domingo, 2 de enero de 2011

¿Cuánta energía ha sido necesaria para la construcción de tu casa?


¿Cuánta energía ha sido necesaria para la construcción de tu casa? (I)

casa8.jpgA menudo, para alertar sobre el despilfarro energético, se suelen poner como ejemplos el dejar el piloto delstand-by de la televisión permanentemente encendido. O el gasto que supone que todos circulemos en coches propios.
Sin embargo, casi nadie suele mencionar el despilfarro energético que supone construirse una casa. Damos por sentado que, al abandonar la adolescencia, lo natural es mudarse a otra vivienda. Incluso existe una destacable presión social para que ello se produzca lo más rápido posible. 
En la construcción de una casa se usan grandes cantidades de calor para producir los materiales empleados, como metales, ladrillos y prefabricados de hormigón. El calor equivale a energía, y energía significa normalmente que hay que quemar alguna cosa, y esa cosa es, frecuentemente, carbón, lo que equivale a emitir CO2.
Vayamos por partes: el hormigón. Si ahora estáis en vuestra casa o en la oficina, probablemente os encontréis sobre unas cuantas toneladas de hormigón.
El elemento esencial del hormigón moderno es el cemento, el cual es una forma procesada de piedra caliza y de ceniza procedente de la combustión del carbón. Mezcle esa ceniza con piedra caliza y un poco de agua, arena y gravilla, vierta la mezcla en un agujero practicado en la tierra y espere unos días. Lo que al principio tiene una consistencia pastosa se convertirá en una materia sólida con una enorme resistencia a la compresión y capaz de soportar el peso de un bloque de pisos o el paso elevado de una autopista.
Para procesar la piedra caliza debe calentarse mediante un horno en la cementera. Para calentar el horno se usan combustibles fósiles, por lo general gas o coque, que producen emisiones de CO2.
Una situación que se agrava porque al calentar la piedra caliza producimos en ella un cambio químico que libera todavía más CO2, esta vez procedente del propio mineral.
Según Graham Tattersall, para fabricar una tonelada de cemento bombeamos a la atmósfera casi tres cuartos de tonelada de CO2. O lo que es lo mismo: el equivalente a quemar 204 kg de carbón.
¿Y los ladrillos? Son de arcilla, pero deben meterse en un horno para que adquieran dureza y consistencia. También se precisa una gran cantidad de energía para conseguir esto pero, a diferencia de la piedra caliza, no se libera CO2.
Los bloques prefabricados no son tan perjudiciales para la atmósfera. Generalmente se fabrican con los restos de carbonilla y ceniza que forman parte de los residuos producidos cuando se quema carbón para producir electricidad.
Sin embargo, en la construcción no se emplea ningún tipo de bloque que esté completamente libre de problemas. En el carbón hay pequeñas cantidades de uranio y de torio. Al quemar carbón en las centrales eléctricas, todo el material radiactivo que contiene el mineral se concentra en las cenizas que luego forman parte de algunos de los materiales que se emplean en la construcción de casas. Los bloques prefabricados contienen, por lo tanto, cierta radiactividad. El nivel de radiación es, por fortuna, muy bajo, comparable al de las emisiones radiactivas de algunas rocas que se encuentran en estado natural en Cornualles o ciertas zonas de México, por ejemplo.
En la próxima entrega de este artículo analizaremos más materiales empleados en la construcción de casas, como la madera y algunos metales. Y, finalmente, cuánto contamina en cifras la simple construcción de una casa normal.



¿Cuánta energía ha sido necesaria para la construcción de tu casa? (y II)

20070822klpingtcn_105iessco.jpgEn la construcción de una casa también se usa mucha madera. Sin embargo, para obtener y procesar toda esa madera no se emplea demasiada energía.
Aunque nos parezca muy sólido, en realidad un árbol está hecho básicamente de aire y agua. La madera de los árboles está formada casi exclusivamente de hidrógeno, oxígeno y carbono; los dos últimos proceden en su mayor parte del CO2 absorbido por el aire que hay alrededor del árbol.
Vayamos al cobre empleado en las tuberías que sirven para las conducciones eléctricas y de agua. Aunque en una casa hay una porción de cobre bastante pequeña, no es precisamente barato: en 2006, el precio del cobre se duplicó debido, sobre todo, al desarrollo industrial que vivió China.

