domingo, 31 de octubre de 2010

Día de muertos en Ocotepec

Nuevamente presento un material alusivo a esta fecha muy importante para nuestros antepasados prehispánicos, vivo en la ciudad de Cuernavaca, cerca existe una pequeña localidad que tiene una celebración del día de muertos muy especial, se trata del poblado de Ocotepec, les presento un material interesante de este lugar.



El Día de Muertos en Ocotepec, Morelos.

En el poblado de Ocotepec, en los alrededores de Cuernavaca, capital de Morelos, la celebración de los Santos Difuntos es una de las tradiciones más representativas del estado, en donde el culto a la muerte destaca por su riqueza cultural y religiosa.

Por: Olga Jamous Galante

Las tradiciones mexicanas se alimentan de creencias, rituales, fe, humor y sueños. Una de las más importantes y de mayor arraigo popular es, sin duda, la celebración del Día de Muertos, en los diferentes panteones del país, y el estado de Morelos, no es la excepción.
Ocotepec, cuyo significado es "en el cerro de los ocotes", se encuentra separado por una delgada, casi imperceptible, franja de tierra: la Montaña de los Ocotes. Es un poblado antiguo que se ubica a sólo tres minutos de Cuernavaca por la carretera federal a Tepoztlán. Esta comunidad se divide en cuatro barrios con sus respectivas capillas, las cuales conservan la forma de administración heredada del Virreinato de la Nueva España, estructura que les ha permitido conservar la mayoría de sus costumbres y tradiciones indígenas, mismas que datan desde tiempos prehispánicos.
El Día de Muertos es una de las cuatro fiestas más importantes de Ocotepec, junto con Navidad, la representación de la Pasión de Cristo y el Corpus Cristi. Además su cercanía con la capital morelense, ha favorecido la visita de turistas y lugareños, al grado tal que esta celebración es la más concurrida de las 30 que se realizan en el estado.
A la salida de Cuernavaca, lo primero que se observa es el cementerio de Ocotepec. Se trata de un buen ejemplo de arquitectura funeraria mexicana: sus innumerables casitas, iglesias y catedrales, decoradas en colores llamativos, confirman su creencia en la continuidad de la vida después de la muerte. El cementerio es precisamente el lugar donde inician los preparativos para la celebración pues, diez días antes del 2 de noviembre, familias enteras comienzan a arreglar sus tumbas, las pintan y las redecoran.
Una de las tradiciones en Ocotepec consiste en levantar ofrendas en honor a quienes fallecieron durante el año; a estos altares también se les conoce como “Ofrendas Nuevas”. Éstas se montan sobre una mesa y se recreael cuerpo del difunto, el cual se viste con ropa nueva, huaraches y sombrero o rebozo; a la altura de la cabeza se colocan las tradicionales calaveras de azúcar. Una vez vestido, el cuerpo se rodea de las bebidas y los platillos que fueron los favoritos del difunto. En el caso de los altares de los niños se incluyen juguetes y golosinas.
Los elementos tradicionales de una ofrenda son el pan, el cual es elaborado con productos de la Tierra; el agua, considerada la fuente de la vida y por la que lucha el espíritu en contra de la muerte, además de que sirve para calmar la sed durante el camino; el fuego, el cual purifica y llega a los muertos por medio de las velas del altar; y el viento, que da movimiento al papel picado del altar, alegrando así el espíritu.
Otros elementos que también encontramos en las ofrendas son las flores de cempasúchil y el incienso, que ayudan a los difuntos a encontrar el camino a casa y a sus familiares. Algunos encienden cuatro velas y las colocan en forma de cruz, orientada hacia los cuatro puntos cardinales, que sirven para bendecir los caminos por donde llegará el espíritu del difunto.
Las casas con ofrenda nueva se reconocen por un camino de flores que se extiende desde el altar hasta la banqueta. Es una forma de avisar que ahí se espera la llegada de un difunto y que la gente puede pasar, si así lo desea, para admirar la ofrenda. A los visitantes se les invita a pasar y son recibidos amablemente con panes, ponche, café y tamales. A cambio de esto, las personas otorgan respeto, afecto y algunas veces llevan velas o flores para el altar, en agradecimiento a las atenciones recibidas.
Aunque algunas de las casas con Ofrendas Nuevas son muy humildes, el honor a sus difuntos es grandioso, pues se entregan a ellos por completo, tanto en el aspecto económico como en el tiempo que les dedican.
La noche del 31 de octubre repican las campanas de la iglesia anunciando la llegada próxima de los niños difuntos; por la mañana del 1 de noviembre se visita el panteón, el cual está adornado con flores de muchos colores, y se oficia una misa en honor a los pequeños. Por la noche también se tocan las campanas, ahora en espera de los difuntos mayores; entonces se realizan los preparativos para la ofrenda y en la mañana del 2 de noviembre se acude al panteón y se ofrece una misa.
Así, durante dos días, se espera con gusto y tristeza la llegada de los difuntos; mientras tanto, también los vecinos de lugar realizan visitas y van a comer a las casas donde se colocaron Ofrendas Nuevas.
Durante estos días, en las calles del pueblo se instalan puestos que ofrecen el tradicional pan de muerto, recién preparado y horneado. Además, a la vista de los paseantes se encuentra puestos donde se puede adquirir todo lo necesario para adornar los altares: calabazas artesanales, calaveras de azúcar y chocolate, veladoras, velas, incienso, flores.
Otra de las peculiaridades del poblado de Ocotepec es la procesión que se realiza durante las noches del 31 octubre y 1 de noviembre. Todo el pueblo acude al panteón, llevan ofrendas a sus difuntos y más tarde se sientan todos a comer a un lado de las tumbas.
Aunque Ocotepec no es un lugar muy conocido por los turistas, su particular forma de celebrar el Día de Muertos lo convierte en un sitio muy atractivo; ya que los visitantes gozarán de los sabores, aromas y colores de esta tradicional festividad mexicana.
Ahora recordando el trabajo mas representativo de Jose Guadalupe Posada, La catrina :



