martes, 1 de marzo de 2011

Universo Paralelo. La Ciencia como Creatividad y Cultura


Universo Paralelo. La Ciencia como Creatividad y Cultura
El pasado 13 de Enero cumplió dos años de emisión en directo el programa Universo Paralelo en Radio Círculo (100.4 FM), la radio del Círculo de Bellas Artes de Madrid.Universo Paralelo es un proyecto que nació con la ilusión de acercar la ciencia a los círculos culturales de donde ha estado tradicionalmente excluida y cuyo nombre pretende ser una metáfora de cómo la ciencia en España ha permanecido en un universo paralelo, relegado del conocimiento general, a la vez que la misma sociedad se ha ido beneficiando de su progreso en su bienestar.
Óscar Hernández Caballer 
Universo Paralelo. Radio Círculo

En 1610 Galileo publicó un artículo sobre sus descubrimientos acerca de las manchas solares basada en sus constantes y pacientes observaciones a través de un pequeño telescopio de fabricación propia. Esta publicación la realizó en italiano, un idioma vulgar para la época, ya que toda publicación científica debía hacerse en latín. Podemos poner esta publicación como inicio de la divulgación científica. A Galileo y su afán por hacer llegar la ciencia a todos le siguieron otros grandes científicos, generándose nuevas publicaciones en el idioma de uso común como "El Químico Escéptico" de Robert Boyle en 1661, obra de divulgación que marcó el principio del fin de la alquimia y supuso de hecho el inicio de una de las ramas científicas mas prolíficas, la Química.
Años más tarde, a principios del siglo XIX, un genial Faraday lograba abrir la prestigiosa Royal Institution londinense al público en general con sus Charlas Navideñas (Christmas Lectures) sobre ciencia, dejando atrás las conferencias destinadas a un público exclusivamente aristocrático, iniciativa que permanece en la actualidad. No en vano Faraday venía de una familia humilde cuyo único acceso a la ciencia fue como aprendiz en una imprenta. 

Mientras en otros países europeos la ciencia ha constituido uno de los pilares en la cultura y formación de sus ciudadanos, en España ha quedado relegada al interés de los propios científicos, ya que nunca se ha hecho un esfuerzo real en llegar al público en general. Todos nos avergonzamos si no sabemos quién escribió los Episodios Nacionales, o si Mario Vargas Llosa es un escritor o un escultor, pero ante cualquier pregunta científica nadie tarda en aseverar con una sonrisa exultante: "lo siento, soy de letras". Pero no es en absoluto culpa de la sociedad española. Desde nuestro Universo Paralelo no creemos que la sociedad en la que vivimos de la espalda a la ciencia y haya generado un desinterés de manera voluntaria. Es muy difícil interesarse por lo que no se conoce o no ha sido contado de manera comprensiva y amena. 

La actividad divulgativa no ha formado parte de las preocupaciones habituales de los investigadores españoles. La literatura científica de producción propia ha sido escasa y la falta histórica de científicos de referencia, han llevado a la poca influencia social y política de los científicos además de a una escasa tradición científica. ¿Entre la población no científica y académica, quién conoce a un científico español en vida? Durante muchos años se ha pensado que el objetivo de estudiar Matemáticas o Ciencias Físicas era para un futuro docente en la escuela secundaria, ajenos al desarrollo cultural y económico que produce la ciencia.
Desde nuestro Universo Paralelo creemos que la ciencia es una actividad creativa y forma o debe formar parte esencial de la cultura moderna

La situación de la divulgación científica y su peso social en España no son más que un fiel reflejo de la posición de nuestro país en el mundo desarrollado referente a la propia producción científica y el apoyo político que ha recibido durante años. 

Pero nosotros somos optimistas. En los últimos años han surgido iniciativas serias desde el sector público y privado a través de un conjunto de centros dedicados a la divulgación científica, que integra museos y centros interactivos de ciencia, oficinas de cultura científica, webs y organizaciones como madrimasd, la Real Academia de la Ciencias o el propio Instituto Cervantes, además de planetarios, acuarios, jardines botánicos y zoológicos. Todo ello ha logrado un notable incremento de participación y presencia de los investigadores españoles en jornadas científicas y exposiciones.

