jueves, 7 de octubre de 2010

PRÓTESIS QUE INCORPORAN UN SISTEMA NERVIOSO Tecnología para mejorar la calidad de vida





Cada vez son más empresas las que dedican parte de sus esfuerzos a desarrollar productos tecnológicos o software para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Durante la feria Orto Pro Care 2010, que se ha celebrado en Madrid, se han presentado las últimas novedades en prótesis.
Mar Sevilla Martínez - Martes, 5 de Octubre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
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La mano biónica logra emular los movimientos humanos.
La mano biónica logra emular los movimientos humanos.
El 36,75 por ciento de las amputaciones en España han sido causadas por accidentes de tráfico o por otro tipo de accidentes. Con el fin de mejorar y devolver la calidad de vida a los pacientes que se encuentran en esta situación cada vez son más las empresas que dedican esfuerzos a desarrollar prótesis que se asemejen al miembro humano amputado.
Durante la Feria Orto Pro Care 2010, que se ha celebrado en Madrid, se han presentado los últimos avances en prótesis que permitirán mayor movilidad e independencia a los pacientes. Una de las prótesis que más expectación ha causado ha sido la tecnología AXON-BUS Prosthetic System desarrollada por Otto Bock, un sistema que ha perfeccionado la mano biónica Michelangelo (que se presentó hace dos años en la misma feria).
¿Qué beneficios ha aportado? Hasta ahora Michelangelo permitía la realización de múltiples movimientos flexibles y funcionales, estaba fabricada con base de acero y duraluminio (consiguiendo el reemplazo de la estructura de los huesos y de las articulaciones humanas), así como elastómeros de silicona para imitar las estructuras blandas.
La principal mejora de la mano biónica ha sido la incorporación de un sistema nervioso que la controla. "Pretendemos emular al máximo el movimiento humano. La nueva Michelangelo tiene hasta siete grados diferentes de movimientos (antes sólo había un grado o dos de movimiento) y dispone de un sistema nervioso para la transmisión de datos", explica Juan Galán, de la Academia Otto Bock Ibérica.
El sistema nervioso permite captar y contrastar en tiempo real la información que capta el dispositivo mediante los sensores integrados, y el AXON BUS Prosthetic System posibilita que los pacientes tengan pleno control del dedo pulgar y del resto de los dedos de forma electrónica, permitiendo que los usuarios tengan más grados de movimiento y aumente la capacidad para aprender por sí solos.
"Los pacientes han mejorado su calidad de vida. Con esta mano biónica pueden pelar un plátano 0 abrir un yogur sin que esto suponga un impedimento para llevar una vida lo más normal posible", afirma Galán. "Este modelo reduce el cansancio de los pacientes. Con la versión anterior, para realizar cualquier acción debían compensar los movimientos con otras articulaciones; ahora ya no es necesario".
De la mano de Otto Bock, se ha presentado también el proyecto de la rodilla Genium, un sistema inteligente de pierna controlado completamente por microprocesador.
Esta rodilla permite reducir la diferencia entre la extremidad natural del cuerpo y el sistema que la reemplaza. Está desarrollada a partir de un sistema mecatrónico que incluye diez sensores que son capaces de realizar mediciones a 100Hz por segundo asegurando el funcionamiento y el movimiento del paciente. "Se trata de una rodilla intuitiva, los amputados pueden andar hacia delante y hacia atrás, de forma lenta o rápida, permanecer de pie cuesta arriba y cuesta abajo emulando a una persona no discapacitada y permitiéndoles que tengan mayor control y seguridad sobre ellos mismos", afirma Pilar Moro, directora de Otto Bock Ibérica.
Entre las cualidades del dispositivo destaca la duración de la batería (con dos horas de carga el usuario dispone de cinco días de uso), el sistema de ahorro de energía para cuando el paciente tenga la pierna en reposo, la resistencia a las salpicaduras o la personalización de las funciones de la rodilla a cada paciente.
"Cuando el facultativo y el técnico han decidido que el individuo es apto para llevar este tipo de prótesis podemos ajustar diferentes programas de actividad para la rodilla mediante un software integrado.", explica Galán. "Así sacaremos el máximo rendimiento para deportes de distinto nivel o la práctica de hobbies como tocar la guitarra".

“Aude Sapere” Atrévete a saber.

“Aude Sapere” Atrévete a saber.