Algunas fontanerías pequeñas ya no venden cable eléctrico porque les resulta imposible estar al día en relación con el precio del cobre, que estuvo aumentando de forma rapidísima.
Otro material que se emplea en grandes cantidades en la construcción de viviendas es el acero, que además precisa de mucha energía. La mayor parte de la energía térmica usada para convertir el mineral de hierro en acero procede del carbón y la electricidad.
Según los cálculos de Graham Tattersall, para producir una tonelada de acero a partir de mineral de hierro hay que utilizar aproximadamente 3.000 kW de energía. El equivalente a quemar media tonelada de carbón.
Si en su edificio existe un sistema de calefacción que emplea combustibles sólidos, con esa cantidad de carbón podría mantener la casa caliente durante uno o dos meses en pleno invierno, sin importar lo frío que sea el país.
Así pues, ¿cuánta energía podríamos decir que se ha empleado en la construcción de una casa unifamiliar de tamaño medio?
Supongamos que la casa pesa 100 toneladas. Si suponemos que la mitad, 50 toneladas, pertenece sólo al hormigón, entonces, para fabricarlo, se ha lanzado a la atmósfera 37 toneladas de CO2.
Para que os hagáis una idea de lo que son 37 toneladas de CO2, imaginad un vuelo comercial Madrid-Londres y, que para simplificar, en la ida y la vuelta se han recorrido en total 3.000 km.
El consumo de combustible que podríamos asignar a un solo viajero con su equipaje es de 240 litros. Y sabemos que cada litro de combustible utilizado por los aviones emite, cuando lo queman sus motores, unos 2,5 kg de CO2. En cada vuelo las emisiones de CO2 alcanzarán los 600 kg aproximadamente.
En otras palabras, una casa unifamiliar de tamaño medio equivale a 61 vuelos de ida y vuelta Madrid-Londres (atendiendo sólo al hormigón que contiene). Así pues, la huella medioambiental de una casa no es nada desdeñable, aunque se ve un poco minimizada si tenemos en cuenta que una casa dura, menos mal, bastantes años (o más vale que nos dure si tenemos contratada una hipoteca a 30 años).

Lo más leído en 2010 en Maikelnai’s Blog


Lo más leído en 2010 en Maikelnai’s Blog

Feliz año 2011
Tengo muchas esperanzas en este año 2011 que ahora empieza, durante el cual trataré de llevar a cabo un proyecto empresarial largamente planificado. Y mientras cruzo los dedos pensando en el montón de cosas por hacer que tengo por delante, os dejo con la lista de los 10 artículos publicados en 2010 en este blog, que más lecturas han conseguido.
1. Power Balance, la reinvención de timpo de la pulsera magnética. (85.000 lecturas)
2. Cinco cosas que probablemente no te matarían en el vacío del espacio, y una que sí lo haría. (25.600 lecturas).
3. Cómo saber cuantas horas de luz quedan (22.300 lecturas).
4. Con infusiones como esta me paso al café (18.300 lecturas).
5. Todas las tapas de las alcantarillas son redondas. (17.700 lecturas).
6. Ganges o la incompatibilidad entre religión e higiene (17.500 lecturas).
7. Breve lista de consejos para defender lo indefendible. (16.200 lecturas).
8. Ronald Mallett y la máquina del tiempo. (15.400 lecturas).
9. Seres míticos de la fauna española que se extinguieron. (14.900 lecturas).
10. Qué puede hacer el LHC. (6 teorías). (14.600 lecturas).

Control mental sobre el iPad y un televisor en 3D


Control mental sobre el iPad y un televisor en 3D
La compañía InteraXon mostrará en el CES un sistema que permite jugar a un videojuego mediante el control mental, así como una experiencia de televisión en 3D dirigida por ondas cerebrales.
FUENTE | ABC Periódico Electrónico S.A.01/01/2011
Esto supone un paso acelerado en la consecución de una de las ideas más futuristas por antonomasia: que los ordenadores puedan leer la mente de los usuarios. La compañía InteraXon no ha desvelado muchos detalles sobre su presentación en el CES 2011 (Consumer Electronics Show) de Las Vegas, que se celebra del 6 al 9 de enero. Sencillamente ha dicho que se trata de una versión del videojuego ZenBound 2, para iPad, que funcionará mediante control mental, así como un sistema dirigido por ondas cerebrales que crea una experiencia de televisión en 3D. En el CES exhibirá lo que ha logrado hacer con el juego ZenBound 2 para el iPad de Apple. Aún no se sabe en qué consiste su sistema ni hasta qué punto está optimizado pero el futurista anuncio de InteraXon ha levantado expectativas. El director creativo de la compañía Pantea Razzaghi adelanta que el videojuego "destaca cómo nuestra tecnología puede añadir una nueva dimensión a la interactividad" de la aplicación. Televisión controlada por la mente

El CES 2011 también tendrá la ocasión de ver el otro desarrollo importante de InteraXon: televisión en 3D controlada por la mente. Para ello se ha asociado con el artista Alex Mcleod, quien utiliza las tres dimensiones para crear entornos virtuales e hiperrealistas.

