martes, 25 de enero de 2011

Restauración ecológica: ¿y la fauna qué?


Restauración ecológica: ¿y la fauna qué?

Esta es la pregunta con la que mentalmente termino en muchas ocasiones la lectura de artículos sobre restauración ecológica. Y es que, a pesar de que la restauración tiene como objetivo último recuperar la funcionalidad ecosistémica, son pocos los casos en que esta funcionalidad se comprueba, o en todo caso se estima el éxito de la restauración de la cubierta vegetal. Así, respecto a la fauna, nos toca quedarnos con la idea de que simplemente irá llegando y estableciéndose… ¡aunque nadie lo compruebe!
Las implicaciones de la fauna en la restauración ecológica de hábitats degradados engloban varios aspectos. En primer lugar debemos considerar el establecimiento deseable de las comunidades de animales. Esto lleva a una nueva situación de complejidad ecológica a explorar, pues la llegada de una especie, incluso a un área en la que estaba establecida anteriormente, supone el inicio de toda una serie de interacciones: la dieta del animal produce cambios en las cadenas tróficas, el comportamiento del animal produce cambios en el hábitat, etc. En segundo lugar, la fauna desempeña un papel que puede ser crucial en el restablecimiento y dinámica de la cubierta vegetal. Y esto se debe a que procesos en los que la fauna está implicada, como la dispersión, la polinización, la herbivoría y la descomposición de la materia orgánica, entre otros, benefician el desarrollo de determinadas comunidades vegetales y la restitución de la funcionalidad del ecosistema. Por último, la fauna puede considerarse una herramienta de utilidad como indicadora del éxito de la restauración. Ciertas comunidades animales tienen capacidad de responder de forma rápida al  proceso de sucesión, como la fauna edáfica, las hormigas, los escarabajos y vertebrados terrestres como las aves y los reptiles. Esto les convierte en excelentes indicadores del estado del proceso de restauración del ecosistema. Y no sólo eso: estos grupos constituyen posibles piezas estimuladoras de los procesos de sucesión que el investigador puede considerar para el manejo y gestión de hábitats degradados.
Volviendo a la pregunta inicial, son muchos los aspectos que relacionan la fauna con la restauración ecológica, algunos de ellos críticos en el restablecimiento del ecosistema. Por ello,no deja de resultar sorprendente que la fauna se considere poco en los estudios de restauración. Por ejemplo, de un total de 128 artículos publicados en la revista Restoration Ecology en 2010, tan sólo 14 (el 11%) trataron específicamente sobre la restauración de la fauna en el ecosistema, frente a 94 trabajos (el 73,5%) cuyo objetivo primordial fue la restauración de las comunidades vegetales. Y sólo 4 trabajos  (el 3%) comprobaron el éxito final de la restauración a nivel tanto de fauna como de flora. Los aspectos relacionados con el papel beneficioso de la fauna en los procesos que promueven la restauración vegetal fueron considerados en 8 estudios (el 6,25%), y la consideración de la fauna como indicadora de éxito en la recuperación de la cubierta vegetal, o del ecosistema degradado en su conjunto, la encontramos en otros 8 estudios (6,25%).
Si la restauración ecológica de hábitats degradados reconoce entre sus objetivos el restablecimiento de la funcionalidad ecosistémica, se debe conseguir que el lector de un trabajo sobre restauración quede con su mente volando sobre la complejidad alcanzada y liberado de la pregunta que nos ocupa…
La presencia de reptiles está ligada a factores  como la existencia de una red de parches de vegetación para la termorregulación y a la disponibilidad de presas, lo que les convierte en buenos indicadores del estado de la restauración en ambientes degradados (Fotografía de Mª Belén Fresnillo).
La presencia de reptiles está ligada a factores como la existencia de una red de parches de vegetación para la termorregulación y a la disponibilidad de presas, lo que les convierte en buenos indicadores del estado de la restauración en ambientes degradados (Fotografía de Mª Belén Fresnillo).
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