El caparazón: Diferencia intelectual entre mujeres y hombres y oportunidades en la sociedad del conocimiento
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Posted: 24 Jul 2012 07:57 AM PDT
Comento a menudo en charlas el denominado efecto Flynn como argumento ante las afirmaciones tecnófobas sobre los efectos perversos de la tecnología en la inteligencia. Hoy encontraba una información sobre James Flynn, autor de la teoría y del próximo libro Are We Getting Smarter?, que creo que vale la pena analizar. En ella afirma su teoría más conocida, la que observa que durante los últimos 100 años hemos aumentado en 30 (3 puntos por década) el coeficiente intelectual de la población de los países desarrollados. La mente moderna, argumenta el autor, lidia mejor con los problemas abstractos.
Se observa últimamente, además, algo nuevo y significativo: por primera vez la mujer puntúa más alto (un punto por encima) que los hombresen los clásicos tests de CI.
Conscientes de la parcialidad de este tipo de medidas de la inteligencia (apostamos aquí, como sabéis, por las inteligencias múltiples) y sin ánimo de crear polémicas de guerra de sexos, resulta interesante profundizar en el tema porque lo que denota es, en mi opinión, que estamos construyendo un mundo con más oportunidades para los más desfavorecidos, al fin y al cabo más justo.
Así, aunque pueda derivar en titulares fáciles, la diferencia entre hombres y mujeres en tests de CI se ha demostrado históricamente irrelevante, tema que no parece desmentir Flynn si observamos un poco más a fondo su estudio: las mayores puntuaciones solamente ocurren en Estonia, Nueva Zelanda y Argentina. En Israel, de hecho, las mujeres puntúan más bajo y en Australia los valores parecen idénticos.
Lo que sí parece significativo y que muestra de nuevo cómo de dependiente es la llamada inteligencia “pura”de las oportunidades que la acompañen, es el dato de que los negros americanos han reducido 5 puntos de diferencia desde 1972, acercando sus CIs hasta una diferencia actual todavía de 10 puntos pero en clara tónica descendiente.
En fin… que más que hablar de inteligencias innatas y servirnos de titulares llamativos pero exagerados, parece que debemos rendirnos a la evidencia de que de nuevo son condicionantes socioculturales los que originan muchas de las desigualdades.
Volviendo al caso de la mujer, influye en el tema, desde luego, el hecho del mayor acceso durante los últimos años a los distintos niveles del sistema educativo, sobre todo a los superiores. Y el tema parece también suficiente para explicar también las diferencias entre razas. Como decíamos en Ni menos mujeres, ni menos hombres, más grandes, no resulta innecesario ir más allá de ello y recurrir a explicaciones biologicistas extrañas…. De este tipo son, en mi opinión, algunas de las de Flynn cuando afirma que está en la testosterona, cuyo nivel provoca rebeldía a algunas edades, la explicación sobre lo que dificulta a los hombres aprovechar ciertos períodos escolares en la misma medida que las mujeres…
Hablábamos hoy en la SER, en Hoy por hoy, de mujeres y redes sociales / profesionales de actualidad, de la necesidad de apoyar la presencia de mujeres en cargos directivos y profesionales de nivel. No está de más recordar, en este sentido, la igualdad intelectual que Flynn demuestra que es posible.
Mantengamos el optimismo: en una sociedad del conocimiento con muchas más oportunidades de aprendizaje la desigualdad está condenada, a largo plazo, a convertirse en historia.
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