martes, 6 de diciembre de 2011

El candado abierto para el aprendizaje



MIÉRCOLES 6 DE JULIO DE 2011

El candado abierto para el aprendizaje

Los profesores conocemos que mucho de lo que trabajamos con los estudiantes pasa al olvido después de los exámenes. Es como si una poderosa fuerza interna borrara las muchas horas de trabajo tanto individuales, como colectivas. 

Ejemplos los tenemos a diario, en mi caso he comprobado que más del 90% de los estudiantes que crean un blog no lo mantienen, tanto en pre como en posgrado. Según las indagaciones que siempre realizo para verificar las causas de lo anterior, destaca como la más importante las pocas habilidades para escribir. Hay quienes piensan que escribir en un blog implica obligatoriamente investigar y como la institución no les da el tiempo, no investigan y no escriben. 

Otro ejemplo de mis estudiantes son las cuentas creadas en Twitter. Una pequeña parte lo sigue empleando, el resto lo olvida tanto que ni recuerda su usuario y contraseña. A veces, me comentan, es por falta de tiempo, no saben qué escribir y otros que no disponen de conexión a Internet como para dedicarle tiempo a las redes. 

Aunque los ejemplos anteriores están relacionados con el universo de las redes sociales, este olvido se extiende a otros temas que nada tienen que ver con dichas redes. El caso más crónico es la ortografía, le siguen los problemas de comprensión lectora, la redacción y la lista se extiende en muchas direcciones. Tal vez algunos lectores señalarán que por falta de práctica se generan dichos errores, pero sí todos los días se escribe, por qué tantos errores ortográficos. 

En una de mis asignaturas veo como algunas de las reglas que explicamos para la realización de medios, son olvidadas por completo, volviendo a diseños con una enorme cantidad de información. Eso sí durante la materia las presentaciones en Power Point son excelentes, pero después la excelencia disminuye.

Cada candado es una asignatura que vencieron
Los ejemplos anteriores me hacen pensar que cuando concluye el semestre y con este la asignatura vencida los estudiantes “cierran” su aprendizaje, es como un candado que cierran y lo peor desaparecen la llave impidiendo su apertura en otro momento. 

No pretendo que los estudiantes se conviertan en esponjas, pero sí que logren integrar esos conocimientos en función de sus intereses, gustos y preferencias.  Esa integración no depende solamente de los diseños curriculares, tampoco de los profesores, ni de la variedad de asignaturas, sino de una suma de factores bien amplia. En conclusión no tengo la respuesta exacta para ello. 

Sin embargo, me gustaría proponer una de de muchas posibles soluciones y es creando su sistema personal de aprendizaje (SPA), que en otras latitudes le llaman PLE, es decir (Personal Learning Environments). 

Como comenté recientemente los PLE siempre existieron; es el sistema de métodos y medios que el individuo emplea en su aprendizaje. En la actualidad el empleo de las redes sociales y las aplicaciones de la Web 2.0 enriquecen y le dan una nueva vida a su SPA. 

Este sistema, creado por el propio estudiante a partir de los contenidos tratados en diversas asignaturas tiene como componentes a diversas redes sociales y aplicaciones de la Web 2.0.  A partir de su propia creación puede enriquecer su aprendizaje individual, aumentar su responsabilidad ante el estudio, incrementar el interés y su motivación. 

En próximos comentarios profundizaré en las propiedades del SPA, pero me gustaría conocer sus comentarios. Lo espero.

Cuida tu privacidad y reputación en las redes sociales con Secure.me


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Secure.me es una herramienta que te ayuda a cuidar tu privacidad y reputación en las redes sociales y en Internet en general.
De acuerdo con sus creadores, Secure.me analiza su perfil de Facebook y su red de amigos en busca de entradas maliciosas. “En cuanto secure.me reconoce entradas o imágenes críticas será informado de inmediato”, se indica.

