domingo, 23 de enero de 2011

«Operación Pavo» o cómo devolver a México el «penacho de Moctezuma»


La razón

Austria acepta por primera vez trasladar a México uno de sus tesoros más preciados

«Operación Pavo» o cómo devolver a México el «penacho de Moctezuma»

De la cabeza de Moctezuma directamente a las manos de Hernán Cortés. De ahí a la colección de Carlos V. A finales del siglo XVI, al palacio del archiduque Ferdinand de Tirol, en Insbruck. Tres siglos y medio después, por las buenas o por las malas, al catálogo de obras de arte de la República de Austria, tras la caída del Imperio austro-húngaro. Y, desde entonces, a una sala, en una urna y sobre un pedestal, de un museo vienés. ¿Hasta ahora? ¿Ha llegado el momento de que el penacho de Moctezuma regrese a casa?
 
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"Operación Pavo" o cómo devolver a México el "penacho de Moctezuma"
17 Enero 11 - Madrid - Ernesto Villar
Detrás de un nombre tan superficial como “operación Pavo” se esconde un emperador deseoso de agradar al conquistador. Un conquistador ansioso por contentar a su rey. Un rey, el más poderoso del mundo, obsesionado por mostrar a todos sus riquezas. Y entre medias, quién sabe si un pirata francés, las peligrosas aguas de Jamaica, un botín y un ladrón. Son los ingredientes que sazonan la odisea de casi 500 años del conocido como “penacho de Moctezuma”.
La pieza, un tocado de plumas de quetzal engarzadas en oro y piedras preciosas y símbolo del poder azteca, es actualmente propiedad del museo vienés de Artes Populares, y se ha convertido durante casi un siglo en motivo de recelos diplomáticos entre México y Austria. Tanto que desde hace un tiempo se llevan a cabo discretas conversaciones entre ambos países, bautizadas con la poca afortunada definición de “Operación Pavo”, para que la pieza regrese a México.
Como ha explicado la directora del museo, Sabine Haag, después de las conversaciones mantenidas con México el museo vienés está dispuesto, por primera vez, a ceder la pieza, aunque sólo de forma temporal. A cambio, en un inusual trueque que demuestra el interés que otorga México al penacho, el país americano entregaría un escudo con plumas y un carro de oro de Maximiliano I, el fugaz emperador austriaco que gobernó México. La carroza se conserva actualmente en el castillo de Chapultepec.
Se sabe, porque así lo relata Bernal Díaz del Castillo en la “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, que Hernán Cortés envió a Carlos V un lote de 158 piezas que le había regalado Moctezuma, entre ellas el tocado del Emperador. Sin embargo, no era esto lo más valioso del cargamento, sino tres discos, el primero de oro y dos metros de diámetro, que representaban al Sol, la Luna y a Venus.
Aquí, sin embargo, la historia se complica con dos versiones que separan a los historiadores. La primera sostiene que la corona llegó finalmente a Europa con destino a la exposición que en Bruselas hizo Carlos V de sus tesoros de las Indias, quien posteriormente se lo cedió a su sobrino Fernando.
La segunda versión, más “romántica”, relata que los hombres del corsario francés Jean Fleury atacaron el barco en plena travesía a España.  50 años después, a su vez, acabaron en manos de un ladrón, que las vendió en Italia y después al archiduque Fernando de Austria, que las destinó a su castillo de Ambrás, en Insbruck.
También está envuelto en misterio la propia "titularidad" del penacho. Algunos historiadores dudan de que sea realmente propiedad de Moctezuma, una tesis a la que se suma con entusiasmo el gobierno austriaco.
Pese a que es la primera vez en muchos años en la que Viena abre la posibilidad de trasladar la pieza, que México considera “un objeto sagrado de la cultura del país”, la propia Haag se encargó de enfriar el entusiasmo. “Puede formar parte de la herencia cultural tanto de Austria como de México”, dijo.
No obstante, el fallecido presidente del país Thomas Klestil había pedido el regreso de la pieza como agradecimiento a que México fuera el único país que no reconoció la anexión de Austria por parte de Hitler. Hace cinco años los socialdemócratas y los verdes pidieron en el Parlamento su devolución, pero los conservadores se opusieron.
No es éste el único tesoro precolombino que reclama México a museos extranjeros, al igual que otros países latinoamericanos. Pero, ¿a quién pertenece realmente? La historiadora Carmen Cook Leonard sostiene que “este penacho no fue "robado" a México, palabra despectiva que ya se ha usado hasta en televisión, pues es parte del envio de 158 piezas de variable valor, que mandó Moctezuma como regalo, como era costumbre en aquel entonces, a Cortés como importante visitante”.

Unos arquitectos (serios) inventan la ciudad que cambia de lugar


La razón

Los edificios se desplazan por las vías de un tren según la estación del año

Unos arquitectos (serios) inventan la ciudad que cambia de lugar

Puede parecer una propuesta estrambótica, o una operación de marketing para llamar la atención, pero es un proyecto serio, hecho por un estudio de arquitectos serios y con un objetivo concreto: construir una “población móvil” que cambie de lugar según la estación del año.
 
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Unos arquitectos (serios) inventan la ciudad que cambia de lugar
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21 Enero 11 - - Ernesto Villar
El proyecto es obra de un estudio de arquitectura sueco, Jagnefält Milton, y ha obtenido el tercer puesto en el concurso internacional del Plan General para la ciudad de Andalsnes en Noruega. De hecho, está pensado especialmente para solucionar el principal problema de esta población, el frío extremo, aunque el concepto puede ser aplicado a cualquier otro lugar del mundo.