¡Atrévete a saber! es la expresión del desafío que proviene del tiempo y que retrata la exposición “Aude Sapere” del laboratorio antiguo de ciencias del seminario Diocesano San Cayetano de Ciudad Rodrigo. En ella, y desde la confianza religiosa en la razón y el pensamiento de la ciencia, podemos admirar objetos y libros que quieren revivir, en las prácticas escolares actuales, las ideas y los hechos de una pasión que perdura. La idea de recoger el testigo de la ciencia, y llenarlo hoy de contenido, inspira este proyecto con vocación de continuidad y que otorga al valioso patrimonio histórico científico de nuestro país una nueva y necesaria revitalización. Este pequeño tesoro científico nos invita a descubrir una nueva perspectiva de Ciudad Rodrigo y a un reconocimiento de la labor de las personas que hacen posibles este tipo de iniciativas.
            Todavía podemos sentir, cuando paseamos por las históricas calles de Ciudad Rodrigo, ahora que se cumple el bicentenario de la invasión de las águilas imperiales francesas, los ecos de los combates napoleónicos. Ciudad Rodrigo es tal vez una de las más bellas e interesantes plazas fortificadas de la arquitectura militar ilustrada, tema cuyo interés en sí mismo merece de un análisis en el que la geografía, la geología, el arte y la ciencia física y matemática de la construcción configuran un proyecto hecho para la defensa de encrucijadas históricas. Pero es también una hermosa ciudad renacentista e indiana, de escudos nobiliarios y de edificios religiosos singulares.
           
               Y entre estos últimos, junto a la explanada de su iglesia catedralicia, el Seminario de San Cayetano creado bajo el impulso ilustrado – propio de la época – de su fundador Monseñor Cayetano Cuadrillero y Mota, en el año de 1769.

            Frecuentando los fríos lugares invernales de la ciudad, la casualidad me llevó a encontrar un cartel que llamó mi atención, más que por la representación de un bello antiguo artilugio científico, por el lema que expresaba: Aude Sapere. Se trataba de la presentación de la exposición de aparatos, ilustraciones y libros científicos del antiguo laboratorio de Ciencias del Seminario Diocesano San Cayetano.


 


            Se trata de una exposición de objetos para la experimentación del último tercio del siglo XIX y de los inicios del XX. Entre éstos se encuentran aparatos atmosféricos, ingenios para experimentar la electricidad, la electrostática o la incipiente termodinámica, además de piezas que podían ser utilizadas para el estudio de la luz y de la óptica, para el conocimiento de la astronomía, el mundo microscópico, la geología o la física.

            Y como en una especie de “wunder kamera”  (cámara maravillosa) rescatada del paso del tiempo, en ella podíamos contemplar una pila de Volta, la ampolla revolucionaria de Röntgen, una máquina neumática para hacer el vacío, un primitivo proyector de vela y una cámara oscura para vivir el inicio de la magia de las imágenes en movimiento.

            Y con los libros, algunos de los cuales se remontan al siglo XVII, los secretos escondidos sobre astrología de Francesco Giuntini, sobre matemáticas de Juan Pérez de Moya o sobre la arquitectura de Leon Battista Alberti. Además de la edición de Andrés Laguna sobre el tratado médico de Dioscórides.

            Corrían los años del último tercio del siglo XIX cuando los Obispos Martínez Izquierdo y Mazarrasa, con la voluntad sentida, expresa y actuante de una gran vocación pedagógica, enriquecieron sus recursos de manera espectacular con la ampliación del gabinete de física y de historia natural en 1876. Los objetos cumplieron su cometido en la didáctica de las ciencias experimentales y naturales y sirvieron para potenciar y enriquecer el trabajo educativo en los institutos de bachillerato contribuyendo a abrir el camino de muchos jóvenes para la cercana universidad de Salamanca.

            La revolución copernicana renacentista, la luz del siglo que se creía deslumbrado por las luminarias de la ciencia y los ecos de la primera revolución industrial dejaron sus huellas del tiempo en la estratégica y modesta, pero intelectualmente inquieta, diócesis civitatense. Y así fue como en una ciudad fronteriza, codiciada y guerrera, entre las vicisitudes de una historia turbulenta quienes practicaban su fe, pero creían también en la fuerza y en la capacidad de la razón, se atrevieron a saber.



           

            El actual rector del Seminario, Juan Carlos Sánchez, ha conseguido no sin esfuerzos y dificultades, pero sí con la colaboración de valiosas voluntades, esas que resultan siempre indispensables, recrear un pequeño gran “Museo de la Ciencia”, en el que, dándole un impulso novedoso e interactivo, logra que escolares de hoy sientan el reto del saber que procede del pasado, que aprendan la lección de que avanzar por el camino de la ciencia requiere partir de lo que otros lograron alcanzar para, desde ahí, proyectar nuevos descubrimientos hacia el futuro. Gracias a él nuestra particular historia de la ciencia española puede escribir páginas de gran belleza, valor e interés.

            Sería un verdadero privilegio poder disfrutar de esta exposición en la Feria de la Cienciade la Comunidad de  Madrid : “Madrid es ciencia” . Que un pequeño y modesto gabinete científico, pero de un valor extraordinario, pueda ser admirado y contemplado por miles de personas, que muchos escolares puedan aprender cosas maravillosas manipulando aparatos del pasado. Para practicar eso que Jean Foucault llamaba “la arqueología del saber”. Para que las generaciones de hoy se atrevan a saber con más fuerza y con más sabiduría.

(Nota: la exposición “Aude Sapere” se encuentra, como lugar de origen, en el salón Multiusos del Seminario Diocesano San Cayetano, en la plaza de Herrasti de Ciudad Rodrigo. Salamanca.)
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Las primeras imágenes de nuestros recuerdos.