Congreso Internacional de Energías Renovables

Congreso Internacional de Energías Renovables para Territorios Sustentables 2010Fechas:  Noviembre 10, 11  y 12 de 2010
Lugar:   Termales del Otoño (Incluye traslado desde Manizales)
Organiza: Universidad Católica de Manizales
Manizales, Colombia

congresoenergiarenovable

Minerales y gel de sílice para la formación de nuevos huesos

Minerales y gel de sílice para la formación de nuevos huesos

CSIC: Minerales y gel de sílice para la formación de nuevos huesos
1. Célula osteoblástica humana colonizando íntimamente las irregularidades superficiales del nuevo biomaterial SilOss W1 (constituido por cristales de monetita y wollastonita en una matriz de gel de sílice) después de 72 horas de cultivo in vitro. 2. SilOss W1 después de 16 semanas de implantación en el fémur de una oveja. Entre el material (blanco) y el hueso (azul) se observa un área de formación de nuevo hueso (rojo).
Imagen: CSIC
28-10-2010 - Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) presentan una nueva familia de "biomateriales” capaz de actuar como soporte para la formación de nuevo hueso. Una vez implantados, estos materiales, fabricados con minerales y un gel de sílice, son reabsorbidos lentamente por el organismo y reemplazados por nuevo tejido óseo. Los científicos informarán de los detalles de este avance en el marco del 50º Congreso de la Sociedad Española de Cerámica y Vidrio, que se celebra en el campus del CSIC desde el miércoles, 27 de octubre, hasta el viernes 29. 
 
Los nuevos "biomateriales” han sido desarrollados con microcristales de monetita, partículas de fosfato tricálcico, un silicato cálcico y un gel de sílice hidratado. "Su porosidad facilita la reabsorción del material y su sustitución por nuevo tejido óseo. Una vez implantados, se disuelven lentamente liberando iones que estimulan la expresión de genes asociados a la reparación y regeneración del hueso”, explican los investigadores Salvador de Aza y Raúl García, que trabajan en el Instituto de Cerámica y Vidrio (CSIC).
 
Este avance ya ha sido probado con éxito en animales y los investigadores esperan que los primeros ensayos clínicos arranquen en 2011 y que su comercialización esté lista en 2013. Entre sus posibles aplicaciones, destacan su empleo en estomatología y cirugía maxilofacial. "El resultado de implantar estos materiales en un paciente con pérdida ósea sería la regeneración del hueso en cantidad y calidad similar a la del original”, destaca el científico del CSIC Emilio Criado, secretario general de la Sociedad Española de Cerámica y Vidrio y director del congreso, en el que se presentarán más de 230 comunicaciones procedentes de unas 70 instituciones.
 
Los nuevos materiales, que se comercializarán como Sil-Oss, han sido evaluados y analizados en el Instituto de Cerámica y Vidrio y en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros, centros pertenecientes al CSIC. También han participado en la evaluación biológica la Unidad de Investigación Clínica y Biopatología Experimental del Hospital Provincial de Ávila, el Centro de Cirugía de Mínima Invasión "Jesús Usón”, de Cáceres, y la Universidad de Salamanca. El diseño y fabricación de los materiales se llevó a cabo en la empresa AzureBio.

