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Y la ciencia se coló en el mercado
Observar a un nutrido grupo de señoras en el mercado, a las diez de la mañana, no llama la atención. Pero la situación cambia cuando comprobamos que lo que hacían no era comprar en la carnicería. Tenían concentrada toda su atención en la ciencia culinaria y, sin darse cuenta, estaban participando en la Semana de la Ciencia.
Un numeroso grupo de personas, en su mayoría mujeres mayores, aunque también alguna chica joven y hombres, disfrutaron de la séptima edición del taller “La cocina en el hogar: placer, tradición y ciencia”, celebrado el pasado jueves 18 de noviembre en el Mercat de les Corts (Barcelona).
Organizado por la Asociación Catalana de Comunicación Científica (ACCC) y el Consejo para la Igualdad de las Mujeres de les Corts, el acto contó con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), el Ministerio de Ciencia e Innovación (MICINN), la Red de Unidades de Cultura Científica (UCC+i), el Mercado de Les Corts y el Ayuntamiento de Barcelona.
¿Y cómo fue posible que buena parte de el público se detuviera durante más de una hora, dejando sus compras para más tarde? Gracias a las fascinantes explicaciones de Montse Illán y Xavier Torrado, profesores de la diplomatura de Nutrición Humana y Dietética de la Universidad de Barcelona (UB).
Ambos se encargaron de acercar la gastronomía más exótica a este mercado barcelonés. Coincidiendo con el Año Internacional de Acercamiento de las Culturas, los expertos prepararon cuatro suculentos platos como fueron la polenta con tomate fresco (un plato italo-mediterráneo), el tagín (típico del norte de África), los dumplings (bocados deliciosos de Asia) y de postre, un dulce de Tapioca (procedente de América del Sur).
En la variedad está el gusto
“El tagín es el estofado marroquí”, explicaba Montse Illán, mientras Xavier Torrado se afanaba en terminar de presentar la polenta con tomate para que el público la degustara. “Hay culturas cuya comida no se entiende si no pica”, añadía Xavier Torrado.
Los dos profesores, además de cocinar delante de las atentas miradas de los asistentes, explicaron en todo momento las propiedades de los alimentos que tenían sobre la mesa. “El jengibre tiene propiedades antioxidantes y sirve para ayudarnos a tratar un resfriado”, señalaba la profesora. Nuevos conocimientos que servían para abrir la cultura mediterránea a, por ejemplo, la asiática. “Allí cocinan las hojas de las verduras y es más nutritivo que lo que hacemos nosotros”, reconocía la experta. O nuevos datos sobre la cocina sudamericana como por ejemplo que la mandioca sustituye a la patata en muchos países, por su alto contenido en carbohidratos.
Los asistentes, divididos en dos sesiones, escuchaban y observaban atentamente, y también participaban. “El perejil es la reina de las verduras porque tiene mucha vitamina C”, decía un señor que rondaba los noventa años. “Así es”, respondió Monste Illán “pero no hay que olvidar que la dieta más saludable es comer de todo, sin abusar de nada”, recalcó.
Aunque con lo que más disfrutó el público fue con la degustación de los platos. “¿Puedo coger un poco más?”, se escuchaba entre ellos. “Buenísimo”, exclamaba una señora cargada con bolsas de la compra. Al finalizar las sesiones, se sorteó una cesta de frutas y verduras cedida por el Mercat.
De postre, cine
Y si por la mañana la ciencia encontró su mejor aliado en la cocina, por la tarde se unió al cine, pero sin dejar la vertiente gastronómica. La directora Maria Ripoll presentó su película Tortilla soup en el Auditorio del Centro Cívico de Les Corts. Una divertida comedia que, con el telón de fondo de la comida, aborda las complejas relaciones personales que existen en una familia mexicana.
Los sentidos tienen un papel destacado en esta película que nos acerca a otras culturas: la estadounidense, donde vive ya arraigada la familia de origen mexicano en torno a la que gira la historia que nos narra María Ripoll; la mexicana, presente siempre en la mesa alrededor de la cual se desarrolla buena parte del film, y la brasileña, que se hace presente en el novio de una de las hijas. Maria Ripoll comentó en el debate posterior que "la otra protagonista de esta película es la cocina" y que fue muy difícil rodarla ya que "hay muchos personajes en cada escena".
Se ponía así el punto final a una intensa jornada que conseguía su objetivo: acercar la ciencia al público, en forma de manjares exquisitos y del mejor cine. El año que viene, más Setmana de la Ciéncia.
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Galería fotográfica de la jornada