Facebook pone fin a la disputa de Merck vs. Merck


Posted: 06 Dec 2011 06:36 AM PST
Fue algo que tenía que pasar antes o después, dos compañías con un nombre muy parecido se disputan el control de su página en Facebook. Nos llamó la atención porque fue además una lucha entre dos grandes farmacéuticas Merck KGaA (Alemania) y Merck & Co. (Estados Unidos) que surgieron después de la división de la Merck original a raíz de las compensaciones establecidas por el Tratado de Versalles.
Ahora la red social ha dado la razón a Merck KGaA que defendía un acuerdo existente con Facebook desde marzo de 2010 según el cual eran titulares del dominio facebook.com/merck y que se rompió el pasado septiembre cuando Facebook lo transfirió a la Merck estadounidense.
Desde Merck & Co han querido restar importancia a la disputa asegurando que su página en Facebook seguirá funcionando aunque sea bajo otra dirección. Desde la red social se achaca el error a un fallo administrativo y se pide perdón por los problemas que haya podido ocasionar, aunque a día de hoy sigue sin hacerse efectiva la devolución del dominio a Merck KGaA.
En todo caso, nos deja una interesante reflexión sobre las implicaciones de un Internet global sobre unasleyes de propiedad intelectual que no se han adaptado a este cambio y siguen limitadas por las divisiones geopolíticas. Seguro que no es la primera ni la última vez que que algo así sucede y no sólo Facebook, también otras grandes empresas de Internet deberán aprender a actuar con más rapidez y eficacia a la hora de mediar en estos conflictos.

Plazas para la subespecialidad de ortopedia pediátrica en


Plazas para la subespecialidad de ortopedia pediátrica en .......





Emperatriz


emperatriz
Muchos lectores me han preguntado sobre el origen del sustantivo 'emperatriz' que está en el título de una celebrada telenovela mexicana protagonizada por la actriz Gabriela Spanic. Los orígenes más lejanos que se conocen de este término se remontan a la propia prehistoria de la humanidad, en una lengua hipotética, reconstruida por los lingüistas, que se habló unos mil años antes de que el griego y el latín existieran.
Esa lengua, llamada indoeuropea, porque se extendió desde el Cercano Oriente hasta la India por el este y hasta la Península Ibérica por el oeste, tenía una raíz pere que más adelante dio lugar en latín a palabras comoimperare (mandar, dar órdenes) e imperium (mandato, orden, autoridad), entre muchas otras. Imperium era para Cicerón el poder de los gobernantes; así imperium consulare significaba para él 'el poder de los cónsules'.
Cuando Roma se expandió constituyéndose en imperium, el poder supremo estaba en manos del imperator, palabra que llegó a nuestra lengua como 'emperador'. Los romanos empezaron por llamar imperatore a los jefes militares que llegaban victoriosos y, a partir de Octavio Augusto, emplearon ese nombre para designar al jefe supremo del imperio y consideraban que Roma era 'la emperatriz del mundo'. Este femenino -triz, nos viene a partir de la terminación latina para el femenino -trix, -icis.
Tal vez valga la pena agregar que fue una emperatriz, María Teresa de Austria, quien acuñó en el siglo XVIII, la moneda cuyo nombre serviría de modelo al del dólar: el táler. Pero esa es otra historia, que puedes leer aquí.

Glaucoma

Existen diversas razones por las que el glaucoma representa un tema actual importante de tratar. El número total de personas que presentan esta enfermedad es elevado3,4. En España, la prevalencia se estima que es del 2,1%. En la cuarta década de la vida es cerca del 1% y en la séptima del 3,5%. Es una de las principales causas de ceguera irreversible en el mundo. Según estimaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud a principios de la década de 2010, el número de personas en el mundo con PIO alta sería de 105 millones, los nuevos casos de glaucoma identificados son alrededor de 2,4 millones por año y el de ciegos debido a esta enfermedad sería de 8 millones, con la consiguiente incapacidad funcional y el deterioro importante en la calidad de vida de los pacientes. Además, el impacto socioeconómico que causa el glaucoma por costes directos e indirectos, así como por la pérdida en la productividad personal, familiar y comunitaria es significativo, aunque no fácilmente cuantificable

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Atte.
Dr.Máximo Cuadros Chávez

Función endocrina en la obesidad

Función endocrina en la obesidad
Paula Álvarez-Castro.  Susana Sangiao-Alvarellos.  Iria Brandón-Sandá.  Fernando Cordido. 
Endocrinol Nutr. 2011;58:422-32.