Pero el hecho de que sin ningún tipo de control gubernamental o del sector privado a través de sus fundaciones hayan surgido en los últimos 10 años multitud de blogs, páginas webs y podcast de ciencia, muy valorados y en muchos de los casos de manera completamente altruista, responde a una necesidad social no cubierta hasta ahora por las organizaciones estatales ni las instituciones científicas. 

Nosotros desde nuestro Universo Paralelo creemos que la ciencia es una actividad creativa y forma o debe formar parte esencial de la cultura moderna, ya que ha revolucionado nuestra concepción del mundo y de nosotros mismos. Por medio de la divulgación de las ideas y conceptos científicos verificables se generan nuevas ideas y conceptos en la sociedad y el arte, los cuales pueden ayudar a las personas a desenvolverse con mayor conocimiento y libertad. 

El editor John Brockman acuño el término Tercera Cultura en su libro de 1995 The Third Culture, donde proclamó la necesidad de generar una Tercera cultura que englobara la cultura humanística con la cultura científica. La nueva sociedad del conocimiento debe basarse en esta tercera cultura, donde tanto la ciencia como el humanismo convivan bajo un mismo concepto, provocando sinergias que enriquezcan a ambas partes y a la sociedad en general. De esta idea nace nuestro proyecto Universo Paralelo.
Universo Paralelo se propuso a Radio Círculo como una plataforma de reivindicación de la ciencia como cultura y proceso creativo en el propio Círculo de Bellas Artes de Madrid. Un lugar completamente abierto a todos donde los científicos puedan hablar de ciencia, donde se puedan tratar y dar a conocer la historia de la ciencia y las nuevas teorías científicas creadoras de nuevos paradigmas y donde artistas puedan presentar proyectos inspirados en el conocimiento científico. Radio Círculo es una radio libre cuyos colaboradores hacemos programas culturales de forma completamente altruista, por amor a la radio y la cultura. "Sólo cultura" es el lema de Radio Círculo, donde se han tratado en los últimos 10 años todos los temas relacionados con la cultura humanística. Desde el comienzo de la emisión de Universo Paralelo en la programación semanal en enero de 2009, la ciencia es tratada como parte integrante de una cultura global, no un universo aparte. 

En estos dos años Universo Paralelo ha ido creciendo tanto en Radio Círculo como en la Web a través de sus podcast, generando más de 60.000 descargas en Internet y una audiencia media de más de 30.000 oyentes en directo cada martes. Han participado multitud de científicos de primer nivel así como gente del mundo de la cultura y las artes. 

Está en nuestro ánimo seguir muchos años con este y nuevos proyectos ya que creemos que la ciencia se merece sin ninguna duda estar por lo menos al mismo nivel que las otras disciplinas culturales. Hemos trabajado en estos dos años por incluir la ciencia dentro del Círculo de Bellas Artes, el cuál bombea directamente cultura a través de su radio, antes ajena a la ciencia, a las arterias de Madrid en el 100.4 de la FM. 

Universo Paralelo (Óscar Hernández Caballer / Ana Amo Niño)

Investigación Participativa o Ciencia Ciudadana


Investigación Participativa o Ciencia Ciudadana (Los Paracientíficos)

El los últimos años, los medios de comunicación se hacen eco en sus noticias dediversos tipos de participación ciudadana en la resolución de serios problemas científicos. Sin embargo, la denominada investigación participativa no resulta ser una nueva actividad en modo alguno, habiéndose producido durante décadas en diversas ramas del conocimiento. Ahora bien, su reconocimiento y promoción, pueden acelerar ciertas investigaciones e incluso modificar el rumbo de la actividad científica en el futuro. Más aún, su aceptación social podría ayudar a mejorar la imagen de la ciencia y el interés que despierta entre los ciudadanos, así como también su cultura científica, de la que tanto se lamentan algunos colegas desde sus torres de marfil. Sin embargo, cabe mentar que existen muchos tipos distintos de lo que se ha convenido en denominar investigación participativa” a la que yo preferiría denominar ciudadana. Del mismo modo, podría abaratar diversos proyectos de investigación.
investigacion participativa fuente Blog-Relatando mi vida con relatos 