La compañía ha creado un mundo en 3D que interactúa con el estado mental del usuario. Ya existe tecnología capaz de recoger señales del cerebro y reflejar su evolución mediante gráficos, como la aplicación para iPhone, pero InteraXon va más allá. "El primer paso hacia una inmersión en mundos virtuales que reacciona con tus pensamientos", la ha calificado Chris Aimone, CTO de la empresa.

Un comité científico alerta del "colapso" de Doñana


Un comité científico alerta del "colapso" de Doñana
Un grupo de expertos remite a Medio Ambiente un duro dictamen contra el dragado del Guadalquivir. El informe reclama una "intervención rápida" de las administraciones para revertir una tendencia que amenaza al estuario y al parque.
FUENTE | Público01/01/2011
No hay margen para segundas interpretaciones o lecturas matizadas. Sobre la mesa de la ministra deMedio Ambiente hay un informe científico concluyente que señala que dragar el fondo del Guadalquivir para permitir que lleguen al puerto de Sevilla buques de mayor tamaño tendría un efecto negativo en el río, su estuario y el parque de Doñana. El proyecto de dragado, impulsado por la Autoridad Portuaria dependiente de Fomento, cuenta con el apoyo expreso de la Junta de Andalucía, que cree posible un dragado "sostenible".

El informe de la Comisión Científica pide abandonar "definitivamente" la pretensión de dragar el fondo del río y no sugiere ninguna fórmula para hacerlo de forma inocua. En una frase alarmante, el dictamen pide la "intervención rápida" de las administraciones "de modo que se revierta la tendencia actual, que lleva al colapso del estuario y a la costa que de él depende, y por tanto al parque nacional de Doñana, cuyas marismas forman parte del propio estuario".

Aunque el diagnóstico general sobre el estuario es poco halagüeño, el informe se centra en desaconsejar el dragado de profundización, que "se ha demostrado incompatible con la conservación del estuario y por lo tanto de Doñana". El informe sí admite los actuales dragados de mantenimiento en el canal de navegación, "aunque modificando sus condiciones de tiempo, lugar y magnitud" y bajo atento asesoramiento científico.

El informe no es vinculante. La última palabra la tiene ahora Medio Ambiente. Consultado un portavoz del Ministerio declaró que la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental está estudiando el dictamen y que pronto habrá pronunciamiento oficial. Los ecologistas ya están en guardia. "El estuario es un ecosistema muy complejo y delicado que no se debe alterar. Exigimos a Medio Ambiente que acate el dictamen. Si no, ¿para qué sirve?", afirma Eva Hernández, responsable de Aguas de WWF. Juan Romero, portavoz de Ecologistas en Acción en Doñana, cree que el ministerio "tiene la pelota en su tejado. Ahora no puede poner excusas. O defiende el interés general o defiende el interés del puerto", añade, antes de asegurar que si el ministerio no "da carpetazo" al proyecto, Ecologistas en Acción lo llevará "ante las instituciones europeas" para que estas defiendan algo que "es Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera".

Romero recuerda que en enero el Gobierno español podría verse en una situación embarazosa con la inspección en el espacio natural de Doñana del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco.

DOCE EXPERTOS
La Comisión Científica a la que el ministerio encargó el dictamen está formada por doce expertos de universidades y centros de investigación en cuestiones como hidrología, zoología o ingeniería, además de varios observadores, todos ellos coordinados por Hermelindo Castro, de la Universidad de Almería. El resultado de su trabajo, firmado el 12 de noviembre, deja claro que el dragado del fondo es medioambientalmente inviable. "No es recomendable en la situación actual, por repercutir negativamente en la dinámica, morfología y biodiversidad del estuario y por lo tanto de Doñana, por no mejorar la situación frente a procesos extremos (turbidez y salinidad) y por limitar severamente la capacidad de minimizar su duración y efectos", señala.

MÁS AMENAZAS

El dictamen alerta de que el dragado "no es el único proyecto que debe preocupar para el futuro del estuario". Y añade: "La modernización de regadíos del arrozal, la urbanización y construcción de campos de golf en zonas de llanos mareales o los resguardos en Bonanza tendrían igualmente efectos negativos y ninguno positivo para el estuario, Doñana y la costa".

Acerca del dragado en profundidad, un portavoz de la Consejería de Medio Ambiente señaló que la postura del departamento que dirige José Juan Díaz Trillo "sigue siendo la misma que hasta ahora". En octubre de este año, Díaz Trillo afirmó: "El puerto de Sevilla tiene la necesidad de dragar el río, por lo que hay que hacerlo de forma sostenible para mejorar incluso ese entorno privilegiado que es Doñana".

NUEVA ESCLUSA

El proyecto de dragado no será fácil de tumbar, por mucho que el informe científico sea más que rotundo. El puerto de Sevilla lleva una década defendiéndolo con uñas y dientes. En una ciudad con un problema de paro enquistado, los 15.000 empleos que el puerto genera de forma directa, indirecta o inducida refuerzan el apoyo institucional a su pretensión de multiplicar el tráfico de mercancías. La idea es convertir a Sevilla en nudo clave del turismo de cruceros mediante un dragado discontinuo del fondo del río que lo hiciera pasar de seis metros y medio de profundidad a ocho.