Andalsnes es una pequeña ciudad de 2.200 habitantes situada en una bahía del profundo fiordo del río Rauma. Según todos los turistas que la visitan en verano y la fotografían desde sus flamantes cruceros, la estampa que ofrece es realmente espectacular, como lo es pasear por sus tranquilas calles. La cosa, claro está, cambia en invierno.

Y no sólo por el frío brutal, sino por el viento que sopla en el puerto, que puede llegar a ser insoportable. Por ello, el Ayuntamiento de la ciudad convocó un concurso internacional en busca de soluciones, y el del estudio Milton fue sin duda el proyecto más original.

La “ciudad móvil”  conseguiría trasladar la ciudad de la costa, su emplazamiento en verano, a una zona del interior un poco más retirada, sobre todo del viento, mediante unos edificios que se moverían a través de las vías de una antigua línea de tren abandonada. Y cuando sus inventores hablan de los edificios se refieren a “todos los edificios”, con sus casas, sus locales públicos y sus habitantes.

De hecho, las viviendas, los hoteles, tiendas y hasta unos baños públicos o un local de conciertos estarían construidos sobre ruedas para colocarlos a resguardo cuando se precise, sin dañar el turismo de verano. Sus inventores subrayan además que con esta “ciudad móvil” se ahorraría mucha energía, suficiente para hacerla rentable.

Lo mejor, sin embargo, es las posibilidades que ofrece este concepto para ponerlo en marcha en cualquier pueblo o ciudad que se construya de nueva planta.

Incluso, uno de los “barrios” podría trasladarse a través del agua mediante pequeñas barcas. Las posibilidades son infinitas.

¿La fórmula definitiva para vivir 120 años?



La razón
El presidente ruso, una empresa de investigación y un multimillonario apoyan el que podría ser el primer tratamiento eficaz de antienvejecimiento de la historia

¿La fórmula definitiva para vivir 120 años?

El científico ruso Valdimir Skoulatchev asegura que tiene entre manos la “pócima” definitiva que nos permitirá vivir 120 años. Podría estar en el mercado en un plazo de cinco años.
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¿La fórmula definitiva para vivir 120 años?
20 Enero 11 - - V.R.
En esto de la fórmula de la eterna juventud ha habido siempre mucho ruido y pocas nueces y por eso, cada vez que hay un nuevo anuncio, se toma con precaución. Sin embargo, hay quien sospecha que, esta vez, es distinto.

El médico ruso Valdimir Skoulatchev ha anunciado que tiene a punto un medicamento antiedad que realmente es capaz de retrasar el envejecimiento, y que podría garantizar la vida, en condiciones más o menos saludables, más allá de los cien años. En apenas un lustro podría estar en el mercado.

Según ha asegurado el científico, su innovación "neutraliza el envejecimiento de los tejidos en todos los estadios", aunque no ha aportado más datos.

Su investigación, elogiado en un informe científico del periódico francés Le Figaro, cuenta con varios avales. El primero de ellos, el currículum del médico (Skoulatchev es decano de la Facultad de Ingeniería Biológica de la Universidad de Moscú). El segundo, el entorno científico en el que trabaja (la Academia de Ciencias de Moscú).

El tercer avalista es el propio presidente del país, Dimitri Medvedev, que ha apoyado públicamente su trabajo. El cuarto (para muchos muy sintomático), la empresa estatal rusa de nanotecnología Rosnano, que ha invertido 440 millones de euros en el desarrollo del proyecto. Y el quinto, el millonario Oleg Deripaska, que se ha erigido como su mecenas con la esperanza de que la patente le haga rico.

El sueño de alargar la tasa de mortalidad se ha hecho cada vez más cercano con los últimos descubrimientos genéticos. “La maquinaria humana está preparada para vivir una media de 120 años, por lo que hay la posibilidad de alcanzar esa meta y superarla”, explica a Le Figaro el médico  y biofísico francés Roland Moreau, autor del libro “La inmortalidad para mañana”.

La batalla se empezará a ganar en unos pocos años derrotando a algunos enemigos de la longevidad (el tabaco), dominando a otros (cáncer) y domesticando a otros tantos (mejoras en la alimentación). Ya se han dado pasos importantes en la lucha contra las enfermedades degenerativas o en la creación de nuevos medicamentos. Objetivo: vivir 120 años. O 130. Quién sabe dónde estará el límite.

La Metáfora del Elefante


La Metáfora del Elefante

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba eran los animales. Me llamaba poderosamente la atención, el elefante.

Después de su actuación, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo la estaca era un minúsculo pedazo de madera, apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal, capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad arrancar la estaca y huir.

¿Qué lo sujeta entonces? ¿Por qué no huye?.
Cuando era chico, pregunte a los grandes. Algunos de ellos me dijeron que el elefante no escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces, la pregunta obvia…

- Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo, me olvidé del misterio del elefante y la estaca.

Hace algunos años descubrí que alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta: “El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.”

Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo, no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Imaginé que se dormía agotado y al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día y al otro…

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque ¡CREE QUE NO PUEDE!
Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza.

Y tú, ¿tienes algo de elefante?

Traducción, cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.
Vivimos pensando que “no podemos” hacer un montón de cosas simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos.

Hicimos entonces lo mismo que el elefante, y grabamos en nuestra memoria este mensaje: NO PUEDO, NO PUEDO Y NUNCA PODRÉ.

Muchos de nosotros crecimos portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar ni cuestionar.

Esto es lo que nos pasa, vivimos condicionados por el recuerdo de una persona que ya no existe en nosotros, que no pudo.

Tu única manera de saber si PUEDES es intentarlo poniendo en ello TODO TU CORAZON!.