domingo, 2 de enero de 2011
Menos seudónimos, más remezcla: 2011 promete
El caparazón: Menos seudónimos, más remezcla: 2011 promete. |
Posted: 01 Jan 2011 05:35 PM PST Recibo, pocas horas después de comenzar 2011, noticias de alguien de quien hablamos hace mucho tiempo (18 meses que son una eternidad en este mundo de los bits). Joven maestro del remix, exponente de la cultura creativa que viene, nada de eso hubiera provocado esta entrada. Lo ha hecho la curiosidad de que ya puede, supongo que después de haber tenido que renunciar a parte de su obra, desvelar su nombre. Nick Bertke vuelve con un proyecto tan interesante como los anteriores, quizás aún más paradigmático de los tiempos que aquellos ensayos menos maduros. Os dejo la definición que nos deja en Kickstarter,conocida plataforma social para financiar proyectos creativos.
No os perdáis, si tenéis tiempo, la obra anterior del joven visionario, como muestra de que lo que fue mito en tiempos recientes, hoy va convirtiéndose en realidad. Vale la pena leer cómo hablábamos de él hace un año y medio para comprobar cómo es de cierto que la evolución, en alianza con el tiempo, siempre gana la partida:
Disfrutemos de la nueva belleza. |
Los 'hackers' reivindican la ética
REPORTAJE: CIBERACTIVISMO
Los 'hackers' reivindican la ética
La feria de internautas de Berlín, la más importante del sector en Europa, rechaza a quienes cometen tropelías en ordenadores ajenos
PATRICIA SEVILLA CIORDIA - Berlín - 31/12/2010
Descubrir que el nuevo carnet de identidad alemán tiene puntos débiles que, mal intencionados, pueden aprovechar para hacerse pasar (electrónicamente) por la víctima. Demostrar que terminales electrónicas preparadas para votar en unas elecciones en Alemania se pueden manipular y además son dispositivos no transparentes y en consecuencia antidemocráticos, lo que condujo a que el Tribunal Constitucional alemán declarara en 2009 su uso como anticonstitucional. Abogar por la libre circulación de la información, la neutralidad de la Red y proteger a toda costa la esfera privada.
Estos son algunos puntos de la actividad del Chaos Computer Club (CCC), la asociación de hackers y activistas informáticos más grande de Europa. Todo ello no parece encajar con la idea habitual de que un hacker es un individuo de dudosa moral que se dedica a irrumpir en los ordenadores de los demás y hacer estropicios.
"Alguien así no dura mucho entre la comunidad del club", comenta Constanze Kurz, del CCC. Y es que, sin imponer nada, los miembros de esta asociación se rigen por un código ético cuyas bases ya estableció en 1984 Steven Levy en su libroHackers (ahora reeditado y ampliado en su 25 aniversario).
Hackear es en esencia "una actividad con una fuerte componente de juego", aclara Debora Weber-Wulff, profesora de la Escuela Superior para Técnica y Economía (HTW en sus siglas en alemán) de Berlín. Es querer saber cómo funcionan las cosas de este mundo y compartirlo con los demás. No significa necesariamente centrarse solo en encontrar las cosquillas a un sistema operativo dado o hallar deficiencias a alguno de los artilugios tecnológicos con los que estamos acostumbrados a convivir, sino también encontrar vías alternativas de hacer las cosas o conseguir que un dispositivo dado haga algo o usarlo para algo para lo que no estaba pensado. En definitiva, hacer un uso creativo y libre de la tecnología.
Este tipo de intervenciones, hacer público el conocimiento adquirido en el proceso, compartirlo con la comunidad y los casos en los que algún tocado (como los describen en la ética del hacker el CCC en su web) explota inapropiadamente estos conocimientos, es lo que ha dado origen a que, en el mejor de los casos se perciban con ambivalencia, y en el peor, a criminalizar el término hacker. Esta "comunidad galáctica de seres de todas las edades, género, origen o posición social", como se autodefinen, y que cuenta actualmente con unos 2.700 miembros, fue fundada en 1981 por Wau Holland en la sede del periódico berlinés Die Tageszeitung (Taz). El club tiene una estructura descentralizada y se divide en pequeños grupos locales y regionales que se encuentran con regularidad a lo largo del año. Desde 1984, se organiza un encuentro para miembros y personas interesadas en el Chaos Communication Congress que acaba de celebrar su 27ª edición en Berlín y que está ganando cada vez más importancia a nivel internacional.