La intervención permitirá, según la Autoridad Portuaria, el paso de barcos de 300 metros de eslora y 40 de manga, duplicando los cinco millones de toneladas que mueve actualmente el puerto de Sevilla y creando 17.000 empleos en diez años. Y en Sevilla nadie se atreve a toser a quien promete 17.000 empleos, por más que la cifra suene bastante excesiva. Desde el puerto se lanza también el mensaje de que la nueva esclusa, abierta hace escasas semanas tras una inversión de 160 millones de euros, será imposible de rentabilizar sin el dragado que se propone.

Los sucesivos pronunciamientos científicos contra el dragado, así como la presión ecologista, jamás han doblegado la voluntad del puerto de lanzar su proyecto. Tampoco lo consiguió la Comisión Científica, que lanzó en su dictamen este mensaje a la Autoridad Portuaria: "Recomendamos que se desestime definitivamente el dragado de profundización y que, de mantener la Autoridad Portuaria su voluntad de realizar dicho dragado, inicie un nuevo procedimiento de EIA [Evaluación de Impacto Ambiental]".

Fuentes de la Autoridad Portuaria subrayaron que "no es necesario ningún nuevo estudio". Su argumento es que la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) favorable de octubre de 2003, entregada por el Ministerio de Medio Ambiente con la titular Elvira Rodríguez (PP), es suficiente.

Autor:   Ángel Munárri

7.000 millones de seres humanos en 2011


7.000 millones de seres humanos en 2011
Esta Nochevieja, sobre la superficie de nuestro pequeño planeta vivirán 6.934 millones de seres humanos. Es más del doble que hace sólo 50 años. A lo largo de 2011, la cifra superará los 7.000 millones y las previsiones de Naciones Unidas apuntan a que a mediados de este siglo se alcanzarán los 9.000.
FUENTE | El Mundo Digital02/01/2011
Son números que para algunos ponen a la Tierra al borde del colapso, aunque cada vez son más los que entienden que no se trata de un problema de superpoblación, sino de un insoportable derroche cada vez mayor de recursos naturales que son limitados.

Entre los que ahora resucitan las viejas teorías de Thomas Malthus está la Fundación de Población Mundial (DSW, en sus siglas en alemán). Malthus, en su tratado de 1798, ya aventuraba que la población crece más rápidamente que los recursos, y por ello predecía que se producirían guerras, epidemias y hambre entre los pobres para alcanzar el equilibrio.

En un informe presentado en Hannover, DSW ha recordado esta semana que cada segundo nacen 2,6 bebés, haciendo hincapié en que el 82% de esa población vive en países en desarrollo y que es en África donde crece a mayor ritmo.

De hecho, se prevé que la población africana alcanzará los 2.000 millones hacia 2050, el doble que en 2010. "La mayoría de los países africanos ya no produce lo suficiente para sus habitantes. La pobreza en África subsahariana se reduciría una quinta parte si se pudieran evitar allí los embarazos no deseados", apunta en su comunicado.

EMBARAZOS NO DESEADOS

Su directora, Renate Bähr iba más lejos. "Hoy 75 millones de mujeres de países emergentes tienen embarazos no deseados porque no tienen información sobre contracepción. Si queremos luchar contra la pobreza, debemos evitar estos embarazos", argumentaba.

Sin embargo, la demografía apunta otro dato: el ritmo de aumento de la población mundial se ha reducido más del 40% desde los años 70. Es más, en Europa no se llega al nivel de reemplazo (2,1 hijos por mujer) y en España sólo es de 1,4, lo que se logra gracias a las inmigrantes.

Desde otra perspectiva, según la Asociación de la Población americana, todos los habitantes de la Tierra ocuparían el equivalente al estado de Texas, con 500 metros cuadrados para cada familia. Entonces, ¿realmente somos tantos? "No. Y ese ritmo de aumento está disminuyendo deprisa. Se cree que tocaremos techo en los 9.000 millones, pero esa estabilización no vendrá de la planificación familiar impuesta, sino de la disminución de la pobreza. Cuando en África se viva mejor, tendrán menos hijos", señala el demógrafo del CSIC Julio Pérez Díaz.

Desde el ámbito ecologista, Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España, recuerda que, a su actual ritmo de consumo, ya son precisos dos planetas y medio: "La auténtica bomba en este planeta es la combinación de una población muy elevada con un consumo desaforado. Si todos los humanos derrocharan recursos como aquí, estallaría".

