miércoles, 19 de enero de 2011

Los antidepresivos reducen los sofocos de la menopausia


Los antidepresivos reducen los sofocos de la menopausia
Un síntoma común que suele producirse en el tránsito a la menopausia o inmediatamente después de ésta consiste en los denominados sofocos, una repentina e incontrolable sensación de calor que en los casos más extremos puede desembocar en desmayos. Los tratamientos hormonales que existen para combatirlos se usan poco a causa de sus efectos secundarios, de forma que los científicos aún tratan de hallar nuevas terapias menos agresivas.
FUENTE | El Mundo Digital19/01/2011
Un estudio dirigido desde la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.) acaba de apuntar a un nuevo candidato para amortiguar estos síntomas: el escitalopram, un inhibidor de la recaptación de serotonina que suele emplearse como antidepresivo (comercializado como Cipralex en España). Esta molécula, que comercializan varias marcas, había mostrado ya resultados prometedores en ensayos muy reducidos, pero ahora sus efectos han sido puestos a prueba en un estudio controlado y con 205 mujeres que colaboraron desde distintos centros médicos.

Hasta ahora, los únicos fármacos autorizados en EE.UU. para combatir los sofocos eran los estrógenos y otras hormonas, cuyo uso se ha visto reducido tras demostrarse sus efectos adversos (entre ellos mayor riesgo de tumores). Ahora, los autores de la nueva investigación, liderados por la doctora Ellen W. Freeman, de la citada institución, apuestan por los antidepresivos como un remedio eficaz y menos perjudicial, si bien advierten que serán necesarios nuevos y más amplios estudios que confirmen esta posibilidad.

"Nuestros hallazgos demuestran que dosis de entre 10 y 20 miligramos de escitalopram proporcionan a mujeres sanas una opción, no hormonal y no homologada, que es efectiva y fácil de tolerar para el control de los sofocos menopáusicos", concluyen Freeman y sus colegas en su estudio, publicado en la revista 'Journal of the American Medical Association' (JAMA).

Antes del ensayo, la frecuencia media de los sofocos rondaba los 9,8 al día. Las voluntarias se dividieron entre las que recibieron el tratamiento antidepresivo y las que tomaron un placebo (sin efecto farmacológico). Al cabo de ocho semanas tomando las pastillas, el número de sofocos se había reducido entre el grupo del escitalopram hasta un 5,2%, una reducción estadísticamente significativa en relación al grupo del placebo y tras descontar otros factores como etnia, edad... (Por ejemplo, se sabe que las mujeres afroamericanas padecen, por término medio, más sofocos).

Una de las debilidades de la investigación, reconocen sus autores, es que se realizó sobre voluntarias que padecían numerosos sofocos y estaban buscando una cura, por lo que no se sabe aún cómo funcionará el tratamiento en la población general. Sin embargo, el informe también recuerda los puntos fuertes del ensayo, el cual contó con un amplio número de mujeres de varias etnias y circunstancias, ya que algunas de ellas estaban a punto de atravesar la menopausia mientras que otras ya la habían superado.

Autor:   Ángel Díaz

El envejecimiento poblacional, a la vanguardia de la investigación europea


El envejecimiento poblacional, a la vanguardia de la investigación europea
Muchos son los investigadores que se esfuerzan por ayudar a Europa, y a la Unión Europeaen particular, a superar los retos que plantean para la región el envejecimiento poblacional y la contracción de la tasa de natalidad. También abordan la influencia de la fragmentación científica en la utilidad y la eficiencia de las iniciativas internacionales e interdisciplinarias de investigación.
FUENTE | CORDIS: Servicio de Información en I+D Comunitario19/01/2011
ERA-AGE 1 y ERA-AGE 2 (Espacio Europeo de Investigación sobre el Envejecimiento 1 y 2) son dosERA-NET que han realizado grandes progresos por lo que respecta a resolver dichas cuestiones, para lo cual han aglutinado competencias y recursos científicos y han potenciado la repercusión de la investigación en la elaboración de políticas, las prácticas y los procedimientos de desarrollo de productos. Gracias a ERA-AGE 1 y 2, Europa ya está dando respuesta a diversas cuestiones que incumben a toda la población.

