no está en el inconsciente; está mas allá. Conceptos como el del superhombre de Nietzsche, el Belcebú de Gurdjieff, la Naturaleza de Emerson, la Dicha grande de Martí, por mencionar sólo algunos ejemplos, pertenecen al soñar la bienaventuranza, pertenecen al comienzo y evolución de la investigación poética. De modo que la poesía apunta, como metafóricamente dice Mabel Collins en Luz en el sendero, a que “la paz sea contigo”. Una lámpara que alumbra el camino oscuro hasta llegar al ser.
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