sábado, 12 de febrero de 2011

Trabajar las competencias básicas a través del blog


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Últimamente me están llegando diferentes correos de supuestos docentes en lo que se critican el uso de las tecnologías, y concretamente de los ordenadores, en el aula. Lo curioso de todo es que utilizan los correos electrónicos para difundir sus ideas, es decir, nuevas tecnologías.
Suelen ser correos que echan por tierra las posibles ventajas que tienen estos "chismes", como ellos lo llaman,  pero ¿alguna vez han pensado que igual el problema no está en el uso de los ordenadores si no en la elección de un método concreto a la hora de trabajar en el aula con ellos?
Otras veces, cuando comienzo un curso de formación les pregunto a mis alumnos (todos ellos son docentes) que si piensan que el uso del ordenador en clase puede mejorar el aprendizaje, porque no olvidemos que lo importante de la enseñanza es que los alumnos aprendan.

Me suelo encontrar respuestas muy dispares, pero me llama la atención cuando me dicen que el uso de ordenadores hará que los alumnos no aprendan a escribir bien, refiriéndose a que los alumnos no conocerán las reglas ortográficas, ya que el software informático corrige las faltas de ortografía. Además perderán el hábito de escribir a mano, por lo cual su caligrafía empeorará.
La primera vez que escuché esto mi cara era un poema, pero cuando logré reponerme de ese shock esbocé una sonrisa, ya que el curso se convirtió en un reto, y ese reto consistía en mostrarles que había muchísimas formas de trabajar en la que se integraban los métodos tradicionales con los más innovadores. Nunca trato de convencer a nadie, todo lo contrario,  lo que pretendo es mostrarles otras vías distintas para que puedan elegir.
¿Cómo podemos lograr esos aprendizajes aunando los métodos tradicionales con los métodos que utilicen la tecnología?
Os voy a proponer una buena forma de trabajar en el aula para conseguir esto. Desconozco si lo he escuchado en algún sitio o es una propuesta mía. Se me ocurrió este verano mientras participaba en unas jornadas de TIC y estaba totalmente alucinado escuchando a los ponentes del curso de verano, entre ellos a Pere Marqués. Si esta idea tiene dueño, le pido disculpas y permiso para compartirla con el resto de docentes.
Para poner en práctica este sistema tenemos que tener en cuenta que  el principal protagonista va a ser el alumno. Aunque parezca que esta última afirmación sobra, siento deciros que me he encontrado con docentes que se olvidan de ello y que se centran más en la enseñanza que en el aprendizaje. Podemos enseñar muchos contenidos, pero, ¿seremos buenos docentes si no somos capaces de lograr el desarrollo de aprendizajes?
Para ello vamos a utilizar una herramienta basada en la Web 2.0., muy fácil de utilizar. Me refiero al blog de clase.
Imaginemos una clase de primaria de cualquier curso. Vamos a hacer que los alumnos sean protagonistas de sus aprendizajes. De esta forma os propongo varios pasos a seguir:
  • 1.  El profesor realizará la explicación utilizando los medios que considere necesarios (pizarra, PDI, ordenador, internet, libro…….).
  • 2.   Se organizarán grupos que realizarán una síntesis de lo que se ha visto en clase. Para ello han de escribir en su cuaderno el resumen de todo lo visto. De esta manera estamos trabajando la ortografía y la caligrafía, (además de otras competencias).
  • 3.   Otro grupos podrán realizar un esquema, línea del tiempo, cuadro resumen, mapa de conceptos…. en donde se pueda ver la información principal de lo estudiado.
  • 4.   Podemos formar otro grupo y éste será el encargado de ampliar la información pero olvidándose del texto, es decir tienen que buscar vídeos, sonidos, imágenes, juegos… que completen la información que se ha dado en clase.
  • 5.   Por último otro grupo se encargará de proponer actividades para trabajar los contenidos expuestos. Siempre que las actividades no les son impuestas las realizan con mayor agrado.
  • 6.   Toda esta información será supervisada por el profesor, de manera que él dará el visto bueno para que la información se cuelgue en el blog. Es muy probable que al principio él se tenga que encargar de colgar la información en la red, pero que cuando los alumnos estén más familiarizados con el sistema ellos mismos serán los encargados de subir la información, de manera que el profesor únicamente se dedicará a coordinar y supervisar el trabajo.
  • 7.   Para completar esto se les pedirá a los alumnos que expongan el trabajo hecho. Así servirá para que repasen el contenido que se ha tratado y a la vez desarrollen competencias comunicativas.

