Anyone can publish anything on the Internet. Despite that, children aren't taught how to evaluate the reliability of information they read there. As demonstrated by a recent study, this is true to a shocking extent, and there may be dire implications for the future of today's young people. For their study, Donald Leu, professor of education at the University of Connecticut, and his colleagues selected 53 of the best readers from seventh grade classes in low-income school districts in South Carolina and Connecticut. They made the kids believe they were helping someone else assess the reliability of information on a Web page. "They were never told the information was true; they were asked to evaluate if it was true," Leu told Life's Little Mysteries, a sister site of LiveScience. The page in question was devoted to an animal called the Pacific Northwest Tree Octopus. Yes, a tree octopus – an aquatic animal that allegedly lives in trees. For an unknown reason, in 1998, someone named Lyle Zapato created an extensive page describing the habitat, endangerment status, threats, and recent sightings of this creature, despite the fact that, obviously, it does not actually exist. Anytime-Anywhere Distance Learning! Free textbooks-No app fee-No GMAT Biblically Centered Education At Biola University. Apply! Get Your Associate's, Bachelor's, Master's, PhD and More 100% Online But the joke was not at all obvious to members of the supposedly Internet-savvy generation: 87.5 percent of the seventh-grade subjects judged the Web page to be "reliable." More than half went so far as to call it "very reliable." The small number of students who judged the page unreliable all came from the same school, and had just participated in a lesson teaching them to be suspicious of information online, in which this very tree octopus site was used as an example.
In other words, of the kids who were reading about tree octopuses for the first time, all of them fell for it.
"We assume that just because these kids are sophisticated in the area of pop culture and navigating Facebook, they'll be good at critically evaluating other information online, too. But actually they don't have very many skills at all," Leu said.
According to Leu, it's not that kids today are more gullible or dumber than they were generations ago; they're just not receiving any Internet-based education in schools. Because teachers and administrators are anxious to avoid cases of cyber-bullying, as well as plain old Facebook time-wasting, many schools don't let kids online. "All their information comes from textbooks, which are screened, and all controversial issues are gotten rid of, so kids learn to assume what they're reading is true."
The problem is especially dramatic in poorer districts, Leu told us, where schools are under pressure to teach to states' standardized tests. Those don't test online critical evaluation skills. According to Leu, a cultural shift will be necessary to change that: "Right now, the people who make the policies don't lead online lives themselves." When those in charge at the highest level are frequent Internet users, they may integrate Internet fluency into state curricula.
But this generation of youths is getting skipped, and Leu believes the biggest impact will be on the economy. "Globally, workplaces are shifting to the Internet being used as a critical source of information. If we don't raise a generation of people who are prepared to think critically online, then they're not going to be effective in the work place."
"The other big implication is for politics," Leu said. "As Jefferson once said, our democracy rises or falls based on having informed citizens at the ballot box."
Cualquiera puede publicar lo que desee por Internet. A pesar de eso, no se enseña a los niños a evaluar la fiabilidad de la información que leen allí. Como se demuestra en un reciente estudio, esto es cierto hasta un extremo impactante, y puede tener implicaciones directas para el futuro de los jóvenes actuales. Para su estudio, Donald Leu, Profesor de Educación en la Universidad de Connecticut, y sus colegas, seleccionaron 53 de los mejores lectores de las clases de séptimo curso en escuelas de distritos con ingresos bajos en Carolina del Sur y Connecticut. Hicieron creer a los niños que estaban ayudando a otros a evaluar la fiabilidad de la información de una página Web. “Nunca se les dijo que la información fuese cierta; se les pidió que evaluasen si era cierta”, dice Leu a Pequeños Misterios de la Vida, un sitio web hermano de LiveScience.
La página en cuestión estaba dedicada a un animal conocido como Pulpo de Árbol del Noroeste del Pacífico. Sí, un pulpo de árbol – un animal acuático que, supuestamente, vive en los árboles. Por alguna razón desconocida, en 1998, alguien conocido como Lyle Zapato creó una extensa página describiendo el hábitat, estado de amenaza, peligros y recientes avistamientos de esta criatura, a pesar del hecho de que, obviamente, no existe en realidad. Pero la broma no fue obvia en absoluto para los miembros de la, supuestamente, generación de Internet: el 87,5 por ciento de los sujetos de séptimo curso juzgó la página web como “fiable”. Más de la mitad llegaron a calificarla como “muy fiable”. El pequeño número de estudiantes que juzgó la página como no fiable procedía de la misma escuela, y acababan de participar en una clase que les enseñaba a sospechar de la información on-line, en la cual se usaba este mismo ejemplo del pulpo de árbol.
En otras palabras, de los chicos que leían por primera sobre el pulpo de árbol, todos cayeron.
“Asumimos que, debido a que estos chicos tienen experiencia en el área de la cultura pop y la navegación por Facebook, serán buenos evaluando críticamente otras informaciones on-line. Pero en realidad no tienen mucha habilidad en eso”, comenta Leu.
De acuerdo con Leu, no es que los chicos de hoy sean más crédulos o tontos que las generaciones anteriores; simplemente no están recibiendo ningún tipo de educación basada en Internet en sus escuelas. Debido a que los profesores y administradores están ansiosos por evitar los casos de ciber-acoso, así como la simple pérdida de tiempo en Facebook, muchas escuelas no permiten que los chicos se conecten. “Toda la información procede de los libros de texto, los cuales son filtrados y se elimina de los mismos los temas controvertidos, por lo que los niños aprender a asumir que lo que leen es cierto”.
El problema es especialmente dramático en los distritos más pobres, dice Leu, donde las escuelas están bajo presión de enseñar las pruebas estandarizadas por el estado. Éstas no ponen a prueba las habilidades de evaluación crítica. De acuerdo con Leu, es necesario un cambio cultural para modificar eso: “Ahora mismo, la gente que hace las políticas no llevan ellos mismos una vida on-line”. Cuando esos que están a cargo de los máximos niveles sean usuarios frecuentes de Internet, puede que integren la fluidez en Internet dentro del currículo estatal.
Pero esta generación de jóvenes está siendo pasada por alto, y Leu cree que el mayor impacto estará en la economía. “Globalmente, los lugares de trabajo se están moviendo hacia el uso de Internet como una fuente crítica de información. Si no criamos una generación de gente preparada para pensar críticamente en la red, no van a ser efectivos en sus lugares de trabajo”.
“La otra gran implicación es para la política”, añade Leu. “Como dijo Jefferson en una ocasión, nuestra democracia se eleva o cae basándonos en tener ciudadanos informados en las urnas”.
Autor: Natalie Wolchover
Fecha Original: 4 de febrero de 2011
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