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jueves, 12 de enero de 2012

"Lo que nadie nos enseño sobre la Nicotina"


Invitación a conferencia en el INER, de Dra. Nora Volkow "Lo que nadie nos enseño sobre la Nicotina"



Cabe mencionar que el evento es gratuito y se transmitirá en línea a través del Canal INER:  www.iner.salud.gob.mx

Para mayor información pueden contactar a la Lic. Psic. Beatriz Cruz Valdes, Jefa del Departamento de Educación Continua, del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) a los siguientes correos electrónicos: bcruz@iner.gob.mx    inercoor@yahoo.com

martes, 20 de diciembre de 2011

12 falsas creencias sobre el tabaco


DESINFORMACIÓN

12 falsas creencias sobre el tabaco

Foto: Mario Guzmán | EFE
Foto: Mario Guzmán | EFE
Actualizado 11:51 (CET)
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MARÍA SAINZ
1. La gente es libre de decidir si fuma o no
"Todos creemos que somos criaturas con completa libertad de decisión. Sin embargo, en el caso del tabaco, esta libertad queda trastornada por los anuncios y la adicción", señala los autores del ensayo, procedentes del Departamento de Salud e Higiene Mental de Nueva York.
El texto resalta que el dinero que los fabricantes gastan en publicidad suele superar, con creces, las sumas invertidas para controlar el tabaquismo. Y añade que "la industria tabaquera se asegura de que haya suficiente nicotina en cada cigarrillo para mantener la adicción de las personas".
2. Todo el mundo sabe lo malo que es fumar
Muchas personas saben que el tabaco no es sano pero todavía quedan ciertos grupos desinformados. En China, por ejemplo, esta falta de conocimiento viene asociada con un alto índice de consumo.
Además, según los expertos, "relativamente pocas mujeres son conscientes de los peligros relacionados con su sexo, entre los que se encuentra el riesgo de padecer cáncer cervical, osteoporosis, menopausia temprana, abortos, embarazo ectópico -fuera del útero- e infertilidad.
3. Unos pocos cigarrillos al día no hacen daño
El cáncer de pulmón -explica el documento- sí guarda relación con la dosis; a más cigarrillos fumados, mayor riesgo de padecer este tipo de tumor. Sin embargo, otras enfermedades, como las cardiovasculares, no presentan esta característica y la probabilidad de sufrirlas aumenta aún consumiendo bajas cantidades (a partir de tres pitillos al día).
4. Los cigarrillos 'light' son menos dañinos
Los autores insisten en que esta clase de productos son tan peligrosos como el resto. Aunque las máquinas sí detectan niveles menores de nicotina y alquitrán, los autores insisten en que los consumidores fuman de una manera distinta a las máquinas, con lo que las cifras acaban siendo las mismas. De forma inconsciente, y para compensar los menores niveles, los consumidores fuman más cigarrillos, inhalan el humo más fuerte y profundamente, bloquean los orificios de ventilación.
5. Si quieres es fácil dejarlo
Es posible dejar de fumar pero no siempre es una tarea sencilla. El ensayo recalca la naturaleza adictiva de la nicotina y la asemeja con la de otras drogas como la heroína, la cocaína y el alcohol.
6. Los medicamentos específicos no funcionan
Las terapias sustutitivas de la nicotina -parches, chicles y comprimidos- y el bupropion -un antidepresivo- sí son eficaces a la hora de propiciar el cese del consumo, señalan los especialistas de Nueva York. La combinación de estos tratamientos con un apoyo psicológico suele resultar determinante.
7. Un fumador siempre será un fumador
El documento combate esta falsa creencia de manera rotunda: "Más de la mitad de los americanos que han fumado alguna vez ya lo ha dejado".
8. Los fumadores sólo pierden un par de años de vida
Las personas que fallecen a causa del tabaco pierden una media de 14 años de vida, matiza el artículo. "No fumar alarga la vida, incluidos los años libres de discapacidad, y comprime esta invalidez a un menor periodo de tiempo [...] Nunca es demasiado tarde para dejarlo, incluso las personas que lo abandonan tras décadas de consumo mejoran su salud y sus expectativas de vida", añade.
9. El tabaco ambiental no mata
Treinta minutos de exposición pasiva al humo de tabaco son suficientes para que el sistema circulatorio del no fumador se comporte de manera similar al de un consumidor, explican los expertos. Esta circunstancia aumenta el riesgo de sufrir, entre otras patologías, un trastorno cardiaco.
10. El tabaco es bueno para la economía
Los costes sociales del tabaco a largo plazo superan los beneficios, explican los autores del texto. Aseguran que si este producto desapareciese de la economía de EEUU, el dinero "se invertiría en otros bienes y servicios que generarían el suficiente empleo y actividad económica para reemplazar lo que podría haberse perdido de la industria tabaquera".
11. El problema del tabaco ya está solucionado
El trabajo aclara esta creencia errónea de forma tajante: "Globalmente, unos 1.300 millones de personas son fumadores -más que nunca en la historia- y, este siglo, más de 1.000 millones morirán de causas relacionadas con el tabaco, a no ser que se actue urgentemente a nivel local, nacional e internacional".
12. La industria ya no se dirige a los jóvenes
La mayor parte de los consumos se inician entre los 12 y los 17 años. Los fabricantes de cigarrillos son conscientes de ello y, por eso, continúan dirigiéndose a los más jóvenes. La presencia del tabaco en el cine o los materiales promocionales (camisetas, gorras) son dos de las vías empleadas para llegar a los más jóvenes, plantean los especialistas.