Río literario hasta Vargas Llosa

LIBROS

Río literario hasta Vargas Llosa

«El sueño del celta», del Nobel Vargas Llosa, es el último eslabón de un torrente del que muchos han bebido desde que Conrad leyó el Congo

Día 31/10/2010 - 04.47h
Desde que el marino polaco Joseph Conrad forjara con «El corazón de las tinieblas» una de las metáforas más brillantes y explotadas de la literatura mundial, el Congo, el país (un escándalo geológico) y su río tenebroso, no han dejado de atraer a escritores, traficantes, misioneros, espías, mercenarios, aventureros y redentores. El más reciente del primer escalafón es Mario Vargas Llosa, flamante premio Nobel de Literatura, que en «El sueño del celta» (Alfaguara) recrea la peripecia vital de Roger Casement, uno de los que antes se atrevieron a denunciar la atroz colonia penitenciaria en la que Leopoldo II, el católico Rey de los belgas, convirtió el Estado Libre del Congo: una finca 76 veces más grande que Bélgica donde amputaciones, violaciones, torturas y asesinatos se cometían a cuenta de la cuota de caucho, marfil, comida...
Los que no trabajaban como esclavos y pagaban sus «impuestos» eran tratados así en el Congo de Leopoldo II
De aquel saqueo se benefició Bélgica, y basta adentrarse en la estación de Amberes, como hace W. G. Sebald en «Austerlitz», para comprobar cómo el chicote es tan eficaz para extraer sangre de la correosa piel de los negros como para arrancarle a las minas sus riquezas. «El fantasma del rey Leopoldo», de Adam Hochschild (Península, con prólogo, por cierto, de Vargas Llosa), es tal vez la más acerada y profunda biografía escrita sobre un monarca insaciable. Durante años, el Museo Real para África Central, levantado en Tervuren, a las afueras de Bruselas, fue un templo dedicado a Leopoldo, que se cuidó muy mucho de poner jamás los pies en su degradada colonia. Como señala Hochschild, «hay algo muy moderno en ello», es la misma actitud del piloto que deja caer su carga de muerte desde las nubes, «sin oír jamás los gritos o ver las casas reducidas a escombros o la carne retorcida».
La metáfora más fácil es la de los perezosos, la de quienes de forma sistemática han convertido en «corazón de las tinieblas» no solo al Congo, donde una conspiración de gendarmes katangueños y militares belgas (con el visto bueno de la CIA) acabó de la manera más cruel con Patrice Lumumba, sino a toda África, olvidando que si Conrad situó en aquel Congo triste su infierno fue precisamente por la codicia y la fiebre depredadora de los blancos. Ludo de Witte es quizás quien mejor ha contado el magnicidio en un libro inédito en español, «The Assassination of Lumumba» (Verso), en el que relata el calvario de un primer ministro que se atrevió a dejar en evidencia al rey Balduino (descendiente de Leopoldo) y que perdió la vida al tratar de impedir el desmembramiento del país. El mismo empeño que se tomó Dag Hammasrkjöld, acaso el más brillante secretario general de la ONU, cuya muerte en un accidente aéreo en África sigue envuelta en sombras.
Del mismo modo que en 1936, su testimonio crítico «Regreso de la URSS» desató la incomprensión de los izquierdistas profesionales que no querían ver la realidad, André Gide también reventó ampollas cuando se convirtió en 1928, con su «Viaje al Congo» (Península), en un incómodo testigo de los abusos de la política colonial francesa. En este caso del otro Congo, Congo-Brazaville, cuya capital se encuentra al otro lado del gigantesco remanso en que se convierte el río Congo y a cuyas orillas se levantaron las dos capitales más cercanas del mundo: Kinshasa y Brazaville.
Si en «Après moi, le déluge» («Después de mí, el diluvio», frase célebre de Mobutu Sese Seko, el dictador que rebautizó el Congo como Zaire y saqueó el país con la aquiescencia de Occidente, no en vano era su aliado en la guerra fría), la dramaturga catalana Lluïsa Cunillé reflejó sutilmente cómo hacen negocio los blancos en uno de los países más ricos del mundo cuya población es una de las más desgraciadas de la Tierra, la periodista británica Michela Wrong hizo en «Tras los pasos del señor Kurtz: el Congo al borde del colapso» (Intermón Oxfam) una de las más exhaustivas y apasionantes investigaciones sobre la degradación de un país a manos de un sátrapa. Un país donde han muerto en los últimos años cuatro millones de personas en un genocidio que se ha cometido de forma silenciosa, sin imágenes, secuela del genocidio ruandés de 1994. El libro de Mario Vargas Llosa, que ahora llega a nuestras manos, servirá para volver a leer acerca de un país que es un continente, de un río en el que Joseph Conrad se encontró con «el horror, el horror» e inauguró una literatura.