ERA-AGE 1 aglutinó competencias y conocimientos en este ámbito para coordinar la investigación sobre el envejecimiento y logró poner en marcha un Espacio Europeo de Investigación (EEI) multidisciplinario dedicado a este campo. Su principal mérito radica en haber ayudado a Europa a sacar partido de las inversiones realizadas en este ámbito. Tras el éxito de ERA-AGE 1 vino ERA-AGE 2, que se puso en marcha para asegurar los beneficios a largo plazo de la anterior iniciativa en el campo del envejecimiento.

En opinión del coordinador de ERA-AGE, Alan Walker, profesor de Política y Gerontología Sociales de laUniversidad de Sheffield (Reino Unido), la importancia del envejecimiento para la opinión pública y las autoridades políticas es muy destacada.

«El envejecimiento se define de distintas maneras. Tanto la opinión pública como los responsables políticos suelen concebirlo en términos cronológicos, siendo los 60 o 65 años la edad límite», explicó el profesor Walker a CORDIS Noticias. «Desde mi punto de vista, resulta más útil considerarlo en términos de funcionalidad: de qué son capaces las personas. Es decir, el grado de daños sufridos por el cuerpo y la mente de cada individuo en el transcurso de su vida. Se trata de una cuestión importante, puesto que la estructura de las sociedades europeas se está viendo modificada de un modo fundamental. Cada vez es menos la gente joven y más la tercera edad. La esperanza de vida no deja de aumentar cada año y de este modo también la proporción de personas muy ancianas.»

Antes del inicio del proyecto, su equipo determinó que la cuestión más decisiva a la que se enfrentaba la comunidad de científicos dedicados al tema del envejecimiento era la descoordinación entre las distintas iniciativas. Pese a que el problema afecta a múltiples países, «cada uno seguía su rumbo de forma independiente, por mucho que coincidiera en muchos aspectos con el de otros países», aseveró el profesor Walker. El mayor quebradero de cabeza radicaba en la desproporcionada duplicación de esfuerzos. Además, señaló, había una gran inquietud por la falta de preparación de la próxima generación de investigadores dedicados a este campo.

Entonces entró en escena el plan ERA-NET, que supuso el mejor instrumento para ERA-AGE, al reunir con eficacia en un esfuerzo coordinado a organismos nacionales de investigación tales como ministerios y consejos de ciencias.

En alusión a las aportaciones de ERA-AGE 1 y ERA-AGE 2 a la creación del EEI, el profesor Walker declaró: «Contribuyeron de diversas formas: reuniendo a varios socios dentro de un consorcio dedicado al intercambio de conocimientos y buenas prácticas para la organización de programas científicos sobre el envejecimiento (sentando así las bases del EEI); poniendo en marcha el exitoso programa postdoctoral FLARE («Futuros líderes europeos de la investigación gerontológica»), diseñado para remediar la cuestión del desarrollo de capacidades y posibilitar un debate en torno a las prioridades de la investigación sobre el envejecimiento entre todos los principales interesados (en los ámbitos de la biología, la medicina y la sociología); y planeando el primer programa científico de Europa en este campo.»

Por lo que se refiere a las repercusiones de la labor realizada por ERA-AGE 1 y 2 para la opinión pública y la comunidad científica, los beneficios son múltiples y de gran calado. «Las repercusiones son la implicación de la comunidad científica en sentido genérico en el objetivo de la investigación sobre el envejecimiento, la creación de un sentido de comunidad investigadora europea, la aplicación de enfoques multidisciplinarios a la investigación sobre el envejecimiento, la formación de una nueva generación de investigadores jóvenes dedicados a este campo, y la existencia de un enfoque distintivamente europeo», resumió el profesor Walker. «Las consecuencias para la sociedad se verán al cabo de la propia investigación, pero desde ya los proyectos FLARE están arrojando resultados en varias vertientes, por ejemplo la aplicación de enfoques nuevos para remediar la pérdida de la audición a edades avanzadas, o también la comprensión de las cuestiones éticas que plantean las nuevas técnicas y los nuevos medicamentos contra el envejecimiento.»