Y digo que no es un hecho nuevo, por cuanto existen múltiples tipos y variantes. Ya de adolescente pasaba muchos fines de semana con amigos asociados a la SEO, ayudando a atrapar aves con vistas a pesarlas, medirlas y ponerles un anillo en una patita etc. para volverlas a soltar después, hasta que otro miembro de la SEO o un ornitólogo profesional las capturara, extrajera la información pertinente (la del anillo) y volviera a liberar. En ornitología tal práctica ha sido capital con vistas a mejorar nuestros conocimientos sobre la ecología, diversidad, biogeografía y hábitos de la avifauna. Tal actividad no es muy diferente de que realizan actualmente los denominados parataxónomos, es decir ciudadanos interesados en colaborar en el inventario de la biodiversidad tras un curso de instrucción.
 Del mismo modo, en astronomía, múltiples aficionados llevan años colaborando con los expertos con sus telescopios caseros, demostrándose que su actividad e interés, al margen de ser dignos de encomio, ha dado lugar a más que interesantes hallazgos.
 Se trata simplemente de dos ejemplos, por cuanto pueden extraerse muchos más de otros ámbitos del saber. ¿Nos vende la prensa una vez más luz de gas? ¡Si y no!Existen dos vertientes o más que merecen nuestra atención. Por un lado, se han desarrollado en EE.UU.iniciativas en las que se dotaban sustanciosos premios a los ciudadanos que resolvieran algún problema concreto. Los resultados obtenidos hasta la fecha han sido más quesatisfactorios. Y es aquí en donde intuyo que aparece un antes y un después. Actualmentecualquier persona puede llegar a ser “protagonista”, más que un mero colaborador de segunda fila, si le llega la oportunidad.
 Vivimos en una sociedad en donde existen muchos ciudadanos con un alto grado de formación, interés y talento dedicados a menesteres ajenos a la ciencia que vieron frustrada su vocación por algun motivo. Muchos de nosotros llegamos a ser investigadores o no, en función de las circunstancias y oportunidades que nos ha tocado sobrellevar a lo largo de nuestras trayectorias vitales. Es decir si al talento nos referimos, “ni están todos los que son, ni son todos los que están”. Empero la investigación participativa puede servir a la sociedad a rescatar lumbreras que hoy viven en la sombra. Los profesionales debemos ser humildes y ayudar en tales actividades, más que estorbar perjudicados mentalmente por una arrogancia corporativa mal entendida. Miles de personas pueden hacer más que diez a la hora de solventar un tema concreto. Pero hay más.
 Cuando trabajas en ciencia, la propia instrucción refuerza parte de nuestras potencialidades a costa de castrar otras. Los propios avances en un momento dado pueden desviar la atención de “esos pequeños detalles” que a la postre pueden dar lugar a notables descubrimientos sise repara en los mismos. No cabe duda que personas con talento y/o atesoradoras de algunas dotes excepcionales, que sean ajenas a los entresijos de la comunidad científica,pueden y deben aportar soluciones sumamente originales a viejos o nuevos problemas que aun permanecen por resolver. Se trata de aire frescono viciado o enturbiado por un tipo de formación muy concreta o especializada.
 Más aun, las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC), nos sirven para generar redes en tiempo real que aglutinen una comunidad de intereses concretos. Ficharos, imágenes, videos y opiniones pueden ser leídos o escuchados inmediatamente por otros colegas, profanos o legos en la materia. Ya no se trata de que los ciudadanos partiendo del mero voluntarismo colaboradores en algunos temas concretos. Son muchas las personas que han visto frustrada su vocación y que hoy se encuentran capacitados para demostrar su valía. ¿Por qué debemos soslayar ese inmenso capital humano? Los cursos de adiestramiento, si son necesarios, pueden también estar disponibles (libre acceso) en Internet. De este modo, una persona de frustrada o amargada, al margen de sus potenciales aportaciones, puede terminar siendo recompensada y satisfecha tanto intelectual como emocionalmente. Así, al despertarles de nuevo su interés vocacional, se amplían sus horizontes, incrementando a la postre la masa crítica de la comunidad científica.
 Otro tipo de indagación científica proviene de entender la investigación participativa de un modo casi opuesto. Ante ciertos problemas que afectan a un colectivo (por ejemplo una plaga agrícola, o la falta de dinero para sanear y fertilizar los cultivos)  los expertos pueden interesarse por estos, acercarse a los afectados y proponerles ciertos ensayos o experimentos ante los que unos y otros intercambiarán experiencias y esfuerzos. Tal modo de proceder imbrica al ciudadano en los quehaceres científicos, a la par que perimte ahorrar mucho dinero a la administración, como a ellos mismos. Mi maestro y mentor Antonio Belloha alcanzado logros más que interesantes, como las técnicas de “desinfección de suelos”, con la exclusiva ayuda de los agricultores que hoy, más que agradecidos, no solo le homenajean, sino que valoran la actividad científica más que nunca. ¡Somos humanos! Y no ¡sacerdotes de la ciencia!. La Torre de Marfil, deviene pues en una muralla que debemos franquear. Resulta estúpido quejarse hipócritamente de la incomprensión ciudadana por la ciencia (lo que realmente piden es más recursos financieros, humanos e infraestructuras) cuando somos parte del problema, que no de la solución.       
 El adiestramiento en la investigación participativa debería iniciarse en las escuelas primarias, cuando a los infantes se les despierta la curiosidad por el mundo que les rodea.Jugar aprendiendo y con la colaboración de los maestros, así como de los propios científicos.La divulgación científica para niños debería fomentarse y reconocerse. ¿No ayudamos a hacer las tareas a nuestros hijos?, ¿Por qué no entonces transmitir nuestros saberes a miles, escribiendo, por ejemplo, en un blog?.
 Existen incluso criaturas con trastornos o problemas mentales que pueden atesorar talentos ocultos a la hora de resolver ciertos problemas de importancia científica. Algo sobre estos temas he leído a cerca de los autistas. Su colaboración en tales menesteres podría ser tambiénparte de su terapiaCuando un humano percibe el mundo de una manera distorsionada, puede desarrollar capacidades y percepciones singulares, que a la postre han demostrado ser en ocasiones muy útiles o valiosas.  Empero nuestra sociedad desprecia todo lo que es considerado “anormal”, arrinconando a los mismos en sus familias o centros de rehabilitación que no analizan tales tesoros ocultos.  
 Hoy por hoy, la investigación participativa debiera  traspasar la frontera de lo ocasional y/o anecdótico para abrir un nuevo modo de hacer ciencia. La investigación participativa, o al menos la preparación para realizarla, debería pues iniciarse en la infancia y formar parte de sus aspectos curriculares escolares. Os dejo ahora con la noticia que me hizo reflexionar e incitar a escribir este post.
 Juan José Ibáñez
  