La obesidad abdominal, u obesidad central, refleja la cantidad de grasa visceral y se relaciona de manera directa con la resistencia a la insulina y los eventos cardiovasculares. Hay una epidemia de sobrepeso y obesidad en todo el mundo occidental, que en nuestro medio representa una prevalencia del 40% y 25% respectivamente. La obesidad y el sobrepeso asocian una serie de alteraciones endocrinas y metabólicas: hiperinsulinemia, hiperleptinemia, descenso de adiponectina, descenso de GH, trastornos de las hormonas gonadales en los dos sexos, aumento del cortisol libre urinario y disfunción tiroidea, como las más relevantes. Muchas de estas alteraciones, revierten con el control de peso y otras pueden formar parte de su etiopatogenia.

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Atte.
Dr.Máximo Cuadros Chávez

Descubren cómo una proteína activa el crecimiento tumoral


Descubren cómo una proteína activa el crecimiento tumoral
Como si se tratara de un «director de orquesta celular», la proteína CPEB4 «enciende» cientos de genes vinculados al crecimiento tumoral. Entendiendo cómo actúa esta proteína se entiende también la progresión de algunos cánceres que están en la lista negra de los oncólogos como el de páncreas o los gliomas.
FUENTE | ABC Periódico Electrónico S.A.05/12/2011
Un estudio publicado en el «Nature Medicine» y dirigido por los investigadores Raúl Méndez, profesor delInstitut de Recerca Biomédica (IRB) de Barcelona y Pilar Navarro, del Instituto de Investigación Hospital del Mar (IMIM), ha dado con un nuevo mecanismo de reprogramación de las células tumorales a través de la inhibición de una proteína determinante en la progresión de los citados tumores. Según Méndez, el estudio demuestra que «no sólo es la mutación de un gen concreto lo que hace crecer el tumor, sino la expresión en el sitio incorrecto de una proteína que activa cientos de moléculas mensajeras que llevan la información contenida en los genes para sintetizar las proteínas, sin que estos genes estén mutados». «La proteína actúa en un momento en el que aún no había actuado», explica.

PÁNCREAS Y CEREBRO

Una de las conclusiones del informe es que en los tejidos analizados (páncreas y cerebro) la proteína CEPB4 no se detecta en células normales sino sólo en las tumorales, por lo que su inhibición sería un tratamiento antitumoral muy específico y «con menos efectos adversos», dice Méndez.

Autor:   Esther Armora

El tabaquismo duplica la muerte de los bebés


El tabaquismo duplica la muerte de los bebés
El tabaquismo duplica la posibilidad de muerte en los niños al nacer o durante el primer año de vida, según un estudio elaborado por la doctora Marta Maya y coordinado por el doctor Francisco Carrión, del Hospital Clínico de Valencia.
FUENTE | El País Digital05/12/2011
Según informó la Generalitat, el hospital Clínico de Valencia ha realizado un estudio sobre los riesgos del tabaquismo durante el embarazo, que indica que esta adicción duplica la posibilidad de que los niños mueran al nacer o durante el primer año de vida

Según el citado estudio, con el tabaquismo hay más posibilidad de que aparezcan enfermedades como el síndrome de muerte súbita del lactante. Sin embargo, los autores del estudio han comprobado que si la mujer deja de fumar al principio de su embarazo el exceso de riesgo desaparece. 

Para el doctor Carrión, "el tabaquismo, especialmente en mujeres embarazadas, es un problema de primera magnitud porque duplica la probabilidad de que los niños puedan nacer muertos o morir durante el primer año de vida". 

Según el estudio, el tabaquismo durante la gestación es responsable de, al menos, 750 muertes en España entre muertes fetales tardías y muertes en el primer año de vida. En el caso de la Comunidad Valenciana, se producen 75 muertes al año por estas causas. 