Aunque el futuro de esta red es aún incierto, lo que sí se sabe es que el intercambio de conocimientos y la cooperación correspondientes entre investigadores multi e interdisciplinarios están resultando fructíferos para el conjunto de los europeos, tanto jóvenes como mayores. Los Estados miembros de la UE han sabido reconocer la importancia de este tema. No en vano el Consejo de Competitividad ha solicitado a la Comisión Europea que se plantee iniciar en 2011 una iniciativa de programación conjunta sobre el cambio demográfico, con la que ERA-AGE ha propuesto colaborar.

Con una ayuda financiera de casi 1,7 millones euros, ERA-AGE 1 y 2 reunieron a expertos de Austria, Bulgaria, Finlandia, Francia, Israel, Italia, Letonia, Luxemburgo, Rumanía, Suecia y Reino Unido.

Sin miedo a la ciberguerra


Sin miedo a la ciberguerra
"Una ciberguerra pura es poco probable", afirma un estudio publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El informe, que forma parte de un proyecto más amplio llamado Conmociones futuras mundiales, indica que, al contrario de lo que se suele creer, sólo unos pocos ataques cibernéticos tienen la capacidad de propagarse hasta convertirse en un choque global. "Ello no quiere decir que determinadas situaciones individuales no puedan generar un gran daño; hay muchos ejemplos donde esto ya ha ocurrido", añaden los autores del estudio, el profesor Peter Sommer de laLondon School of Economics e Ian Brown, del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford.
FUENTE | Público19/01/2011
Los investigadores explican que lo que debería preocupar son las denominadas "combinaciones de eventos", como varios ciberataques de diferente tipo coincidiendo en el tiempo o un incidente informático que tuviera lugar en el mismo momento en el que se está produciendo otro tipo de desastre. "En esas situaciones, las condiciones de tormenta perfecta podrían existir", alertan. A esos supuestos habría que añadir un fallo fundamental en los protocolos de Internet que no pudiese ser resuelto rápidamente o un acontecimiento que destruyese elementos clave para las comunicaciones, como los satélites.

El lenguaje hiperbólico del propio término ciberguerra es, para los analistas, uno de los elementos de confusión. "Un ataque a corto plazo realizado por hacktivistas no es ciberguerra, sino que se entiende mejor como una forma de protesta pública", afirman en referencia a los ataques que se han realizado en los últimos meses por parte del colectivo Anonymous. Pese a alejarse de los alarmismos, el informe recomienda a gobiernos e instituciones privadas que presten atención a sus medidas de seguridad online, explicando que hay pocas posibilidades de que disminuyan los riesgos sobre ciberseguridad en los años venideros.

A la incorporación de recién llegados a Internet, con menos experiencia y, por tanto, más vulnerables a las amenazas de seguridad, según el estudio, se suma el número cada vez mayor de ordenadores conectados a Internet y un hardware y software cada vez más complejos. El cloud computing o informática en la nube, a la que los autores reconocen "beneficios potenciales en términos de disponibilidad inmediata e intercambio de información", también contribuye a la aparición de riesgos.

"Los gobiernos deberían adoptar un enfoque disciplinado y evaluar los riesgos de cada tipo de ataque con cuidado, sin dejarse llevar por historias de miedo", afirma Sommer, que publicó en 1985, bajo el seudónimo de Hugo Cornwall, el libro Hacker's Handbook (Manual del hacker). El informe sugiere la promoción de medidas de seguridad como elementos destacados para protegerse ante posibles ataques.

El supuesto de que la guerra se haya sobrevalorado está basado en el argumento de los hechos acaecidos hasta ahora. Los autores esgrimen que Internet fue diseñada para ser robusta, que son pocos los ataques DDoS que han durado más de un día y que muchas instituciones estatales y privadas han desarrollado planes de contingencia ante posibles asaltos. Y también se ofrece otro argumento sobre las limitaciones de la ciberguerra: dados los niveles de interconexión, los resultados de una sucesión de ataques de gran alcance son inciertos. "El daño autoinflingido [para el atacante] es una posibilidad real".