Los humanos ganan a los ordenadores

 Miles de jugadores en red, la mayoría no especializados, han demostrado resolver mejor la forma que adoptan las proteínas que los programas informáticos más avanzados, han hallado científicos de la Universidad de Washington (en Seattle). Averiguar cómo se pliegan las largas cadenas de aminoácidos de las proteínas en la naturaleza -su estructura en tres dimensiones- es uno de los grandes problemas de la biología actual, al que numerosos equipos dedican enormes recursos informáticos.
FUENTE | El País Digital ; 05/08/2010
 La estructura en tres dimensiones de una proteína es clave para comprender su función biológica y para diseñar fármacos que interactúen con ella. Sin embargo la predicción por ordenador de la estructura de una proteína representa un desafío muy grande porque hay que analizar un gran número de posibilidades hasta alcanzar la solución, que se corresponde con un estado óptimo de energía. Es un proceso de optimización.
En la Universidad de Washington David Baker y sus colegas decidieron en 2005 iniciar un proyecto de computación distribuida para aprovechar los tiempos muertos de los ordenadores de los voluntarios que se apuntaran. Se llamaba Rosetta@home y fue todo un éxito, como era de esperar tras el primero de este tipo, lanzado en 1999 por la organización SETIde búsqueda de vida extraterrestre. Sin embargo, pronto empezaron a llegar comentarios dealgunos usuarios, que creían que podían hacer el trabajo más deprisa de lo que lo hacía el ordenador. De hecho, los humanos todavía disponen de un talento mucho más evolucionado para la manipulación espacial que los ordenadores, recuerda Eric Hand en un comentario en la revista Nature, donde se comunica este experimento.
El caso es que Baker se apoyó en informáticos para crear en 2008 un juego en red asociado a Rosetta@home, que llamaron Foldit (pliégalo, en inglés). En él los jugadores compiten, colaboran, desarrollan estrategias, acumulan puntos y escalan niveles, mientras manipulan proteínas simplificadas con herramientas intuitivas pero según las reglas de la bioquímica.
Para los jugadores que no saben nada de biología molecular se prepararon unos niveles de introducción, y se ha demostrado, según los científicos, que los mejores jugadores son en su mayoría, ajenos a la bioquímica.
Para comprobar su pericia, los científicos plantearon a los jugadores 10 problemas concretos de estructuras de proteínas que conocían pero que no se habían hecho públicas. Encontraron que en algunos de estos casos, concretamente cinco, el resultado alcanzado por los mejores jugadores fue más exacto que el de Rosetta. En otros tres casos las cosas quedaron en tablas y en dos casos ganó la máquina.
Además, las colaboraciones establecidas entre algunos de los jugadores dieron lugar a todo un nuevo surtido de estrategias y algoritmos, algunos de los cuales se han incorporado ya al programa informático original. “Tan interesantes como las predicciones de Foldit son la complejidad, la variedad y la creatividad que muestra el proceso humano de búsqueda”, escriben los autores del trabajo, entre los que figuran, algo insólito en un artículo científico, “los jugadores de Foldit”.
“La integración de la resolución de problemas visual y la capacidad de desarrollar estrategias de los humanos en los algoritmos de computación tradicionales a través de juegos en red interactivos constituye un enfoque nuevo y poderoso para resolver problemas científicos para los que existen limitaciones computacionales“, aseguran los autores. “Estamos en el inicio de una nueva era, en la que se mezcla la computación de los humanos y las máquinas”, dice Michael Kearns, un experto en el llamado pensamiento distribuido.
Autor:   Malen Ruiz de Elvira

