JORNADAS DE INVESTIGACION ESTUDIANTIL SAPIENZA 2012
FACES/ UCV
15 DE MAYO 2012
Conferencia Inaugural:
"DE LA UNIVERSIDAD DESEADA, A LA INVESTIGACION NECESARIA"
Ocarina Castillo D'Imperio.
Ciertamente que, como decía Rubén Blades en aquella canción, intensamente oída y bailada por el año 1979, "la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ay Dios", hay situaciones en nuestra vida actual que no dejan de sorprendernos, cuya aparición suscita en nosotros una especie de maravillamiento, un descubrimiento impredecible…..Mientras que otras, igualmente inesperadas, nos desconciertan o confunden, ya que no cuadran con el guión que habíamos visualizado para nuestra vida a lo largo del desarrollo de nuestra carrera académica en la Universidad Central de Venezuela. En efecto, desde hace casi 5 años formo parte de la categoría, claramente en aumento, de profesores jubilados de esta universidad. El calificativo de "jubilado" viene de la palabra griega Júbilo "xuβilo", que significa contento grande, regocijo y algazara, que se manifiesta a través de signos exteriores, como "lanzar gritos de júbilo", es decir, aquellos que tienen el privilegio de jubilarse, están en una etapa de su vida en la que, después de cumplir con las obligaciones que les exige la institución a la que le han dedicado muchos años de trabajo y esfuerzo, pueden irse a su casa a disfrutar de un merecido descanso en un ambiente de esparcimiento, satisfacción y gozo.
Así que es una gran sorpresa, cuando al llegar a esta etapa después de 35 años de servicio en la UCV, el júbilo se trastoca en creciente desazón, incertidumbre e indignación ante el panorama que viven hoy nuestras universidades nacionales y dentro de ellas, muy especialmente, la difícil situación por la que atraviesa la investigación, que es la actividad responsable de la creación de nuevos conocimientos. Ciertamente, desde mi ingreso a la UCV en los años aurorales de la Renovación Universitaria en 1970, ha sido un tema constante y recurrente la transformación, la reconversión, el cambio, la refundación universitaria. El debate entre la necesidad de responder a los retos cada vez más acuciantes del conocimiento y su transferencia a la sociedad, y la permanencia al interior de la institución de estructuras vetustas y prácticas rígidas e inoperantes. Pero no sólo se trata de una discusión acerca de procesos académicos, gestión del conocimiento y respuestas organizacionales, sino que el telón de fondo ha sido la existencia de una relación siempre tensa, contradictoria y marcada por las recurrentes insuficiencias presupuestaras e incomprensiones políticas entre las universidades y los gobiernos de turno. Pero la situación no ha sido nunca tan preocupante, conflictiva y poco promisoria como la que vivimos hoy.
Al invitarme a dar esta conferencia, alguien me sugirió que desarrollara lo que podría titular como "La universidad que queremos". Sin estar demasiado convencida de ello, comencé a considerarlo y, al revisar viejos archivos y papeles, encontré lo que había escrito y expuesto al respecto hace exactamente 14 años. Mi sorpresa es que hoy podría suscribir casi en su totalidad esas líneas, por cuanto no obstante el tiempo transcurrido, seguimos estando muy lejos de esa universidad que imaginábamos. Cierto que es justo y necesario reconocer algunos avances, como los que nos permiten disfrutar de una plataforma y un campus virtual e importantes desarrollos en educación a distancia, de instituciones emblemáticas como el Centro de Estudios de la Mujer (CEM) que, por cierto, arriba en este mes a sus primeros veinte años de existencia, o programas como el WorldMUN (Modelo de las Naciones Unidas), que no pocas satisfacciones académicas nos ha deparado.
También desde hace casi 11 años contamos con una experiencia innovadora, que a contracorriente de limitaciones burocráticas y de conductas y prácticas inerciales, nos ha permitido desarrollar una experiencia de movilidad estudiantil intrauniversitaria, basada en los principios de la interdisciplinariedad y la formación integral del estudiante. Pero no obstante estos y otros avances puntuales, seguimos echando en falta la puesta en práctica de innovaciones educativas que expresen el cambio sustancial que requiere nuestra estructura académica, que impliquen un verdadero cambio de paradigma en la forma de producir y de transferir los conocimientos, y no se limiten a una suerte de "maquillaje" curricular, en el que después de discutir semestres y años, tan sólo se cambian los nombres de algunas asignaturas y el lugar que ocupan sus contenidos, o se sacralizan estrategias como el aprendizaje por competencias, pensando que con sólo decretarlo, se resuelven los cambios de fondo.