Teresa Gómez Isla: La investigación es siempre caballo ganador


Teresa Gómez Isla: La investigación es siempre caballo ganador
Entrevista a Teresa Gómez Isla, investigadora y neuróloga. Estudió medicina y se especializó en neurología en Madrid. Luego marchó a Boston, fue investigadora en Minnesota (EE.UU.) y más tarde puso en marcha las unidades de memoria de la Universidad de Navarra y del Sant Pau en Barcelona. Colaboró en los inicios de la Fundación Maragall.
FUENTE | El País Digital05/12/2011
Es delgada, viste gabardina berenjena, pantalón negro, camisa roja, melena lisa oscura con flequillo; es austera, no lleva a la vista aderezo alguno de joyas. Ha llegado de visita desde Estados Unidos para dos días de trabajo y Barcelona le regala un cielo azulísimo y luminoso, ideal para pasear por los jardines del hospital de Sant Pau, que así visto luce cual sanatorio de infecciosos de antaño. Y sí, dice ella.

Aire libre y plantas para mejorar la salud en un tiempo en que la salud tenía preocupaciones distintas. Visualizamos el ambiente mientras ella se presta a las fotos con pudor, hasta que un grupo de médicas de nueva generación con bata blanca van hablando entre los setos de la película Crepúsculo y la creciente pasión vampírica última, y nos desencuadran así la escena decimonónica. ¿O la cuadran? Ambas cosas quizá. Así es el mundo de la, dual.

Aquí (en España) y allá (en EE.UU.), pero siempre en contacto y colaboración permanente; con atención simultánea a pacientes y laboratorio; intentando desentrañar esa red interactiva que es el cerebro, en busca de la llave que aclare el misterio de la enfermedad de Alzheimer (EA), la cure o la ralentice; lo que sea que evite ese deterioro cognitivo que amenaza nuestra vejez, ese gran mal que se sabe barre ya el mundo como una suerte de escoba impenitente: un 70% ha crecido en la última década. "Si no conseguimos dar con un fármaco que por lo menos retrase la progresión al menos unos años, sería catastrófico... y una de cada dos personas de 85 años los sufrirá", dice. Sospecha doble también de la posible causa: dos proteínas (tau y amiloide, que se acumulan fuera y dentro de las neuronas, hasta que estas empiezan a dejar de comunicarse y finalmente mueren) serían hoy el principal enemigo a batir, péptidos cual vampiros, se diría, que se pegan a las neuronas hasta secarlas. 

Investigadora de altura nacida en 1965, Gómez Isla anda ocupada en Harvard en ese espacio, digamos, cerebral: neurología eligió desde siempre o al menos desde que trató a los primeros pacientes con demencia y se dijo: "Les han robado todo lo que son". La curiosidad por el laboratorio le nació en una charla de una investigadora en un curso de la Universidad del País Vasco. "Allí precisamente acudiré este verano a impartir clase y ojalá yo sea capaz de contagiarle a alguien la misma ilusión".

Se aprecia que no le gusta posar para las fotos, le cuesta, y para relajar, charlamos. Y hablando del valor de lo físico, suelta: "¿Tú no te habrías parado en los 40 años?". Se ve que ella sí. Luego le preguntaremos. Cuenta que sus hijos (tres, de 9, 10 y 12 años) y su marido, el también neurólogo Óscar Soto, van en el mismo paquete, todos juntos a todas partes, y la ayudan a poner el mundo en contexto: "Debo vivir donde vivan ellos, eso lo tengo claro". Y después de abrirnos, y mucho, el apetito científico contando, entre otras muchas cosas, que ya se puede "recrear en un plato de cultivo en el laboratorio algo similar a lo que ocurre en un cerebro humano con la EA", nos tranquiliza ante una duda personal: "Si pierdes memoria por el estrés no significa nada". Así que, aligerados del peso de la hipocondría, al final concluimos que quizá nosotros tengamos los péptidos bajo control, quizá; pero lo que es seguro es que ella tiene memoria de caballo. Porque se marchó de regreso a Boston y dos días después nos mandó puntualizaciones: se acordaba de cada punto tratado, uno a uno, que fueron muchos y están aquí solo resumidos. Así que en su caso el padecimiento parece descartado o lejano. O ambas cosas. 

Pregunta. ¿Usted qué hace para prevenir el envejecimiento y sus males como el alzhéimer (EA)? 
Pregunta. ¡Trabajar para encontrar una cura que sirva a todos! [risas] Bueno, estar activa. No quiero trasmitir falsas esperanzas porque hasta hoy nadie ha demostrado que la EA se pueda prevenir. Procuro poner en práctica consejos que les doy a mis pacientes. Camino, dieta sana, me mantengo intelectual y socialmente activa, y miro a la vida con optimismo. 

