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miércoles, 9 de noviembre de 2011

EN EL DÍA DEL BIBLIOTECARIO Y LA BIBLIOTECARIA NICARAGÜENSE




EN EL DÍA DEL BIBLIOTECARIO Y LA BIBLIOTECARIA NICARAGÜENSE

Las bibliotecas quedaron vacías
La piel de los libros, cantaron himnos
Ríos de tinta guardaron silencio
Y un mar de anaqueles, vistieron de fiesta.

Árboles con ojos en ramas volaron sin rumbo
Una misteriosa voz de mujer en la computadora
Testificaba al viento el insólito regateo del tiempo
¿Por qué las bibliotecas quedaron desiertas?

No era el Apocalipsis del libro –para nada-, era
La anunciada inforevolución de la lectura
Prefectura analfabetura reinatura decanatura
De siempre, hasta el final iconoclasta de la era
Cuando las bibliotecas tendrán un sólo libro
Un sólo bibliotecario –genéricamente,
/metafóricamente, proféticamente-.

Pero antes, el Internet barrió los escondrijos
De la mente humana, lo real dejo de ser,
Lo virtual –un avance-, lo digital, -¿el final?-
Los bibliotecarios nunca quisieron alcanzar el cielo,
Los obligaron los hacedores de zigurats
Aunque tentados, no fueron seducidos jamás,
/bueno, algunos/as talvez, muchos/as, ¡quizás!

Las bibliotecas quedaron vacías
Los bibliotecarios se fueron al bacanal de su día
Cambiaron el silencio en baile, la voz en música,
Liaron con azúcares sus cantos, poemas y cuentos
Para pasárselos con boquita de queso y cususa de una sola sentada.

En ese tiempo las bibliotecas quedaron vacías
La piel de los libros, cantaron himnos
Ríos de tinta guardaron silencio –respetuosamente-
Y un mar de anaqueles, vistieron de fiesta
En homenaje global a sus más preciados mecenas,
En el Día del Bibliotecario y la Bibliotecaria.

Mario Arce Solórzano
Bibliotecólogo

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