Tampoco exhibimos significativos avances en algunas de las misiones más importantes atribuidas por la UNESCO a la Educación Superior en los tiempos que corren: educar para todos y educar a lo largo de la vida, en la búsqueda de nuevas estrategias y vínculos con la sociedad, que vayan más allá de la obligatoriedad de realizar el servicio comunitario por decisión gubernamental.
En materia de formación de talentos, poco hemos avanzado en la formulación de postgrados conjuntos con otras universidades, que favorezcan abiertamente la movilidad estudiantil en el espacio académico interuniversitario venezolano y menos aún la participación decidida en la movilidad internacional. Queríamos continuar avanzando en la democratización en cuanto a las oportunidades de estudio en la UCV y convertirnos en una referencia nacional, a través del perfeccionamiento de los criterios, práctica, fundamentos y filosofía del Programa Samuel Robinson, fundamentado en la justipreciación de las potencialidades intelectuales, vocacionales, afectivas, aptitudinales y actitudinales de los candidatos, y no solamente en el manejo de los conocimientos, y en la atención integral preferente a los estudiantes de nuevo ingreso en todas las facultades de la UCV , pero hemos tenido que conformarnos con mantener con creces el programa, acosado por las limitaciones presupuestarias y obligado a resolver lo cotidiano, sin poder experimentar el vuelo académico y creativo que un programa de su naturaleza requiere.
En vez de arriesgarnos a inventar, en estos últimos años nos encontramos rodeados de una suerte de foso medieval plagado de amenazas, restricciones y desesperanzas, que nos separa de las innovaciones educativas que, por decir lo menos, ocupan el tiempo y la creatividad de las vecinas universidades latinoamericanas de excelencia, y nos ha tocado atrincherarnos en la defensa irrestricta no sólo de la autonomía universitaria, sino del mantenimiento de las condiciones mínimas presupuestarias que le permitan a esta institución funcionar con dignidad, calidad y eficiencia.
En fin, queríamos una universidad que profundizara su autonomía responsable, entendida como el ejercicio del autogobierno capaz de planificarse, autorregularse y orientar estratégicamente su futuro e involucrada en la búsqueda de la calidad, equidad y eficacia, pero estamos paralizados ante la ausencia de reposición de partidas que nos imposibilitan renovar la planta de profesores e investigadores con miras a escoger los mejores y acosados por insuficiencias financieras que nos impiden mejorar los laboratorios, actualizar los centros de documentación, favorecer nuevas políticas editoriales y de divulgación de nuestras investigaciones, fortalecer los grupos artísticos y deportivos y el repertorio de actividades de extensión.
Queríamos una universidad dialogante, ética, crítica y propositiva, pero en la mayoría de los casos no hemos encontrado en los organismos competentes interlocutores interesados en el diálogo, sino en el control, la injerencia, la penalización y utilización politiquera de los poderes públicos. Queríamos una universidad de convivencia ciudadana y pluralismo cotidiano y hoy tenemos una comunidad profundamente escindida, desmotivada y desencantada por la violencia interna y la desidia, enfermedades de distinto signo y sintomatología, pero ambas mortales para el desarrollo satisfactorio de una institución.