Pregunta. ¿Le asusta pensar que algún día pueda padecer usted la EA? 
No me lo he planteado. Evidentemente, si llegas a los 85 años... se sabe que la mitad de las personas van a sufrirla. Claro, me puede pasar, la edad es el principal factor de riego... Pero no es algo que me angustie, más bien me estimula para buscar solución. 

P. Su paciente estrella, Pasqual Maragall, le dedicó a usted el Goya por la película sobre su vida de enfermo, 'Bicicleta, cuchara, manzana', en la que usted participó. ¿Qué habría sentido si no la hubiera recordado? 
R. Nada. Estoy acostumbrada a que mis pacientes no se acuerden ni de la visita anterior. Siempre les digo que me cambié el pelo. Cuento con ello; cuando no ocurre, es un regalo. 

P. El estudio del cerebro, ¿no da un poco de vértigo? Da la sensación de que se sabe tan poco... 
R. No, no creo que se sepa poco. Lo que pasa es que hay otros órganos a los que se les ha prestado más atención. Enfermedades como las cardiovasculares o el cáncer han salido mejor paradas; gracias a programas de prevención y detección precoz, ha bajado mucho su mortalidad en la última década. Pero en el caso de la EA ha crecido casi un 70%.

P. Pero en el territorio neurológico existe mucho el síndrome "Se cree que...". La incertidumbre... 
R. Sí, pero es que en la EA, los factores de riesgo fundamentales son factores en los que no se puede incidir: cumplir años y tener historia familiar... Esto hace que tu riesgo sea mayor. Y luego, en el campo genético, se han empezado a identificar genes que en casos muy raros pueden dar origen a la EA, a veces antes de los 40 años... También se ha identificado un factor de riesgo genético en casos de inicio más tardío que es la variante 4 del gen de la apoliproteína E, y todo ello ha dado pistas que señalan a proteínas implicadas... Identificarlas las convierte en una potencial diana terapéutica para desarrollar fármacos. No tengo la sensación de que se sepa tan poco, piensa que en el caso de la EA pasó inadvertida hasta hace muy poco... 

P. Sí, desde 1906... ¿No será que antes no se diagnosticaba? 
R. Sigue habiendo mucha gente sin diagnóstico, ojo. Un porcentaje alto quizá tiene síntomas y no lo sabe. Antes era típico: "Ah, el abuelo no recuerda el nombre del nieto". Era normal. Ahora se sabe que no. Una persona puede vivir mucho y su cerebro tiene que seguir funcionando perfectamente, ser capaz de tener autonomía salvo que tenga una limitación motora de otro tipo. La EA no es parte del envejecimiento normal. La prueba es que hay gente que llega a los 100 años sin padecerla. 

P. Su línea de investigación ahora es analizar cerebros de gente que tiene lesiones, pero no desarrolla síntomas... 
R. Sí, cuando empecé mi tesis, la pregunta era por qué alguna gente padece la EA. Y he querido darle la vuelta. ¿Cómo es posible que algunas personas sean capaces de soportar lesiones y no tener síntomas? Se trata de ver qué pasa en el cerebro de individuos con lesiones típicas de la EA, pero que nunca llegaron a desarrollar una demencia, ver si existen en ellos mecanismos que han permitido que las neuronas sigan vivas y funcionando. Eso puede dar pistas sobre fármacos que puedan imitar lo que ocurre en ellos. 

P. Y para desarrollar esto, usted necesita cerebros de gente que no haya mostrado síntomas. ¿Cómo los consigue? 
R. Bueno, la gente es generosa. En EE.UU. hay una red de centros acreditados en los que se atiende no solo a enfermos, sino también a personas sanas que están dispuestas a donarlos; yo les hice esta propuesta y nos apoyaron, y coordino distintos centros buscando cerebros de estas características, que son pocos. Quiero seguir en España, que otros se sumen. 