Un viaje virtual a través de la ciencia


Un viaje virtual a través de la ciencia
La Royal Society británica, la institución científica más antigua del mundo, ha creado una página web a través de la cual pondrá a disposición del público por primera vez artículos originales de enorme valor histórico y científico. La prestigiosa institución británica conmemora así su 350 aniversario.
FUENTE | El Mundo Digital01/12/2009
El portal de Internet se llama 'Trailblazing' y recoge documentos manuscritos sobre algunos de los descubrimientos científicos más importantes de los últimos 350 años.

Entre los artículos que el público podrá consultar está la Teoría de Newton sobre la luz y los colores (1672) o un artículo de Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores de EE.UU., sobre cómo remontar una cometa en una tormenta eléctrica.

Los internautas encontrarán también un terrible relato sobre una transfusión sanguínea de 1660 y un estudio de 1770 que confirmaba que el compositor austriaco Wolfgang Amadeus Mozart era un genio. Daines Barrington era un científico escéptico que quiso probar el talento del niño Mozart cuando éste visitó Londres en 1770, a los ocho años. Tras someterle a varias pruebas, señalaba que el chico era tan travieso y distraído como cualquier niño, pero mostraba un talento destacado. "En cuanto la partitura era colocada bajo su escritorio, comenzó a tocar la sinfonía de forma magistral", escribió.

SORPRENDENTES DOCUMENTOS

Asimismo, recoge las notas de Edward Stone de 1763 sobre el éxito de la corteza del sauce para tratar la fiebre y documenta los comienzos del descubrimiento del ácido acetil salicílico y la producción de aspirina, en la actualidad uno de los medicamentos más usados del mundo. 

Entre los documentos, tomados de la publicación científica más antigua en el mundo de habla inglesa, 'Philosophical Transactions', figura un estudio de 1776 sobre cómo el capitán James Cook salvó a sus marineros del escorbuto con repollo en vinagre, limones y malta, mucho antes de que se desarrollaran investigaciones sobre nutrición. 

Entre los artículos más recientes se encuentran los primeros escritos de Stephen Hawking sobre los agujeros negros, en 1970. 

'Trailblazing' recoge 60 artículos seleccionados entre los más de 60.000 que la Royal Society ha publicado en estos tres siglos y medio de vida: "Los artículos científicos de 'Trailblazing' representan la búsqueda incesante de los científicos -muchos de ellos miembros de la Royal Society- a lo largo de los siglos para probar y cimentar nuestro conocimiento sobre la Humanidad y el Universo", explica el presidente de la institución, Lord Martin Rees. 

La Royal Society nació como una asociación de pensadores, que se reunían para debatir sobre las teorías filosóficas y científicas de Francis Bacon. Su fecha oficial de creación fue el 20 de noviembre de 1660 y el nombre de Royal Society apareció por primera vez en un documento de 1661. 