La asignatura 'maría'


La asignatura 'maría'

Cinco mil adolescentes vascos fuman cannabis habitualmente, impermeables a las políticas de prevención: «No es para tanto». «Suelo hacerme un canuto en el recreo, a veces llego a clase 'morao'» 

 
Nerea, 16 años. Fuma porros los fines de semana en la lonja que su cuadrilla tiene alquilada, y también en las fiestas. Muchos de sus amigos lo hacen a diario, pero ella no. Se gasta «entre diez y veinte euros a la semana» en hachís. Pillar le resulta «bastante fácil; demasiado, diría yo». Empezó a fumar el pasado año y no parece que los talleres de drogas que se organizan regularmente en todos los colegios hagan mella en ella. «Lo ponen como algo muy malo, pero no creo que sea para tanto, hay drogas mucho peores. Si no te pasas no es tan peligroso». Fuma para pasar el rato, para «hacer risas». ¿Le afecta en los estudios? «Para nada, a mí no», rebate.
Son más de cinco mil los adolescentes que fuman cannabis a diario en Euskadi. El dato salió a relucir el pasado miércoles, un día después de que la directora de Drogodependencias, Celina Pereda, anunciara su intención de regular en la futura Ley vasca de Adicciones la venta, el consumo y el cultivo de marihuana, bajo la filosofía de que es mejor impulsar un «consumo responsable» que mantener actitudes «prohibicionistas», lo que se entendió como un propósito de legalizar este estupefaciente. La consiguiente polvareda obligó incluso a intervenir a la delegada del Gobierno en funciones para el Plan Nacional sobre Drogas, Nuria Espí, que tuvo que recordar que Euskadi no tiene potestades para legalizar la marihuana. Y tampoco lo pretende, según subrayó la portavoz del Ejecutivo vasco, Idoia Mendia, quien precisó que la ley que prepara se circunscribe al entorno exclusivo de las organizaciones de consumidores legalizadas en Euskadi, la única comunidad autónoma que cuenta con un registro de 'clubes de cannabis'.
«El cannabis es la droga ilegal más consumida y Euskadi, al igual que el resto de España, presenta las tasas de consumo más altas de toda Europa», recuerda Celina Pereda. «Constatamos que muchos consumidores se organizan para hacer un uso colectivo, y queremos establecer unas normas claras para regularlo: garantizar la prohibición a menores, mejorar las campañas de prevención, advertir de los riesgos de estas sustancias, asesorar sobre cómo realizar un consumo responsable...».
Conductas sospechosas
Hora del recreo en el centro de formación profesional Otxarkoaga, en este mismo barrio bilbaíno. Los chavales salen en tromba y se agolpan alrededor de la máquina expendedora de bollería; algunos -pocos- salen a la carretera para fumar. Tres chicos se apartan y sacan papel de liar. Cuando un adulto se acerca para ver si se están haciendo un porro, le miran con recelo y se alejan hacia el monte.
«Algún caso sí he conocido de niños de trece años que fuman cannabis, pero no son frecuentes», aclara José Ángel Mardones, jefe de estudios del centro. «A los dieciséis sí se dan consumos, en los ciclos formativos de grado medio se ven más conductas sospechosas. No diría yo que esté relacionado con otras problemáticas; algunos sí son chavales con fracaso escolar, pero otros sacan notas normales. Los hay de familias desestructuradas que fuman y otros que no, aunque hayan visto la droga en casa. Ante una conducta sospechosa hablamos con las familias; hay padres que se extrañan de que sus hijos fumen porros, y otros reconocen que ellos también lo hacen. Lo que más influye, creo yo, es la cuadrilla».
Asier, 17 años. Estudia un grado medio de Formación Profesional en Fadura. Suele salir a la calle a liarse un canuto en los recreos, «a veces solo, otras con amigos». Luego vuelve a clase. «Porque hayas fumado no significa que no te enteres de las cosas; yo a veces llego a clase 'morao' y me entero de todo», asegura. «Incluso me concentro más».
- ¿Por qué lo haces?
- Pruebas una vez y, si te gusta, sigues. Me gusta el sabor, sin más, no soy un yonqui -se defiende-. Tampoco es tan adictivo. Yo cuando quiera lo dejo.
La psicóloga Pilar Urra trabaja en la fundación Etorkintza con chavales como Asier, consumidores habituales que son enviados por el colegio, la familia o incluso la Fiscalía de Menores. «Detectamos en muchos un consumo abusivo de cannabis en el día a día, en todas las situaciones cotidianas: lo fuman para ir a clase, antes de ver una película en casa con los padres... Es muy preocupante. Cada vez hay más dependencias, porque cuando un adolescente entra en estos consumos suele hacerlo de forma desmedida».