sábado, 30 de octubre de 2010

Minerales y gel de sílice para formar nuevos huesos

DESARROLLADOS EN EL CSIC

Minerales y gel de sílice para formar nuevos huesos

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han presentado una nueva familia de biomateriales capaz de actuar como soporte para la formación de nuevo hueso, durante el 50º Congreso de la Sociedad Española de Cerámica y Vidrio, que se celebra en el campus del CSIC desde hoy y hasta el próximo viernes.
Redacción - Miércoles, 27 de Octubre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
Una vez implantados, estos materiales, fabricados con minerales y un gel de sílice, son reabsorbidos lentamente por el organismo y reemplazados por nuevo tejido óseo. Los nuevos biomateriales han sido desarrollados con microcristales de monetita, partículas de fosfato tricálcico, un silicato cálcico y un gel de sílice hidratado. "Su porosidad facilita la reabsorción del material y su sustitución por nuevo tejido óseo. Una vez implantados, se disuelven lentamente liberando iones que estimulan la expresión de genes asociados a la reparación y regeneración del hueso", explican los investigadores Salvador de Aza y Raúl García, del Instituto de Cerámica y Vidrio del CSIC.
El avance ha sido probado con éxito en animales y los investigadores esperan que los primeros ensayos clínicos arranquen en 2011 y que se pueda comercializar en 2013. Entre sus posibles aplicaciones, destacan su uso en estomatología y cirugía maxilofacial.

La literatura, un viaje sin rumbo fijo


KENZABURO OE 31/10/2010
El otro día en el Instituto Cervantes de Tokio sostuve un diálogo abierto con el escritor español Javier Cercas. Su novela Soldados de Salamina me pareció una obra maestra.

Muchos años después, convertido en un veterano, recuerda con nostalgia el baile del pasodoble, elemento que enlaza el relato con el pasado remoto.Durante la Guerra Civil española, un comando del Ejército republicano, acorralado en Cataluña, se dispone a fusilar a un oficial fascista que se encuentra recluido bajo custodia, pero un joven soldado, por cuenta propia, decide liberarlo. La novela sigue los respectivos destinos del soldado y del oficial fascista. Se sabe que la noche anterior al suceso, el soldado se entretenía bailando un pasodoble.
Los franquistas obtienen una victoria avasalladora, el joven soldado se integra en el exilio a una tropa multinacional del Ejército francés y recorre el continente africano. Los soldados anónimos de la pequeña y precaria unidad terminan venciendo mediante una serie de tácticas de guerrilla al batallón alemán que tenía todas las de ganar. Se salva así la civilización francesa, y el soldado, aunque lesionado, sobrevive las sucesivas campañas.
Cuando preparaba el diálogo con Cercas y revisaba en mi estudio los libros sobre la Guerra Civil española, me encontré de pronto con La misión de la literatura, el libro de Georges Duhamel traducido por Kazuo Watanabe, y la edición original en francés de Deux Patrons. Hay ahí dos patrones, es decir, dos maestros: Erasmo y Cervantes, a quienes el autor consideró como los salvadores de la civilización. Con ambos libros en mis manos, me trasladé 50 años atrás hasta verme en una cafetería subterránea, ubicada en el campus de la Universidad de Tokio.
A pesar de que había ingresado en la universidad con el deseo de profundizar en el estudio del humanismo, del que se ocupan con todo detalle los libros del profesor Kazuo Watanabe, durante mi carrera académica no fui capaz de entender sus lecciones. Lo único que logré hacer fue conseguir en librerías de viejo los títulos que el profesor Watanabe había publicado antes y después de la guerra, y leerlos a solas. Desilusionado con mis estudios, comencé a probar suerte en la creación literaria.
Una semana después de que uno de mis cuentos apareciera en el número especial de un periódico de la universidad con
motivo del festival estudiantil de mayo, el profesor Watanabe, que se encontraba en la cafetería, me detuvo cuando pasé a su lado y me habló así:
-Oye, he leído ese cuento tuyo en el cual un estudiante mata a un perro. ¿Es que piensas convertirte en narrador?
La pregunta me desconcertó y no atinaba a responder. Un amigo que me acompañaba se adelantó a contestar rescatándome de aquella embarazosa situación:
-Qué va, profesor, este solo se empeña en leer lo que usted ha escrito sobre el humanismo. A ver, ahí traes uno de sus libros, ¿verdad?
Le mostré al profesor La misión de la literatura y, al tomar el libro entre sus manos, me preguntó qué me parecía.
Le respondí que solo había terminado de leer la primera parte y el epílogo a cargo del traductor. El profesor abrió el libro y me pareció que se fijaba en las partes que yo había subrayado.
"No se debe permitir el derramamiento de sangre por causa de conflictos religiosos: a partir de esta firme convicción, Erasmo siguió un camino tortuoso, mientras que Cervantes llevó una vida trágica al aferrarse a la misma creencia en una época en que era inconcebible demostrar que una personalidad armoniosa y una razón suficiente eran superiores a la locura y la perversión. (...) Ni Erasmo ni Cervantes fueron guerreros heroicos sino tan solo soldados anónimos".
Para evitar que el profesor leyera mis notas al margen del libro, me apresuré a decir:
-Ahora creo entender no solo por qué el autor escribió esta obra al año siguiente del comienzo de la Guerra Civil española sino también por qué usted la tradujo un año antes de que Japón entrara en guerra.
El profesor Watanabe me concedió la razón:
-Georges Duhamel lanzó con palabras contundentes un grito de alerta ante la expansión del fascismo en Europa, pero ¿no te parece que el epílogo que escribí es bastante timorato ante la censura y a los demás temas que trata el libro? Te recomiendo, más bien, que leas con atención la segunda parte, si es que quieres seguir escribiendo novelas.
Emocionado, corrí escaleras arriba hacia la salida de la biblioteca y me tumbé en la hierba a leer el capítulo sobre Cervantes. Ahí encontré una exhortación que Duhamel dirigía a los jóvenes que aspiraban a formar parte del mundo literario:
"Entonces, joven, vive la vida ante todo. Bebe abundante leche de la ubre de la vida para nutrir tus futuras creaciones. ¿Dices que quieres escribir buenas novelas? Hazme caso entonces y embárcate en algún puerto. Recorre el mundo ganándote el sustento con modestas ocupaciones, y soporta la pobreza. No te apresures a tomar la pluma. Sométete al dolor y al sufrimiento. Aprende con las miles de personas que encuentres a tu paso. Y cuando te doy estos consejos, quiero decir que jamás trates de esquivar la angustia que te ocasionen los demás o las adversidades que tengas que experimentar para hacerlos felices. (...) ¿Quieres escribir buenas novelas? ¡Óyeme bien, entonces! Antes que nada, trata de olvidar ese deseo. Emprende un viaje sin pensar en un rumbo fijo. Agudiza la vista, el oído, el olfato y el apetito. Espera con el corazón abierto. Tal como hizo...".
Cervantes, por supuesto. Durante su estadía en Japón, ya en la posguerra, Duhamel le obsequió al profesor Watanabe la edición de lujo del libro original, ilustrada con más de 20 dibujos. Un año antes de morir, el profesor Watanabe me dejó como herencia esa edición. A lo mejor guardaba algún remordimiento desde aquel entonces, cuando se enteró, a través del amigo que me acompañaba, que me había deprimido profundamente al leer esa segunda parte. Pero, en realidad, yo también sabía que aquella había sido para mí una extraordinaria lección.
Traducción de Ryukichi Terao, con colaboración de Ednodio Quintero para el Instituto Cervantes.
Kenzaburo Oe es escritor, premio Nobel de Literatura de 1994.