Las primeras imágenes de nuestros recuerdos.

            ¿Pueden recordar los bebés? ¿Podemos recordar las experiencias vividas durante nuestros tres primeros años?

¿Te habías dado cuenta que los bebés se pasan la mayor parte de su primer año escuchando y siguiendo con detenimiento todo lo que ocurre a su alrededor, mirando el mundo para ver cómo funciona?  Muchas de esas cosas observadas, – sonidos, imágenes, sabores, olores y sensaciones táctiles -, pasarán a ser elementos significativos de su memoria primera. Para bien o para mal. Lo que explicaría que siendo mayores detestemos ciertas experiencias sensoriales y que nos sintamos atraídos por otras.

Los dos primeros años de vida son de especial importancia para el desarrollo de las redes neuronales de comunicación del cerebro, para el desarrollo de su personalidad y de sus capacidades intelectivas.

Durante el primer año utiliza sus sentidos para organizar sus experiencias y a partir de los tres meses comenzarán a ser capaces de relacionar lo que ven con lo que oyen, con una precisión que irá en aumento. 
  
Las primeras acciones de un bebé son de carácter reflejo, pero a medida que éstos se adaptan a la experiencia se van adquiriendo los primeros hábitos; los primeros ejercicios que logran que, por repetición de las acciones, el cerebro reciba información no sólo de lo que el cuerpo va siendo capaz de hacer sino también de cómo se siente al hacerlo.

La memoria, esa función psíquica superior que permite la retención temporal de la información,  empieza durante el desarrollo del primer año a codificar habilidades y sensaciones físicas y motrices. Si tiene hambre no succionará cualquier cosa: ya sabe, o recuerda, que sólo los pezones le pueden calmar esa sensación, que el chupete le entretiene y le alivia pero no le alimenta…

Después de los tres meses los bebés interactúan con personas y objetos buscando sensaciones interesantes; son capaces ya, a los cuatro, de recordar que determinado juguete o comida o presencia humana, no sólo siguen existiendo cuando no son percibidos sino que pueden además proporcionarle más o menos placer. Su memoria les permite anticiparse a las situaciones y esperar de ellas los resultados previstos.

El impulso de sus destrezas motoras y sensoriales durante el primer año les va a permitir una búsqueda activa de las situaciones y cosas deseadas pero también el encuentro inevitable con sorpresas desagradables y frustraciones.

Se aprende a prestar atención y a recordar lo que me gusta y lo que no, lo que me proporciona alegría o me pone triste, El recuerdo se hace cómplice de lo que somos y de lo que no somos, se hace partícipe en definitiva, del nacimiento de nuestra incipiente  personalidad. A los tres años somos básicamente, en lo que a nuestra personalidad se refiere, lo que seremos a partir de entonces y a lo largo de toda la vida.

Evidentemente y de manera directa en el bebé funciona la llamada “memoria implícita”, una memoria muy sujeta a la adaptación sensoriomotriz y a la experiencia del entorno,especialmente durante el primer año. Una memoria orientadora que facilita nuestra supervivencia y la superación de los primeros errores.

Pero, curiosamente, los adultos tenemos muchas dificultades para recordar acontecimientos que van más allá del tercer año a no ser que se trate de algo que los familiares nos han contado o que hemos visto en imágenes familiares recogidas en nuestra infancia más tierna.

Este fenómeno natural recibe el nombre de “amnesia infantil”, no hace falta que nadie borre nuestros recuerdos como algunos pretenden ahora; los recuerdos, por gracia o desgracia, se suelen borrar solos. Se borran porque ya han cumplido la función de formar las bases de nuestra conciencia y de nuestro pensamiento o porque algunos nos hacen daños y somos capaces – solitos o solitas – por nuestros propios medios neuronales, de mitigarlos. 

No sabemos si con las actuales pretensiones de castración cerebral, en esos dudosos (dudosos desde la perspectiva de la bioética) intentos farmacológicos de suprimir los malos recuerdos en un área del córtex prefrontal, se llegará a eliminar también la sombra que esos primeros recuerdos infantiles dejaron en el dibujo de los claro-oscuros de nuestra inicial personalidad.

Porque aunque hasta el segundo año no podamos hablar de “memoria explicita”, aquella que se hace consciente del pasado de los hechos y experiencias concretas, esas experiencias han dejado la huella sobre la que caminará en el futuro nuestra forma de ser.

Sí, las vivencias, experiencias, situaciones, acontecimientos de nuestros primeros año suponen los cimientos, no visibles, pero indispensables de la arquitectura de las regiones de nuestro cerebro implicadas en el proceso de la memoria que sirvió, entre otras cosas, para dar los perfiles más íntimos a nuestra más oculta personalidad.

Si tenéis recuerdos, que con seguridad son verdaderos, no cosas que nos han contado, o que hemos soñado, y que son anteriores al tercer cumpleaños, contadlos; esta experiencia puede proporcionarnos elementos comunes, datos relevantes de interés para el descubrimiento de la permanencia, en el recuerdo, de las primeras imágenes de nuestras vidas.