Pero en esta realidad que, para bien o para mal, hoy nos toca asumir, eventos como éste, dedicado a estimular la investigación estudiantil, a propiciar el intercambio académico y divulgar los aportes de nuestros jóvenes en las diferentes áreas del conocimiento, en el que se cuenta con 136 ponencias y 239 participantes, es una buena noticia, una señal de que bien vale la pena seguir insistiendo en la Universidad que queremos tener, que no es una discusión ni un esfuerzo inútil ... pero justo es recordar que no se trata de un deseo, de un anhelo, sino de una visualización que se construye, se reinventa cotidianamente en las aulas, pasillos y jardines, en cada gesto de inconformidad, en cada pequeño o gran compromiso que se asume, en cada esfuerzo que se culmina, en cada una de las veces que damos la cara en defensa de nuestro derecho a pensar y ser diferentes…. en el rastro de cada paso rumbo al horizonte, como ha dicho Eduardo Galeano:
"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar"
Y no es que resulte fácil caminar en el mundo de la investigación hoy día, en un contexto marcado por el valor estratégico de los conocimientos, la instantaneidad y el alcance de las tecnologías de información y comunicación, la innovación tecnológica que avanza a tal velocidad que la obsolescencia de equipos, instalaciones y herramientas es comparable con la de los conocimientos, cuya vida útil se estima hoy en promedio en un período de dos años y medio, y de seis meses en el caso de las ciencias de la información y la comunicación.
El desarrollo de las neurociencias en las últimas décadas, los años noventa fueron considerados la década del cerebro, nos aportan importantes datos que amplían significativamente el panorama respecto a nuestras potencialidades y abren espacios para la innovación y la creación, tales como los descubrimientos sobre el funcionamiento de ambos hemisferios cerebrales, el sistema de inteligencias múltiples, la interacción constante entre los procesos de autoconciencia y los sistemas cognitivo y afectivo, la importancia que adquiere la estimulación precoz y el aprendizaje temprano, el conocimiento de las posibilidades con las que contamos para almacenar y procesar información, aunado a los hallazgos respecto a la localización de los procesos de la percepción, son avances que retan nuestra función como docentes, en la medida en que redimensionan las posibilidades del espacio y del acto pedagógico. Hoy sabemos que elaprendizaje cambia la estructura física del cerebro y que esos cambios estructurales alteran su organización funcional, en otras palabras, el aprendizaje organiza y reorganiza el cerebro. Que las diferentes partes del cerebro pueden aprender en tiempos diferentes y que el desarrollo no es simplemente un proceso de desenvolvimiento impulsado biológicamente, sino un proceso activo que obtiene información esencial de la experiencia (Salas Silva, R: Estudios Pedagógicos, Nº 29, 2003).
En la cultura intelectual y en los predios académicos se señala el cambio del paradigma prevaleciente en el siglo XX en la producción y organización de los conocimientos, basado en los principios de la separación y la reducción, el desarrollo de la híper-especialización, la organización del trabajo parcelada y jerarquizada, la separación e incomunicación entre las humanidades, las artes y las ciencias y las tecnologías, y el paso a un nuevo paradigma fundamentado en los principios de la complejidad y la complementariedad, el desarrollo de las interconexiones y el diálogo entre los saberes, las formas de trabajo cooperativas y desjerarquizadas y el enfoque sistémico ecológico.
Autores como Axel Didriksson, mencionan como a comienzos de los ochenta se inició un proceso de innovación que supera lo que habíamos conocido como la "sociedad del conocimiento", al generarse nuevas olas de cambio y articulación con la producción y transferencia de conocimientos, que dependen de la puesta en práctica de reformas educativas y constitución de nuevos sistemas de educación. Sólo aquellos países y sociedades capaces de montarse en el vagón de esos cambios, podrán dar el salto hacia el nuevo modelo de desarrollo, que se estima estará maduro, entre el 2020 y el 2035. La primera de esas olas, data de principios de los ochenta y se concentró en los avances en microelectrónica, telecomunicaciones, biotecnología, sustentabilidad, complejidad, nueva ciudadanía, interdisciplinariedad y nuevas áreas del conocimiento. La segunda, en pleno desarrollo, se inició en el 2000 y se espera culmine hacia el 2020 y se concentra en las ciencias genómicas, ciencias sociales integradas, nanotecnología, nuevas relaciones espacio/universo, diseño, arte y multimedia, fusión tecnológica y objetos nomádicos (Didriksson, Axel: Complejidad y Aprendizaje: Elementos para la construcción de una sociedad (y una universidad) del conocimiento, 2010,http://ciid.politicas.unam.mx/semprospectiva/dinamicas/eventos/sem_iberoamericanofeb2011/complejid_apre%20ndizaje_Oct2011Didrikson.pdf).
