lunes, 3 de enero de 2011

Licores naturales: elixir de vida

 

Licores naturales: elixir de vida

Por: Luza Alvarado, el 02 de diciembre de 2010, 07:12 AM
Debido al ritmo de vida acutal, hay algunas costumbres de los abuelos que hemos dejado atrás y que valdría la pena revisar. Ahí tenemos la siesta, cuyos efectos benéficos en la memoria y el corazón han sido comprobados. Por otro lado, está la sobremesa que, acompañada con "un dedal" de licor de hierbas o frutas, ayuda a mejorar la digestión, animar la conversación y dar claridad de pensamiento.
Pero los licores no sólo se usan en la comida. Antes de la aparición de los antiespasmódicos, muchas mujeres solían tomarse un té de canela con licor de naranja para aliviar los cólicos menstruales. Hace poco, en un viaje a una zona árida de México, encontré que las mujeres -y también los hombres, pero no lo dicen- suelen tomar licor de Damiana como afrodisíaco y remedio para prevenir ciertos males relacionados con la vida sexual.
El origen
A grandes rasgos, estos elixires maravillosos nacieron allá en la Edad Media, cuando los monjes y alquimistas realizaban experimentos buscando tratamientos para las enfermedades de la época. Fue entonces cuando se perfeccionó la destilación, y con ello se descubrió que el alcohol era capaz de extraer el color, el sabor y las propiedades de hierbas, semillas, raíces, cortezas y frutos.
En los siglos XVIII y XIX, por ejemplo, los soldados llevaban a las guerras algún "eau de vie" o agua de vida, licores hechos de hierbas y semillas que utilizaban para muchos propósitos, desde soportar el frío hasta tratar la mismísima malaria. No fue sino hasta el siglo XX, cuando la medicina alópata tomó relevancia, que los licores fueron desplazados de la medicina tradicional y pasaron a formar parte de los placeres de la mesa.
Los beneficios
Al igual que el vino en la dieta mediterránea, hoy se sabe que tomando licores en pequeñas cantidades diarias -un dedal, como las abuelitas- se pueden aprovechar sus propiedades restauradoras, digestivas, aperitivas y reconfortantes.
Esto se debe a que:

a) contienen etanol (mantiene a la bebida libre de microorganismos), glicerol (potente antiséptico) y propilenglicol (inhibidor de hongos). 

b) tomar un poco de licor dulce al final de la comida provoca la sensación de saciedad en el cerebro, con lo que la digestión se realiza puntualmente y se evita comer de más.

c) en pequeñas cantidades, el alcohol favorece la descomposición molecular de los alimentos y, por ende, su mejor asimilación. 

e) un licor concentra y recombina las propiedades de las esencias naturales, por lo que no hace falta ingerir más que "un dedal" para aprovecharlas.
Estos licores generalmente se anuncian por su ingrediente principal, pero no hay que olvidar que casi todos tienen una combinación de muchos elementos naturales (desde dos hasta 120), entre especias, semillas, frutos, cortezas y hierbas.
Entre los más famosos encontramos: 
- Los anisados (fernet, vermouth, pastis, campari): además de contener hinojo, romero y melisa, su principal compuesto es el anís. Tienen propiedades diuréticas, carminativas o digestivas, y espectorantes, por lo que se consideran ideales para ayudar a aliviar la tos y la bronquitis, además de favorecer la digestión, ya que reducen las flatulencias. 
- Los almendrados (amaretto, Galliano): considerados afrodisíacos por su sabor, ligeramente laxantes, antitusivos y antiinflamatorios.
- Los de hierbas como menta, manzanilla, ajenjo y angélica (Chartreuse, Benedictine, Jaggermeister): alivian las vías respiratorias, tonifican el hígado y estimulan la buena digestión.
- Cítricos o frutales (contreau, mandarine, grand marnier): combaten resfriados, favorecen actividad cardiaca y contienen flavonoides, excelentes antioxidantes.
Hay todo un universo de licores naturales cuyas propiedades aún no han sido muy estudiadas. Sin embargo, y ante todo, debemos tener presente que su función es aliviar y prevenir, no curar enfermedades. Y, por otra parte, para aprovechar sus propiedades y no detonar enfermedades relacionadas con el exceso, su consumo debe ser moderado.

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