P. En 2007 se hablaba de 70 fármacos en prueba y aprobados; hoy solo hay cuatro. ¿Y los demás? 
R. Fracasaron. Hoy hay como cien en ensayo. La diferencia es que los que diseñan hoy, y tras haberse conocido la composición bioquímica de las lesiones (que es algo reciente), no son para aliviar síntomas, sino para intentar interferir o detener la progresión de la enfermedad. Evidentemente, es posible que sigan fracasando muchos, pero yo creo que ahora mismo no se están dando palos de ciego. Los fármacos se están dirigiendo contra determinadas proteínas, intentando que no se acumulen, eliminarlas, promover que las neuronas sigan vivas y protegidas, y no solo intentando que no progrese la pérdida de memoria. 

P. Se ha oído citar la palabra vacuna... 
R. Pero se usa de forma incorrecta. Se realizó un primer ensayo hace años... pero se paró; hubo un 6% de casos de encefalitis. Lo que se hace ahora es intentar con un trocito de ese péptido amiloide conseguir que el organismo fabrique anticuerpos para eliminarlo del cerebro. Se está ensayando. Creo que estos resultados son importantes y se sabrán el año próximo, porque desde hace un tiempo la hipótesis más aceptada es que lo que desencadena la enfermedad es el acúmulo de ese péptido... Y si esa ruta no es la acertada... pues hay demasiado invertido ahí. 

P. Supongo que hay muchos intereses en las farmacéuticas, porque la que dé con la medicina milagro... 
R. Sí. Pero debemos replantear la manera de hacer los ensayos clínicos en la EA: duran un mínimo de un año o dos, implican una cantidad ingente de dinero y las esperanzas de mucha gente... Y para una compañía, si ese es su fármaco estrella y fracasa, le puede llevar a la ruina. Hay que hacerlos en menos tiempo y coste. 

P. Imagine que tengo síntomas: no recuerdo frases, ni palabras, creo estar enferma... ¿Qué debo hacer? 
R. Ir a un especialista que los evalúe; si ve indicaciones de problema cognitivo, te mandará pruebas de sangre, de imagen, evaluación neuropsicológica para medir esos déficits supuestos, y que deben además ser corroborados por alguien que te conozca bien. Y, sobre todo, excluirá que haya causa potencialmente reversible. Por ejemplo, que tu tiroides esté fallando o que tengas déficit de vitamina B12... cosas que se pueden corregir. Sabemos hace ya tiempo que la enfermedad empieza diez o más años antes de que tú tengas el primer olvido. 

P. El objetivo es diagnosticar lo antes posible. 
R. Sí, intentar predecir, encontrar lo que se llama biomarcadores, esa sería mi mejor previsión de futuro. Te doy dos ejemplos, que lo son para otros males y que todo el mundo conoce: la glucosa para la diabetes y el colesterol para los vasculares... Para la EA podrían ser patrones de metabolismo cerebral, trazadores capaces de marcar y hacer visibles las placas de la proteína amiloide; mediciones del nivel de amiloide y tau en el líquido encefalorraquídeo... Todos se están intentando validar. Es fundamental. 

P. Al oírla contar esto, se le ve la pasión por su oficio. ¿Cuándo supo que quería ser neuróloga? 
R. No fue por nada especial, pero sí recuerdo que los primeros pacientes que vi con demencia me impactaron, fue la sensación esa de la desaparición de ti quedándote tú. Ya lo decía Maragall: "Morirse en vida".

P. Es este un sector de la investigación un tanto frustrante. ¿Cómo lo vive usted? 
R. Como una bomba de relojería, casi. Yo no sé si alguien se tiene que sentar y planteárselo... porque esto sí que colapsará el sistema sanitario. Convierte a millones de personas en dependientes, y entonces ¿quién las cuida? Por eso hay que curarlo. Yo lo tengo claro: cuando voy a la consulta, pongo mi interés en cuidar, no puedo hacer otra cosa; pero al salir, lo que quiero es curar, es el objetivo. Porque no es lo mismo una persona que se vale por sí misma, llega a los 85 y se muere de infarto, que otra que desde los 60 es dependiente. Con algo que retrasase el inicio de la enfermedad... la prevalencia se reduciría de forma muy significativa, la gente se moriría siendo ellos mismos. 