A estos cambios paradigmáticos los acompañan procesos socio-culturales intensos en nuestro modo de vida, identidades, representaciones y afectividad. Podría afirmarse, sin temor a dudas, que a partir del tirón tecnológico, en esta cibercultura de redes, la palabra clave es la interactividad.
No por casualidad, el sociólogo Zygmunt Barman, para definir esta época, ha acuñado el término de "modernidad líquida", entendiendo por líquido lo que fluye, lo ligero, difícil de consolidar, opuesto a sólido y a denso. En la "vida líquida", la fluidez es la norma que rige los comportamientos, por lo cual los compromisos se convierten en trabas, obstáculos dentro de una cultura que privilegia la levedad. Frente a los procesos de la individualización que experimentan nuestras sociedades, se torna importante y casi necesaria la conexión en redes, la posibilidad de conectarse y desconectarse. Ello supone una nueva filosofía de la presencia, de la proximidad y la cooperación, que "sintoniza" a individuos solitarios, que pueden conectarse y acompañarse en el mundo virtual (BAUMAN, Zygmunt: Modernidad líquida, 2004).
Este universo de relaciones virtualizadas, tiene como características la borrosidad entre lo público y lo privado; las relaciones deslocalizadas, sin espacio ni tiempo definido, inherentes al propio cuerpo y en desapego a lo físico, que reemplazan la relación cara a cara; su capacidad para generar adicción y sensación de compañía, tal como se evidencia en las "comunidades virtuales", en las cuales se generan nuevas formas de identidad y pertenencia. La existencia de brechas entre los analfabetos virtuales y los usuarios habituales, y al interior de estos, las diferencias entre nativos y migrantes, con la nada despreciable experiencia de contar ya con una generación de nativos en los cuales el dominio digital, es una experiencia integral que incluye casi todas las esferas de la vida, desde las tecnologías de información y comunicación hasta juegos, aparatos musicales y de entretenimiento, etc.
"La vida en una sociedad moderna líquida no puede detenerse. Hay que modernizarse o morir. Azuzada por el terror a la caducidad, la vida en una sociedad Moderna líquida ya no necesita del tirón que ejercían aquellas maravillas imaginadas que nos aguardaban en el final lejano de los esfuerzos modernizadores. Lo que se necesita ahora es correr con todas las fuerzas para mantenernos en el mismo lugar, pero alejados del cubo de la basura al que los del furgón de cola están condenados" ZYGMUNT BAUMAN
Así pues, somos actores y testigos de un panorama caracterizado por el síndrome de la impaciencia, lo efímero y descartable, la naturaleza errática y esencialmente impredecible del cambio contemporáneo, la pérdida del valor de la memoria y la convicción de que los valores estables pueden ser "inconvenientes".
Todo esto nos lleva al convencimiento de que ahora se requiere otro tipo de conocimiento y que la Educación constituye un espacio definido por la interdisciplinariedad, la interculturalidad y la interetnicidad. Antes, conocer era saber lo que se creía verdadero, estar bien formado, poseer una base intelectual armónica y crítica. Ahora, conocer es ser creativo, aprender a relacionar y gestionar información, desenvolverse en medio de las incertidumbres, aprender de los fracasos. El conocimiento no se agota en una persona, ya sea ésta sabia o experta, sino que se encuentra en muchos actores, no se valora como un acto aislado y se busca en los procesos activos de aprendizaje, en la inteligencia colectiva. Se trata de un conocimiento que no genera leyes ni reglas inmutables, que debe comprender la fragilidad de la sociedad y de sus instituciones, de cara a los cotidianos dilemas éticos y ciudadanos, pero sobre todo que debe operar entre la incertidumbre y lo que ignoramos. Ante conocimientos rápidamente obsoletos, mutables y tanta conciencia de lo que ignoramos, el filósofo bilbaíno Daniel Innerarity se pregunta, ¿no estaremos más bien en la sociedad del desconocimiento?
Según Andoni Garritz, químico y profesor de la UNAM (México), todo esto nos obliga a reflexionar de cara a la docencia y la investigación acerca de:
1) Los nuevos ritmos, ya que los procesos de cambios son vertiginosos. El ciclo de vida de todo se ha acortado, con la sola excepción del ciclo de la vida humana.