Autor:   Rosa M. Tristán

El hombre que se mueve por impulsos eléctricos


El hombre que se mueve por impulsos eléctricos
Leer la actividad eléctrica generada por los músculos del cuerpo humano no es un problema hoy en día, pero, ¿pueden esos impulsos ser transferidos al cuerpo de otra persona? Parece algo de ciencia ficción, pero un grupo de estudiantes lo ha logrado.
FUENTE | ABC Periódico Electrónico S.A.02/01/2011
Aunque los resultados son todavía algo erráticos, el equipo ha conseguido tomar la lectura de una electromiografía y transferir esas señales eléctricas a otra persona. Básicamente, han sido capaces de transferir los movimientos propios del brazo de un individuo a una segunda persona. El primero mueve el brazo y el segundo lo repite de forma más o menos automática.

Desde hace algunos meses, Alex Dodge, Stepan Boltalin y Johnny Lu han estado investigando la tecnología utilizada en la electromiografía (EMG), la técnica capaz registrar la actividad eléctrica producida por los músculos, con el fin de concretar una tesis. ¿De qué se trata? Poder transformar esas señales eléctricas y transmitirlas a otro cuerpo, conectados entre sí. Por el momento han obtenido resultados positivos, aunque no han llegado muy lejos.

Básicamente lo que están haciendo es convertir la función de lectura de la EMG y transformarla en escritura. Para lograrlo, primero reescribieron el código tradicional de la EMG para que tener una mejor lectura de las señales y sea más estable. Luego utilizaron esa señal para controlar un optoacoplador, lo que les permitió regular la salida del estimulador de músculos. Este sistema les sirve actualmente para mostrar la idea de la tecnología, leer un movimiento muscular y transmitirlo a una segunda localización donde se encuentran los electrodos, en este caso, otra persona.

MOVIMIENTO GUARDADO

Como se puede ver en el vídeo, el resultado es bastante increíble, aunque un poco errático. El próximo paso sería intentar guardar o grabar el movimiento de un músculo para luego poder reproducirlo en el mismo individuo, en otro o, en caso de que sea posible, en una máquina. El único problema es que no podrían hacerlo con el hardware que tienen, lo que quiere decir que todavía queda mucha más investigación por delante y también buscar organizaciones que quieran financiar el proyecto.

Los 'gorilas en la niebla' siguen amenazados


Los 'gorilas en la niebla' siguen amenazados
La última frase que escribió en su diario la primatóloga Dian Fossey, antes de morir a machetazos en las montañas de Virunga (República Democrática del Congo), hablaba de la necesidad de conservar el entorno de los gorilas. Eso fue hace justo 25 años.
FUENTE | El Mundo Digital02/01/2011
Murió asesinada por el jefe de unos cazadores furtivos, quizás alentados por uno de sus doctorandos, que entendieron que con sus campañas su negocio se iba a pique.

Un cuarto de siglo después, los gorilas siguen en peligro en el centro de África. La deforestación, la caza furtiva, los cultivos de palma de aceite, la militarización de la selva, la corrupción, el ébola.... Infinidad de factores juegan en su contra y el Año del Gorila, celebrado en 2009, no ha logrado ponerles freno.

La única buena noticia es que el censo de este año refleja un aumento de la población de gorilas de montaña en los últimos siete años: han pasado de 380 a 480 (un 26% más). Sumando los de Uganda, hay 786 ejemplares de 'Gorilla beringei beringei' (de montaña) en todo el planeta. Demasiado pocos para toda una especie de primate.

Pedro Pozas, del Proyecto Gran Simio en España se felicita de que haya mejorado la situación, pero asegura que es la zona de Ruanda, justamente donde trabajó Dian Fossey, y que no ocurre igual en la parte congoleña (República Democrática del Congo, RDC), donde la militarización de la selva y las minas de coltán están dañando los frondosos bosques que habitan.

Además, la situación de los gorilas de llanura ('Gorilla gorilla' y 'Gorilla beringei graueri') también está empeorando. Pese a que su población es mucho mayor (entre 100.000 y 150.000 en los primeros y unos 7.000 en los segundos), el ritmo al que desaparecen no se ha frenado.

Fossey -cuya historia fue llevada al cine en la película 'Gorilas en la Niebla', protagonizada por Sigourney Weaver-, fue la responsable de que los gorilas dejaran de considerarse animales agresivos y violentos. Sus imágenes, tomadas por 'National Geographic', compartiendo con ellos su espacio, ayudaron a conocer, y por tanto apreciar, el valor de la especie.

UNA 'HEROÍNA' AMBIENTAL

Titulada en terapia ocupacinal, tenía ya 31 años cuando, en 1963, viajó a África central, alentada por un libro sobre los gorilas. Allí conoció al británico Louis Leakey, famoso paleoantropólogo que la animó a estudiar la evolución humana a través de los primates. Mientras Jane Goodall vigilaba a los chimpancés de Gombe (Tanzania), Fossey se instalaba primero en RDC y luego en Ruanda, donde montó el centro de investigación de Karisoke, que aún continúa activo.