La amniocentesis servirá para detectar el autismo



ENTREVISTA: JUDITH RAPOPORT - Psiquiatra infantil


"La amniocentesis servirá para detectar el autismo"

La psiquiatra Judith Rapoport

Los problemas mentales (depresión, ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, autismo) afectan a alrededor de un tercio de los niños. Y la psiquiatra infantil Judith Rapoport lo sabe bien. Desde la sección de neurociencia de los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses y con más de 50 años de experiencia, ha podido observar la evolución de más de 5.000 niños. Y la entrada de la genómica en los estudios lleva a esta científica neoyorquina a elucubrar con pasión sobre el futuro de su campo, uno tan poco desarrollado que en España, por ejemplo, la psiquiatría infantil todavía no existe como especialidad académica. "Lo más interesante que hemos visto es que hay una mutación que está relacionada con todo; con la ansiedad, la depresión, la esquizofrenia o el autismo", cuenta. "Así que la amniocentesis permitirá detectar estas dolencias".

Cuando se le pregunta por qué hace ese matiz religioso, Rapoport sonríe y explica: "Igual que se hace cuando se detecta un caso con síndrome de Down, la mujer podría abortar si le encuentran los genes". "La mutación de la que hablo es una muy concreta que está relacionada con un montón de trastornos. No es exacta, pero puede implicar un porcentaje de tener un niño con autismo, otro de que tenga depresión, otro de que sea esquizofrénico...". La prueba del algodón de su apoyo al diagnóstico precoz y al aborto si llega el caso es cuando opina como mujer, y no como científica. Y aquí, no duda: "Yo abortaría".Y al llegar aquí es cuando deja el tono didáctico para entreabrir la puerta a un debate que va mucho más allá. "El Baylor College está desarrollando un biochip para detectar esa y otras mutaciones". Rapoport es consciente de que, en estos momentos, identificar genes que causan una enfermedad es, muchas veces, un brindis al sol: cuando la persona ya ha nacido, no hay forma de cambiarlos. Pero este caso es una excepción. "Quizá haya problemas en los países católicos, pero una amniocentesis podría evitar un 40% de los casos de autismo", afirma.
Este hallazgo también tiene una lectura positiva: "Lo que hemos visto -y es lo que he contado en la Fundación Alicia Koplowitz, que es la que me ha invitado a venir a España- es que esos trastornos mentales están relacionados. Unos aparecen por un desarrollo tardío de algunas zonas del cerebro, otros por uno demasiado rápido". Por eso apunta a que "el laboratorio que consiga un fármaco que regule ese crecimiento habrá dado con un auténtico superventas".
Porque si hay algo que en este momento echa de menos es fármacos para los problemas mentales de los niños. "No hay nada realmente bueno en perspectiva", comenta. "Hasta ahora, los grandes tratamientos se han descubierto casi por casualidad". Y así sigue ocurriendo. "Lo último, que no ha sido publicado todavía, es que parece que algunos de los tratamientos para la artritis alivian el trastorno bipolar. Son cosas que se descubren cuando se ve la epidemiología a posteriori", aclara.
Contrasta el panorama no demasiado halagüeño que pinta Rapoport con su porte y su sonrisa casi continua -y eso que no le ha dado tiempo a comer-. Ella cree, en cambio, que ya se ha avanzado mucho, aunque falte otro tanto. "Parece que la situación ahora es peor que antes, que hay más niños con trastornos. Pero creo que eso no es así. Lo que pasa es que antes estábamos menos pendientes de ellos", comenta. Además, las familias antiguas, con cinco o seis hijos, no solo ocultaban el problema, "sino que hasta hacían terapia sin querer", dice.
Ahora la situación ha cambiado. "Empezamos a tratar a niños de cinco años de depresión o ansiedad. Es verdad que hay un problema para comunicarse con ellos, pero se puede hacer un buen diagnóstico si se hacen las preguntas adecuadas", dice. Y ese es el primer paso para un buen resultado. El segundo son las terapias de familia. Porque pese a todo lo que se sabe de los factores genéticos de los trastornos mentales, "no hay que olvidar los ambientales". Rapoport tiene un ejemplo al respecto. "Había una tribu india que tenía muchos problemas de comportamiento. Les dieron permiso para explotar un casino, y las mujeres pudieron dejar uno de sus dos trabajos y dedicar más tiempo a sus hijos. El resultado fue que esos problemas cayeron drásticamente. En cambio, no lo hicieron los casos de ansiedad". Entonces, ¿el dinero ayuda para conseguir la felicidad? La psiquiatra no lo duda: "Un poco".