2) La densidad de información, ya que el entorno es accesible desde cualquier punto de la red, con lo cual se produce una inversión de la idea de poder.
3) Las distancias, que ahora significan poco o nada.
4) Las materias primas, que tal como las conocíamos, han sido superadas. Hoy se trata de la inteligencia, creatividad, emoción e imaginación.
5) La importancia de ser diferente: Imaginar tiene ahora mucho sentido; innovar radicalmente no es un capricho, es una condición para sobrevivir en el medio intelectual y laboral. Lo importante no es ser eficiente, sino ser diferente y, de ser posible, único. (Garritz, Andoni: Conferencia Inaugural: La enseñanza de la ciencia en una sociedad con incertidumbre y cambios acelerados, VIII Congreso Internacional sobre Investigación en la Didáctica de las Ciencias, 2009, Barcelona-España).
Así pues, hoy cuenta mucho la inteligencia, pero también la osadía, el riesgo, la diversidad y la imaginación. ¿Cómo podemos entonces encarar la investigación y muy especialmente en el campo de las ciencias sociales y las humanidades?
1.- Como un abrir bien los ojos, descubrir, aprender con los sentidos y con el cuerpo. Unas páginas atrás nos referíamos a los aportes de la neurociencia en los procesos educativos y justo estos descubrimientos nos hablan de un cerebro conectado y en desarrollo con nuestras experiencias y entornos de aprendizaje, de la importancia del aprendizaje relacional y de la recordación espacial. De un cerebro emocional en el que las amenazas, la aflicción y las hormonas afectan la memoria, las células y genes. De cómo contrariamente a lo que muchos años de educación cartesiana nos habían dicho, las emociones y los pensamientos se moldean unos a otros y no pueden separarse, que las emociones dan color al significado y que las metáforas dan fe de ello. Sabemos cómo influye la retroalimentación en la formación de las redes neurales y que las artes y la música afectan al cerebro y la conducta. Que tenemos un cerebro paciente que valora el rol del tiempo y las diferencias existentes entre los aprendientes y que el aprendizaje y la investigación implican procesos conscientes e inconscientes: es decir, que la experiencia y el input sensorial son procesados bajo el nivel de conciencia. En fin, que nuestro cerebro "es cuerpo y el cuerpo es cerebro; como trozos de información cerebral circulan a través de nuestro cuerpo" (Salas Silva, R: Estudios Pedagógicos, Nº 29, 2003).
Y en esta actitud vital para ver, descubrir e interrogar el entorno, no hay que desestimar el factor sorpresa o, dicho de otra manera, la serendipia que no es más que "la capacidad de hacer descubrimientos por accidente y sagacidad, cuando se está buscando otra cosa", es decir, encontrar lo no buscado, pero que puede ser un hallazgo tan importante, que cambie el rumbo de la investigación y en casos, incluso, del investigador.
2.- En la universidad de hoy, ya no se trata solamente de fortalecer el diálogo entre los diferentes conocimientos a través de los enfoques interdisciplinarios, sino que es necesario abrirse al diálogo de saberes, lenguajes y estéticas provenientes de expresiones culturales diversas. Tal como señaló Pablo Latapí en su discurso al recibir el doctorado Honoris Causa en la UAM en 2007: "La educación... ni empieza ni termina en los territorios de la razón. Abraza otras formas de desarrollo de nuestro espíritu".
Este diálogo de saberes, válidos en la búsqueda de soluciones de diferentes problemas contemporáneos, pueden ejemplificarse en el caso de temas como la conservación y la restauración ecológicas, el estudio de la biodiversidad, de las prácticas sociales y cooperativas y por supuesto en los temas interculturales, en los que pueda experimentarse el asombro mutuo, la interacción productiva y la articulación respetuosa.
De allí que resulta particularmente útil considerar el enfoque multirreferencial como una perspectiva de aprehensión de la realidad a través de la observación, la investigación, la escucha, el entendimiento, la descripción, por ópticas o sistemas de referencia diferentes, quepropone Jacques Ardoino como una lectura plural de los objetos, a partir de diferentes ángulos, de sistemas de referencias distintos, no reductibles unos de otros, que implica por parte del investigador la capacidad de ser políglota, es decir, tener una postura abierta ante los diferentes lenguajes e interpretaciones y la realización de un trabajo artesanal de construir y reconstruir significados.