Para Pozas fue "una heroína" que comprendió que tan importante, o más, como estudiar el comportamiento de los gorilas era proteger su entorno. "Con ello, sabía que cavaba su tumba, pero ello no impidió que gastara su dinero en pagar patrullas contra los furtivos", denuncia Pozas.

Hoy la solución, según los conservacionistas, pasa por buscar el equilibrio entre la sensibilización de las sociedades locales y los recursos de los que disponen para vivir, pero también por acabar con la corrupción política y obligar a las multinacionales a seguir la misma normativa ambiental en África que en sus países.

La primatóloga Laia Dotros, del Instituto Jane Goodall, asegura que, tras año y medio de trabajo con primates en RDC en el Centro de Rehabilitación LWIRO de Kivu sur, nunca ha visto que se pague una indemnización a un campesino por lo daños causados por un simio, aunque lo turistas (a los que se opuso Fossey) dejan mucho dinero en entradas que cuestan hasta 400 dólares y que no llegan a la población local.

Lo que si ha podido comprobar es el daño que hacen las minas de coltán, ese mineral preciado para los teléfonos móviles que destroza la selva congoleña. "Estas fiestas, si se regalan móviles debemos pensar en ello y en que se pueden reciclar para ayudar a los gorilas contactado con el Instituto Jane Goodall, dentro de la campaña Movilízate", afirma la investigadora.

Autor:   Rosa M. Tristán

Mozilla diseña unos iconos sobre privacidad


Mozilla diseña unos iconos sobre privacidad
Parte de los problemas de privacidad de los datos de los usuarios en Internet se derivan de la complejidad de los acuerdos con cada página web. La gran extensión o el lenguaje técnico hacen que muchos no lean los acuerdos al acceder a una web y revelar datos.
FUENTE | La Razón digit@l02/01/2011
Para evitar esto Mozilla ha presentado una serie de iconos que identifican el tipo de relación de los usuarios y sus datos con cada página web. Se trata de una simplificación del lenguaje que se espera resulte útil a los usuarios. Aún es un proyecto y la fundación está estudiando su incorporación a Firefox.

A principios de este año Mozilla realizó una mesa redonda sobre privacidad en la red. Una de las conclusiones era la necesidad de facilitar a los usuarios el conocimiento del tratamiento de sus datos en cada página. Para este objetivo se han desarrollado trece iconos que informan sobre la posible utilización de datos, el tiempo legal de que dispone la web para conservar la información o la legalidad de la recopilación de los datos.

El objetivo es mejorar la transparencia de las páginas a la hora de determinar el nivel de privacidad y el empleo de los datos personales. Un icono informa a los usuarios de que sus datos solo serán utilizados para interactuar con el sitio web. Otro explica a los internautas que sus datos podrían ser utilizados para fines externos a la página donde han sido introducidos. Un tercero, expresado con varios números, explica el tiempo que los datos permanecerán a disposición de la página web. Otro de los iconos alerta del posible uso económico de los datos. El número de iconos asciende a trece de momento.

El diseño permite a los usuarios hacerse una idea del tipo de privacidad gracias a su dibujo, y también se utilizan colores, verde y rojo, para alertar de los distintos usos. La idea es que además de situar los iconos a la vista de los usuarios, los dibujos enlacen directamente con el texto de las condiciones de privacidad del sitio en el que se encuentre.

Mozilla ha encargado el diseño de los iconos al diseñador Aza Raskin, uno de los encargados de la imagen de Mozilla 4. El creador muestra en su blog los distintos iconos desarrollados y explica con breves comentarios su significado.

La idea es que los usuarios puedan ver el icono a cuando entran en cada página, y de esta manera de una forma rápida valorar la relación de sus datos y su utilización. El proyecto todavía es una versión preliminar y no se ha confirmado su implantación en el navegador web. 

Hold That Obit; MoMA’s Not Dead

Hold That Obit; MoMA’s Not Dead

Clockwise, from top left; Sara Krulwich/The New York Times; Patrick Andrade for The New York Times; Ruth Fremson/The New York Times.
Pipilotti Rist’s “Pour Your Body Out (7354 Cubic Meters),” top left, welcomed viewers to cushioned divans; right, Martin Kippenberger’s “Happy End of Franz Kafka’s ‘Amerika;’ below left, Marina Abramovic.
WHEN I walk through the Museum of Modern Art these days, it sometimes feels as if the place has come back from the dead — even if I’m not always so crazy about the life it happens to be leading. There’s often a confusing, disjunctive quality to it, especially where contemporary art is concerned, as the museum’s programming lurches from crowd-drawing, performance-art spectacles in the atrium to relatively dry and didactic exhibitions in its galleries. But at least there’s a pulse.
Fred Conrad/The New York Times
Barnett Newman’s “Broken Obelisk” resembled a stake in the heart of the atrium’s vastness.

