La resistencia a los antibióticos es una creciente amenaza para la salud, explica Kim Lewis, de la Universidad Northeastern. "Las bacterias se hacen resistentes a los antibióticos mucho antes de que podamos encontrar tratamientos efectivos, lo que está generando una crisis sanitaria mundial", asegura el investigador.
Detalla Lewis que la mayoría de los antibióticos han sido producidos a través de la selección de microorganismos que viven en el suelo; sin embargo este recurso para el cultivo de bacterias es limitado y se agotó en la década de los años 60. Desde entonces han sido múltiples los enfoques para producir antibióticos, pero han sido incapaces de sustituir esta plataforma. Su equipo, en colaboración con los investigadores de la Universidad de Bonn y de NovoBiotic Pharmaceuticals, ha trabajado con una nueva vía para desarrollar fármacos a partir de bacterias 'no cultivadas', que constituyen aproximadamente el 99% de todas las especies bacterianas en los medioambientes externos, y, según Lewis, son una fuente sin explotar para identificar nuevos antibióticos.
25 CANDIDATOS Así, como parte de una esta continua búsqueda de nuevos antibióticos, los investigadores examinaron más 10.000 compuestos aislados a partir de bacterias del suelo, cultivadas in situ o mediante el uso de factores de crecimiento específicos. La idea, detalla el investigador, es "cultivar la bacteria en un ambiente natural en el suelo; de alguna manera engañamos a la bacteria y ésta empieza a crecer en este entorno". De esta forma lograron identificar 25 candidatos y, de todos ellos, "teixobactina es el más prometedor", señala Lewis. En modelos animales ha demostrado que tiene una excelente actividad frente a bacterias como Clostridium difficile, Mycobacterium tuberculosis y Staphylococcus aureus.
A diferencia de otros antibióticos, los expertos creen que su mecanismo de acción dificulta la aparición de resistencias. "Teixobactina elimina las bacterias causando una 'avería' en su pared celular, un modo de acción similar al utilizado por otro antibiótico, la vancomicina", explica Tanja Schneider, de la Universidad de Bonn. Así, al provocar sus efectos mediante la unión a múltiples objetivos (polímeros de la pared celular: lípidos I y lípidos II), se puede retrasar el desarrollo de las resistencias. Los autores recuerdan que transcurrieron más de 30 años antes de aparecieran resistencias a la vancomicina y creen que es más que probable pase mucho más tiempo antes de que se desarrolle una resistencia genética a la teixobactina.
ENSAYOS CLÍNICOS Lewis piensa que se puede hablar del primero de una nueva clase de antibióticos. "Es el primero en cuanto a su modo de fabricación y a su mecanismo de acción", destaca. Y aunque todavía está en fase de desarrollo, espera que en dos años se inicien los ensayos clínicos en humanos.
Para Richard Seabrook, del Wellcome Trust (Gran Bretaña), a pesar de que todavía se encuentra en las primeras etapas de la investigación, "el descubrimiento de una nueva clase potencial de antibióticos es una buena noticia". Recuerda Seabrook que el desarrollo de nuevos antibióticos se ha estancado en las últimas décadas, mientras que la resistencia a los medicamentos existentes se ha convertido en una amenaza cada vez más grave para la salud humana. "El sistema basado en el screening de bacterias del suelo no cultivables parece ser una nueva 'vuelta de tuerca' en la búsqueda de nuevos compuestos que podrían tener potencial antibiótico y resulta alentador ver que este enfoque está dando resultados. Sin embargo -advierte-, no sabemos si teixobactina será efectiva en humanos hasta que se inicien los ensayos clínicos".
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