(Ardoino, Jacques: «El análisis Multirreferencial » en Sciences de l'Education, Sciences majeures. Actes de Jourbees d'étude tenues a l'occasion des 21 ans des Sciences de l'Education. Issy-le-Moulineaux, EAP, Colección Recherches et Sciences de l'education, 1991).
Esta lectura plural supone la quiebra de las fronteras disciplinares y de la racionalidad única, en la comprensión, análisis, explicación, articulación y construcción de nuestro objeto, implica también la ruptura con el distanciamiento entre sujeto-objeto en la construcción del conocimiento, para dar lugar al concepto de Implicación, tal como lo define René Barbier:
"…involucramiento personal o colectivo del investigador por su praxis científica, en función de su historia familiar, afectiva, de posiciones pasadas y a las actuales relaciones de clase y su proyecto socio político, de tal modo que el proceso que resulte de todo eso sea parte integrante de la actividad del conocimiento" (Barbier, 1985).
Esta postura pretende la superación de visiones fragmentadas, de la rigidez y necesaria alineación con las posturas del profesor, buscando que el estudiante pueda formarse para construir su propio conocimiento.
3. - Desde nuestra óptica, una perspectiva metodológica seductora y enriquecedora es laaproximación transversal que propone René Barbier, al articular las humanidades, las ciencias,el arte y la poesia, en el marco de una educación y una investigación no dogmática y enriquecida por todos los conocimientos del mundo –a través de la integración de las dimensiones espiritual, emocional, corporal, cognitiva y creativa- es decir, de las formas de inteligibilidad y de sensibilidad, que los seres humanos han concebido en las diferentes culturas, antiguas y modernas, para darle sentido y explicación a su vida. Se trata de una aproximación integradora que considera todas las visiones útiles al crecimiento y al conocimiento del hombre y reivindica el derecho a la emoción y a la afectividad en los procesos de construcción del conocimiento, en la medida en que todo símbolo, mito, valores sociales y personales, porta los gérmenes de una otredad, de una mirada sobre el mundo y de la forma de habitarlo.
(BARBIER, René: l'Approche transversale L'écoute sensible en sciences humaines. Anthropos, Paris, 1997 y BARBIER: «Vers une éducation transversale» Bulletin Interactif du Centre International de Recherches et Études Transdisciplinaires, No.18-Mars2005http://perso.clubinternet.fr/nicol/ciret/-mars2005).
4.- Gestionar la incertidumbre, aprender de la METÁFORA DEL "CISNE NEGRO": un hecho fortuito que resulta de gran repercusión, probabilidades imposibles de calcular y efecto sorpresa, que ocurre en un momento dado, en el que de acuerdo a la observación no hay ningún elemento convincente que indique que el evento pueda ser probable, tal como ocurrió en el caso de la crisis financiera del 2008. La moraleja nos dice que debemos estar preparados para lo inesperado, aunque no sepamos cuándo ocurrirá y, más importante aún, que podamos adelantarnos a sus consecuencias (Nassim Taleb, El cisne negro: el impacto de lo altamente improbable, Paidos, 2009).
5.- Enmarcar nuestras investigaciones en el ejercicio de dos maneras de acercarnos al mundo de hoy, a través de la ciudadanía intercultural, entendida como un nuevo locus social, basado en el derecho a la diferencia, en la búsqueda de la convivencia, la inclusión y el respeto expresado en el diálogo interétnico e intercultural y la ciudadanía ecológica, basada en el cambio de la concepción antropocéntrica a la biocéntrica y a la eco-ética, a fin de buscar el cuidado, la comprensión y preservación de la comunidad biótica de la cual formamos parte, dentro de una conciencia de interdependencia planetaria.
Que en estas Jornadas haya luz, bienestar, intercambio, vuelo creativo, en fin, placer por la investigación y pasión por el conocimiento!
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Nashla Báez
Tesista de la Escuela de Antropología UCV
Pasante del Programa de Cooperación Interfacultades UCV
Co-Fundadora del grupo de Extensión Más Antropología
Twitter: @NashlaBaez
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