Los creadores de esta página web afirman que se trata de un viaje virtual a través de la ciencia y confían en que inspire a la gente a ver la ciencia como parte de la vida y la cultura en el día a día.

Ha nacido la primera radio española de Ciencia y Tecnología


Ha nacido la primera radio española de Ciencia y Tecnología
Radiosíntesis, primera emisora de radio española dedicada exclusivamente a la ciencia y la tecnología.
FUENTE | Radiosíntesis27/07/2009
Radiosíntesis, la primera emisora online de Ciencia y Tecnología en España, comenzó el pasado mes de Abril a emitir en la Red. El proyecto surge con la idea de divulgar y compartir contenidos sobre Cultura, Ciencia y Tecnología con el fin de tratar de completar la cultura individual y difundir los avances, hallazgos y descubrimientos más actuales.

El nombre de Radiosíntesis surge de establecer un paralelismo con "fotosíntesis": de la misma manera que las plantas sintetizan componentes fundamentales para su desarrollo a través de la luz, las personas sintetizamos conocimientos fundamentales para nuestro a partir de nuestra radio online.

Este nuevo canal está pensado para acercar el conocimiento al gran público, dirigiéndose no sólo a un usuario especializado, sino llegando también a aquellas personas, instituciones y organismos con deseos de crecer intelectualmente y de descubrir el entorno que les rodea. Todo ello, siempre desde un lenguaje cercano y muy accesible. 

Entre sus objetivos se encuentran: mostrar las diferentes líneas de investigación pública y privada y a las personas involucradas en ellas; dar a conocer la base científico-tecnológica de las empresas privadas y promocionar sus actividades; incentivar la creación de nuevas empresas y su desarrollo; promocionar cualquier tipo de actividad pública o privada cuyo fin esté relacionado con la promoción de avances tecnológicos y científicos... y por supuesto apoyar y promover el talento de los jóvenes para que se unan al progreso a través del conocimiento. 

Diariamente, se emiten en continuo programas y entrevistas a personajes del ámbito profesional y universitario. Además de los contenidos radiofónicos, la web de la emisorawww.radiosintesis.com ofrece la posibilidad al usuario de ampliar la información a través de noticias de actualidad, enlaces recomendados, eventos actuales datos sobre la programación semanal, los personajes entrevistados recientemente y por supuesto la descarga de podcast con los últimos contenidos emitidos.

Por otro lado, el usuario también cuenta con un servicio de RSS gratuito para que los oyentes puedan conocer, a tiempo real, las noticias más importantes.

Una nueva propuesta online para los amantes de los mundos científico y tecnológico. Una apuesta por el futuro y la innovación. 

Autor:   Jose Andrés Vicet

La falta de reconocimiento aleja a los científicos de la divulgación


La falta de reconocimiento aleja a los científicos de la divulgación
Las nuevas generaciones consideran que explicar su trabajo a la sociedad forma parte de sus obligaciones profesionales, pero muchas veces no encuentran la forma de hacerlo. En los países europeos donde más se innova se generan menos recelos entre los investigadores y los medios de comunicación
FUENTE | El Mundo Digital18/02/2010
En los últimos años, la presencia de la ciencia en los medios de comunicación, ya sea en forma de divulgación o de debate político, ha aumentado considerablemente, pero aún está lejos de alcanzar el peso que se le concede habitualmente en nuestras vidas, en la transformación de la sociedad y la economía.

La brecha que separa a los investigadores del público sigue abierta, y hay quien opina que lo estará hasta que se pueda hablar de ciencia como se habla de otras áreas que también requieren de un conocimiento muy específico, como son el deporte, la economía o el arte moderno. Quizás el problema estribe en que la ciencia no es sólo un lenguaje, sino también -y sobre todo- una forma de ver el mundo. 

Un estudio de la Comisión Europea, en el que participaron investigadores de todas las edades y casi todas las nacionalidades del continente, reveló que todos los profesionales de la ciencia se muestran unánimes en que sería deseable «una relación continua y más profunda con los medios, para que el público se dé cuenta de que la ciencia se basa en adquirir nuevos conocimientos y satisfacer la curiosidad, no sólo de invenciones y nuevos productos». 

«Una cosa es el conocimiento científico y otra cosa es el pensamiento científico», indica Eudald Carbonell, profesor de la Universidad Rovira i Virgili y codirector del yacimiento de Atapuerca.