The museum feels much, much more animated than it did back in 2005 and ’06, when it — and we — were first adjusting to its slick new home on West 53rd Street. That structure, designed by Yoshio Taniguchi and built at a cost of $425 million, opened in November 2004, and over the next two years it appeared to many depressed MoMA watchers that we were witnessing nothing less than a major museum’s suicide by architecture.
The building was fussy and sterile. The galleries felt too small (and still do), and the confusion and congestion of the network of hallways, escalators and elevators connecting them were extremely unpleasant (and still are). The total effect was overwhelmingly corporate, and a seeming betrayal of the Modern’s stated goal for the expansion: creating more breathing room for its existing and future collections, not to mention its public. And it was hard to see how under these constraints the museum was going to grow beyond its longtime role as guardian of its stringent, male-dominated, Cubist-based version of Modernism, as many had hoped the expansion would finally allow it to do.
And then there was the chilly and badly proportioned trophy-space atrium — four stories of spatial extravagance that the museum could ill afford. In the early days it was the leading symbol of the new building’s failed vision, and its effect on the art shown within it was dismal. Remember how Barnett Newman’s “Broken Obelisk” resembled a stake in the heart — albeit an ineffectual one — of the atrium’s vastness? Or the humiliating way that vastness made fairly robust paintings like Monet’s “Water Lilies” shrivel?
You may not. These days the atrium has become a symbol of something that might be called the New Modern. It is the most prominent sign of the museum’s giddy, even desperate, embrace of the new and the next, of large-scale installation and video art, as well as performance art, and generally of art as entertainment and spectacle. As such, the atrium is both a measure of the Modern’s new vitality and a symptom of something more than a little scary about where contemporary art is headed, or where the Modern is taking it. (Hint: Conceptual Art is the new Cubism.)
Like many museumgoers I can feel deeply ambivalent about what goes on in the atrium — variously vexed, seduced, pandered to, alienated and moved. Still, I think its transformation counts as progress. At least now, instead of worrying about the Modern’s vital signs, we can worry once more about what it is and isn’t doing, about the new life it has taken on.
This much is certain: The Modern isn’t sitting on its hands. Its tribe of curators is for the most part struggling with the building, which unfortunately usually means cramming too much art into its too small galleries. But the curators are also trying to make the most of their extraordinary collections and to free the museum from the straitjacket of art after, out of and up from Picasso. The increased attention to South American modernism is, for example, extraordinary. Too frequently, however, it seems that the curators revert to type, succumbing to the ingrained gravitational pull of the MoMA mind-set. This is an institution, after all, that as much as ever wants to end up on the right side of history.
You can see it in the museum’s gorgeous yet predictable installation of Abstract Expressionist paintings now arrayed on the fourth floor, where the curator, Ann Temkin, refused to crowd the art and ended up with a lavish greatest-hits parade that involved very little rethinking of the canon. But you can also see it in the current “On Line: Drawing Through the Twentieth Century,” which starts with Braque and Picasso (surprise!) and includes numerous underknown artists, often female ones, from around the world. It is so stylistically severe and monotonous that its ultimate effect is orthodox and close minded. It ends with an innocuous performance video of an artist arranging a bit of string on a table.
In other words, “On Line” once more traces what seems to be becoming the Modern’s sacred text: the “dematerialization of the art object” set in motion by Conceptual Art and its derivatives, Process Art, earthworks and performance. You can see the same epic played out in the latest display of art since 1970 on the museum’s second floor, as it was in many of its predecessors. Someone needs to turn the page. Contemporary art is simply too broad and rich to be so narrowly confined.
To its credit, perhaps, the Modern has become the leading exemplar of the changing role of new art in museums. Where museums used to be vaguely or overtly suspicious of the new, allowing it through the door only hesitantly, now they can’t get enough of it, or at least certain kinds of it.
In this month’s Artforum the French gallerist-writer François Piron refers to the we-can-show-anything openness of today’s museums as “museal porosity,” citing the Modern’s recent sideshowlike Marina Abramovic retrospective, sprinkled with nude performers.
Clearly the Modern’s “museal porosity” is most extreme in the atrium. Here we witness the new awareness of an ever growing, ever more attention-deficient audience and of the ways Conceptual Art and performance art speed up art consumption with the favoring of message over medium, of the relative simplicity of narrative over the complexities of form.
Angel Franco/The New York Times
Allora & Calzadilla’s piano with a hole. (The pianist is Mia Elezovic.)