No son casos aislados: más de un tercio de la población vasca -y una mayoría de los adultos jóvenes- declara haber probado el cannabis al menos una vez en la vida. El 2,6% de la población -unas 42.800 personas- lo consume de forma cotidiana. Este porcentaje se dispara hasta el 10,2% entre los jóvenes de 25 a 29 años, el grupo de edad de mayor prevalencia, seguido por el de 20 a 24 años (el 6,1%) y el de adolescentes de 15 a 19 (5,8%). Tanto en lo que respecta al consumo experimental como al cotidiano, Euskadi ostenta el dudoso honor de encabezar los rankings europeos, sólo por detrás de la República Checa.
Trapicheos en la puerta
Pero estos datos, con ser muy preocupantes, ofrecen sesgos positivos: así, aunque el 7,2% de la población vasca haya fumado hachís en el último mes, es la tasa más baja desde el 2000 y consolida un descenso en el consumo iniciado hace cinco años. Entre los adolescentes, además, esta tendencia se hace más acusada: sus tasas de consumo reciente han bajado del 20% al 14% en los dos últimos años. Es verdad que los menores suponen la cuarta parte de los consumidores diarios de hachís, pero seis años atrás eran exactamente el doble, un 50% del total. Por primera vez, y esto es alentador, se advierte un envejecimiento de la población consumidora: si en 1998 el colectivo de 35 a 54 años suponía sólo el 5% del total, hoy son el 26%.
«Hemos tenido tiempos más duros que éstos», confirma Jesús Fernández Ibáñez, director del instituto de Astrabudua. «Hace cinco o diez años se veía mucho más meneo: chicos mayores que se apostaban en la puerta del centro para trapichear, incluso algún alumno que pasaba droga dentro... Algo así puede suceder en cualquier momento, pero ahora es más anecdótico». «En los últimos dos o tres años no está siendo un tema prioritario para nosotros como lo es el botellón, que está mucho más extendido entre los chavales los fines de semana», añade Begoña Muñoz, jefa de estudios en el mismo instituto.
Frente a la idea generalizada de que la experiencia del primer porro es cada vez más precoz, los estudios descubren que se mantiene prácticamente inalterada desde 1994; de hecho, cada vez es menor el porcentaje de los que se inician antes de los quince años. Es un dato importante, porque, al margen de los daños que el cannabis produce en un cerebro en formación, cuanto más precoz es el 'bautismo' en esta droga más elevadas son las tasas de continuidad e intensidad. Según las estadísticas, quienes lo probaron antes de los quince años tienen el doble de probabilidades de seguir consumiéndolo.
Celina Pereda considera prioritario mantener esta tendencia descendente. «Nos preocupa especialmente porque son personas cuyas conexiones nerviosas están todavía formándose, y que están en una fase de estudio». Por eso incide en la importancia de la prevención.
El jefe de estudios de Otxarkoaga coincide con ella. «Es importante generar una educación en los chavales para que sepan decir que no y por qué. Conseguir que tengan una personalidad suficientemente formada para que rechacen lo que no les beneficia, sean las drogas, la violencia o cualquier otra cosa. Si no los educamos para que sean asertivos, tendremos personas muy fácilmente manipulables en todos los aspectos», reflexiona Mardones.
Los casos que atiende la psicóloga Pilar Urra responden a este patrón. «En rasgos generales, no tienen conciencia del daño que les hace. Te sueltan la retahíla de tópicos: el cannabis es mejor que el tabaco, me ayuda a concentrarme para estudiar... Y no sólo en los casos problemáticos. Entre los adolescentes en general hay una normalización excesiva de esta droga y poca conciencia del riesgo». Por eso defiende que se potencie aún más el trabajo de prevención, de modo generalizado en la escuela y en la calle, y también de forma selectiva para que los casos incipientes sean atajados en su etapa más precoz.
La edad de experimentar
«La concienciación es fundamental, se trabaja mucho y de forma sistemática a través de talleres y charlas», incide Fernández. «Los chavales están en la edad de experimentarlo todo: el alcohol, el sexo, los porros... Tienen mucha curiosidad. Y también una gran confusión. Hay una mentalidad muy extendida en la sociedad de que el porro no es negativo. Ese mensaje cala entre los adolescentes. Te dicen: '¡Pero si hay países donde es legal!', o '¡no será tan malo si tiene un uso terapéutico y medicinal!'. A veces remamos contra corriente. También hay mucha permisividad. Mi hija, que ha pasado un año en Granada, me dice que allí si te ven fumando un porro, te llaman la atención y prácticamente te detienen; aquí, en cambio, nadie te dice nada».
Los expertos sitúan el núcleo duro del consumo de hachis en los ciclos de Formación Profesional, donde es un hábito arraigado entre los estudiantes, ya mayores de edad. «Sabemos que algunos entran fumados a clase desde las nueve de la mañana», dice un profesor. «Además, en los últimos tiempos se ha extendido mucho el cultivo de marihuana para consumo propio, muchos jóvenes tienen macetas en huertas y terrazas y eso se nota».