Está información estará colgada en la red de forma que podrán acudir al blog y verla cuando sea necesario, sirviéndoles de repaso para un examen, y así poder  rescatar la información cuando sea necesario, a la vez que los padres podrán ver los trabajos diarios de sus hijos.

Ahora nos queda una parte muy importante, que es la evaluación y la calificación.
30 % exámenes
40 % trabajo blog y conferencias.
15 % cuaderno clase
15 % actitudinal.

En ese 40 % entraría el trabajo del blog y se puntuaría de la siguiente manera.
Hasta 100 puntos:
25 por realizar el trabajo.
25 por realizar la exposición y preguntas.
10 por participar en clase
10 por participar en los comentarios.
30 por realizar los ejercicios

Os dejo varios ejemplos en los siguientes enlaces:
Link 1 

Link 2
¿No os parece que puede ser una buena forma para motivar a los alumnos y lograr mejores aprendizajes?
Agradecimientos a:
Pere Marquès Graell, por prestarme su material.
Nuria de Salvador, por darme la idea de como evaluar esta actividad.


Lo que nos importa en Proyecto Kriterion es tu interpretación y si conseguimos un instante de reflexión en ti el Proyecto merece la pena. Sentimos que estamos  contribuyendo con nuestra aportación. Pequeños cambios sostenidos en en tiempo crean lo que somos o lo que soñamos con ser algún día.

Escuelas 2.0. Claves para construir la educación del futuro


Escuelas 2.0. Claves para construir la educación del futuro

Siempre hemos construido el modelo educativo tomando como referencia las necesidades de la sociedad. Las escuelas actuales fueron diseñadas como motores económicos para abastecer de profesionales a una sociedad industrial, basada en la producción y el consumo masivo. El sistema educativo asumió los valores típicos de la organización industrial: la jerarquía, la planificación, el control y la estandarización. En esencia, se formaba a los jóvenes para que hiciesen lo que se les mandaba. Pasaban varios años memorizando el mayor cuerpo posible de conocimientos para explotarlo después, a lo largo de su etapa profesional.
Y así, con muy pocas variaciones, es como estos valores han llegado hasta nosotros. El profesor se sube al estrado, o se acerca a la pizarra, y pronuncia una lección de aproximadamente 50 minutos que sus alumnos deben escuchar en silencio. Toman notas, memorizan y, más adelante, cuando llega el momento del examen, regurgitan de forma más bien acrítica esos mismos conocimientos proporcionados por el profesor, que es la única autoridad y fuente de saber.

La sociedad demanda un cambio en el modelo educativo

Es verdad que este modelo cumplió su papel en otra época, pero las necesidades de la sociedad han cambiado de forma radical en los últimos años, y nada justifica el mantenimiento de un sistema obsoleto, que ya no cumple su función. Ya no estamos en la Era Industrial, sino en la Era del Conocimiento y la Colaboración. En consecuencia, la sociedad demanda con urgencia cambios profundos en el sistema educativo.
Sin embargo, el legado del modelo anterior se resiste a desaparecer. Son los propios alumnos, los Nativos Digitales, los que están manifestando su rechazo de una manera más contundente. Ellos no son como nosotros. Tienen otras aptitudes y otras necesidades muy distintas. Ya no están dispuestos a soportar el sistema de aprendizaje homogéneo y unidireccional que recibieron las generaciones anteriores. Y, por desgracia, esta desafección se está manifestando, a menudo, en un alto porcentaje de abandono escolar.