«No sólo hay que contar que se ha descubierto algo, sino también explicar por qué es importante, a dónde te lleva ese conocimiento», aclara el antropólogo, quien no cree tanto en la idea de divulgación -por ser «banal»- como en la necesidad de integrar el concepto de ciencia en el sustrato mismo de la sociedad. «Cuando rompamos la barrera entre conocimiento y pensamiento, la ciencia será como el fútbol, formará parte de nuestra cultura», añade.

Javier Armentia, astrofísico y director del Planetario de Pamplona, explica que «el reto está en pasar de la información a la reflexión». Pero, ¿por qué es tan difícil dar este paso? «La información económica requiere mucho más esfuerzo, y los toros también tienen su propio lenguaje», comenta Armentia. «El problema es que se ha claudicado, se dejado la ciencia como algo que hacen los científicos». 

Lo curioso es que, en contra del mito del científico en su torre de marfil, muchos jóvenes investigadores no se sienten cómodos con este estatus. «La gente es consciente de la importancia de la ciencia, incluso la admira, pero pone una distancia», lamenta Santiago Rello Varona, del Instituto Gustave Roussy, en Francia.

El mencionado estudio europeo, publicado en diciembre de 2007, también señalaba una diferencia fundamental entre los investigadores más veteranos y los más jóvenes, éstos últimos mucho más acostumbrados, y también más proclives, a relacionarse con los medios. Pero el esfuerzo por comunicar no siempre se ve recompensado: escribir un ensayo divulgativo, mantener un 'blog' o colaborar con la prensa no puntúa oficialmente en la carrera del investigador. Y, aunque se quiera hacer, no siempre es fácil saber qué palos se han de tocar.

«La falta de una financiación específica para comunicación, la falta de tiempo y las dificultades de encontrar un lenguaje sencillo para comunicar clara y efectivamente a audiencias más amplias son subrayados como los mayores obstáculos desde la comunidad científica», concluía el estudio de la Comisión Europea.

«Hay científicos que no tienen interés en comunicar porque piensan que a la sociedad no le interesa, y hay otros que no encuentran la manera de realizar esa comunicación», resume Carbonell. 

Además, la vorágine de publicaciones, tareas de docencia y obligaciones burocráticas varias no deja mucho tiempo para una actividad considerada secundaria. Todo lo cual redunda en que la sociedad perciba el saber científico como una serie de nociones más o menos lustrosas, y no como el modo de discurrir y asomarse al mundo en el que quieren verse reflejados los científicos. «En nuestro país, parece que el documental es sinónimo de ñúes cruzando el río para llegar a las llanuras bajo el acecho de lobos y cocodrilos», ironiza Rello Varona.

En todo caso, la divulgación no es sólo una obligación del científico hacia la sociedad; aprender a comunicar es también, en cierto modo, aprender a organizar las propias ideas, lo cual conecta con un concepto fundamental para Carbonell: «Los científicos 'senior', que llevamos toda la vida investigando, tenemos que hacer este aprendizaje, debemos convertir en pensamiento lo que nuestra experiencia ha acumulado como conocimiento». 

Otra de las tesis que reflejaba el citado estudio es que en los nuevos países miembros ('UE 12)', la desconfianza de los científicos hacia los medios, por miedo a que se politicen o banalicen los temas, es mayor que en la Europa de los 15; lo cual da una idea de que, cuanto más importante es la ciencia en un país, mejor se comunica y menor es la brecha entre sociedad y laboratorio. 

En España, tal y como recordaba la ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, hemos experimentado en los últimos años el segundo crecimiento más rápido del mundo, sólo por detrás de China, y ya somos la novena potencia científica mundial. Sin embargo, es evidente que aún hay desajustes, como muestra el hecho de que nuestras universidades están muy lejos de ocupar esas posiciones. En comunicación de la ciencia, como en todo lo demás, ocurre que hemos mejorado muy deprisa pero aún nos queda mucho por aprender.

«Muchos científicos miraban a los que sí divulgaban como una especie de 'vedettes' que sólo querían lucirse», comenta Armentia, quien reconoce, sin embargo, que «las nuevas generaciones, tanto de comunicadores como de investigadores, creen que divulgar la ciencia es parte de su trabajo».