"El club ofrece a los socios infraestructura pero como tal no hace nada excepto comunicarse con la prensa", dice Henryk Plötz, miembro desde 2001. "Son los miembros los que hacen cosas y los que se organizan para colaborar en diversos temas y proyectos que les interesan", puntualiza. Plötz trabaja ahora en tarjetas inteligentes del tipo del nuevo carnet de identidad alemán, y añade "destripo las tarjetas para ver cómo funcionan. En el mundo académico, esto no lo verían con buenos ojos".
Los principios
- El acceso a las máquinas que ponga de manifiesto cómo funciona este mundo debe ser ilimitado.
- La información ha de ser libre.
- Desconfía de la autoridad.
- Juzga a un hacker por cómo actúa, no por su aspecto, edad, origen...
- Se puede generar arte y belleza con un ordenador.
- No revuelvas ni destruyas los datos de otros.
- Utilizar los datos públicos, proteger los datos privados.
sábado, 1 de enero de 2011
2011, año del 'Centenario de Machu Picchu'
2011, año del 'Centenario de Machu Picchu'
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- El Universal
- 31-Diciembre-2010
- En marzo llegará a Perú el primer lote de pieza arqueológicas que la universidad de Yale devolverá a su lugar de origenLIMA.- El presidente de Perú, Alan García, anunció hoy que el 2011 será declarado oficialmente como el "Año del Centenario de Machu Picchu para el mundo", en alusión a su hallazgo por parte del explorador estadounidense Hiram Bingham en 1911.En unas palabras ofrecidas en Palacio de Gobierno en el último día del 2010, García remarcó que en marzo próximo estará en Perú el primer lote de artefactos arqueológicos que la universidad de Yale devolverá a su país, como parte de un acuerdo firmado recientemente con esa casa de estudios estadounidense."Hemos señalado que este año 2011 será el Año del Centenario de Machu Picchu para el mundo, recordando el hallazgo científico que permitió al mundo conocer esta maravilla reconocida por la humanidad, y cuyas piezas extraídas en excavaciones, van a ser devueltas a partir de marzo a nuestra patria", dijo el jefe de Estado.La universidad de Yale tiene unas 40 mil piezas arqueológicas, entre objetos y fragmentos de diverso material, que fueron llevadas a Estados Unidos por Bingham para su estudio, pero que nunca fueron devueltas a Perú hasta que el Gobierno de García llegó a un acuerdo con las autoridades de ese centro.El mes previsto para la celebración del centenario del hallazgo de la ciudadela arqueológica de Machu Picchu, ubicada en la surandina región de Cuzco, es julio de 2011 y las autoridades peruanas están preparando un programa que incluya la presentación de las máximas figuras del arte peruanas y algunos invitados extranjeros.Además, el ministerio peruano de Cultura anunció un concierto con el tenor peruano Juan Diego Flórez en Machu Picchu, en abril próximo, para atraer a las principales cadenas de televisión del mundo.Machu Picchu y la ciudad del Cuzco son los principales atractivos turísticos de Perú y se calcula que 40 mil turistas recibirán hoy el Año Nuevo en esa urbe andina.El mandatario peruano, que culminará su segundo Gobierno también en julio próximo, agregó que una de las grandes metas para el 2011 debe ser "fortalecer el entusiasmo, la convicción de avance y de victoria que debe ser la actitud de nuestro pueblo".
This Year, Change Your Mind
This Year, Change Your Mind
By OLIVER SACKS
Published: December 31, 2010
NEW Year’s resolutions often have to do with eating more healthfully, going to the gym more, giving up sweets, losing weight — all admirable goals aimed at improving one’s physical health. Most people, though, do not realize that they can strengthen their brains in a similar way.
Valero Doval
While some areas of the brain are hard-wired from birth or early childhood, other areas — especially in the cerebral cortex, which is central to higher cognitive powers like language and thought, as well as sensory and motor functions — can be, to a remarkable extent, rewired as we grow older. In fact, the brain has an astonishing ability to rebound from damage — even from something as devastating as the loss of sight or hearing. As a physician who treats patients with neurological conditions, I see this happen all the time.
For example, one patient of mine who had been deafened by scarlet fever at the age of 9, was so adept at lip-reading that it was easy to forget she was deaf. Once, without thinking, I turned away from her as I was speaking. “I can no longer hear you,” she said sharply.
“You mean you can no longer see me,” I said.
“You may call it seeing,” she answered, “but I experience it as hearing.”