Un tiempo nuevo

Resulta fundamental entender que la Era Industrial ha dado paso a un tiempo nuevo. Hoy lo importante no es la producción, sino el conocimiento compartido y abierto. La información crece a cada momento. Nunca hubo tanta. Ya nadie tiene las respuestas definitivas. No existen. Vivimos tiempos de incertidumbre. Un ejemplo: los estudiantes de cualquier carrera técnica están absorbiendo contenidos que dentro de apenas 4 años, en el último curso, quizá ya estarán desfasados. Además, estamos preparando a nuestros jóvenes para trabajos y disciplinas que quizá ya no existan cuando les toque incorporarse al mercado laboral. Por eso creo que la reflexión de Nassim Taleb sobre los“Cisnes Negros” es particularmente relevante en tiempos de incertidumbre:
“Para gestionar el presente lo importante es lo que sabes; para gestionar el futuro lo importante es lo que no sabes”.
Cambiar nunca resulta fácil, mucho menos cuando no sabemos exactamente hacia dónde nos dirigimos. Pero está claro que en este escenario, el rol de los profesores ya no puede consistir en suministrar el contenido. Su papel, a partir de ahora, debe ser el de gestionar y facilitar el proceso de aprendizaje y el crecimiento intelectual de cada uno de los alumnos, estimulando su creatividad y su sentido crítico.
La capacidad de seguir aprendiendo es mucho más importante que lo que sabemos. Entre todos, debemos ser capaces de pasar de un modelo “centrado en el profesor” a un modelo realmente centrado en el alumno”, de clases pasivas a verdaderos entornos de aprendizaje colaborativo basados en el conocimiento abierto y transparente.
La buena noticia es que la tecnología nos proporciona las herramientas que necesitamos para dar este importante salto hacia delante. En la Era de la Colaboración todos podemos participar de forma voluntaria en pie de igualdad creando y compartiendo desde cualquier lugar, de forma colaborativa y global en redes basadas en la confianza. Ya lo hemos explicado muchas veces: no se trata de tecnología, y la tecnología, por sí sola, no será capaz de cambiar nuestros esquemas mentales. Pero sí podemos utilizar la tecnología como palanca del cambio. Se trata de iniciar un proceso nuevo, de reinventarnos como padres, como jefes y como profesores. En la conversación de hoy voy a analizar las claves fundamentales para construir las Escuelas 2.0, el germen de una sociedad más participativa, justa y solidaria.
La Era de la Colaboración hace posible la creación de nuevas escuelas digitales más ágiles, participativas, abiertas y transparentes, basadas en el conocimiento abierto y  verdaderamente centradas en los alumnos.

1. Los nuevos alumnos

El modelo no educativo no ha cambiado. El profesor sigue impartiendo una clase magistral que va en una sola dirección, y que es única para todos los alumnos, independientemente de sus necesidades individuales.
Pero los alumnos sí han cambiado, y mucho. Está llegando a nuestras escuelas y universidades la primera generación deNativos Digitales, jóvenes que han nacido y crecido en un mundo digital. Estos nuevos alumnos presentan un patrón de aprendizaje no lineal. Los libros y las lecciones tradicionales no satisfacen sus necesidades. Ya no aceptan el papel de sujeto pasivo. No quieren ser unos dóciles consumidores de contenido. Les gusta experimentar y divertirse. Quieren tener control sobre su proceso de aprendizaje, y sobre la información que procesan. Tanto es así que han desarrollado unas capacidades cognitivas totalmente diferentes a las nuestras.
Según explica Don Tapscott, autor del libro Grown Up Digital, son 8 las características que definen y diferencian a esta nueva generación -los Nativos Digitales- de sus padres, jefes y profesores. Las resumo: aprecian la libertad; quieren personalizarlo todo, hacerlo a su medida; para ellos colaborar con los demás es lo más natural, y por eso disfrutan más de una conversación -en la que pueden participar- que de una conferencia en la que sólo pueden escuchar; van a examinarte tanto a ti como a tu organización; valoran la integridad de las personas y las causas; quieren divertirse tanto en la escuela como en el trabajo; para ellos la velocidad es lo más natural; y la innovación forma parte de su vida.