UN ARMA QUE SE SUMA A OTRAS
El troyano Stuxnet, que infectó el pasado septiembre a ordenadores iraníes para sabotear su proyecto nuclear, ha sido considerada la primera gran arma cibernética. Este fin de semana el diario The New York Times apuntaba a que ese ataque era fruto del "esfuerzo conjunto" de E.E.U.U. e Israel. "Stuxnet funciona como arma cibernética y llevará al desarrollo de una nueva clase de carrera armamentística", afirmó entonces la compañía de seguridad Kaspersky.

El informe de la OCDE coincide con este análisis, pero lo aborda desde otro ángulo. Los autores consideran que una guerra en la que únicamente se utilicen sistemas informáticos es poco probable, aunque avisan de que en los conflictos cada vez se utilizará más este tipo de ataques como multiplicador de fuerzas para fomentar así que el caos sea mayor.

La cooperación internacional es, según los investigadores, clave para reducir los riesgos. Las mejoras fortalecen los mecanismos de la cooperación mundial y aumentan el número de países que han ratificado el Convenio sobre Delitos Cibernéticos (España lo hizo en junio del año pasado). "Sería particularmente útil para los países con un gran número de usuarios de Internet, tales como Rusia y China", añade el estudio.

Pero la teoría siempre es más sencilla que la práctica. Aunque varios organismos internacionales han emitido declaraciones de apoyo mutuo y de protección, no existe un mecanismo de fondo internacional para resolver las crisis relacionadas con los ciberdelitos. "La mayoría de los políticos dirá que está a favor de la cooperación internacional. Sin embargo, en la discusión nos encontraremos con los viejos problemas de las nociones de soberanía nacional y la desconfianza. Existe la Convención de Delitos Cibernéticos, pero sólo cubre el procedimiento penal", describe Sommer.

Autor:   Blanca Salvatierra

Menos tabaco y alcohol explican la longevidad de las mujeres


Menos tabaco y alcohol explican la longevidad de las mujeres
El tabaquismo es la principal causa por la que los hombres viven menos años (75 frente a 83, de media) que las mujeres en toda Europa. Es la conclusión de la investigación de un grupo de expertos de la Unidad de Salud Pública y Social del Consejo de Investigación Médica de Glasgow (Escocia), que sostiene que las enfermedades relacionadas con el tabaco (cáncer de pulmón, patologías cardiovasculares o problemas pulmonares, entre otras) suponen el 60% de las diferencias de género en las tasas de mortalidad en Europa.
FUENTE | El País Digital19/01/2011
El alcohol (que provoca patologías hepáticas o cáncer de garganta y esófago, por ejemplo) representa alrededor del 20% de esa brecha, según el documento que ha analizado datos sobre tasas de mortalidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 30 países.

Un análisis que estudia diferencias de mortalidad clave, ya que las enfermedades provocadas por el tabaco y el alcohol son factores de riesgo claramente evitables. Sin embargo, los cambios en los hábitos de consumo de tabaco y alcohol en las mujeres de toda Europa indican que esas diferencias en la esperanza de vida tenderán a reducirse. "Los cambios en los patrones de tabaquismo sugieren que la brecha en la mortalidad entre géneros disminuirá en las décadas venideras", afirman los investigadores.

En España, por ejemplo -donde los hombres viven seis años de media menos que las mujeres-, las fumadoras han pasado del 23% al 27,2% en 15 años (frente al descenso en los hombres, que ha pasado del 55% al 42,1%); y las muertes por patologías relacionadas con el tabaquismo están aumentando entre este grupo de población. Los fallecimientos de mujeres por estas causas han pasado de 1.281 en 1978 a 5.981 en 2006.

"Si la exposición a los factores de riesgo se iguala entre los sexos, las diferencias de mortalidad van a ser menores. Así, la diferencia entre la expectativa de vida de hombres y mujeres se acortará", explica Bartomeu Massuti, secretario del Grupo Español de Cáncer de Pulmón (Gecp).