Sin embargo, aún se acusa en nuestro país cierta dependencia del mundo anglosajón en la elección de informaciones científicas, lo cual no sería tan problemático si no fuera porque se pierden algunos fundamentos básicos de la comunicación: «Una mayor presencia española daría una sensación de cercanía, se podría enmarcar la divulgación en un contexto humano», señala Armentia. Esta lejanía se acentúa, a menudo, en el caso de la investigación universitaria: «Es más pausada, menos espectacular y más analítica, y por eso le cuesta más llegar al gran público», argumenta Rello Varona. 

Autor:   Ángel Díaz

Cuando la cultura y la ciencia se dan la mano


Cuando la cultura y la ciencia se dan la mano
Cuántas veces no se habrá preguntado cómo sería vivir en la antigüedad y pasear y vivir en los edificios que ahora ilustran las páginas de los libros de historia. Ahora una tecnología vanguardista desarrollada por el Instituto Fraunhofer de Investigación sobre Gráficos Computerizados (IGD, Alemania) nos acerca a estas sensaciones.
FUENTE | CORDIS: Servicio de Información en I+D Comunitario26/02/2010
La tecnología digital desarrollada por investigadores de este centro añade información a imágenes reales para simular una visita virtual a edificios históricos. El resultado es una experiencia turística apasionante para los visitantes de los museos. 

El equipo del IGD ha puesto en práctica esta tecnología digital en una exposición del Museo Allard Pierson de Ámsterdam (Países Bajos) para que los visitantes del mismo puedan pasear por los lugares que han marcado la historia de nuestra civilización.

Sobre una columna rotatoria, situada entre distintas piezas del museo, se instaló una pantalla plana que muestra una parte de la imagen reproducida en la pared del fondo, una foto en blanco y negro de las ruinas de Foro Romano. Al rotar la columna hacia la izquierda la pantalla ofrece al visitante un ángulo de la imagen completamente distinto. Según los investigadores, al dorso de la pantalla móvil hay una cámara que suministra información sobre el lugar mostrado en la pantalla, las ruinas delTemplo de Saturno. Los responsables señalaron que esta animación digital permite a los visitantes hacerse una idea del posible aspecto original del templo. Si se gira la columna aún más aparece nueva información en forma de fotos y vídeos sobre otros edificios de la antigüedad como el Coliseo.

«Hemos programado el ordenador para que reconozca la imagen», explicó Michael Zöllner, diseñador del IGD. «El programa sabe a dónde está enfocando la cámara y es capaz de superponer otra capa de contenido pertinente en forma de texto, vídeo o animaciones.»

El equipo manifestó que los visitantes del museo son siempre conscientes de dónde se encuentran porque la imagen original no deja de mostrarse por debajo en ningún momento. Los expertos llaman a esta tecnología «realidad aumentada». Al contrario que la realidad virtual, en la que se generan entornos gráficos por ordenador, esta tecnología añade información a lo que sentimos, vemos, oímos y olemos.

El programa desarrollado en el IGD y empleado en el museo funciona en un ordenador de tamaño reducido controlado por medio de una pantalla táctil. Los expertos opinan que este dispositivo es sólo el primero de una tendencia hacia las guías virtuales y móviles. Gracias a ellas, un turista podrá colocar su dispositivo frente a un palacio y en la pantalla aparecerá información relevante sobre el mismo.

El equipo del IGD también ha probado este sistema en el proyecto financiado con fondos comunitariosITACITUS («Turismo inteligente e información cultural mediante servicios ubicuos»), en el que el Sr. Zöllner y su equipo programaron un ordenador portátil para que hiciera las veces de guía turístico electrónico en el Palacio Real de Venaria (Italia).

Los investigadores señalaron que la nueva tecnología de teléfonos móviles podría desempeñar una función básica a la hora de despertar el interés de la población en este tipo de servicios. «Los teléfonos inteligentes ponen por fin al alcance de todos la realidad aumentada», proclamó el Sr. Zöllner.

ITACITUS recibió 1,35 millones de euros mediante el área temática «Tecnologías de la sociedad de la información» perteneciente al Sexto Programa Marco (6PM) de la Unión Europea. Entre 2006 y 2009 el proyecto reunió a entidades de la ciencia e industria de Grecia, Alemania, Italia y Reino Unido.

Los socios del proyecto investigaron nuevos métodos para representar el patrimonio cultural de forma virtual y lograron diseñar rutas personalizadas a pie y en transporte público realizadas en yacimientos arqueológicos, museos y zonas urbanas.