Del chupete al móvil















PantamovilesninosLeopold no juega con camiones. Le gustan las pelotas, las princesas de su hermana mayor y, sobre todo, el móvil. De su madre, de su padre o de su abuela. No hace distinciones. El móvil que nos sirve de cámara de fotografiar, de despertador y hasta de bloc de notas, también se usa para entretener al niño. “Hola papi estoy en casa…”, dice el pequeño con dos años recién cumplidos y el móvil pegado a la oreja. Leopold, pelo y ojos claros y enorme barriga que muestra con orgullo levantándose la camiseta, llama al aparato pepefón. Aún no es suyo, pero más pronto que tarde querrá tener uno propio. ¿a qué edad tendrá Leopold su primer pepefón? ¿Cuándo lo necesitará en realidad? ¿Si lo tiene será un niño caprichoso¿ ¿Si no lo tiene será un marginado?
El 66,7% de los niños entre 10 y 15 años dispone de móvil, según el INE. Total: 1.695.653 niños. Eso en pleno 2010. Y creciendo. Los padres justifican la entrega de un móvil a edades tempranas para ganar tranquilidad: los niños están siempre localizables. Un quebradero para escuelas y profesores. La opción dentro de las aulas es requisarlos. La pregunta es cuándo hay que comprarlo.

El psicólogo y pedagogo Valentín Martínez-Otero dice que por debajo de los 10 años no es bueno regalar móviles, salvo en casos justificados. Claro que la opinión de los especialistas también va rebajándose con la era digital. “Por encima de los 12 años no tenerlo puede provocar que el niño se sienta discriminado por el grupo”, afirma el psicólogo.
Gemma Zaragoza, responsable de la oferta de jóvenes de Telefónica, añade: “Que los adolescentes tengan móvil es una realidad difícil de evitar, como intentar poner puertas al campo”. Los niños tienen su primerpepefón alrededor de los 11 años y lo usan para jugar y enviar SMS. Más adelante pedirán Bluetooth, cámara y MP3. El móvil entra en juego en el momento en que el niño inicia actividades extraescolares alejadas del entorno familiar. Por ejemplo, un campamento de verano. También es común cuando los padres se separan. Elegido el momento, hay que optar por el tipo de terminal. Los móviles específicos para menores ya no se llevan, si es que alguna vez se llevaron. Telefónica hace año y medio que ya no lanza al mercado terminales específicos para niños. La empresa se centra en servicios de valor añadido para las familias, como aplicaciones para controlar el gasto y la navegación.
Albert ha recibido su primer móvil este año, a sus 14. Un chico responsable que sólo lo emplea para llamar a sus padres y enviar mensajes de texto. Si tiene que llamar prefiere hacer “perdidas”. La cuenta corre a cargo de su paga semanal. El Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, Arturo Canalda, pide que los padres corresponsabilicen a los hijos del coste de la factura. Canalda alerta de un problema creciente, la falta de control: el acceso que tienen los menores a Internet a través del móvil, concretamente la Blackberry, y a las redes sociales.
El psicólogo Martínez-Otero aboga por establecer normas de uso y por evitar que el móvil se convierta en una vía de ostentación. “Creo que se hace un uso inadecuado y a veces abusivo por parte de un número significativo de los menores. Me constan que algunos padres compran el teléfono con la intención de que estén controlados y resulta que muchas veces no cumple este cometido”, subraya. Cuando no tiene el pepefón a mano, Leopold pone la tele o elige una peli y la mete en el vídeo con una pericia que ojalá la tuviera su madre. Es un niño de la era digital.