P. ¿Se descartan factores de estilo de vida, lo que comemos, aditivos, plástico...? 
R. Factores ambientales se sospechan. Debe haber. Seguro. Esta no es solo una enfermedad de gente mayor. Hay un 10% de pacientes que tienen los síntomas antes de los 60, y en esos casos puede haber factores genéticos y otros que aún no se han identificado. No hay una causa del alzhéimer... hay múltiples causas. Se estudian los efectos de una dieta sana, o de mantenerse intelectualmente activo, pero piensa la cantidad de gente activa que aun así desarrolla la enfermedad... 

P. ¿Cómo hace usted para conciliar? Tiene tres hijos, está aquí y allá... 
R. Óscar Soto, mi marido, es la clave. En mi casa, el delantal no tiene talla. Él trabaja en otro hospital. Nos hemos movido mucho, pero siempre juntos. Yo me dedico de aquí para arriba, y él, de aquí para abajo [señala el cuello]. Él, a patologías neuromusculares, y yo, a demencias. 

P. La neurocirujana Rita Levi Montalcini decía que había tratado siempre de conciliar dos aspiraciones irreconciliables: la perfección en la vida o la perfección en el trabajo. Y descubrió el valor de la imperfección en ambas. ¿Qué opción ha elegido usted? 
R. Ser imperfecta. Y me ha costado. Ahora me frustro mucho menos. Porque un rasgo de mi carácter es ser competitiva. En mi familia, claro, no hay nada imperfecto, para mí es la felicidad absoluta. Ahora, si dices: "¿Te gustaría tener más tiempo?". Pues sí. Me he organizado, hago más en menos... Creo que cualquier madre se ha visto en las mismas. Estar pensando en los disfraces de los niños y en el objetivo número tres de la beca que estás pidiendo, y al hacer la cena pensar: "Ay, que me tengo que leer esta tesis...". Pero he aprendido a ser más benévola. Antes quería que el día tuviera 48 horas y ahora acepto 24. 

P. ¿Ser mujer le ha marcado de alguna manera? 
R. Yo nunca me he sentido discriminada por serlo. Ni aquí ni en EE.UU. Muchas mujeres sí, se quedan por el camino en su carrera. No sé la razón. Pero en el mundo de la investigación hay y ha habido muchas investigadoras; mira Rita Levi, que es además un excepcional ejemplo de persona centenaria con una mente brillante. Pero es verdad que por algún motivo en el mundo por el que he pasado había fundamentalmente hombres... Estoy acostumbrada. Mi marido es la prueba de que la igualdad existe. 

P. ¿Hay tan buenos investigadores en España como para exportar tantos? 
R. Sí los hay. Buenísimos. Pero no hemos sido capaces de transmitir a la gente de la calle el mensaje de que la investigación es fundamental, de que apostar por ella es apostar a caballo ganador. Aquí esta idea no se tiene clara. En EE.UU. es distinto. Cuando a un paciente o a su familia les has explicado todo... tú sabes que has conseguido conectar cuando preguntan: "Y yo ¿cómo puedo ayudar?". Esto ha calado. La gente participa, se siente parte del problema pero también de la solución. Aquí tengo la impresión de que esperamos a que alguien nos solucione esto... Pero, por otro lado, allí los enfermos están más solos. Las familias viven muy separadas. Cuando un día le dices a un paciente: "Mire, que no puede usted seguir conduciendo...", es una tragedia. En cambio aquí, siempre hay alguien cerca, aunque esto también pasa factura, ahí está la otra parte del sándwich: los cuidadores. La mayoría siguen siendo mujeres. Es tópico lo de cuidar al cuidador, pero sí, para poder cuidar hay que cuidarse. Son personas que se deprimen más, tienen más ingresos hospitalarios, patologías mentales y físicas... El estrés emocional y físico es brutal. Algunos te dicen: "Yo ya me despedí de mi padre hace años". Y el fallecimiento de esa persona para la mayoría es una liberación. Yo les digo que no deben sentirse culpables por eso. Otra diferencia son los afectos físicos. En EE.UU. se manifiestan distinto. Yo, cuando acabo la consulta, les doy dos besos, lo típico... 

P. Y claro, eso se ha popularizado y usted tiene la consulta llena. 
R. Ja, ja, sí, se sorprenden. Pero lo que les intento decir es: "Estamos en el mismo equipo". Si en España fuéramos capaces de convencer a la sociedad de que necesitamos investigar para encontrar una solución, que se puede ayudar... 