Estos patrones en los que la mortalidad en hombres es más alta que en las mujeres se repite en toda Europa, pero hay una considerable variación en la magnitud de la brecha (en Ucrania, por ejemplo, la diferencia es de 495 muertes por cada 100.000 al año; frente a las 97 de Islandia), explica el informe, publicado en la revista Tobacco Control (de la prestigiosa British Medical Journal). Sin embargo, a pesar de estas elevadas distancias entre países, la brecha de género se mantiene entre un 40% y un 60% en las causas relacionadas con el tabaco, y alrededor del 20% en el alcohol. En España, la diferencia es de 168 muertes por cada 100.000 muertes por el tabaquismo y de 58 por causas atribuibles por el alcohol.

Los datos por países revelan que, cuanto más al norte, más escasa es la diferencia entre la expectativa de vida masculina y femenina. Algo que tradicionalmente se ha intentado explicar por causas genéticas o de raza, explica Massuti, y que ahora se explica con que las mujeres de los países del Norte aumentaron su tabaquismo dos décadas antes que las del sur.

Pero la investigación publicada en la revista británica no deja de tener un punto polémico. Durante décadas han sido muchos los expertos que han afirmado que la brecha en la esperanza de vida entre sexos se explica fundamentalmente por causas biológicas. "En las últimas dos o tres décadas la disparidad en la esperanza de vida se ha debido en parte a hábitos de vida, también al tabaco y al alcohol", sostiene Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, "pero esto ni de lejos explica la mayor parte de diferencias entre hombres y mujeres".

Rodríguez Artalejo cree que además de las diferencias biológicas no hay que obviar existen otros factores clave: "Disparidades psicosociales, que tienen que ver con el diferente papel de la mujer en la sociedad; diferencias en el estilo de vida, como la exposición a factores de riesgo en el trabajo, por ejemplo, las muertes por causas violentas, en accidentes de tráfico o de trabajo, donde mueren más hombres que mujeres y además jóvenes, lo que afecta mucho a la esperanza de vida".

La diferencia entre la esperanza de vida masculina y femenina ha sido objeto de largos debates. No es un tema baladí. "Si se clarificara a qué se debe y esto fueran factores controlables, como lo pueden ser el tabaquismo y las enfermedades relacionadas con el alcohol, se podría aumentar la esperanza de vida de los hombres y afianzar la de las mujeres, un tema que afecta desde a la atención sanitaria como a las pensiones", aclara Rodríguez Artalejo.