2. Hacia la Escuela 2.0

¿Cuáles son los pasos que debemos dar para avanzar hacia la Escuela 2. 0? Teniendo en cuenta las características especiales de la nueva generación, Tapscott nos propone algunos de los retos que, más pronto que tarde, tendremos que afrontar para actualizar nuestro sistema educativo:
Fomentar la participación. Hay que abandonar el estilo unidireccional para adoptar un modelo interactivo y participativo. Ya nadie está en posesión de la respuesta definitiva. La única respuesta posible debe ser colectiva, fruto de la participación de todos. Por eso, las clases magistrales deben transformarse en conversaciones. Ya sabes que hoy liderar es conversar.
Animar a los alumnos a que no se limiten a memorizar la información, y descubran las cosas por sí mismos. Se trata de estimularles para que inicien un proceso de descubrimiento y pensamiento crítico.
Antes había que absorber grandes cantidades de información. La memoria era determinante. Pero ahora los alumnos pueden obtener la información en el momento. Por tanto, lo importante ya no es lo que sabemos, sino cómo somos capaces de “navegar” en el mundo digital para encontrar la información que necesitamos; y, sobre todo, qué es lo que hacemos con ella.
Lo importante no son los conocimientos técnicos -en pocos años estarán desfasados- sino la capacidad para aprender. Las escuelas tienen que ser sitios para aprender, no para enseñar. Los nuevos alumnos necesitan aprender cómo interpretar la información, cómo analizarla y sintetizarla, y evaluarla de forma crítica. El profesorado necesita desarrollar un enfoque pedagógico basado en la incertidumbre y orientado a los retos a los que nos enfrentamos en la Era de la Colaboración. Los retos a los que nos enfrentamos necesitan una formación más orientada a los desafíos y a las inquietudes del mundo real, como por ejemplo la ciudadanía, los valores éticos, el desarrollo sostenible y la multiculturalidad.
Promover la colaboración entre alumnos, dentro y fuera de clase. Antes todo era silencio en las aulas. Sólo el profesor hablaba. La información no se compartía con nadie, incluso se ocultaba. Pero los Nativos Digitales han crecido colaborando, compartiendo y creando juntos en la Red. Hoy los estudiantes necesitan hablar entre ellos.
Adaptar la educación a las necesidades de cada alumno. Debemos pasar de la lección única y homogénea, que vale “a la fuerza” para todos, a una lección más flexible, diseñada según las necesidades de aprendizaje de cada uno. Antes, este objetivo era impensable, pero gracias a la tecnología, hoy podemos conseguirlo.
Como hemos dicho, la educación masiva es un producto de la era industrial. Por eso está estandarizada, es igual para todos y se enseña siempre de la misma manera. Pero la realidad es que los alumnos son individuos con sus formas personales de aprender. Unos son más visuales, otros son auditivos, y muchos otros necesitan moverse y experimentar con todo. Si antes la referencia era la fábrica, ahora la referencia debe parecerse mucho más al estudio del artista.

3. Design Thinking. De la fábrica al estudio del artista

En la Era de la Colaboración, lo importante no son las tareas, sino las personas. Los valores esenciales ya no son la productividad, la eficiencia y la escalabilidad. Ahora debemos concentrarnos en el talento y la creatividad que las personas son capaces de liberar cuando se encuentran en un entorno estimulante, abierto y transparente.
Por eso, la referencia para extraer mejores prácticas ya no es la fábrica, tal y como sucedía en la Era Industrial, sino el estudio del artista, un ámbito fecundo para la creación y la innovación. La filosofía Design Thinking ha tomado muchas ideas y procesos de la actividad de las escuelas de diseño. Al fin y al cabo, los diseñadores son profesionales acostumbrados a dar una respuesta creativa a los retos que su actividad les plantea.

4. El aprendizaje es permanente. Las fronteras se diluyen

El modelo tradicional contempla un plazo acotado para la formación de las personas: desde la escuela hasta la universidad, es decir, desde los 3 años hasta los veintitantos. A partir de ahí, hay un gran punto final. La idea es que, en ese tiempo, el alumno ha sido capaz de acumular todos los conocimientos que después necesitará para el desempeño de su actividad laboral. El plazo para el trabajo va desde el fin de los estudios hasta la jubilación, ya cerca de los 70 años. Y desde ahí hasta el final, hay tiempo para el ocio…
El nuevo paradigma es mucho más complejo y flexible. Los plazos para la formación, el trabajo y el ocio ya no están firmemente acotados. Y la razón es doble. Por una parte, los conocimientos adquiridos en un momento concreto -especialmente si se trata de contenidos memorizados- no son válidos durante mucho tiempo. La información cambia, se actualiza a diario. Las tecnologías avanzan. Los modelos y las creencias se revisan. Lo que aprendimos en el colegio o en la universidad posiblemente valdrá muy poco en los próximos años. Así que el único camino posible es el del aprendizaje permanente, en todas las etapas de nuestra vida, incluida nuestra carrera profesional.
Por otra parte, los Nativos Digitales se niegan a aceptar que el ocio quede excluido de sus vidas hasta la jubilación. Para ellos, el trabajo no puede ser sólo esfuerzo y sacrificio. Ellos quieren divertirse mientras trabajan, y están preparados para combinar tareas y actividades que pertenecen a ambos mundos. En otras palabras, gracias al empuje de la nueva generación, las fronteras se están diluyendo. Ya no hay compartimentos estancos, uno para el trabajo, otro para la vida personal, otro para el ocio, otro para la formación… Las estructuras hoy son de flujo. Jugar, trabajar, compartir, divertirse, crear y, en definitiva, vivir, son verbos que los jóvenes conjugan perfectamente a un mismo tiempo.
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