Over the past few years you could say that the Modern has endeavored to retrain its audience with a combination of deprivation and reward. The public is learning that it can do without actual art objects as long as there is a payoff, preferably moving video images or live performers and a modicum of nudity. Which is to say that despite all the multiple-medium hustle and bustle of the new Modern, one thing stands out: its almost complete disregard for contemporary painting. These days that has largely been relegated to the museum’s lobby or hallways.
The evolution of the atrium from dead zone to nerve center is a fascinating part of the Modern’s history that will probably one day have its own book — or exhibition. High points would include the 2006 installation of “Rhapsody,” Jennifer Bartlett’s 1975-76 encyclopedic romp through the basics of representational and abstract painting conducted across nearly 1,000 12-inch-square enamel-on-steel plates. Wrapped around all three walls of the atrium, it was an early sign of the space’s potential for spectacle. In May 2007 viewers watched as the Romanian artist Dan Perjovschi spent two weeks making a wall drawing of fey, politically slanted cartoons that scaled the atrium. It was, in a way, the space’s first performance piece.
Soon the atrium was being annexed for larger works, set pieces and installations tied to the monographic surveys and retrospectives in the temporary exhibition galleries upstairs.Martin Puryear went first in the fall of 2007 with several works, including a tall, elegantly attenuated ladder. Olafur Eliasson dangled an electric fan overhead that became its own propeller, swinging itself back and forth, and Gabriel Orozco suspended an entire whale skeleton. Martin Kippenberger’s “Happy End of Franz Kafka’s ‘Amerika’ ” arrived in early 2009 — an expanse of cockeyed furniture simulating a demonic corporate office — and was memorable from every possible vantage point.
But the atrium was truly anointed as the billboard for the new, feisty radicality at the end of 2008. That was when Pipilotti Rist, one of the few women to tackle the atrium, covered its walls with giant video images in “Pour Your Body Out (7354 Cubic Meters)” — close-ups of red tulips, a menstruating swimmer and a rooting pig. The piece also involved an immense island of thickly cushioned divans where legions of people lolled, looked, snapped photographs and drifted off. Joseph Beuys’s famous term “social sculpture” took new meaning: hanging out.
Like the Tate Modern’s immense Turbine Hall in London, the atrium is a place where you can expect to be surprised, even shocked, by the latest thing, raw, still wriggling on the hook, just pulled out of some portion of the ocean of art. Wow! You mean sitting down at a table and staring into a woman’s (Marina Abramovic’s) eyes is art? Far out.
Screeching into a microphone at the top of my lungs is art? Yes, and it isn’t even all that new. This was “Voice Piece for Soprano,” a 1961 work by Yoko Ono, the Fluxus artist. The shrieks and yells, occasional o-o-oms and bits harmonizing it elicited from museum visitors lasted from June through November, adding regular jolts to the museum’s already fairly high noise levels and serving notice that not every juvenile, superficially avant-garde idea improves with age.
Thankfully the Ono was replaced last month by a marvelous, newly acquired 2008 performance-sculpture by the artist team Allora & Calzadilla that restored my faith in the whole idea of collecting performance art. It involves a baby-grand piano with a hole cut through its center, making room for a performer who plays the last movement ofBeethoven’s Ninth Symphony from the inside. The work provides a complex aesthetic experience while blurring the boundaries between traditional mediums and demonstrating the way that new art comes from old. It is, in short, everything that the Ono is not.
Of course, performance art has not been limited to the atrium. In its galleries the Modern has recently started mounting exhibitions documenting the work of various performance artists, among them Tehching Hsieh and Joan Jonas, and some of these have been wonderful. Nor is the atrium the only place where superficial sensationalism can be found. Take the current easy-viewing exhibition of film and limpid, glamorously digitalized screen tests by Andy Warhol, minimally organized by the museum’s curator at large, Klaus Biesenbach. I guess the show gets credit for being the least harried exhibition since the Modern reopened its doors. But it is also the most vacant: fast and light, a path of almost no resistance. It’s fun, with oodles of star power, but barely an exhibition at all.
Too often these days if you want to see art of real psycho-visual-formal substance, you have to fight the crowds in the permanent collection on the fourth and fifth floors. Too much of the recent art tends to either titillate or lecture. One way or the other, it is more about explanation than experience, about narrative than form.
There are exceptions, however, sometimes in the galleries but more reliably in the lobby. At the moment I recommend Elizabeth Murray’s imposing “Do the Dance” from 2005, which currently hangs above one of the information desks down there. A vivacious, suavely cartoonish jangle of shaped canvases in which the body is obliquely in evidence, it is surrounded by plenty of space, a rarity at the museum these days. It hangs in splendid isolation, outside both the teeming galleries and the latest version of history that seems to so preoccupy the new Modern.
This article has been revised to reflect the following correction:
Correction: December 30, 2010
An earlier version of this essay misstated the cost of the museum's new building. It was not more than $800 million. (The museum carried out an $858 million capital campaign to pay for the building and other projects.)