Lip-reading, seeing mouth movements, was immediately transformed for this patient into “hearing” the sounds of speech in her mind. Her brain was converting one mode of sensation into another.
In a similar way, blind people often find ways of “seeing.” Some areas of the brain, if not stimulated, will atrophy and die. (“Use it or lose it,” neurologists often say.) But the visual areas of the brain, even in someone born blind, do not entirely disappear; instead, they are redeployed for other senses. We have all heard of blind people with unusually acute hearing, but other senses may be heightened, too.
For example, Geerat Vermeij, a biologist at the University of California-Davis who has been blind since the age of 3, has identified many new species of mollusks based on tiny variations in the contours of their shells. He uses a sort of spatial or tactile giftedness that is beyond what any sighted person is likely to have.
The writer Ved Mehta, also blind since early childhood, navigates in large part by using “facial vision” — the ability to sense objects by the way they reflect sounds, or subtly shift the air currents that reach his face. Ben Underwood, a remarkable boy who lost his sight at 3 and died at 16 in 2009, developed an effective, dolphin-like strategy of emitting regular clicks with his mouth and reading the resulting echoes from nearby objects. He was so skilled at this that he could ride a bike and play sports and even video games.
People like Ben Underwood and Ved Mehta, who had some early visual experience but then lost their sight, seem to instantly convert the information they receive from touch or sound into a visual image — “seeing” the dots, for instance, as they read Braille with a finger. Researchers using functional brain imagery have confirmed that in such situations the blind person activates not only the parts of the cortex devoted to touch, but parts of the visual cortex as well.
One does not have to be blind or deaf to tap into the brain’s mysterious and extraordinary power to learn, adapt and grow. I have seen hundreds of patients with various deficits — strokes, Parkinson’s and even dementia — learn to do things in new ways, whether consciously or unconsciously, to work around those deficits.
That the brain is capable of such radical adaptation raises deep questions. To what extent are we shaped by, and to what degree do we shape, our own brains? And can the brain’s ability to change be harnessed to give us greater cognitive powers? The experiences of many people suggest that it can.
One patient I knew became totally paralyzed overnight from a spinal cord infection. At first she fell into deep despair, because she couldn’t enjoy even little pleasures, like the daily crossword she had loved.
After a few weeks, though, she asked for the newspaper, so that at least she could look at the puzzle, get its configuration, run her eyes along the clues. When she did this, something extraordinary happened. As she looked at the clues, the answers seemed to write themselves in their spaces. Her visual memory strengthened over the next few weeks, until she found that she was able to hold the entire crossword and its clues in her mind after a single, intense inspection — and then solve it mentally. She had had no idea, she later told me, that such powers were available to her.
This growth can even happen within a matter of days. Researchers at Harvard found, for example, that blindfolding sighted adults for as few as five days could produce a shift in the way their brains functioned: their subjects became markedly better at complex tactile tasks like learning Braille.
Neuroplasticity — the brain’s capacity to create new pathways — is a crucial part of recovery for anyone who loses a sense or a cognitive or motor ability. But it can also be part of everyday life for all of us. While it is often true that learning is easier in childhood, neuroscientists now know that the brain does not stop growing, even in our later years. Every time we practice an old skill or learn a new one, existing neural connections are strengthened and, over time, neurons create more connections to other neurons. Even new nerve cells can be generated.
I have had many reports from ordinary people who take up a new sport or a musical instrument in their 50s or 60s, and not only become quite proficient, but derive great joy from doing so. Eliza Bussey, a journalist in her mid-50s who now studies harp at the Peabody conservatory in Baltimore, could not read a note of music a few years ago. In a letter to me, she wrote about what it was like learning to play Handel’s “Passacaille”: “I have felt, for example, my brain and fingers trying to connect, to form new synapses. ... I know that my brain has dramatically changed.” Ms. Bussey is no doubt right: her brain has changed.
Music is an especially powerful shaping force, for listening to and especially playing it engages many different areas of the brain, all of which must work in tandem: from reading musical notation and coordinating fine muscle movements in the hands, to evaluating and expressing rhythm and pitch, to associating music with memories and emotion.
Whether it is by learning a new language, traveling to a new place, developing a passion for beekeeping or simply thinking about an old problem in a new way, all of us can find ways to stimulate our brains to grow, in the coming year and those to follow. Just as physical activity is essential to maintaining a healthy body, challenging one’s brain, keeping it active, engaged, flexible and playful, is not only fun. It is essential to cognitive fitness.
Oliver Sacks is the author of “The Mind’s Eye.”
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