Máquinas de la lectura



ÁLVARO CORCUERA 31/10/2010

Son personas que devoran libros. Solo que unas prefieren tocar y oler el papel y las otras se han pasado a la tinta electrónica.
Si descorchamos un gran reserva, podremos beberlo en un vaso cualquiera o en una copa fina de cristal. Para muchos, el contenido, en este caso el vino, será lo que verdaderamente importe; mientras que para otros será el continente, es decir, la copa de cristal, la que realzará el valor del caldo. Algo parecido sucede en la batalla entre libro tradicional y electrónico. Para muchos lectores, lo importante es el mensaje en sí, el libro, las letras que componen palabras, y las palabras que, una tras otra, van construyendo frases y capítulos de una novela, por ejemplo. Pero para otros no solo importa la propia lectura, sino cómo se lleva a cabo, el placer de tocar u oler el papel, de colocar un marcador en la página en la que lo dejamos la noche anterior, o de simplemente tener el libro como objeto, sobre la mesilla o en una estantería. Sí, porque queda muy bonito.
"Ahora llevo poquitos libros en el bolso, unos cien. Al principio me volví loca, llevaba como mil libros encima"
"Entiendo todas las ventajas del 'e-book'. Pero tocar el papel, ver la carátula o una foto... Prefiero el libro de siempre"
"Ahora llevo poquitos libros en el bolso, unos cien. Pero al principio me volví loca, compré una tarjeta de memoria de 4 Gb y llevaba como mil libros encima", explica Aurora Pérez de las Heras, que no es que esté loca o tenga un bolso del tamaño de una librería, sino que posee un libro electrónico oe-book de la marca Sony con una capacidad casi infinita y un tamaño y peso razonables: "Me lo regaló una de mis hermanas. No es como un libro normal. La textura, el encanto del papel, el volver atrás... No es igual, pero le compensa la comodidad. Es muy práctico. El primer mes devoré 15 libros", defiende esta madrileña.
Aunque Aurora lee sobre todo en el metro, de camino al trabajo y de vuelta a casa, también lo utiliza en el hogar; por ejemplo, en la cocina o en la cama: "Es fantástico. No pesa. Lo apoyas en cualquier sitio, no se te cae cada vez que pasas la página. Solo tienes que usar un dedo para avanzar", explica, al tiempo que hace un leve gesto con su índice sobre la pantalla. Y encima, subraya, la batería apenas se consume. A ella, que lo utiliza a diario y durante una hora y media, le dura una semana. A otros lectores les llega para un mes. Y es que las baterías de los libros electrónicos solo se gastan cuando el usuario cambia de página, pero nunca mientras está encendido, quieto, en una página concreta.
Ricardo Roncero es su marido, gran lector, siempre con un libro de bolsillo encima, pero con nulo interés en el nuevo formato: "He visto a mi mujer leyendo con el e-book, pero a mí no me gusta. No me proporciona ni la calidez ni el placer del libro tradicional. No es rechazo, sino indiferencia. Además, si pierdo un libro no pasa nada, voy a una librería y me lo vuelvo a comprar. Pero si perdiera uno electrónico o se me cayera, me llevaría un disgusto", imagina. "Poder llevar muchos libros en uno solo, como hace ella, es una sensación poderosa. Pero para mí, el placer que tengo yo de ir a una biblioteca o una librería, y quedarme leyendo o buscando un nuevo libro, no lo tiene ella. Me gusta el ensayo histórico, desde la época medieval hasta la II Guerra Mundial o el siglo XVIII en Francia. Es un tipo de literatura difícil de encontrar en formato electrónico", argumenta para no pasarse al e-book.
Curiosamente, para Aurora no es tan importante el placer de rastrear su próxima lectura: "Busco poco porque tengo un círculo de amistades que tienen e-book y me pasan muchos libros. Me los envían por e-mail. Son documentos pdf o Word que no ocupan nada. Se mandan con más facilidad que una fotografía. Calcula un mega por libro". Una sencillez y rapidez que facilita la piratería, más que con la música o las películas: "Cualquier loco de estos de Internet tiene más de 2.000 libros a tu disposición". Un estudio reciente de Attributor revela que en solo un año han aumentado en un 50% las búsquedas de libros piratas en el mundo. Y en 2009 se realizaron, solo en EE UU, nueve millones de descargas ilegales.