sábado, 17 de diciembre de 2011

The battle against obesity: lessons from tobacco


The Lancet, Volume 378, Issue 9809, Page 2069, 17 December 2011
doi:10.1016/S0140-6736(11)61896-5Cite or Link Using DOI

The battle against obesity: lessons from tobacco

The Lancet's Obesity Series (Aug 27)1 profiles the most important current non-communicable threat to health.2 Unless successfully addressed, the attendant health-economic costs are unsustainable.1—3
There are striking parallels between obesity and cigarette smoking; we believe this comparison to be fruitful (webappendix). People's second and third decades seem pivotal to susceptibility to both risk factors.2 Whereas many initiatives against smoking have been partly successful—eg, embracing harm reduction, tobacco substitution, and understanding why people start smoking or successfully desist4—there is little evidence for interventions that produce lasting effects on current degrees of overweight and obesity.15
Medicine and society have allowed weight gain, overweight, and obesity to develop into the accepted norm. To become, or to stay, overweight needs to be much harder. Although not underestimating the complexity, we advocate:
  • A simple, universal, system for people to understand their previous, current, predicted, and desirable weights, and the health implications thereof (eg, “life weight charts” extending from adolescence to old age). This system could help stop obesity from seeming like someone else's problem.
  • Early detection of obese children, with targeted educational intervention programmes for individuals and their families.
  • Legislative or policy action that targets individual choices about energy expenditure, retarding or reversing inertial upwards drift in societal weight.
  • Aggressive intervention for the seriously obese (ie, those with a body-mass index >35 kg/m2) by exhortation, taxation, and increased health-care insurance premiums, coupled with positive presentation of change options.
  • Mandating corporate responsibilities about production, distribution, pricing, and taxation of foodstuffs.
We declare that we have no conflicts of interest.

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References

1 The LancetUrgently needed: a framework convention for obesity controlLancet 2011378741Full Text | PDF(70KB) |CrossRef | PubMed
2 United NationsPolitical declaration of the High-level Meeting of the General Assembly on the Prevention and Control of Non-communicable Diseaseshttp://www.un.org/ga/search/view_doc.asp?symbol=A%2F66%2FL.1&Lang=E(accessed accessed Nov 2, 2011).
3 Swinburn BASacks GHall KD, et alThe global obesity pandemic, shaped by global drivers and local environmentsLancet2011378804-814Summary | Full Text | PDF(357KB) CrossRef | PubMed
4 Department of HealthHealthy lives, healthy people: a tobacco control plan for England.http://www.dh.gov.uk/en/Publicationsandstatistics/Publications/PublicationsPolicyAndGuidance/DH_124917(accessed accessed Nov 1, 2011).
5 Gortmaker SLSwinburn BALevy D, et alChanging the future of obesity—science, policy, and actionLancet 2011378838-847Summary | Full Text | PDF(112KB) CrossRef | PubMed
a King's Health Partners, Guy's Hospital, London SE1 9RT, UK

Alcoholismo y abuso del alcohol


Tema

Alcoholismo y abuso del alcohol

El alcoholismo (dependencia del alcohol) y el abuso del alcohol son dos formas diferentes del problema con la bebida.
El alcoholismo ocurre cuando una persona muestra signos de adicción física al alcohol (por ejemplo, tolerancia y abstinencia) y continúa bebiendo, a pesar de los problemas con la salud física, la salud mental y las responsabilidades sociales, familiares o laborales. El alcohol puede llegar a dominar la vida y relaciones de la persona.
En el abuso del alcohol, el hecho de beber lleva a una persona a problemas, pero no a la adicción física.
Dependencia del alcohol; Abuso del alcohol (consumo excesivo de alcohol); Problemas con la bebida; El problema de la bebida