Autor:   M. R. Sahuquillo

U.S. Shifts Focus to Press China for Market Access

U.S. Shifts Focus to Press China for Market Access

WASHINGTON — A year ago, the fight over howChina’s cheap currency was hurting American companies in marketplaces at home and abroad was shaping up to be the epic battle between the world’s biggest power and its biggest economic rival.
Alex Wong/Getty Images
Vice President Joseph R. Biden Jr. on Tuesday welcomed President Hu Jintao of China for his state visit to the United States.
But when President Hu Jintao walks into the Eisenhower Executive Office Building withPresident Obama on Wednesday to face a group of 18 American and Chinese business leaders, much of the clash will be about a new economic battlefield — inside China itself.
A series of trade restrictions imposed by the Chinese government within China, including administrative controls, requirements to transfer sophisticated technology, state subsidies to favored domestic companies and so-called indigenous laws meant to favor homegrown businesses, have angered many American manufacturing and high-tech companies, which are rapidly finding themselves cut out of the world’s fastest growing market.
The result is that the two countries have to resolve a wider range of economic tensions, including what American multinational corporations see as a deteriorating environment for investing and making money in what has become the world’s second largest economy.
So it is no longer just a fight over cheap Chinese textile, electronic and toy imports. China won that battle years ago. Now the question — reminiscent of trade tensions with Japan in the 1980s — is whetherGeneral Electric and Microsoft and other American companies that dearly want to expand into China’s rapidly expanding markets will find themselves beaten at their own game by Chinese companies, backed by the Chinese government, “competing at every point in the technology spectrum,” said Eswar Shanker Prasad, a former economist with the International Monetary Fund who now teaches trade policy at Cornell University.
Myron Brilliant, a senior vice president at the U.S. Chamber of Commerce, said, “It’s no longer just a question of Nucor complaining about dumping,” referring to the American steel manufacturing company that has accused China of selling steel fasteners and bolts at below-market prices abroad. “Those concerns may not be going away, but the noise out there now has additional voices. The voices are not just low-cost products coming here; the competition is about China’s marketplace.”
For Mr. Obama, the shift gives him stronger backing from American businesses for a tougher approach to China when he sits down with Mr. Hu. The Chinese president arrived in Washington on Tuesday afternoon for two full days of high-level meetings that began with a private dinner at the White House on Tuesday evening.
“The business community has historically been the bastion of support for the U.S.-China relationship,” said Michael Froman, the deputy national security adviser for international economic affairs, in an interview. “Now that support is more qualified.” Mr. Froman said that Mr. Obama and American officials would be “underscoring the importance of addressing these issues if we’re going to have a level playing field.”
American companies have always had a love-hate relationship with China — with the manufacturing companies in the South and steel companies in the Midwest urging the government to take tough action against China, and advanced manufacturers and high-tech companies that want access to the Chinese marketplace pressing for a more conciliatory tone.
Now, both sides seem to want the administration to get tough. Last year, Jeffrey R. Immelt of G.E. complained to a meeting of business leaders in Rome that it was getting harder for foreign companies to do business in China, and he expressed a growing irritation that China was protecting its own national companies at the detriment of American companies.
Google last March moved its Chinese service out of mainland China to avoid censorship rules. The American Chamber of Commerce in Beijing has also complained that is members are facing an increasingly difficult regulatory environment.
Treasury Secretary Timothy F. Geithner signaled the Obama administration’s stance in a speech last week, when he said that the United States would grant China more access to high-tech American products and expand trade and investment opportunities within the United States only if China opened its own domestic market to American products. That push for market access, administration officials said, will be at the top of Mr. Obama’s agenda with Mr. Hu, both during their one-on-one meetings and when they meet with the business leaders.
American multinational corporations, experts said, are hurt by Chinese regulations that openly favor Chinese companies over foreign ones for government contracts. These rules, which are intended to stimulate technological innovation in China, have the effect of cutting American and other non-Chinese companies out of many of the big contracts there.
“U.S. companies have issues with China in many different business sectors,” said John Frisbie, president of the U.S.-China Business Council in Washington. “But if I were to point to one single issue over the last year, it has been China’s innovation policies and how they link to government procurement.”
Under pressure from the United States and other countries, the Chinese have paused in their rollout of the rules. But Beijing has not scrapped them, and the administration will raise the issue again this week with Mr. Hu.

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  • (January 19, 2011)
Mr. Frisbie also pointed to intellectual property rights as another “existential issue” for software developers and movie producers. There is some evidence of progress on this issue: at a meeting in Beijing last month, the Chinese government pledged to use only properly registered software in government offices.
As important as these issues are, some economists argue that they pale when compared with the distortions caused by an undervalued currency. While nationalistic rules that favor Chinese companies affect technology and entertainment giants, China’s cheap currency undercuts tens of thousands of small-scale American manufacturers — companies that still make their products at home.
“The small mom-and-pop companies, which are getting crushed bythe renminbi, you never hear from them,” said Nicholas R. Lardy, an expert on the Chinese economy at the Peterson Institute for International Economics. “They don’t really have a voice. They just shrink and go out of business.”
While the renminbi, China’s currency, has risen 3.6 percent againstthe dollar since China loosened its link to the dollar last June, Mr. Lardy estimates that it is still undervalued by 15 percent to 17 percent on a trade-weighted basis.
Mr. Geithner has argued that it is in China’s self-interest to allow its currency to rise, to curb building inflationary pressures in the Chinese economy. The Chinese government has also declared that it wants to reduce the share of exports in overall economic growth.
But Mr. Lardy said he was skeptical that the Chinese would take the advice, given that they had not accelerated the rise in the currency last fall, when inflation began heating up. And in the wake of a financial crisis that originated in the United States, he said, China would be even less inclined to listen to economic prescriptions from Washington.
“They learned that the advice they’ve been getting from previous Treasury secretaries wasn’t worth the paper it was printed on,” Mr. Lardy said.