Más allá de la piratería, las ventas de libros electrónicos también aumentan cada año, a medida que personas como Aurora quedan seducidas por la tinta electrónica, que evita que la vista se canse, ya que carece de la luz artificial de las pantallas tradicionales. Hoy, Amazon ya vende más libros en formato electrónico que en tapa dura (143 por cada 100 el verano pasado). Cifras que quedan pulverizadas y anticuadas rápidamente. En junio, Amazon vendió 180 libros en formato electrónico por cada 100 en tapa dura, según la compañía. El aumento se debe no solo a la bajada del precio del Kindle, el reproductor de Amazon, sino a la entrada en el mercado del iPad, un producto que no es estrictamente un libro electrónico, ya que no utiliza el sistema de tinta electrónica, sino que es una pantalla iluminada, mejor, eso sí, para otras aplicaciones como pueden ser el vídeo.
Ya sea en papel o en pantalla, a los entusiastas de la lectura les une precisamente eso, el placer de leer. Entramos en la casa de Víctor e Isabel, en un ático de Vitoria, mientras suena una agradable música de fondo. En la terraza, aprovechan un domingo soleado y toman el vermú junto a sus familiares Cristina y Eduardo. En el hogar de este matrimonio de Vitoria hace ya tres años que entró el libro electrónico. A Víctor, un amante de la tecnología, le convenció Eduardo, que acababa de comprárselo. Adquirió su aparato en eBay y desde entonces apenas lee en papel. A su mujer no le ha entusiasmado nunca el invento. Tan solo ha leído dos libros y, aunque reconoce las ventajas del formato electrónico, sigue prefiriendo lo tradicional. "En vacaciones sí le veo utilidad. Es muchísimo más cómodo porque no tienes que cargar con un montón de libros en la maleta", explica Isabel.
Su marido pagó unos 200 euros, una inversión fuerte en un inicio, pero que ha amortizado de sobra. Si antiguamente gastaba entre 20 y 30 euros mensuales en libros, ahora no llega a la cuarta parte. "Yo entiendo todas las ventajas, pero tocar el papel, ver la carátula, una foto, un dibujo... prefiero el libro de siempre", subraya ella. Su marido ironiza simpático: "Claro, también era mejor el papiro...". Aunque luego, eso sí, reconoce que hay libros en papel que despiertan sentidos que un e-book difícilmente consigue: entonces saca el último recetario de Andoni Luis Aduriz y los alimentos parecen salirse del papel, de gran calidad. "Yo era de la opinión de que era mucho mejor el tacto del papel. Hasta que mi marido me dijo: 'Léete este libro y hablamos", intercede Cristina, la prima de Isabel. "Reconoció que es una gozada", recuerda Eduardo.
La batalla entre lo tradicional y lo novedoso se libra entre los pros y contras, como todo producto: la comodidad, la rapidez o el fácil acceso a millares de textos que permite el formato electrónico, a un lado. Al otro, el precio (cuestan a partir de 100 euros y hasta 450), un tacto distinto al papel y el hecho de que sea un aparato tecnológico (una barrera imposible para algunos).
Pero quizá la falta de espacio sea una de las mayores ventajas. Así lo cree Ernesto de Bustos, español en Addis Abeba (Etiopía): "En mi caso, la utilidad más evidente es poder llevar conmigo una biblioteca de cientos de libros". Mientras, en Bielefeld (Alemania) vive Jon, un donostiarra casado con una alemana, Steffi. Él, un lector relativamente reciente, siempre ha sido amante de todo tipo de aparatitos electrónicos. Y, claro, con la llegada del e-book no iba a ser menos: "Reconozco que leo más. Antes de comprarme el Kindle apenas leía. ¿Por qué ahora sí? Porque las personas somos unas frikis, nos gusta tocar los botoncitos", resume divertido. Y continúa: "Cuando voy a comprar un libro, no sé qué quiero leer, no tengo ni idea. Con el e-book, lo bueno es que te puedes descargar un sample en segundos, lees las primeras 10 páginas y si te engancha, entonces lo compras. Me parece útil". Mientras, su mujer tiene la mesilla llena de libros: "Sí, le encanta leer. Y los libros nos quedan muy bonitos en las estanterías".

¿Qué 'e-book' comprar?

Ya estamos convencidos de las maravillas del libro electrónico y queremos adquirirlo, pero ¿cuál? La elección dependerá de las prestaciones que busquemos y del bolsillo de cada uno. Los más baratos son el modelo sencillo de Kindle (reproductor de Amazon, con wifi y una pantalla de seis pulgadas) y el iLiber (el aparato de la web del mismo nombre). El precio del primero es de 100 euros, a lo que hay que añadir el IVA y los gastos de envío, por lo que el coste final ronda los 130 euros, idéntico precio que el modelo iLiber. A partir de ahí, la cantidad de modelos y precios es amplia. Otros Kindle (a partir de 170 euros, todo incluido), el Papyre (de 200 a 450 euros), los Sony (200 a 250 euros) o los Booq (150 a 280 euros) son algunos de los productos que se pueden encontrar en el mercado.

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