P. Si alguien quiere ofrecerse voluntario para la investigación, ¿qué debe hacer? 
R. En el Massachusetts General Hospital hay una web del Centro de Investigación de la EA (massadrc@partners.org). Y en el Instituto de Investigación Hospital San Pablo (FfernandezH@santpau.cat) se ha apostado por la investigación. Una de las cosas por las que estoy en Barcelona es por impulsar un programa de intercambio que permita eso que a mí me costó tanto, y conseguí por cabezonería: ser médico e investigar a la vez. Intento abrir camino, contribuir a formar expertos españoles en la EA. Hemos puesto en marcha un programa que conecta cuatro centros, dos en Boston (Massachusetts y MIT) y dos en Barcelona (San Pablo e Instituto Químico de Sarriá), que permite que jóvenes neurólogos e investigadores básicos vayan a formarse a EE.UU. y luego regresen. Estas dos vías a veces se separan en exceso. O eliges ser médico, o investigador, pero juntas te las tienes que fabricar tú... El sistema no te ayuda. 

P. ¿Qué ha supuesto Maragall para usted? 
R. Él es uno de esos pacientes que te he descrito antes, que te dice: "¿Cómo puedo ayudar?". ¿Y cómo puede? Pues como lo ha hecho. Alguna gente dice: "Tiene que enfermarse alguien famoso para que se hable de nosotros". Bueno sí, así es. Le respeto mucho, ha sido muy valiente y generoso. Habría sido más fácil para él vivirlo en la intimidad... porque no deja de ser una enfermedad con estigma. Y creo que esa es una de sus contribuciones, desestigmatizarla [en el filme se veía cómo ella le prevenía: "A partir de ahora te van a tratar como un enfermo"]. Al hacer público su mal, llevaba un mensaje de esperanza a muchos. Su esposa e hijos se enfrentan a una situación dura, como tantas familias. Y lo cuentan muy bien. La gente que ha ido a verlo se siente identificada, las mismas dudas, preocupaciones... Carles Bosch, el director evitó inspirar compasión, quiso dar información. 

P. ¿Cómo es el día a día de la investigadora Gómez Isla? 
R. Cada uno distinto, pero siempre empieza saliendo por la puerta a las siete... En general, voy primero al laboratorio. Y allí mi tarea ahora es el diseño de proyectos y la petición de becas para financiarlos, la supervisión. Otros hay sesiones. Y si es un día de clínica, visito pacientes. Entre medias, me acerco a los platos con las células, al microscopio... Si lo echo de menos, voy, y entonces mis estudiantes me dicen: "Largo, largo". Yo también lo hacía con mis maestros. 

P. ¿Qué personas la han marcado en su carrera? 
R. Nunca se lo pude agradecer porque murió: el que era tutor de residentes, Julián Tejerina, porque fue una de las poquísimas personas que no pensó que habíamos perdido el juicio al querer irnos tras la residencia. "Nunca vais a volver a tener un trabajo fijo", nos advertían. Y él: "Seguid, no miréis atrás". También Justo García de Yébenes. Y otros importantes allí, en EE.UU., B. Hyman y J. Growdon. Y conocer a Fisher y Adams. Uf, son autores del tratado que todos los neurólogos estudiamos. Sentarse con ellos fue increíble, y su actitud, una gran lección: la humildad, el respeto, la atención con que escuchaban a alumnos de primero... 

P. Ah, me recuerda eso al discurso de Steve Jobs en Stanford. 
R. Sí, es una de las mejores cosas de EE.UU.. La autoridad se deriva del respeto. La invitación a no seguir el camino trillado, a aprovecharlo todo. Por ejemplo, aquí la gente se jubila y se acabó, y entonces ¿qué? ¿Esperamos 30 años a morir? No, allí se hacen voluntariados, se aprovecha la sabiduría en consejos de expertos. Debería poderse copiar y pegar porque funciona. Se ha creado una cultura que sobrevalora la juventud. Cuando no lo eres, tienes que desaparecer, pero tu cuerpo quiere seguir aquí... Y si las estadísticas se cumplen, en 2030 un 20% de la población tendrá más de 65 años. 

Autor:   Lola Huete Machado