Winter Root Vegetables

RECIPES FOR HEALTH

Winter Root Vegetables

Andrew Scrivani for The New York Times
Food writers tend to be exuberant about spring and summer vegetables, but a bit muted about cold-weather produce. Maybe it’s because summer’s offerings are fleeting in comparison to winter’s enduring, staid roots and tubers. That’s too bad: There are plenty of delicious, comforting dishes to be made with vegetables like kohlrabi, turnips, rutabaga, celeriac, carrots and turnips.

Recipes for Health

Martha Rose Shulman presents food that is vibrant and light, full of nutrients but by no means ascetic, fun to cook and to eat.
Root vegetables in the brassica family — like turnips, kohlrabi and rutabaga — contain many of the same antioxidants as cabbage, broccoli, cauliflower and kale. Kohlrabi and rutabaga also are excellent sources of potassium and good sources of vitamin C. Parsnips provide folatecalcium, potassium and fiber, while carrots offer beta carotene. All of these vegetables are high in fiber.
Root vegetables can seem daunting. I had not worked with kohlrabi until putting together these recipes, but I found it enjoyable raw as well as cooked. Remember that for many of this week’s dishes, especially those calling for turnips, kohlrabi or rutabagas, the vegetables are interchangeable.
Polenta With Braised Root Vegetables
Start the polenta before you begin the braised vegetables. By the time the polenta is ready, you’ll have a wonderful topping and a comforting winter meal.
1 cup polenta
1 scant teaspoon salt
4 cups water
1 tablespoon unsalted butter
1/4 to 1/3 cup freshly grated Parmesan (optional)
1 tablespoon extra virgin olive oil
1 small onion, finely chopped
1/2 pound kohlrabi, peeled and cut in small dice
1/2 pound carrots, peeled and cut in small dice
1 medium parsnip, peeled, cored and cut in small dice
1 large or 2 medium garlic cloves, minced
1 (14-ounce) can diced tomatoes with juice or crushed tomatoes
Pinch of sugar
Salt and freshly ground pepper
1. Preheat the oven to 350 degrees. Butter or oil a 2-quart baking dish. Combine the polenta, salt and water in the baking dish. Place in the oven on a baking sheet. Bake 50 minutes. Stir in the butter, and bake for another 10 to 15 minutes until the polenta is soft and all of the liquid has been absorbed. Stir in the cheese, if using.
2. While the polenta is baking, cook the vegetables. Heat the oil in a large, heavy nonstick skillet over medium heat. Add the onion and cook, stirring, until it begins to soften, about 3 minutes. Add the carrots, kohlrabi and parsnip, and then season with salt. Cook, stirring often, until tender, about 10 minutes. Add the garlic, and stir together for about a minute until fragrant. Stir in the tomatoes with their liquid, a pinch of sugar and salt to taste. Cook over medium heat, stirring often, for 15 minutes until the tomatoes are cooked down and fragrant. Add lots of freshly ground pepper, taste and adjust salt, and remove from the heat.
3. Serve the polenta with the vegetables spooned on top.
Yield: Serves four.
Advance preparation: You can make the vegetable topping a day or two ahead, and reheat on top of the stove. It’s best to serve the polenta when it comes out of the oven, though it can sit for five minutes. Alternatively, allow to cool and stiffen in the baking dish, or scrape into a lightly oiled or buttered bread pan and cool; then slice and layer in the pan, and reheat in a medium oven or in a microwave.
Nutritional information per serving: 277 calories; 7 grams fat; 2 grams saturated fat; 8 milligrams cholesterol; 49 grams carbohydrates; 9 grams dietary fiber; 743 milligrams sodium (does not include salt to taste); 6 grams protein